(Música cabecera)

LOBO

"EL LOBO QUE QUERÍA SER JEFE"

(TOSE)

(TOSE)

Es horrible. ¿De dónde viene este humo?

Hola, amigos.

Acabo de hacer unas zanahorias en la barbacoa, ¿queréis probar?

¡Oh! Zanahorias. Me encantan.

¡Oh! Lucho, eres adorable. Gracias.

¿Eh? ¿Eh?

¡Oh!

¡Mi flauta!

Bueno, Lucho, solo tienes que repararla.

Toma, Lupe, es para ti.

Que aproveche.

Siempre tomas decisiones correctas.

Te felicito, Lobo. Eres un gran jefe.

¿Eh?

Mm. ¡Ah, sí!

Pues claro, por todos mis pelos de lobo. ¡Eso es!

¡Ya sé! Quiero ser el jefe.

(A LA VEZ) ¡Hurra! Viva Lobo.

-¡Hala!

¡Uy!

(Música tranquila)

¡Eh! Félix, para.

Estás plantando tomates en mi pista de entrenamiento.

-¿Eh?

¿Dónde está tu pista de entrenamiento?

-Pues todo esto.

Es aquí donde hago mis ejercicios.

No puede ser. Será broma.

Espera, vamos a ver qué opina el jefe.

-A ver, estiramiento.

-Y 32. Es cierto, Lobo... 47.

Fue Félix quien empezó... 104.

Con sus tomates.

312. Mm.

De eso nada, es Alfredo el que se cree que puede.

Sois los dos unos cabezas de mula.

Pues no sé, podríais hablarlo.

Venga, Félix.

¡Oh! De acuerdo. ¡Hala! ¿Lo ves?

Voy a hacerte un té para celebrarlo.

Sí, vamos a celebrarlo.

Ya está.

Así se acabaron los problemas de humo en casa de Lupe.

¡Oh! Gracias, Lobo. Siempre tienes buenas ideas.

Es genial tenerte de jefe.

Muchas gracias, Lucho.

No es nada fácil ser jefe, la verdad.

¡Oh, oh!

¡Ah!

(Puerta)

Dos minutos. Ya voy.

¡Ah! Tití, eres tú.

Pero ¿qué estás haciendo aquí?

Lucho acaba de decirme que ahora tú eres el jefe.

¡Genial!

Venga, sí.

Pero déjame.

Que me ahogas.

Perdón.

Dime, ¿qué preparo para comer

en la fiesta que voy a dar en mi casa?

Sí, claro, tienes que decidirlo tú ya que eres el jefe.

Así que, ¿pepinos al sirope o zanahorias al estilo Lucho?

¡Ah! ¿No podrías decidir el menú tú sola?

(NIEGA)

Tití, mira, es un poco tarde.

Verás, ya lo decidiré mañana.

Buenas noches.

¡Ah!

(LUCHO CANTA FUERTE)

Es imposible concentrarse. Qué molesto.

¡Ah!

-Tranquilo, Alfredo. Margarita es una abeja adorable.

-Sí, pero haz algo, ¿no, Félix?

Sabes muy bien que no soporto a las abejas.

-Venga, vamos, Margarita, ya es hora de volver a casa.

-Quítamela, que me va a picar. -Deja de moverte de ese modo.

Acabará por picarte.

-¡No! Lobo, dile a Félix que deje de molestarme con sus abejas.

Lobo, por favor, ven a decirle a Lucho

que pare de cantar.

¿Por qué te pones así? Mis abejas son buenísimas.

¡Silencio!

¡Lobo!

No, no puede ser.

Esto parece el patio del colegio.

(Barullo)

Eh, eh.

Muy bien.

Margarita, Margarita.

Venga, vuelve a casa.

Venga, ya basta, por favor.

¡Ah!

Ahí estás.

(Puerta)

Hola.

Te hemos visto volver a casa. ¿Qué tal estás, Lobo?

Pues estoy muy lobotado.

Creo que no estoy hecho para ser jefe.

¿Qué? Pero si...

¿Qué estás diciendo? Si eres fabuloso.

Todo el mundo cuenta contigo.

Tu problema es que estás muy estresado. ¡Ven!

¡Ay, ay, ay!

Debes saber que siempre estaremos ahí para ti.

Si Tití continúa así, pronto os quedaréis sin jefe.

Lobo, ven rápido.

Félix y Alfredo aún siguen discutiendo.

No, Alfredo, lo siento. Es mi árbol y es mi fruta.

-No, deja el cesto. Es mi árbol y es mi fruta.

Ve a preguntarle al jefe. Calma, amigos.

A ver, ¿qué haríais si no estuviese yo?

(A LA VEZ) Pues nos repartiríamos la fruta entre los dos.

Pues eso mismo.

Porque ser amigos es fabulobo.

Y además, así ya no hará falta un jefe.

No, no puede ser.

¿Qué estás haciendo, Lobo?

¿Te comes mis manzanas?

-Tiene derecho a comérselas, son mis manzanas. ¡Mías!

¡Parad ya!

Lo que quiero deciros es que hay que compartir.

Hay suficiente para todos.

Lobo tiene razón.

Esperad.

Pues esto ya está.

Que aproveche, amigos.