Bluey y Honey pasan sus días por separado, hasta que la suerte las une momentáneamente.

Es la hora de dormir y papá les cuenta una nueva versión del cuento Ricitos de oro y los tres osos.

Bingo ha preparado una sorpresa para papá, pero está muy ocupado y la contesta mal. Desde ese momento las hadas empiezan a hacer travesuras. Algo tendrá que hacer papá para que le perdonen.

Bluey, bingo están en el parque, pero se han cansado de los columpios. Papá les propone ir al arroyo y todos aceptan menos Bluey, que prefiere seguir en el parque. El camino al arroyo está lleno de bichos y Bluey lo está pasando un poco mal.

Bluey y Bingo están jugando a las abuelitas, pero terminan enfadadas. El motivo del su enfado es porque Bingo está convencida de que las abuelitas pueden hacer el baile del hilo dental, pero Bluey no. Al final serán sus abuelos los que den la razón a una u otra.

Bluey y su familia están en el parque con su pequeña amiga Missie. Proponen jugar a los piratas pero Missie es pequeñita y miedosa y necesita de la ayuda de todos para convertirse en una valiente pirata. .

Bluey y su familia van a pasar el día en la playa. A mamá le gusta pasear sola por la orilla del mar y Bluey no entiende porqué hasta que encuentra una concha especial y decide ir en busca de mamá para enseñársela. Por el camino va descubriendo cosas que le entusiasman.

Esta vez Bluey es una taxista y su primer pasajero tiene que ir rápidamente al aeropuerto. Pero una nueva pasajera exigente, un navegador que se pierde y la avería del coche, lo complicarán todo.

Bluey y bingo despiertan temprano a su padre para ir a los columpios, pero tienen que ir en el carro. Por el camino se van encontrando con amigos y su padre se para a hablar con ellos, cosa que Bluey no lleva nada bien porque les retrasa.

Bluey y sus amigos están en el bosque jugando y quieren jugar a las tiendas. Pero empezar el juego es imposible porque Bluey no para de interrumpir para decidir algo acerca del juego. Sus amigos empiezan a cansarse de no poder jugar.

Es un día tremendamente caluroso. Mientras Bluey se queja de lo pesada que es mamá, papá decide llevarse a las niñas a la piscina. Pero se han olvidado de todo lo necesario para pasar un día en la piscina y no pueden disfrutar.

Durante una merienda en el campo, Bluey, Bingo y su mamá, juegan a las marionetas con sus patitas. El objetivo es llegar a las montañas azules para encontrar las camas más blandas y calentitas del mundo.

A Bluey se le ha caído un diente y el ratoncito le ha dejado cinco euros que piensa gastar en el mercadillo. Una vez allí no tiene nada claro en que gastarse el dinero y cuando por fin lo hace, siente que ha cometido un error.

Bluey y Bingo piden dinero para la máquina de garra, pero al no conseguir un premio se enfadan. Su padre se inventa un juego para hacerles entender su funcionamiento y que no siempre se puede ganar.

Bluey y Bingo están jugando junto con sus amigos a los médicos. Mientras Bluey es la recepcionista, Bingo es la doctora que trata todo tipo de estrafalarias enfermedades.

En la casa de ensueño de Bluey, Monty incorpora a un nuevo mayordomo. Le muestra la casa que Jerry Lee ha diseñado para ayudar a las damas de la mansión a llevar una vida llena de comodidades.

Papá busca desesperadamente a Bingo, ¡pero no la encuentra por ninguna parte! ¿Dónde puede estar?

Todos los niños de la clase de Calypso están ocupados jugando a cosas diferentes. Pero resulta que cada juego complementa a otro y sirve para descubrir como pueden ayudarse unos a otros.

Papá está jugando con Bluey y Bingo con su pelota de yoga. Bluey disfruta mucho con los juegos de papá, pero Bingo lo está pasando mal. Ella es más pequeña y no tiene el mismo aguante que su hermana.

Bluey y bingo están jugando a las mariposas con su vecina Judo. Pero resulta ser una mandona que solo quiere jugar con Bluey. Bingo está triste porque se ha quedado sola.

Bluey y Bingo van con su padre a un restaurante chino de comida para llevar. El tiempo de espera para que les entreguen los rollitos que se habían olvidado, se convierte en un momento de caos absoluto provocado por las niñas, que vuelve loco a su padre.

Bluey y Bingo están jugando a los espías mientras los mayores hacen una barbacoa en el parque. Bluey es tan mandona que al final Bingo deja de jugar y eso ocasiona un problema en el juego, porque nadie quiere ocupar su lugar.

Bingo tiene que llevarse a la mascota de la guardería, César, un conejo marioneta. Durante el fin de semana hará cosas con ella y sacará fotos para el álbum de la mascota. El problema surge tras ver las primeras fotos y descubrir que solo habían visto dibujos.

Bluey está aprendiendo a montar en bici, pero se cae todo el rato y al final deja de intentarlo. Sentada con su padre ve como otros niños también intentan cosas y fracasan, pero al final, sin ayuda de nadie lo consiguen.

Bluey y su hermana juegan con su padre a que la casa es un hotel. Mientras ella es la recepcionista, su hermana es una ayudante loca que no deja en paz al cliente, empeñada en ser una almohada loca. Pero Bluey no le deja hacer lo que quiere y se enfada.

A Bluey no le gusta tener que ir a la cama. Cuando se entera de que los murciélagos de la fruta son animales nocturnos y no tienen que acostarse, quiere ser uno de ellos, pero solo puede serlo en sueños.

Los padres de Bluey están preparando una barbacoa y mientras los niños los imitan jugando a preparar otra. Bingo anda de un lado a otro recogiendo ingredientes para la ensalada y no consigue sentarse un rato para relajarse.

Es fin de semana y papá promete a Bluey y a Bingo que jugarán a todo lo que quieran. Mientras juegan a la estatua mágica, Bingo descubre una pequeña hoja andante sobre una morera. No entiende muy bien que es, pero le deja muy impresionada.

Bluey está jugando con sus amigos y Coco siempre adapta las normas para ganar. En el juego de tierra a la sombra, en el que la sombra es tierra y el sol mar, no le permitirán sus trucos, deberá seguir las reglas.

Mamá manda a Bluey y a Bingo recoger los juguetes del cuarto y ellas le ordenan a papá robot que lo haga para siempre. Papá robot, decide que hay que tirar a las niñas a la basura porque, si no están, el cuarto estará siempre ordenado.

Bluey se levanta jugando con su globo y a su mamá se le ocurre un juego con él. Hay que tratar de mantener el globo siempre en el aire y no puede tocar el suelo.

Bluey, Bingo y papá están jugando a los hospitales. Bluey es una doctora muy atareada que sólo pone inyecciones sin preguntar que le pasa al paciente y Bingo es una enfermera atenta y preocupada que solo quiere que el paciente se cure.

Robo Bingo se está preparando para irse a la cama...

Bingo toma una poción mágica que le da fuerza para poder levantar a su papá con facilidad.

Bingo y Bluey forman un remolino en la piscina infantil junto a su amigo Chucky.

Bluey se ha levantado con ganas de imitar a papá en todo. Cuando salen a pasear se encuentran a un periquito herido y lo llevan al veterinario. El periquito muere y Bluey no está nada contenta con ello y decide hacer su propia historia imitando todo lo que ha hecho su padre.

Bluey y su amiga Cloe están en el colegio jugando a las princesas. En el juego Tienen que correr una gran aventura para conseguir comida para los niños del reino y para ello han de enfrentarse a la reina codiciosa. Pero tendrán ayuda del hada abuela.

Bluey junto con Bingo y sus primos juegan a los mochileros con sus padres. Ellos cuatro son las mochilas de papá y mamá y sobre la marcha van decidiendo que trampas les ponen en el camino, como vaciar la botella de agua o esconder sus pasaportes. .

Bluey y Bingo están jugando al zoo. Bluey es la trabajadora del zoo, Bingo y mamá son las visitas del zoo, y papá es un babuino. El babuino termina secuestrando a Nevadilla, que es Bingo, y se escapa del zoo y Bluey tiene que hacer todo lo posible por capturarlo y rescatar a la niña.

De camino al punto limpio Bluey le hace muchas preguntas a papá porque cree que lo sabe todo. Cuando papá no sabe responder a una pregunta Bluey se queda triste. Además, va a tirar sus dibujos en el punto limpio. Papá no lo sabe todo y no es el mejor papá del mundo.

Bingo está en la tienda de música con mamá cuando descubre una batería electrónica y unos auriculares.

Papá usa la espalda de Bingo como máquina de escribir para escribir una carta al gobierno exigiendo que hagan algo con sus hijas rebeldes.

Los primos de Bluey y Bingo se han quedado en su casa mientras sus madres se van a jugar al hockey. El más pequeño coge el peluche favorito de Bluey y no deja de morderlo. Tendrán que inventarse algo para conseguir que lo suelte.

Bluey y Bingo han construido una enorme torre con bloques en el salón de Nana y Bobba. Nana promete dejar las torres de bloques en pie hasta que vuelvan el próximo domingo.

Después de un día ajetreado, todos quieren sentarse y escuchar música relajante, excepto Unicorse, que no para de pedirle a "Foni" que ponga heavy metal.

En casa de Bluey están todos reunidos por Navidad. Mientras esperan que pase la noche para que llegue Papá Noel, a Bluey se le ocurre la idea de jugar al Papá Noel de la terraza. El juego acaba demostrando que Bluey solo se porta bien para que le traigan regalos.

Mamá se tiene que ir a una fiesta de bebé y Bluey está triste ¿Quién le va a llevar a la cama? Por muchos juegos que se invente papá ella acaba echando de menos a mamá y quiere que papá la llame para que regrese. Al final, convierte la fiesta de bebé en un juego y papá las acuesta a las dos.

Bluey y Bingo le piden a papá una mascota, pero en su lugar aparece Shaun. Con una de sus patas, papá hace que es un emú que se llama Shaun y es la mascota imaginaria de la familia. Shaun es un torbellino y no para quieta y las niñas se lo pasan estupendamente con ella.

Mientras están cenando papá está enseñando buenos modales en la mesa a las niñas. Mamá le da un espárrago mágico a Bluey para convertir a los demás en otros animales y la situación se descontrola. Pero cuando el loro Bingo se come el espárrago ya no hay vuelta atrás.

Bluey está tomando el pelo a su hermana y esta se enfada. Papá le dice que deje de hacerlo, pero entonces las niñas empiezan a recordarle todas las veces que él les ha tomado el pelo a ellas.

Bluey y su familia juegan a las vecinas, pero pronto empiezan los problemas entre ellos. Primero con un vecino muy ruidoso, después con una vecina que le quita parte de la casa a otra porque necesita espacio para sus animales. La convivencia empieza a ser difícil.

Mientras Bluey y Bingo están jugando con su papá, Bingo encuentra en el cesto de los juguetes el xilófono mágico. Cada vez que se toca papá se queda congelado y pueden hacer con él lo que quieran. Pero Bingo se enfada con Bluey porque está todo el tiempo usándolo ella.

Mamá está jugando al juego de los animales en la espalda de Bingo. Finge que la espalda de Bingo es un gran campo y que varios animales caminan, saltan y corren por él, haciendo reír a Bingo.

En el colegio Indy y Rasti juegan a papás y mamás, pero tienen un pequeño desacuerdo. Mientras Indy quiere ir a trabajar, Rasti le dice que se tiene que quedar cuidando al bebé. Deciden que no quieren jugar junto nunca más.

Bluey y Bingo juegan a los restaurantes y un cliente pide un hubo de ratallina. Como no tienen, transforman a papá en una para que ponga un huevo. Durante el juego Bingo pierde a Blandy, su conejito de dormir.

Mientras están haciendo la compra en el súper, Bluey, Bingo y papá juegan a los niños. Bluey es la mamá de los dos niños, Bingo es la consentida y papá el niño, que según mamá es el malo y se lleva las culpas de todo lo que hace su hermanita.

Bluey y Bingo tienen cinco minutos para jugar antes de acostarse. Sus padres están agotados tras un día de compras y caen rendidos. Bluey y Bingo deciden utilizarlos como montañas para jugar a las escaladas.

Papá visita la "tienda de tatuajes" de las niñas y quiere que le hagan un tatuaje de tipo duro. El resultado no es exactamente lo que había imaginado.

Bluey está de acampada con su familia. Mientras juega, conoce a Jean Luc, no hablan el mismo idioma, pero, aun así, se entienden perfectamente. Bluey lo está pasando estupendamente con su nuevo amigo y cuando él se vá, ella no lo entiende.