Esta forma de ocultarse se llama mimetismo, o sea, simulan el aspecto de otra cosa. El interior de sus alas suele lucir unos colores espectaculares, nada discretos. Pero cuando quieren ocultarse, lo único que tienen que hacer es plegarlas.
La mantis orquídea no intenta pasar desapercibida a sus depredadores, sino a sus presas. Se alimenta de insectos polinizadores y ha evolucionado hasta parecerse extraordinariamente a una orquídea.