Aragón toca a poco más
de 25 soledades
por kilómetro cuadrado.
Cada cual campa libre en el hueco
que le tocó en suerte.
Un poco perdido,
un poco solo en general.
Una de las peores heridas
de esta piel sin curtir es
la emigración.
La de esos que antes de sentirse
abandonados
deciden abandonar sus pueblos
y dejarlos vacíos.
Es el caso de Montoro
donde el único milagro es
que atardece a todas las horas.
Los escasos habitantes que quedan
no tienen ningún interés
en hablar con los forasteros
ni ganas de hacerlo entre ellos.
-Que no, que no.
Que no me parece bien.
Quizás este rechazo sea
una digna respuesta
al duro destino
que les tocó vivir.
Pero no conviene confundirse,
los que quedan están bien vivos
y demuestran tal sensatez que
uno, que llega como redentor,
sale de allí con la sensación
de ser un inútil invasor.
¿Y el túnel ese estaba hecho?
-No.
¿Entonces cómo salían del pueblo?
-Por abajo.
Por el estrecho que hay cerca
del río.
¿Por allí abajo se metían?
-Sí.
¿Y cuando bajaba el río crecido?
-Nada.
¿No iban por aquí? Lo de
-Una noche me quedé al otro lao.
Porque había crecido el río
y no puede pasar.
¿Qué hizo dormir en otro lao?
-Ahí en una cueva.
¿En una cueva toda la noche?
¿Y la familia qué pensó?
-No sabían que estábamos allí.
No estaba sola,
estábamos más chicas.
Éramos jóvenes.
¿Y qué venían, andando?
-Sí, andando, andando.
Pues nada. Aquí la dejamos.
No se preocupe que no pasa nada.
-Ahora ya pasan todos.
Sí.
Hala, muchísimas gracias.
Hasta luego.
-Hala, adiós, adiós.
No muy lejos, en medio del campo,
tiene su masico Salvador.
Un mozo viejo
y pastor de profesión.
Explota una pequeña punta
de ganado,
unas 40 ovejas
y unas pocas cabras.
De tanto convivir solo con ellas,
sus ovejas son caprichosas
e incluso un poco más tontas
de lo normal.
No es consciente de ser
uno de los pocos testigos
de una época en trance
de desaparición.
El torbellino actual no considera
rentable ni al pastor
ni a sus ovejas, y cuando repite
su monotonía diaria,
soporta el convencimiento
de que su imagen sólo produce
burlas
entre la gente de la ciudad.
No, no le parece bien descubrirnos
su intimidad que,
en estos parajes solitarios,
intimidad es
hasta lo que en la luz del día
se hace.
Queda Salvador mirando al cielo
mientras seguimos nuestro camino
hacia los órganos de Montoro,
puerta natural del territorio
que hemos elegido
para este viaje:
El maestrazgo turolense.
Arrimado a la carretera
y aprovechando las aguas
del Guadalope hay un molino.
Dejó de funcionar hace tiempo,
pero está restaurado
y muestra toda la belleza
de su arquitectura.
El mundo da tantos giros al revés
que a veces da uno a derechas.
Gracias a la saturación
de las ciudades,
fresco el recuerdo
de los pueblos, muchos regresan
a sus lugares de origen
aunque sea temporalmente
y dan vida a la casas.
La visión de los órganos
de Montoro,
fascinante espectáculo
rocoso,
invita a meditar sobre el lugar
que vamos a recorrer.
La altiva dureza de estas paredes
es un digno preludio
para esta comarca de agrestes
tierras y difíciles comunicaciones.
Poco terreno para una agricultura
que aprovecha la tierra
abancalando
las lomas de los riscos
de una cultura ganadera,
terminan por definir
este paisaje serrano habitado
por unas gentes de apariencia
sobria, pero no seca,
y partidaria del gesto preciso
para que el tiempo, duro aquí,
no se derroche.
Desciende brusca la carretera
que nos conducirá a Villarluengo.
Después de un túnel
en la propia roca,
aparece
el Hostal de la Trucha.
Un amplio edificio que reposa
junto a una piscifactoría
al lado del río Pitarque.
Es un bello lugar
con aire de reposo.
Nadie mejor que su dueño,
Miguel Gargallo,
nativo de estas tierras,
para contarnos la historia
de este edificio transformado
de antigua fábrica en hotel.
¿Y esto qué era en principio?
-Esto en principio,
sobre el s. XV o XVI,
fue la primera fábrica
de papel moneda que tuvo
el gobierno español.
¿Lo fabricaban aquí?
-Se fabricaba aquí el papel.
Entonces se transportaba
en burros a Madrid,
había 24 burros en nómina.
¿Eran funcionarios los burros?
(RÍEN) -Funcionarios.
Con 32 burreros, echaban
27 días o 28 días de viaje.
¿Ahora qué es?
-Es una ciudad de descanso.
Es un hotel de descanso.
Estamos lejos de todas partes.
Pero es importante que aquí
os abastecéis de todo.
Aquí el cordero es vuestro,
el cerdo, la trucha es vuestra.
¿Qué es lo que compráis de fuera
realmente?
-Pues compramos el vino,
que aquí no se tira vino ya.
De Calanda.
-Compramos la sal y poco más.
Oye, ¿por qué tenéis truchas?
Quiero decir,
¿cuál es la razón de que
se llame el Hostal de la Trucha?
-Aquí,
que es una maravilla verlo,
tenemos el nacimiento del río
Pitarque.
La trucha solamente quiere
aguas limpias, puras y frías.
Por ejemplo, en la piscifactoría
que tenemos la explotación,
el día de más calor de verano
llega el agua a 11 C.
¿A cuánto está el nacimiento
del Pitarque de aquí?
-Sobre 4 km de Pitarque
y 4 al Pitarque, 8 km.
O sea, una hora y pico andando.
-Una hora y pico o dos.
¿Y merece la pena ir a verlo?
-Es una de las bellezas de España.
Sin duda es el paisaje
lo primero que sorprende
en esta tierra tan poco
conocida, tan alejada de todo.
Sin sucesión de continuidad
a cumbres tan agresivas
como la de los Órganos,
se suceden valles
de una belleza reposada
como Montoro o Pitarque.
Siguiendo los consejos
de Miguel Gargallo,
decidimos ir a ver
el nacimiento del río.
Atrás queda el pueblo y discretas
señales de montañeros
nos indican el sendero a seguir.
La antigua garita de una pequeña
central eléctrica
nos recuerda lo frecuentemente
que estas tierras
fueron aprovechadas
por quienes querían la guerra
a costa del esfuerzo, la vida
y el trabajo de las gentes
de estos contornos.
(TARAREA)
He venido mayor, bienvenido sea
¡Jodó, qué caminatica!
(TARAREA)
Merece la pena el paseo.
Poco a poco el valle se angosta
y las paredes ganan altura.
De pronto las rocas forman
chimeneas
por donde el agua sale
en tropel.
Lo inunda; se convierte en luz
y dibuja el paisaje.
El camino nos lleva
hasta Villarluengo.
Primer pueblo cuya pertenencia
al Maestrazgo es plena.
Hoy es un día gris,
como muchos de los que les toca
vivir a estas gentes.
La niebla acaricia los tejados
de este hermoso nido de águilas.
Han pasado ya algunos años
desde que hice esta ruta.
Ante tanta soledad como encontré
ante el desmedido tamaño
de la plaza y la iglesia dudé,
por unos momentos, si no había
saltado en espacio y tiempo
a otras lejanas culturas.
Hoy, de regreso, muchas cosas
han cambiado para bien.
Las casas van siendo recuperadas;
la vida vuelve a tomar pulso.
-Otro basto.
-Se acabó.
Y gente joven como la médico,
el forestal
o el dueño del flamante
supermercado
luchan por dar vida
a este lugar.
Hola, buenos días.
-Buenos días.
¡Vaya tiempo que hace
para ser mayo!
-Es que San Marcos tiene
cuarentena.
¿Y eso qué significa?
-Que 40 días después de San Marcos
hace el mismo tiempo que ese día.
¿Y fue malo?
-Fue de todas maneras.
Hizo frío.
¿Todo el mes de mayo malo?
-Y 27 días más. Llevamos 13
Oye, ¿y cuánta gente estáis
en el pueblo?
-Unos 230 habitantes.
¿Y gente joven?
-20 ó 30.
¿Y pa pasar los fines de semana,
qué hacéis, vais a Cantavieja ?
-A Cantavieja, Alcorisa
¿Hasta Alcorisa os bajáis?
¿Y luego de madrugada
cuando volvéis qué pasa?
¿Por esa carretera ?
-Los del pueblo se la conocen.
Ya tenéis domesticado el coche.
-El problema lo dan los forasteros.
Siempre la culpa a los forasteros.
-Que no se la conocen, le tienen
miedo al precipicio.
Se van por el lado contrario
¿Y los roces se los meten ellos?
-Ellos o los forasteros
a los del pueblo también.
Oye, dame queso de Tronchón.
¿Conoces la historia
de Tronchón,
que tienen una mano que dicen
que es de un inocente que mató
Herodes,
y que cuando hay tronada,
la sacan para espantar la tormenta?
Y dicen los de Tronchón que aquí
decís, cuando viene la tormenta:
"Ya han sacao la manaza".
¿Es verdad?
-Pues no sé nada.
¿No sabes nada?
Pues habrá que investigarlo.
Lo cuenta la gente de Tronchón.
Poco importa si el pueblo recupera
el pulso que las tradiciones
que las tradiciones que hablaban
de las maldades, sean reservas.
Claro que, hoy como ayer,
el gaitero, o toca mal
o toca siempre lo mismo.
De ahí el dicho:
"El gaitero, forastero".
Aquí, además de nosotros,
forasteras son las dos maestras
que comparten la entrega
a los críos con sobrecogimiento.
No os podéis quejar,
tenéis hasta estufa, ¿no?
-Sí, estufa y leña.
¿Y es duro este oficio de estar
aquí, funcionario joven?
-Sí, es bastante duro.
Las editoriales no nos visitan.
La inspección nos visitó
el mes de septbre.
O sea que, agradecemos cualquier
tipo de visita.
A ver si os visitan más, ¿no?
-No nos importaría.
¿Y tenéis hijos de gentes
de las masías?
-Sí, bastantes.
Casi una cuarta parte.
¿Y se nota la diferencia
entre los chicos de las masías ?
-Sí, cuando vienen,
lo hacen con ganas de jugar.
No están acostumbrados a jugar
con críos. Les cuesta más.
No tienen ganar.
Dejar de estar con los animales,
los papás y los abuelos.
Y no estar con los chavales,
los compañeros, colegas.
-Y poder ir con la bicicleta
por el pueblo
y compartir chicles
Y a enredar con el forestal.
Pero seguro que los queréis mucho.
-Claro. Aparte no tienes otra cosa
a quien querer en un pueblo así.
Las masías, casas de campo
aisladas, eran lugares
donde habitar y cobijo
para animales de unas gentes
mitad labradores,
mitad pastores.
Su obligada autosuficiencia
económica convertía la masía
en una patria
para la familia masovera.
Este aislado modo de vida
acabó dando un prototipo
de hombre y mujer
que se caracterizó, sobre todo,
por su sobriedad, su temple,
sus gestos sencillos,
sus convivencias restringidas,
sus desesperanzas duras
y sus mudas
hasta en el vestir,
distintas a las de los
habitantes de los núcleos rurales.
¿Y usted lo pone encima del monte?
Francho, la familia Alloba
desde cuándo son masoveros,
desde qué año.
-Pues según escritos que tengo
desde 1711.
¿Y en qué parte ?
-Está en el término de Tronchón,
sierra de Palomita.
Tengo entendido que esa sierra
es una zonamuy alta,
una zona que tiene mejores
prados de toda esta parte.
-Tenemos el pico más alto,
la cota a 1750.
¿Y qué hay ahora fundamentalmente?
-Pues antes había ganadería,
labor, cereales.
Pero ahora ganadería,
la mayor parte vacas.
Esta parte, como es tan quebrada
y aislada,
mucho tiempo ha sido zona
de guerrilleros, bandoleros,
de carlistas.
Y a usted le toca la época
del maquis.
¿Cómo fue esa época?
¿Desde cuándo ?
-Pues fue dura.
¿Y desde qué año?
-Desde el año 44.
¿Hasta qué año?
-Hasta el 52.
¿Y qué pasaba? Es decir,
qué sucedía.
Yo entiendo qué sucedía.
¿Pero ustedes cómo lo vivieron?
-Pues, claro, ibanvenían
a nuestra casa
vinieron una vez a robar.
Nos cayó aquello mal, después ya
fue otra forma, pero muchos
si no estaban con unos,
estaban con otros.
Si no castigaban los maquis,
era la Guardia Civil.
Usted qué dice que estaban
entre dos fuegos, ¿no?
-Hombre claro.
¿Tuvo usted algún enfrentamiento
con los maquis o ?
-Sí, algo tuve.
¿Fuerte o ?
-No, no, fuerte no, pero
Pero bueno,
una época desagradable.
-Sí, hombre, venían
a robar qué íbamos a hacer.
Hay que defender lo tuyo,
lo poco que tenían.
-Lo que teníamos.
La vida cuando era usted
crío era muy dura por aquí.
-Sí, era.
Me ha dejado usted un escrito
muy gracioso,
lo que valían las cosas
en 1905 y valían en 1990
y hay una cosa muy curiosa,
la anualidad de una sirvienta
valía 100 pesetas entonces
y, ahora, usted ha visto
que vale 480 000 en el 90.
Y, luego, hay una cosa
que no tiene respuesta ahora
que son las limosnas
de los viernes, eran 50 pts
de limosnas los viernes,
eran familias ricas.
¿O era una vez al año
esas limosnas?
-Esas limosnas eran todos
los viernes.
Sí, pero las daban pocos.
¿Qué costumbres tenían allí?
Cuando llegaba el invierno
tan duro, ¿qué hacía?
¿Qué era eso de los buleros?
-Pues un rato nos juntábamos
entre todos, cuatro o cinco,
y hacíamos fiesta
por la noche.
¿Y hacían bromas pesadas o no?
-Sí, algunas.
¿Sabe alguna broma pesada?
-Sí, por ejemplo,
si alguno se excusaba
de no venir era para hacerla.
Se subía al tejado
y por la chimenea echaba
unos pantalones y zapatos
colgando y cuando
llegaban abajo y lo veía
la gente salían por donde podían.
Estaba marchando a la escuela,
yo tenía ocho años por ahí
y como nos diferenciaban
a los del pueblo,
porque llevábamos albarcas,
pantalón de pana, en fin
Y pasaba por una calle
y tocaban a muerto
y una vecina me preguntó:
"¿Quién se ha muerto".
Y dice: "Nadie, un masovero".
Llegar a Tronchón es llegar
a un pueblo que soporta
el sello de la historia,
un intenso caserío
recogido sobre sí mismo avala
con su presencia y silencio,
el prestigio de este pueblo
cuando contaba con más
de 300 artesanos que trabajaban
para unas haciendas ricas
en ganado, en lana y en carne.
Hoy, al caminar por su calle
los ecos de este esplendor
pasado se apresuran
a esconderse, tras muchos de
sus muros cerrados a cal y canto.
Antonio, el párroco,
es un hombre solo ante el peligro.
Siente en sus espaldas
la responsabilidad
de mantener este patrimonio,
sabiendo que si
a la hora de exigir
su recuperación estamos todos,
a la hora de echar una mano,
es difícil encontrar alguien.
-Y eso se nota, después gente
del pueblo que trae
a otros y gusta de enseñar
su pueblo.
Pedazo de puerta tienes aquí.
-La puerta da gusto.
El problema es abrirlas, ¿no?
-De poco a poco
Hay veces que no hay manera.
No hay manera,
no se abren ni a la de tres.
De todas maneras, cuando uno ve
estas iglesias, se acuerda
de las palabras
de Gonzalo Borrás,
dice que la maldición
de la historia es tener
patrimonio y cuidarlo.
-En eso le doy la razón.
¿Y tú cómo cuidas esto?
-Como se puede,
con la colaboración de la gente.
¿Tienes algún sistema de alarmas?
-Bueno, tenemos los cerrojos
que están muy bien planeados
desde que se construyó.
Luego tenemos un sistema
de alarmas, ahí está la campana
de la alarma, para evitar
facilidades.
Pero la realidad es que lo único
que dan es guerra.
¿Te dan algún susto?
-Pues pájaros que entran
Algún gato que ha entrado, a las
cuatro de la mañana te levantas,
organizas un safari,
vienes aquí y qué.
Si hay alguien qué pasa.
Nada, a esperar.
-Pasa.
Pasa tú, pasa tú.
Buena madera, ¿eh?
Esa puerta qué te la hizo
el herrero de Mirambel ¿o qué?
-Seguramente sería
algún artesano de aquí.
Había muchos.
Custodia bonita, ¿eh?
¿De cuándo es?
-1419 de Santalínea, morellano.
Tenemos el punzón
en el pie de la custodia.
Y seguramente es el único
más completo que le queda
a este orfebre morellano.
Bien bonito, ¿eh?
-Los esmaltes labrados,
los cuerpos bajos sin labrar
y arriba que le falta un cuerpo
de esmalte, seguramente.
Oye, ¿y la reliquia?
-Ahora la vemos.
¿De qué es la reliquia?
-De la mano de los inocentes.
Fueron, de eso nos hemos dado
cuenta, hay un retablo
también de la mano
de los inocentes.
Y esto lo sacáis los días
de tronada, dicen, lo sacaban.
-Lo sacaban los días de tronada
y decían que eran las tronadas,
como aquí se dice,
de granizo.
¿Y las mandabais a Villarluengo?
-Eso dicen los de allí.
Dicen que no saben nada,
dicen: "No, no sabemos nada".
Ponen una cara como muy inocente.
-Eso es
Ponen más cara de inocente,
que el inocente de la mano.
-La mano, desde luego,
es de un inocente.
Y el niño que está aquí
-Ya no tenemos idea, no tenemos
documentación escrita.
Esto es plata.
-Eso es plata y por eso
Como reliquia y plata
se guardan
Pues tenéis dos reliquias
preciosas aquí, ¿eh?
Aunque no por culpa de la mano
inocente, también
han desaparecido de Tronchón
las viejas tradiciones artesanas.
La última en hacerlo
fue la de los sombreros
de piel de conejo
y el queso
famoso por ser reconocida
su calidad en el "Quijote".
-Mira, esto es un queso
de Tronchón, el queso
de aquí es de cabra u oveja
o mezcla de los dos,
no lleva nada de vaca,
una de las cosas típicas
es el cráter que tiene
en forma de volcán que tiene
procuramos hacerlo
artesanalmente,
procuramos adaptarnos a la misma
tradición que se usaba antes
para adaptarlo lo mejor posible
al queso que probó Cervantes
cuando lo nombra
en el "Quijote".
El inconveniente que tenemos
en esta zona es que
es una fábrica tiene un año
escaso y la gente no está
hecha a ordenar el ganado,
por tanto tenemos una producción
muy limitada de leche y la
producción de queso es limitada.
Bueno, eso es lo bueno, ¿no?
Que la producción sea limitada
-La artesanía, una de las cosas
que prima es la escasez.
-Con un vaso bebíamos todos
A estas alturas,
nadie puede dudar de que
las tradiciones orales nacen,
crecen, mueren o se deforman.
Cuentan, por supuesto,
gentes que no son de Tronchón
que alguien de este pueblo,
no se sabe bien quién,
vendió un día la patente
del queso a algún valenciano
a cambio de un televisor
para el teleclub y como
nos lo dijeron, lo decimos.
-Esto es la hierba cuajera
que llamamos aquí.
Yo pienso que es la alcachofa
pero silvestre, en bruto.
Entonces esto, por aquí
por el centro, más o menos
en agosto, echa un tallo
saca como una alcachofa arriba
que es lo que se usa
para hacer la cuajada.
¿Y tú eres de aquí, del pueblo?
-Sí, yo nací aquí.
Y la gente de aquí,
¿de qué vive fundamentalmente?
-Vive de la agricultura,
pero poco, son parcelas pequeñas.
Normalmente vive de ganadería,
lo que más se hace,
normalmente vacuno, deja menos.
Oye, ¿tú crees que recuperar
estas cosas así
como la artesanía, por aquí
o la leche por ahí
puede ser una solución
para la comarca o una medida ?
Hay lugares tan ensimismados
en la contemplación
de su ombligo que acaban
ignorando que el mundo
continúa más allá
de los muros que las encierran.
Mirambel cayó rendida sobre sí
misma en la época de esplendor
hace varios siglos
y ya no volvió a salir
de sus murallas.
Hoy la mayoría de sus casas,
los palacios, los conventos,
son de gentes que viven
y vienen de fuera.
Ellos se guardan la llave
y también la vida del pueblo.
Reducido el paseo a una sucesión de
fachadas pulcramente conservadas.
Aunque a veces no exista nada
detrás de ellas,
uno tiene la sensación
de moverse dentro de un decorado.
Hoy más que nunca es válida
la frase con que Pío Baroja
definió este pueblo:
"Mirambel parece un hermoso
animal muerto dentro de su concha".
Dejamos Mirambel al fondo
con su silencio,
con sus cientos de bancales
abandonados conforme
se ha ido yendo la gente.
Los que están alrededor
del pueblo se cultivan,
el resto vuelve a sus orígenes,
a la montaña mismo.
Seguimos hacia Cantavieja,
erguida sobre una roca,
y hacia La Iglesuela,
territorios ambos que
han sobrevivido junto
al tiempo hasta el día de hoy.
Pueblos que tienen la energía
suficiente para seguir
hacia adelante.
En este bastión tan defendible
encaramado a más de 1300 metros
de altura, buscaron cobijo
para su defensa, según cuentan
las historias, desde
los cartagineses hasta
los templarios, carlistas
y maquis.
Nos interesa conocer los restos
monumentales que dejaron,
¿pero queda algo en
el espíritu de estas gentes
del sentido de la independencia
de los templarios,
de la foralidad carlista o
del sentido libertador del maquis?
Quizás en la fuerte personalidad
de Alejandro Tena,
el cura párroco, nativo
de estos lugares,
podríamos intuirlo.
(RÍE) -Vamos allá.
La habéis hecho como la puerta.
-Sí, maja.
-Vale.
-Tenga cuidado, José Antonio.
Agárrate bien.
Joder
Vaya escalerica que tenéis aquí
pa bajar.
-Que pesan los años,
trabajando de alambre.
Sí, sí.
Está duro esto, ¿no?
-José Antonio, nos encontramos
en la iglesia más vieja
de Cantavieja, esto era
un lugar de enterramiento,
una cripta de bailes
y de maestres.
Queda como representativo
este sepulcro de un doncel
que es precioso.
Oye, ¿y estos escudos
que hay por aquí?
-Estos escudos son los escudos
de los maestres y bailes
que existían o que hubo
en esta plaza de Cantavieja.
Oye, una etapa importante
de Cantavieja es la historia
de los carlistas, ¿no?
¿Hasta qué punto crees tú
que un poco la influencia
de aquel período sigue
produciéndose todavía
actualmente en esta tierra?
-Bueno, los carlistas nos han dado
un poquito de fama a Cantavieja,
el tigre del maestrazgo.
En la gente sí que ha quedado
un poco pues la bravura,
la valentía
y un poquitín pues
casi como el paisaje
que teneos en estas tierras,
es el tipo de hombre
que conservamos.
Oye, ¿cuándo te arreglan,
por cierto, la escalera y el coro?
Porque aquí llevas tiempo
y no hay manera, ¿qué pasa con eso?
-Esto que va por organismos
oficiales va muy despacio.
Dicen que se ha terminado
el presupuesto,
hay un carpintero que lo tiene
hecho y sólo falta, eso, terminar.
Pero dice que hasta que
no le paguen él no viene
y lo coloca.
Lo coloca.
De todas maneras, cuando
uno recorre estas tierras
acaba convencido de que
el cordón que os une
al resto del territorio
sois los curas y el heraldo.
¿Tú qué opinas?
-Algo más habrá.
Pero sí que es verdad que
estamos bastante dejados
en esta comarca
y entonces haría falta
más gente que se acercara.
Pero sobre todo Cantavieja
ostenta la capitalidad
de la comarca, ofrece
sus servicios y en sus calles
los ruidos vuelven a cobrarse
en los viejos, los niños,
los jóvenes que se sienten
a gusto en los carasoles,
las plazas o el trajín
del trabajo diario.
(TODOS HABLAN A LA VEZ)
Y quizás gracias al tradicional
turismo y el exquisito
restaurante Buj
forma parte también
de esa vida cotidiana.
En él todos los días
su dueña lee con cierto aire
de distanciamiento
la sorprendente oferta culinaria.
-Hay una tarta de puerros,
que es el relleno de puerros
con una crema
y hay patatas rellenas
típicas de aquí, de casa,
que están rellenas de un queso
que se fríe y se funde
y se sirven dos por comensal
rebozadas
y hay unos crepés
de salmón ahumando
que son unas tortitas
y llevan una salsita cremosa
y un poquito de caviar.
Eso como primero.
Yo patatas rellenas.
-De la boca me lo has quitado.
-Pues bueno, muy bien,
van muy bien avenidos.
Y para segundo hay medallón
de pierna de cordero
en su jugo, que es la pierna
deshuesada y está en el horno
y se sirve con el jugo
y acompañada de unos buñuelos
de manzana y unas verduras.
Y hay perdiz en adobo,
faisán, que servimos medio,
conejo y chuletas,
todo esto con la misma guarnición.
Ustedes verán.
Pues yo faisán.
-Yo chuleticas de cordero.
-Pues, hala.
Ya está. Pues nada,
coman con gusto
y mi hija les servirá
la bebida y los postres.
-Gracias.
-Hala.
Gracias.
Alejandro, un restaurante así
como el de Buj en esta zona,
¿qué pasa?
Es un poco raro, ¿no?
-No, raro, no, es fino.
Ajá.
-Aquí la gente así
como los amiguetes míos
que vienen de Monreal
no los puedes llevar porque
se quedan con hambre, pero
Es delicado.
-Pero es fino.
¿Han cambiado mucho
las costumbres desde
que tú eras seminarista
o han cambiado poco?
-Me parece que ha cambiado
más el cura que la gente,
pero
Pero los arrastras, los arrastras.
-No, no arrastro,
lo que se intenta es que
la gente se una pues para
defender sus economías
y para ser más felices
Yo leí que lo que hacen aquí es
Con problemas de comunicación
o sin ellos, aunque se pierdan
las tradiciones,
sigue sobrando humor
y respeto a las formas.
Y como ejemplo queda este aleluya
que cada año cuelgan de la pared
de la iglesia los quintos
tras ofrecer una misa
a San Lamberto, su patrono,
un campesino martirizado
que no tuvo reparos
para acudir a su tumba
con su propia cabeza
en la mano.
Centurión indignado
con este marxicristiano.
Le dio un tajo en la cabeza
y se la puso en la mano.
Le dio un tajo en la cabeza
y se la puso en la mano.
Y el milagro de Lamberto
fue anti imperio romano.
Andó unas cuantas leguas
con la cabeza en la mano.
Andó unas cuantas leguas
con la cabeza en la mano.
¿Cómo os divertís en el pueblo?
Cuando llega fin de semana,
¿qué hacéis?
-Si no estamos aquí, nos vamos
a los pueblos de alrededor.
¿A qué pueblos vais?
-A Villafranca o Forcall.
A Forcall. Es un pueblo
muy marchoso.
Allí hay fiestas casi
todos los meses.
-Sí.
Tenéis ahí verbenas.
-Desde el mes de junio
hasta septiembre.
¿Y venís mucho a la discoteca?
-Todos los fines de semana.
¿No te gustaría hacer la mili
aquí, por ejemplo?
-A mí, si pudiera, pero como
no puedo.
Aquí, en Cantavieja.
En tu casa, con tu madre.
Que te tocara la corneta
tu madre por las mañanas.
Que te dijera: Venga, levántate.
-En Zaragoza.
En Zaragoza. ¿Y tú?
-Sí, yo aguanto más el cambio.
Las gentes del Maestrazgo
para sobrevivir al clima,
a la geografía,
a la difícil vertebración
del territorio, sacan adelante
las masías que son
ni más ni menos que núcleos
familiares
donde la vida se desarrollaba
por completo.
Hoy, mejorada las comunicaciones,
pocas, muy pocas,
guarda una firmeza y plenitud
que la familia Porcal
ha sabido mantener la suya
aceptando además
las nuevas tecnologías,
pero manteniendo de la tradición
aquello de lo cual ellos
están convencidos
que es mejor que lo que la vida
actual les ofrece.
Joaquín, ¿cuántas masías quedan
por aquí por Cantavieja?
-Hombre, justamente todas, todas
no las voy a decir,
pero yo creo que quedarán
sobre unas 22 masías o por ahí.
Oye, ¿y cuántas masías había
antes?
-Pues 250.
250.
¿Y cuáles son los productos
que vosotros producís
fundamentalmente?
-¿Lo que más? Ovino y vacuno.
Y yo lo que veo por aquí
es que muchas masías
están poniéndose delante
granjas. ¿Tú cómo ves esto?
-Hombre, el cerdo.
El cerdo normalmente son
la gente que no tiene
campos grandes.
¿Tú, Joaquín, en tu época
se han hecho bureos
o tú ibas con bicicleta?
-No, yo fui juventud de a pie.
Sin hacer bureos.
Nosotros hemos sido una época
de las que,
lo siento mucho y a lo mejor
lo van a sentir el clero, pero
nosotros fuimos una juventud
dominada por los curas.
Que nosotros hacíamos bailes,
una cuadrillita
de amigos que habíamos,
y hacíamos baile un domingo
por la noche,
porque los demás días
se trabajaba.
Y al domingo siguiente nos sacaban
por el púlpito.
Y aquí está otro Joaquín
que acaba de recoger
la nota menos.
¿Sigue usted saliendo al monte?
-¿Eh?
¿Sigue usted saliendo
todavía a llegar las ovejas
por ahí?
Y a pesar que hacía frío
esta mañana se ha ido usted
a llevar las ovejas
y los corderos.
-Pues ahora se tiene que sacar
a los animalicos
pa que pasten.
Y si no los sacas,
pues lo sienten.
¿Cuántos hijos ha tenido?
-SieOcho.
Ocho hijos.
-Me viven siete.
Le viven siete.
¿Y sigue todos los fines
de semana o cada 15 días
viene una hija a hacer
el pan con usted?
-Sí, señor.
¿Y por qué? ¿Le gusta más
este pan que el que hacen
en las panaderías?
-Pues sí.
Pues sí, señor.
¿Y la leche también es
de ustedes o la traen de fuera?
-No, no. La leche es de las cabras.
Que tenemos unas cabras y
las guarda aquí mi marido
y
Y los nietos vienen tan contentos
a estar aquí con ustedes
los fines de semana.
-Los fines de semana.
Después tienen que ir al colegio.
Cuando uno llega a vuestra masía,
se encuentra una placa solar.
Tú te produces tu electricidad
más o menos.
Y, bueno, tú eres un hombre que
quieres estar
junto a la civilización.
Y entonces tú has pedido
pediste un día
un presupuesto a Telefónica.
Y yo tengo una carta aquí
que me he quedado asombrado.
Te pedían por instalar
el teléfono 12 400 000 pesetas
más IVA, más un impuesto
de 15 000 pesetas.
¿Qué dijiste tú cuando te llegó
esta carta?
-Yo, perdone, que no soy
ninguna persona
de los adelantaos.
Y eso me parece excesivo.
Excesivo porqueyo voy
a contar un chiste.
Que es lo que hemos tenido
la juventud.
Es ser tonto como Abundio.
Vender el coche pa comprar
la gasolina.
Yo na más le puedo decir
esas cosas.
O sea, que te quedaste asombrao
de
-Asombrao totalmente.
Mire se me
me encontré asombrao,
porque me fui a Telefónica,
a Castellón, y me presenté
dentro de Telefónica
y no me querían dejar entrar.
Porque quizás aquel día
les habían robado ahí
según me dijeron.
Y yo llegué allí, el guardia
jurado que había
no me quiso dejar entrar.
Y yo le dije:
"Oiga, yo no vengo aquí
a secuestrar a nadie..
ni a robarle ni nada.
Yo vengo a entregarle esta carta
para que vean ustedes
lo que hay que hacer,
ya que dicen que es
una zona rural protegida".
Muchas gracias, Joaquín.
Muchas gracias a la abuela
por habernos sacao el pan
y habernos dejado entrar
en su casa,
que no es muy corriente eso.
-No.
Ha sido usted muy amable.
-Si no hubiera sido este.
A mí ya me han robao una vez.
¿Ah, sí?
-Sí, señor.
-Cualquiera hoy
en estos tiempos deja
entrar a la gente desconocida.
Cuando las tierras que rodean
a la masías son escasas,
sobre ellas se han levantado
granjas para estabular
los distintos ganados.
En estos momentos la mayoría
de estas granjas
se dedican a la cría
del ganado de cerdo.
50 000 cabezas de este provechoso
animal son la esperanza
de la recuperación industrial
de una tradición
a punto de perderse.
El clima, la mano de obra
y la tradición chacinera
están convirtiendo
a esta zona en una más
a tener en cuenta
por su riqueza de los productos.
Hum, está muy rico, ¿eh?
Oye, ¿cómo un jamón
llega a tener la denominación
de origen de Teruel?
-Bueno, el hacer
la denominación de origen
se pensó en un principio
porque el jamón de Teruel
tenía fama de ser bueno.
Últimamente no era como otras
veces.
Se pensaba hacer un jamón
a partir de la base
de unos cerdos especiales
y de una raza
que se saca más grasa
para las infiltraciones
dentro de ellos.
Más tiempo de vida.
Más tiempo de curación.
Unos piensos especiales.
Todo eso controlado por el Consejo
Regulador
de Denominación de Origen.
Cuando el jamón ya ha reunido
las condiciones
de tamaño, de grasa,
de salinidad, de altura,
el Consejo Regulador
lo marcan con la señal de
Teruel, con la estrella al fuego.
Entonces tienen ya la vitola
correspondiente al jamón.
Va numerada. Consejo Regulador de
Denominación de Origen de Teruel.
Y es cuando usted adquiere
un jamón con toda la garantía
que es un jamón auténtico
de Teruel.
¿Cuántos jamones secas tú
al año, más o menos?
-Hacemos muy poquitos.
Hacemos 5 o 6000 jamones.
Es que lo hacemos de artesanía.
¿Que matáis solamente de noviembre
a febrero?
-Solamente salamos de noviembre
a diciembre y febrero.
Curación natural.
¿Y por qué son tan buenos
los jamones en esta zona?
-Lo más importante es el clima
que tenemos.
A 1227 metros de altura
sobre el nivel del mar.
Y luego con el viento este fresco
que tenemos.
Luego, el invierno, la nieve.
Esas temperaturas es la gracia
del jamón.
Amada, ¿cuáles son los platos
típicos que usted prepara
en esta casa?
-Bueno, por ejemplo estas judías.
Las tenemos todos los días,
porque ya se hacían siempre.
¿Estas judías son de esta zona?
-De estas zonas. Las traen
de una masía.
Prácticamente me las hacen a mí.
¿Y los garbanzos cómo son?
-Eso también.
Porque también más bien se hacía
cuando se hacía una fiesta.
El día de la matanza
se hacían del año anterior
que quedaban unos pocos
de residuos de huesos
y se guardaba,
y se hacían platos fuertes
para el mediodía.
Y por la noche se comían morcillas
y lo del cerdo.
Pero a mediodía se hacía
el plato fuerte de garbanzos
con ajo y aceite.
Pues nada.
¿Hoy qué voy a comer en esta casa?
-Pues las judías.
¿Y de segundo?
-Y de segundo un ternasco.
Pues me quedo con las judías
y el ternasco.
Y luego por la tarde
a ver qué pasa.
La Iglesuela fue fortaleza
templaria y rico bastión
de los aragoneses en la
reconquista de Valencia,
como lo demuestran los grandes
palacios que asoman
sus fachadas
a las calles medievales.
Pero hoy, una serie de industriales
combaten duro
por la consecución
de una artesanía
que va desde la cura del jamón
a los viejos telares de los Puig
o a la excelente restauración
de la fonda.
Todos ellos intentan que este
hermoso lugar no sea sólo
una villa de historia pasada
sino que también
se encare hacia el futuro
con la esperanza
de mucha gente joven que se
siente orgullosa de ser de aquí.
Entonces, el poncho este qué pasa,
¿es para cuando llega
el otoño, podáis recoger
las ovejas?
-Exacto. En otoño es cuando hace
el tiempo ese de humedad
y esa cosa.
Así, ya se lo colocan
y ya empapa la humedad que hay
y tienen un movimiento de acción
¿Y estas máquinas
de dónde las sacasteis?
-Pues, mira, esta la compramos
en Noguera.
Y esa de ahí en el Rubielos.
Y son de la época
primeros de siglo de la época
de la saga de los Ríos.
¿Y aquí arriba qué tenéis ahora?
-Aquí están los telares de madera,
siglo XVIII y XIX.
Son ya inmediato a la Revolución
Industrial.
Oye, Fernando,
por aquí por La Iglesuela
qué tipo de obradores había
hace años
-Cuando estaban todos funcionando,
por lo que he oído,
había como 60 ó 70 telares
funcionando en el pueblo.
Y luego ya, después que han ido
cerrando, nosotros
hemos ido recopilando
Tenéis que hacer todo
Oye, ¿y quién enseñaba el oficio
realmente, en el auge?
-Los oficios aquí siempre
los aprendimos de los abuelos.
El abuelo, porque ya estaba
más pesado y experimentado,
a través de él
se enseñaba a los nietos.
Fernando, estas casas señoriales
cómo surgen.
-Estas casas surgen
después de la Reconquista.
Los nobles que se quedaron
por esta sierras frías,
fundaron sus mansiones.
Tienes esta, por ejemplo, de
La Casa Grande,
fundada por Aliaga,
que este fue virrey en Nápoles
y funda su casa aquí.
Y la de Mirambel son gemelas.
Las dos iguales.
Se construyen igual.
-Sí, claro, la cultura se quedó
aquí en el medievo alto ya y..
Gritos.
¡Ah, mira!
Oye, ¿y este juego cuál es?
-Esto es la morra.
(AMBOS GRITAN REPETIDAMENTE
NÚMEROS)
-Se trata de adivinar,
cada jugador ha de adivinar
el número de dedos
que saca el otro.
Míralo, ya verás cómo
Vamos a verlo un ratico.
¡Esta divertido esto!
-¡Ocho!
-¡Siete!
-¡Cuatro!
-¡Cinco!
Gritos.
¿Y por qué dicen que esto es
de juerguistas?
-Pues mira, como se juega
a mitad de la tarde.
Ya da lugar, con el vino,
y olivas y bacalao salao
Pues con eso se da algún
chaparrazo.
Con los gritos,
se calienta la garganta, ¿no?
-Se calienta la boca.
Oye, es muy divertido.
-¿Qué te parece?
Muy divertido.
-Pues aquí se pegan la tarde
con un poco de vino
y unos cacahuetes.
¿Y ahora pa dónde echas el cuerpo?
Creo que me voy pa Mosqueruela.
-Ah, pues si vas pa allá,
pásate por La Estrella.
¿Ah, sí?
-Es la fiesta en breve.
¿La romería o qué?
¿Pero es de Castellón o de Teruel?
-No eso de Teruel
es de Mosqueruela
Cántico popular.
El último domingo de mayo
los habitantes de Mosqueruela
y de toda la redolada
bajan en romería
desde los 1500 m
en que se halla la villa
hasta el santuario de la Virgen,
en el barrio de La Estrella.
Y que se encuentra a 700
sobre el nivel del mar.
Los peregrinos hacen un alto,
primero en la fuente Aparicio,
donde el ayuntamiento invita
a huevo duro y rosca de pan.
Cuando los ánimos están
recuperados, se continúa.
La Estrella parece que surgió
como lugar de invernar
de las damas de Mosqueruela
que apetecían del clima del lugar.
La Estrella está
entre Mosqueruela,
Villafranca del Cid
y Vistabella.
Estas dos últimas
de la Comunidad Valenciana.
Y se refleja en ella ese sentido
pragmático de lugares
de frontera, donde distintas
culturas y hasta lenguas,
como es este caso, conviven
con la mayor naturalidad.
Repique de campanas.
Al llegar los romeros, la Virgen
sale a recibirlos
entre cánticos de petición
de agua y paz.
Cántico del pueblo.
Luego, por la noche, se baila
y se canta y al día siguiente
vuelta de nuevo a Mosqueruela
por trochas difíciles,
empinadas sendas
y vericuetos pedregosos
de difícil recorrido.
De noche, bajo el fuego de las teas
y antorchas, se entra al pueblo.
Cántico del pueblo.
Explosiones de cohetes.
Aquí, en el mismo linde
del puerto,
donde termina la bailía
de Cantavieja
y se intuyen hacia el fondo
Linares, Mora, Alcalá
y Rubielos,
decimos adiós al territorio
recorrido y dejamos atrás
los vientos de cuarto pelado,
las aguas del Pitarque,
el fuego de los toros
y la dignidad de sus gentes;..
lo riguroso del clima
y del paisaje
que, si ya de por sí, son duros
para vivir,
todavía nuevos expolios
lo hacen más difícil.
Y con su sonido e imágenes
en el recuerdo
los guardo en el fondo
de la vieja mochila
para seguir con ellos camino
por nuevas veredas y horizontes.
(Música de tensión)