Domingos a las 10.25 h.
(Música)
Mi nombre es David Jiménez, soy carmelita descalzo
y prior de esta comunidad de los Carmelitas, aquí en Ávila,
en este sitio, en el mismo lugar donde se encontraba la casa
donde nació Santa Teresa de Jesús, ahora se edifica esta iglesia.
Y este año estamos de fiesta, celebrando el 50 aniversario
de la declaración como doctora
de la Iglesia de Santa Teresa de Jesús.
Santa Teresa nos enseña a vivir una vida de oración,
pero también de vida apostólica.
Ese es el carisma propio de la Santa.
Una vida centrada en la oración como un trato de amistad con Dios,
como un encuentro personal con Jesucristo
que se traduce y se transmite en llevarlo a los demás,
en ser capaz de compartir y de contagiar con los otros,
con todos los que nos rodean.
Ese mismo amor y esa misma comunión con Cristo.
La Iglesia nombra doctor a alguien que por su doctrina,
es una doctrina eminente, especial, que ilumina a toda la Iglesia
sin preocuparse del tiempo y del lugar.
Siempre habían sido varones los que eran doctores de la Iglesia.
Es precisamente con Santa Teresa cuando la Iglesia, con San Pablo VI,
reconoce como primera mujer doctora
a esta mujer que ha tenido una vida santa,
pero también una doctrina que sigue iluminando a nuestro mundo de hoy.
En estos días de fiesta, preside en nuestras celebraciones
de manera especial la imagen de Santa Teresa,
aquí en Ávila conocida como la Santa.
Esta imagen tan preciosa de Gregorio Fernández,
que representa una imagen de rodillas delante
de un Cristo muy llagado,
en una escena que la propia Santa Teresa
contempló en el monasterio de la Encarnación.
Y a sus pies encontramos la bula del Papa Pablo XI,
declarando a Teresa doctora de la Iglesia,
acompañada de un birrete como símbolo de ese doctorado.
Aunque hace apenas cincuenta años
que Santa Teresa ha sido declarada doctora de la Iglesia.
Ese doctorado viene desde hace mucho.
Han sido artistas, universidades, grandes personalidades,
quienes han visto desde el siglo XVII a Santa Teresa
como una mujer que nos enseña,
una gran doctora para nuestro tiempo.
Su mensaje es actual.
Ella no habla de una oración solo para unos pocos,
sólo para unas monjas encerradas en un convento o para unos frailes.
Ella no es la santa de los arrobamientos.
Su mensaje es para el día a día. Nos habla de la cocina,
nos habla de los compañeros de vida, nos habla de la gente normal.
Que hasta en los pucheros anda el Señor.
Esa frase que tanto recordamos nosotros
resumiría muy bien
cómo esa vida de oración se puede vivir en cualquier lugar,
siempre, en todo momento, con nuestra relación con Dios.
Hay mucha gente que cuando se pone a leer a Santa Teresa
dice que le cuesta mucho, que la lectura es difícil.
Hay que procurar
hacer un pequeño esfuerzo, leerla poquito a poco.
Yo daría dos consejos.
El primero es leerla en voz alta.
Ayuda mucho porque Santa Teresa escribe como habla.
Entonces, cuando lo estamos leyendo en voz alta
parece que nos está hablando ella .
Y ¿por dónde empezaríamos a leer de todas sus obras?
Yo recomendaría "El libro de la vida",
ese libro que ella escribe de su propia autobiografía,
con sus propias andanzas hasta la fundación de San José.
Es la mejor manera para empezar.
Ávila es una ciudad abierta,
y el sello que esgrime siempre esta ciudad es Teresa de Jesús.
De todas las partes del mundo recibimos continuamente peregrinos
que vienen para conocer la figura y el semblante de esta mujer.
Yo quiero invitar a todos
para que se acerquen aquí hasta Ávila.
Hasta Ávila de Teresa de Jesús.
Hasta esta casa donde ella nació y en sus calles y en sus plazas
y en sus iglesias puedan conocer
también ese mismo espíritu que Teresa vivió
y que hoy nos sigue invitando a vivir a cada uno de nosotros.
Nos acercamos hasta su cuna, Ávila, donde el Prior del Convento de la Santa, P. David Jiménez, ocd, nos invita a conocer más sobre la vida y obra de una mujer con mayúscula, cuya espiritualidad resulta especialmente atractiva para nuestros tiempos recios.