Domingos a las 10.25 h.
(Música)
Hola, bienvenidos a la sede de las Obras Misionales Pontificias
de España, de la que soy el director nacional,
y estoy encantado de acogeros aquí.
Estamos en el mes que celebra el Domund,
el mes misionero por excelencia, el octubre, que este año, además,
tiene como lema "Aquí estoy, Señor, envíame".
Todo el mundo conoce el Domund,
sabe lo que es, cuando salían los niños
con las huchas a pedir por las calles.
Pero el Domund no es lo que la gente se espera.
¿Nosotros ayudamos a las misiones a los misioneros?
Realmente, no;
ayudamos a que la Iglesia exista en territorios de misión.
Gracias al Domund, nosotros podemos decir
que la Iglesia está en esos países
donde, sin la ayuda del Domund,
no podrían existir porque no tienen medios.
Entonces estamos en África, en Asia, en América y en Oceanía
ayudando a que haya una estructura de la Iglesia,
a que pueda evangelizarse,
a que se puedan mantener las parroquias, los colegios
de la Iglesia, las catequesis, la formación,
la atención a los ancianos.
"Aquí estoy, envíame".
Esto es de Isaías y la frase se ha elegido, primero,
porque no hay misión sin misioneros.
Necesitamos que haya misioneros, hombres, jóvenes, mujeres, casados,
solteros, sacerdotes, religiosas
que quieran decirle al Señor:
"Aquí estoy, dispón de mí.
Aquí estoy, envíame". Pero también es porque esa es
la vocación del misionero que está allí,
recordar que ellos no van como aventureros
o como gente a quien les gusta
territorios exóticos, sino que van enviados,
van enviados por la Iglesia,
van enviados por Dios a predicar el Evangelio.
No es una opción personal solo,
es una llamada de Dios y un envío de la Iglesia.
Hemos entendido en la Iglesia que la misión
es tarea de toda la Iglesia y, por tanto, hay muchos seglares,
muchos matrimonios con sus hijos incluso
que se van a la misión
y hombres y mujeres solteros o viudos
que, una vez que han visto
las cosas en la oración y ha habido un discernimiento,
se han puesto a disponibilidad de la Iglesia
para predicar el Evangelio,
para dedicarse a extender el reino de Dios entre los hombres.
Y lo hacen no tan bien como los otros,
lo hacen igual de bien porque somos todos cristianos.
No es tanto como y no van a suplir la escasez
de sacerdotes o de religiosas y religiosos en esos territorios.
Ellos, los laicos, los seglares, están dando testimonio
con su vida de lo que es ser cristiano,
cristiano bautizado.
En este año, ha sido especialmente grave
la situación de pandemia,
que en España lo estamos padeciendo mucho
y, desgraciadamente, no parece que está cerca el fin,
desgraciadamente,
vamos a seguir así. En territorios de misión,
también está atacando.
Es verdad que es muy desigual en los sitios.
Por ejemplo, en Asia está siendo terrible
la situación de pandemia.
Conocemos India, que es uno de los países más afectados.
Y en África, gracias a Dios,
no ha pasado lo mismo.
Gracias a Dios, la enfermedad como tal
no está siendo tan virulenta.
Ahora bien, la pandemia en África, en Asia y en América,
está siendo no solamente la médica,
la sanitaria, sino también la económica.
Son países que viven, son personas, hombres, mujeres,
que viven al día, viven de lo que hacen,
del trabajo que realizan cada día.
Si hay confinamiento, si se cierran las fronteras,
si no pueden moverse, no pueden vender, no pueden comprar,
no pueden salir a hacer sus trabajos y no comen.
Entonces la Iglesia y los misioneros están allí.
Es muy bonito porque ahora hemos hecho también
una campaña de "We are still here",
"Estamos todavía aquí", los misioneros están allí,
no han abandonado a los pueblos, no han abandonado a las personas
con las que estaban por la situación en la que están.
Están allí y están compartiendo con ellos
sus dificultades, sus problemas, sus limitaciones,
tanto sanitarias como de pobreza.
Y salen al paso de las cosas.
Por ejemplo, en la tarea educativa,
es muy bonito, porque aquí, en España, nos hemos las pilas
con el YouTube, con las redes sociales;
allí no existen,
se han puesto las pilas con la radio.
Entonces se están retransmitiendo
por radio las clases para que los niños no pierdan
la escolaridad. Es muy bonito cómo los misioneros
están inventándose también
una tarea preciosa para llegar a todos,
para hacer posible que Cristo sea conocido.
Y el Domund no es solamente un día,
el Domund es todo el año. Los misioneros están allí
día y noche, un mes, otro mes y todo el año y continuamente.
Por eso, desde aquí,
lo que hacemos es haceros a todos partícipes de la misión.
No pedimos caridad, no pedimos que nos deis una ayuda,
sino que os sintáis responsables de la Iglesia,
que nos sintamos todos responsables
de la Iglesia de Cristo,
que es nuestra Iglesia y, por tanto, entre todos,
nos ayudamos mutuamente con la ayuda económica,
con la ayuda de la oración, con la ayuda del sacrificio.
Y el Domund os necesita.
Los misioneros necesitan de vuestra colaboración.
Testimonio de José María Calderón, Director Nacional de Obras Misionales Pontificias, en la estela del DOMUND, recién celebrado, y todavía dentro de un mes tan misionero como octubre.