Cinco años después, José Tomás volvió a torear en la plaza de Aguascalientes, en México. Allí donde estuvo a punto de perder la vida tras una terrible cogida, el torero madrileño cortó ayer tres orejas y salió por la puerta grande. Vestido de azul y oro, el diestro de Galapagar volvió a parar el tiempo con su quietud, templanza y valentía. La mejor faena se la hizo al cuarto de la tarde, al que desorejó por completo en una plaza abarrotada con 15.000 aficionados totalmente entregados.
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