Sábado a las 12.00 horas
(Música)
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"En Ciencias Sociales se denomina Cisne negro a un suceso imprevisto
que genera un cúmulo de perturbaciones
de gran calado y duraderas.
La pandemia del COVID-19 es un cisne negro,
afirma Santiago Niño Becerra
en su libro sobre el capitalismo.
Sus efectos serán duraderos, algunos incluso permanentes."
El coronavirus no es la causa, pero sí el acelerador
de los cambios socioeconómicos que se apuntan.
La tasa, desde el trabajo actual,
se habría alcanzado dentro de cinco años,
toda la tecnología de la comunicación
también se ha acelerado.
Concentración del capital, incremento de la logística.
Pensemos, por ejemplo, en las plataformas,
Amazon y compañía.
Se reduce el número de oficinas bancarias,
cada vez se está utilizando más el dinero electrónico.
"Estamos ante un cambio radical de paradigma,
donde ya no importa tanto el tener como el usar.
Lo que importa es lo necesario."
Hasta ahora nos habían dicho
que tener en el armario 30 trajes de Armani era positivo,
porque esto fomentaba el consumo,
fomentaba el producto interior bruto...
Ahora el cuestionamiento es
si es realmente necesario tener 30 trajes de Armani.
Y se está viendo que no.
Ahora ya se puede acceder a un automóvil
sin que sea propiedad tuya.
Pensemos en el "carsharing".
Estamos pasando a una situación
en la cual la propiedad deja de ser importante,
deja de ser lo fundamental y lo importante es usar
y pagar por ese uso y no necesariamente poseer.
"Se avecina el reino de las plataformas
que gestionan los bienes.
Grandes corporaciones transnacionales cuyo poder creciente
es inversamente proporcional
al poder decreciente de los Estados."
Y si usted suma la facturación
de las diez principales empresas del mundo en el año 2019,
le sale una cifra que es más grande
que el PIB del Reino Unido.
La cotización de Apple supera en 700.000 millones
al PIB de España.
Hay corporaciones de estas que pueden estar presentes
en 140, 150 o 160 países.
Entonces, claro, ¿quién tiene el poder?
-Obviamente las corporaciones tienen un poder inmenso,
hoy en día,
en muchos casos de ellas,
por encima de países ya de tamaño medio.
Casos como Amazon tienen ahora mismo,
si no me equivoco, 1,2 millones de trabajadores.
Además, debemos tener en cuenta una cosa,
el poder de estas empresas no tan solo es económico,
sino que se basa en el número de usuarios que tienen.
Pensemos que ahora mismo YouTube,
Instagram, Facebook o WhatsApp,
cada una de estas tienen
mucho más de 1.000 millones de usuarios activos
y tres de estas empresas, Facebook, Instagram y WhatsApp,
pertenecen a la misma empresa.
"El poder de estas corporaciones cuestiona las voluntades expresadas
en las urnas.
Son las decisiones de unas empresas
frente a la de los gobiernos."
Un líder en Nueva Zelanda
va a implantar en su sede la semana de cuatro días de trabajo.
Atención ahora.
Sin recortar salarios y sin despedir personas.
¿Cómo lo va a conseguir esto?
Aumentando la productividad.
¿Cómo aumentará esa productividad?
A base de tecnología.
La tecnología permite hacer cosas que antes eran impensables,
a la vez que los estados
cada vez tienen menos peso en una realidad
en la cual las corporaciones que concentran el capital
y, evidentemente, la tecnología,
tecnología es capital, tienen más poder.
Claro, es que...
Es que en este escenario
el papelito o la papeleta que cada persona deposita
en la urna cuando toca,
¿Qué valor tiene?
-¿Qué significa un gobierno por parte de estas empresas?
Hay que pensar que el poder que en muchos momentos tienen
puede ser económico,
Google aprovecha mucho este poder económico
para poder posicionar en el buscador
a las empresas y que le tengan que pagar
para conseguirlo.
Pero de todos modos,
lo que sube la gente a la red está en manos de las personas.
Desde el algoritmo se pueden favorecer
o se pueden entorpecer
esta propagación, pero en muchos casos esas personas,
digamos, tienen mucho poder sobre la misma red
y en muchos casos también
han logrado boicotear o sortear las iniciativas
que ha habido en Facebook,
por ejemplo, en este último año,
para controlar las noticias que fuesen consideradas "fake news".
¿Hasta qué punto realmente
Facebook puede gobernar sus propias redes?
¿Qué entendemos por gobierno en esos casos?
A nivel económico está claro que se ha comprendido,
pero a nivel de controlar la mentalidad
no lo tengo claro.
"Controlando nuestras mentes o no,
las corporaciones estarán presentes cada vez en más ámbitos.
atendiendo a sus empleados.
¿Pero qué ocurrirá con las personas desempleadas?
¿Las que no pagan impuestos?
¿Qué prevé el sistema para la gente prescindible?"
Por una parte, una renta básica,
que cubrirá las necesidades básicas
y que tendrá cabida debido al aumento de productividad
que se producirá al bajar el precio.
Legalización de la marihuana,
para que haya calma,
y luego ocio gratis o prácticamente gratis,
para que las personas puedan ocupar este tiempo
que van a tener.
Es importante recalcar una distinción clásica
entre el trabajo y el empleo.
El empleo es el trabajo remunerado.
Pero nosotros trabajamos de maneras muy diversas
en diferentes facetas
que obviamente en muchos casos no son remuneradas.
Cuando hablamos de la crisis del trabajo,
en muchos casos hablamos de la crisis del empleo,
pero, sin embargo, ese trabajo se está dando,
de hecho, en muchos casos las mejores formas de trabajos
no son remuneradas.
Pensemos cómo iniciativas de Internet,
como Wikipedia se han construido prácticamente,
no totalmente, porque hay que hacer matices,
pero de manera gratuita.
"En este contexto también dan importancia
al concepto de 'prosumo' el consumo productivo."
Nosotros cuando intervenimos en las redes sociales,
continuamente lo que consumimos son productos que han sido subidos
a la red por otros usuarios.
Muchas veces las empresas Facebook, YouTube, Instagram, pero también
muchas otras, como Uber,
son cada vez más empresas que son, así decirlo,
que ponen en relación a usuarios con usuarios,
donde ellos mismos suben los contenidos
que ellos mismos consumirán.
"Según Niño-Becerra,
en este futuro inmediato,
la ecología es la nueva justificación ideológica
del sistema.
La economía colaborativa, un intento alternativo
absorbido por el sistema.
Los grupos minoritarios antisistema, instrumentos que lo legitiman.
Y es que afirma, la ideología es una creación del sistema."
No cuenta para nada la ideología.
Es al revés.
O sea, decisiones económicas
se han querido justificar en base a la ideología,
pero es falso.
-Pero el capitalismo, como es normal,
intenta aprovecharse de cualquier nicho de mercado.
"Y si las ideologías no existen y el sistema lo fagocita todo,
¿queda espacio para la protesta?
Hable con los llamados "millenials".
¿Para qué vas a protestar? ¿Quién te va a hacer caso?
Lo tienen clarísimo.
El problema es cómo luchar para conseguir una alternativa.
Y cómo luchar con un proyecto que realmente pueda ser prometedor
y al mismo tiempo factible.
Creo que ahí es donde nos encontramos
con un problema que continuamente nos aboca a esa impotencia.
"¿Será verdad aquello de: 'Es la economía, estúpido'?
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Muchas gracias.
Bueno, no al revés.
Estoy a favor de la igualdad
y por eso desconfío de la igualdad de oportunidades.
Efectivamente, la igualdad de oportunidades,
bueno, pues suena bien,
es un eslogan resultón, pero encierra una trampa.
Implica renunciar a la auténtica igualdad,
a la igualdad profunda
En primer lugar, porque sabemos que no funciona.
Sabemos que efectivamente,
el sistema educativo y el mercado de trabajo amplían
reproducen las desigualdades.
Pero en segundo lugar, porque conlleva de alguna forma
convertir la igualdad
en una especie de mecanismo antidoping
que nos coloca a todos de partida en la misma situación.
Pero luego deja que lleguemos cada uno hasta donde podamos
y tengamos distintas recompensas.
La auténtica igualdad no consiste en dar a cada uno lo que merece,
sino en dar a cada uno lo que necesita.
Es algo completamente diferente.
Bueno, es cierto que mucha gente cuando le planteas esto dice:
"Bueno, desigualdad siempre ha habido,
forma parte de la naturaleza humana".
En parte es verdad.
Es cierto que siempre ha habido desigualdad,
pero la escala ha cambiado mucho.
Ha habido períodos de la historia muy recientes,
donde hubo procesos muy amplios, muy rápidos además,
de reducción muy importante de las desigualdades.
Coincidieron de hecho, con las grandes construcciones
de los estados de bienestar.
Se reduce la desigualdad fomentando la sanidad pública,
los sistemas de pensiones y desarrollando otros instrumentos
como la renta básica, por ejemplo,
que ayudan a reducir esas desigualdades.
Bueno, fueron respuestas a crisis,
a grandes crisis causadas precisamente
por los aumentos de la desigualdad.
La Segunda Guerra Mundial no fue una catástrofe climatológica,
fue una catástrofe social causada
por otros procesos de mercantilización,
de aumento de la desigualdad.
La reducción de la desigualdad después de la Segunda Guerra Mundial
fue el producto de una reflexión colectiva
acerca de cuál había sido la causa de esa crisis
y la búsqueda de soluciones también compartidas
a todos esos problemas.
Yo creo que desde la crisis de 2008
se está produciendo una reflexión similar
respecto a los problemas que entraña la desigualdad.
Lo que no nos atrevemos todavía es
a apostar en serio por las soluciones.
Por supuesto.
Sí, totalmente.
La desigualdad tiene algunas facetas muy visibles.
Si eres una madre sola que ganas el salario mínimo,
vas a tener muy difícil
pagar un piso en una ciudad como Madrid o Barcelona.
Con el COVID estamos viendo cómo desigualdades brutales
se manifiestan con mucha claridad,
pero hay otras formas de desigualdad más sutiles,
que se ven menos, que tienen que ver,
por ejemplo bueno, con las relaciones que tienes
con el colchón familiar y económico del que dispones,
y que al final lo que te permiten es más tropiezos en el camino,
te permiten que si suspendes una asignatura o dos,
no sea ningún drama, sino que puedes seguir estudiando,
o que al terminar la carrera
te vas a poder permitir unas prácticas no remuneradas
en una empresa,
o que alguien te avise de que se oferta un empleo
en cierta empresa,
porque eso muchas veces no sale a la luz pública,
circula por canales informales.
Todo eso no se ve.
Son desigualdades mucho menos visibles
que la desigualdad salarial, pero son importantísimas
y condicionan muchísimo la vida de la gente.
Claro, es que...
Yo aprecio mucho el gesto
y les convierte, sin duda, en buenas personas.
Pero, pero no es suficiente.
Primero, porque esas gigantescas acumulaciones de riqueza
que a duras penas podemos imaginar,
pues impiden que toda esa riqueza se dedique a otros objetivos
que podemos considerar mucho más beneficiosos socialmente.
Pero sobre todo, dan un enorme poder a esas personas.
Son un problema para la democracia.
Esas personas tienen una capacidad de influencia
mucho mayor que millones de personas juntas.
Su voto vale mucho más
que el de millones de personas juntas.
Por eso, de alguna forma,
la filantropía nunca es una compensación
para esa acumulación de riqueza.
Nos priva de la capacidad de decidir
a qué dedicamos ese dinero.
Nos tenemos que fiar de que han tomado buenos criterios.
Eso para una sociedad democrática yo creo que es un problema.
Realmente las herramientas también son otra pregunta
que a menudo se plantea.
¿Esto cómo se hace?
Tenemos muchísima experiencia al respecto.
En los últimos 30 años nos hemos dedicado a desmontar
todas esas herramientas de las que nos habíamos datado
en los países occidentales,
justamente para conseguir esa mayor igualdad,
esa solidaridad social.
Pongo un ejemplo,
a veces a mis estudiantes de 18 o 19 años les pregunto
cuántas empresas públicas conocen
y normalmente se acuerdan de Correos,
pero yo tampoco soy tan mayor.
Todavía me acuerdo cuando en este país
había muchísimas empresas publicas que gestionaban, por ejemplo,
la telefonía.
Nadie te llamaba a las 22:00
para ofrecerte un contrato de teléfono,
porque la telefonía era pública, las aerolíneas eran públicas
la energía era pública,
las empresas de energía eran públicas.
Incluso había una empresa de viajes pública.
Quiero decir que es solo un ejemplo
de cómo nos hemos ido olvidando de la gran cantidad de herramientas
de las que disponíamos ya en el pasado.
Y por supuesto que podemos imaginar otras nuevas e innovadoras
para afrontar desafíos nuevos,
pero solo mencionó una muy importante
que ha habido en otros países en el pasado
y que todavía existen como es la vivienda pública.
La vivienda en este país es un problema inmenso,
para muchísimas familias.
Sabemos que eso se puede solucionar
con un parque de viviendas en régimen de alquiler público.
Se puede hacer y otros países, lo hacen ya.
Otros países de otros países.
Son los gobiernos, pero también somos los ciudadanos
los que tenemos que exigir a esos gobiernos para apoyarles,
y exigirles y apoyarles también,
los importantísimos intereses económicos
que hay en contra de que se tomen esas medidas,
presionen en contra de esas políticas.
que una propuesta concreta.
Digamos que a lo que apunta esa provocación
es a que la igualdad no es solo un sistema de derechos,
sino también un sistema de obligaciones.
Esto es muy importante.
No solo debemos querer que nos den,
también tenemos que pensar en qué aportaremos
a esa sociedad igualitaria y eso nos cuesta pensarlo.
Pero, por otro lado, la idea de trabajo obligatorio
ha sido muy común en muchas sociedades tradicionales.
Muchas sociedades tenían un día a la semana
en el que había que hacer trabajos para la comunidad,
limpiar caminos o algo así.
Y a mí no me parece algo tan descabellado
ni tan terrible.
Tal vez si estuviésemos obligados,
por ejemplo, a colaborar en el reciclaje de nuestra basura,
pues seríamos más proclives a envases de un solo uso
o cosas por el estilo.
No me parece tan horrible,
ni tan alejado de nuestra cotidianeidad.
Sí, yo creo que sí.
Aunque llevo mucho tiempo pensando en este ensayo,
solo me decidí a escribirlo hace poquito,
hace año y medio, dos años.
Justamente porque me parecía eso que comentaba antes.
Llevamos muy preocupados por la desigualdad unos años,
desde el inicio de la crisis de 2008,
pero no nos atrevemos a dar el paso,
a pensar en cómo se soluciona eso.
¿Cómo apostamos no solo por la crítica de la desigualdad,
sino por fomentar la igualdad?
Muchas gracias a ti.
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"Más de 2.000 millones de personas en todo el mundo
no alcanzan su potencial físico e intelectual
debido a las deficiencias de vitaminas y minerales.
Muchas dietas, especialmente en las comunidades rurales africanas,
son insuficientes y provocan la muerte
de uno de cada tres niños por enfermedades evitables.
El proyecto Sanku añade
estos nutrientes necesarios en la comida.
Han instalado una máquina
en centenares de pequeños molinos de harina africanos
para fortificar los alimentos.
Se trata de la adición de minerales y vitaminas como el hierro,
ácido fólico, yodo, vitamina A o Zinc.
El coste por persona es de unos 25 céntimos al año
que se sufragan con la venta de las bolsas al por mayor.
Sanku tiene las máquinas monitorizadas de forma remota
través de móviles.
Si ven que alguna está averiada o necesita reponer nutrientes,
les hacen una visita.
Las familias pueden comprar un producto más nutritivo,
consiguen los nutrientes que necesitan
y los niños pueden crecer más sanos."
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Los árboles caducos muestran, como pocas cosas,
el paso de las estaciones.
Con el cambio climático no hay nada más alterado
que precisamente la estacionalidad.
Los inviernos y los veranos
ya no empiezan ni acaban como solían hacerlo.
De lo que puede parecer una anécdota
de cuándo empiezan y terminan los períodos de floración,
de fructificación, cuando llegan las aves migradoras,
pasamos a efectos en cascadas ecológicos
donde se pierden las interacciones entre los miembros de una comunidad.
Las interacciones ecológicas requieren que los dos miembros,
o los tres miembros que interaccionen,
reaccionen al cambio climático de la misma manera.
Cuando un polinizador y una planta
reaccionan al cambio climático de formas distintas,
se pierde esa interacción
y se pierde con ello la función ecológica.
La estacionalidad cambiada nos afecta a muchas más cosas
de las que pensamos.
Nos afecta al calendario de las cosechas,
nos afecta al período de riesgo de incendios,
pero nos afecta, por ejemplo,
a la estacionalidad de enfermedades como la gripe.
Una retroalimentación positiva muy importante por su magnitud
es la que afecta al permafrost,
a los suelos permanentemente congelados.
El calentamiento provoca la fusión de estos suelos congelados
que liberan a su vez gases de efecto invernadero,
como el CO2 o el metano,
y esto incrementa el calentamiento global.
Otro ejemplo de retroalimentación positiva con el calentamiento global
lo tenemos con la sustitución de superficies blancas
como la nieve o el hielo,
por superficies oscuras como árboles, rocas o agua.
Las superficies oscuras absorben más el calor
y con esta absorción de calor
se contribuye a aumentar el calentamiento global,
que a su vez trae consigo la fusión de zonas blancas.
El cambio climático trae consigo
también alteraciones en el propio sistema climático.
Por ejemplo, la corriente en chorro
se verá afectada por este calentamiento global,
de forma que se hace más atenuada, más débil.
Una corriente en chorro más débil
no solo generará viajes en avión diferentes,
más llenos de turbulencias,
sino que hace más probable
que eventos cálidos de zonas tropicales
lleguen a zonas árticas
y que aire frío de las zonas árticas
llegue a zonas tropicales.
Una atmósfera más cálida por efecto del cambio climático
conlleva más energía
y esta energía pone en marcha a su vez un clima inestable
caracterizado por huracanes, ciclones, gotas frías,
y eventos como las inundaciones y lluvias torrenciales.
Los efectos del cambio climático, por supuesto, se notan directamente
en nuestra salud y nuestro bienestar.
Miles de personas mueren todos los años
por efectos directos del cambio climático,
y decenas de miles mueren por efectos indirectos.
Hay mucho que podemos y debemos hacer
para contrarrestar los efectos del cambio climático.
Hay soluciones como la mitigación del cambio climático
o la reducción de emisiones,
o la adaptación a esa parte del cambio climático
que no podremos cambiar a tiempo.
Hay que cambiar nuestro modo de vida.
Y, en resumen, disminuir nuestra huella ambiental.
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(Música)
Si hay un año en el que entramos con ilusión,
ese es el 2021.
Después del añito que hemos pasado en el 2020,
Tenemos unas ganas de comprometernos con nuestros propósitos,
como no las hemos tenido nunca.
Uno de los propósitos estrella es la práctica de la actividad física.
Hoy vamos a ver en "Para todos la 2" tres motivos
por los que deberíamos mantenernos adheridos
y comprometidos con el deporte.
El primero tiene que ver con cómo el ejercicio físico
nos ayuda a recuperarnos del estrés.
No me digan que después del año que pasamos,
no tenemos estrés.
El estrés forma parte ya de nuestro código genético.
Lo llevamos ya en la mochila.
Pues hoy sabemos
que la práctica continuada de ejercicio y actividad física,
nos ayuda a recuperarnos antes del estrés,
porque nos sentimos mentalmente y físicamente más fuertes.
En el momento en el que tú notas la energía, la vitalidad, la fortaleza
e incluso el empoderamiento que te da el deporte,
tienes la sensación de poder afrontar mejor
las situaciones tensas.
El segundo motivo tiene que ver con cómo la actividad física mejora
nuestra salud mental.
Salud mental entendida como el bienestar emocional.
Por un lado, la regularidad con la que hacemos ejercicio
nos ayuda a mantener sanos nuestros neurotransmisores,
esos que nos dan sensación de bienestar y felicidad.
La serotonina, la dopamina o las endorfinas.
Pero, por otro,
la práctica continuada de actividad física ayuda
a mantener sanas nuestras funciones cognitivas.
La capacidad de atención, concentración, memoria,
la toma de decisiones o el pensamiento creativo.
Y por último,
el tercer consejo o el tercer motivo
por el que ustedes deberían hacer ejercicio
es que reduce la irritabilidad.
Cuando hemos pasado una época de estrés,
las personas estamos mucho más irritables e irascibles.
Hoy sabemos que el ejercicio de pesas
produce todavía más endorfinas que el ejercicio aeróbico.
Eso sí, tienen que trabajar ustedes, los grandes grupos musculares.
Y si de verdad quieren mantenerse adheridos durante todo el año,
salgan a hacer deporte a la calle.
Porque la percepción de esfuerzo,
cuando hacemos ejercicio en la calle, todavía es menor.
Aquí les dejo los tres consejos
para mantenerse constantes en la actividad física.
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Capitalismo
La pandemia está cambiando nuestros hábitos y acelera algunos efectos socioeconómicos.
El doctor en economía, Santiago Niño-Becerra asegura que el Capitalismo tiene los días contados.
Hemos charlado con él y con el filósofo Edgar Straehle sobre hacia dónde nos lleva el sistema económico actual. Reportaje
Desigualdades
Entrevista a César Rendueles, ensayista y profesor de sociología en la Univesidad Complutense de Madrid. Acaba de publicar “Contra la igualdad de oportunidades. Un panfleto igualitarista”.
Ocho personas en el mundo acumulan más riqueza que las más pobres, que son 3.600 millones de personas. Un dato muy revelador para ilustrar la enorme desigualdad económica y social que tienen nuestras sociedades.
Innovación social
Conocemos un proyecto para añadir nutrientes en centenares de molinos de harina en África para mejorar la alimentación con hierro, yodo, ácido fólico o vitaminas.
Medio Ambiente
Cada vez vivimos con mayor intensidad los efectos del cambio climático. Y uno de estos grandes efectos es la estacionalidad cambiada: que el invierno y el verano no empiecen ni acaben cuando solían. La estacionalidad cambiada afecta a más cosas de las que pensamos, muchas con importantes implicaciones económicas y sociales. Por ejemplo, afecta a la programación de las cosechas y de las recolecciones, al inicio, finalización y duración de la temporada de incendios, y al calendario de enfermedades como la gripe. Este es el tema del que nos habla en su sección el investigador del CSIC Fernando Valladares.
Psicología
La psicóloga Patricia Ramírez ofrece algunas razones por las que practicar más ejercicio físico.
Motivos para levantarse, motivos para activarse, motivos para no apagarse.