Sábado a las 12.00 horas
(Música)
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En los países industrializados hay mucha negación de la muerte.
Y aunque todos sabemos que nos vamos a morir,
como a nivel intelectual realmente es muy difícil
creértelo como a un nivel más profundo,
más subconsciente o visceral que también te tocará la muerte.
Como que la muerte se esconde.
Los cementerios en el que estamos ahora
están como lejos del centro de la ciudad.
Cada vez se medicaliza más la muerte.
Cada vez morimos más en hospitales,
fuera de nuestro entorno familiar;
con más tubos, con más medicación.
Es normal que tengamos más miedo a la muerte
si pensamos que la mayoría se muere en este entorno
tan medicalizado, tan fuera de los rituales
en los que nos apoyábamos en el pasado.
Varanasi es un sitio único para morir,
es el sitio donde todos los hindúes querrían morir.
Es un sitio muy especial porque la creencia
es que cuando uno muere en Varanasi alcanza el "moskha",
ya no tiene que volverse a reencarnar una y otra vez,
es como que alcanza el nirvana, el cielo, hay muchas versiones.
Es un sitio único para morir,
pero es único porque la muerte está en todos sitios,
se entremezcla con la vida.
Por ejemplo, en los Ghats,
que son las escaleras que llevan al río Ganges en Varanasi,
ahí puedes ver como hay rituales de muerte,
llegan constantemente en el día las familias cantando canciones
y llevan al cuerpo hasta los crematorios.
Y cómo ahí hacen los rituales y los pueden ver todos.
No es en sitios cerrados, sino que ves a niños jugando
en los crematorios, incluso una escena
que a mí me impactó fue ver a los niños jugando
en el crematorio haciendo una montañita de palos
y jugando como si estuvieran cremando ellos un cuerpo.
Es decir, la vida y la muerte se entremezclan totalmente,
no se esconde la muerte, todo el mundo participa.
Esto de alguna manera te ayuda a naturalizar la idea de la muerte.
El miedo a la muerte no es lo que genera neurosis,
sino una mala gestión del miedo.
Creo que es normal tener miedo a la muerte.
El tema es encontrar herramientas, ya sean rituales,
prácticas que te permitan manejar ese miedo con ecuanimidad
para que el miedo no pase a agonía, no pase a parálisis.
Tener miedo a la muerte no es en sí el problema,
sino cómo manejamos este miedo
y cómo apoyarte en algo más grande que el miedo
para poderlo sostener y no erradicar.
Como, por ejemplo, el amor, lo que te encanta de la vida.
Yo tengo miedo a la muerte
y llevo trabajando la muerte desde que tenía 18 años,
ya más de 20 años en ello.
Y aun así, cuando pienso en la muerte,
me vienen a veces escalofríos, me da miedo.
Pero me relaja mucho pensar que no he de deshacerme de ese miedo,
sino que eso también me sirve como despertador
para agarrarme a la vida y para utilizar ese miedo
como para vivir la vida más plenamente,
como para despertar.
Creo que la respuesta está en volver a los rituales
y a las prácticas que nos ayudaban
como solía hacerse en el pasado,
a vivirla de manera más natural.
No solo tienes que irte a otras culturas
para traer meditaciones sobre la muerte
o rituales con cantos, también aquí puedes hacer cosas
como dar un paseo por la naturaleza, observar las cosas vivas y muertas.
También recordar a los ancestros, a las personas que se han muerto;
encender una pequeña vela. Son partes de nuestra cultura
que se han olvidado y que podemos traer.
Practicar a soportar la idea de la muerte
propia y ajena ayuda a cultivar cuatro cualidades.
La primera es ver cómo puedes ser consciente
y aceptar la impermanencia.
La segunda es buscar prácticas que te den ecuanimidad, estabilidad,
ya sea meditación, ejercicio físico, conexión social.
Búscate las propias.
La tercera es la compasión.
No entendida desde el marco judeocristiano,
sino desde prácticas más budistas que ven la compasión
como acercarte al sufrimiento con amabilidad y con espacio.
Eso es esencial porque vas a acercarte a algo que da miedo
y te causa sufrimiento.
Es como hacerlo con el corazón abierto
y al mismo tiempo con estabilidad.
Y la última el autocuidado.
Esto es especialmente esencial si estás acompañando a alguien
en un proceso de morir o en un proceso de duelo.
A veces nos vamos mucho a lo psicológico,
pero encontrar un anclaje con el cuidado corporal,
comer bien, moverte, dormir bien, esa es la base.
A veces nos vamos a cosas muy complejas,
pero volver a la base, tocar algo que te miedo
y volver a la base puede ayudarte bastante.
(Música)
Hola, encantado. Gracias.
La diferencia entre el acompañamiento filosófico
y el ámbito psicológico a primera vista puede parecer
poco distante, la psicología no deja de venir de la filosofía
que ha priorizado el autoconocimiento.
Pero pondría como diferencias entre la psicología y la filosofía
el tipo de relación que se establece entre las dos personas,
que empiezan a ser un acompañamiento.
La metodología a la que quiero incidir
es la finalidad. La filosofía lo que busca
es que la persona cuando está siendo el acompañamiento
vaya pudiendo encarnar, vaya pudiendo encontrar
su propia manera de vivir, su propia filosofía de vida.
Y de una forma más profunda a lo que nos invita la filosofía
es poder descubrir una determinada actitud
que prioriza lo que le es importante
contactar con una forma de estar que puede ser hospitalaria,
que puede ser cálida, que puede ser profunda
y que nos da como ámbito a muchos filósofos
una cierta serenidad.
Yo diría que mayoritariamente somos lo que podemos ser
y también los que nos dejan ser.
Y partiendo de esta premisa, el poner la mirada en nosotros,
el hacer un proceso de autoconocimiento,
un proceso filosófico nos permite poner más luz aquí
para saber cómo nos estamos colocando en esta situación
y poder hacer un trabajo de autoconocimiento
para ver las creencias a través de las que vemos
y nos relacionamos en el mundo.
Y también para hacer el trabajo crítico
al que nos propone la filosofía, es decir,
para poder ver cómo nos están dejando ser
y hacer un trabajo crítico y un trabajo reivindicativo
para cambiar esta forma a la que nos empujan a ser.
Partiría de la base que muchas veces este autocuestionamiento
muchas veces lo vivimos como un autojuicio,
una existencia, un control, me gustaría alejarme de esto.
Porque el autoconocimiento que permite la filosofía
es más bien un poner luz que busca amplitud
para ver a través de qué puntos, a través de qué creencias
me voy colocando en la realidad y, por lo tanto,
voy relacionándome de una manera determinada
o voy interpretando lo que me pasa.
En este poner luz de una forma amplia,
sin juzgarme, sin ponerme etiquetas de una forma compasiva,
puedo ir viendo que justamente me he construido
a través de unos parámetros
que tienen que ver con mi relación con el medio
y a través de ese poder poner luz me lo puedo permitir cuestionar,
que en realidad es el proceso que como seres humanos
estamos invitados a hacer en la vida que es a madurar;
que es poder ver de dónde vengo y hacia dónde quiero ir.
Es cierto, partimos de un momento, de un presente
en el que hay mucha desconfianza respecto a la información
y pocos referentes. Volver a los clásicos
implica volver a contactar con los grandes temas
de la filosofía y poderlo hacer desde la intimidad
que, en este caso, promueve la lectura.
Encontrar que otras personas han transitado
por las mismas emociones que tenemos nosotros,
como puede ser la soledad, el miedo a la enfermedad,
el miedo a la muerte, y ver cómo han gestionado
o transitado eso nos puede reflejar cómo lo estamos haciendo nosotros
y otros modelos para poder emularlos.
Respecto a lo que la filosofía está diciendo sobre la actualidad.
Parto de la base que mayoritariamente
la filosofía está muy centrada en lo académico
y que ha perdido la cercanía con la vida cotidiana
de las personas. Y en este sentido,
me gustaría reivindicar la filosofía para este presente que tenemos,
que con la pandemia se nos hacen más evidentes
el tema de la vulnerabilidad, el miedo a la soledad,
la precariedad económica, la incerteza.
De cómo la filosofía en realidad, como diría Marco Aurelio,
nos puede dar compañía y nos puede facilitar
este trabajo de autoconocimiento, este trabajo para aprender
a habitarnos dentro de nosotros mismos.
Creo que no gestionamos bien los momentos de incerteza,
no sabemos gestionar los momentos de vulnerabilidad,
los momentos de estar solos.
Vivimos en una sociedad muy individualista, muy aislada.
Y la filosofía no solo nos puede ayudar
a este trabajo de autoconocimiento y de convivir
con cómo funciona nuestra cabeza, que generalmente va más deprisa
que nosotros mismos y eso nos produce ansiedad,
sino que también la filosofía
en esta aparecida crítica que tiene que gestionar
nuestro paradigma también nos puede ayudar
a entrelazar lazos con nosotros, con nuestra comunidad
para poder ser más fuertes respecto a las reivindicaciones
que hacemos hacia fuera.
Y también para encontrar nuestra dimensión social,
nuestra dimensión humana e interdependiente.
Claro, nos han vendido que la felicidad
siempre es alcanzar algo hacia afuera,
siempre buscar una zanahoria hacia afuera.
Y los clásicos lo que nos están señalando
es que la filosofía tiene que ver más
con un saber estar, un saber estar que demanda
una actitud, un trabajo y que ese saber estar
está hacia adentro, en esta posibilidad
de encontrar dentro de nosotros mismos un hogar.
Sí, pero siempre la felicidad está en el horizonte.
Aunque queramos supervivir, la felicidad está en el horizonte.
Me parecería importante poder ver, poder cuestionar ese horizonte
para saber si es un horizonte que realmente queremos
y podemos llegar.
O si más bien el horizonte no es algo que tenemos dentro,
por decirlo de esta manera.
Ahí me gustaría reivindicar que, aunque vengo del mundo del yoga
y la meditación que está muy bien, aquí en Occidente
en la filosofía antigua también se ejercitaba
la contemplación en el poder encontrar espacios
desde el que poder contactar con la verdad,
con la bondad y con la belleza,
que son dimensiones de la realidad
que nos permiten salir de nosotros mismos,
contactar con algo que está por encima de nosotros
y que nos ofrecen esta posibilidad de serenarnos
y de mantener una distancia con una actualidad,
con una vorágine que muchas veces nos descentra.
Muchas gracias a vosotros.
"¿Te imaginas qué habría pasado si Einstein hubiera nacido mujer?
Pues que probablemente hoy no sabríamos quién es Einstein.
Y es que los méritos de sus descubrimientos
se los habría llevado algún compañero de investigación.
Este fenómeno que se conoce como efecto Matilda
en honor a Matilda Joslyn Gage, la primera activista en conocerlo,
señala la injusticia que ha ignorado de forma sistemática
los hallazgos de brillantes científicas
a lo largo de la historia.
Mujeres que cayeron en el olvido y no pudieron convertirse
en ejemplos a seguir para todas las niñas
a las que hemos hecho pensar que la ciencia es cosa de hombres.
Normal, teniendo en cuenta que la presencia de mujeres
en los materiales educativos apenas llega al 7,6%.
Una estadística que perpetúa los estereotipos
y que explica por qué solo un 28,5% de las plazas
en las carreras científicas son ocupadas por mujeres.
Por eso lanzamos "No More Matildas",
un movimiento para devolver a todas nuestras científicas
al lugar que les corresponde empezando, por qué no,
por esos libros de texto.
Prescindir del que podría desarrollarse
en niñas y adolescentes que no inician
una carrera científica por no tener espejos
en los que verse reflejadas es una herencia cultural
que no nos podemos seguir permitiendo.
Ayúdanos a inspirar a las niñas
para que sepan que si quieren, pueden".
Los incendios forestales resultan de la interacción
de varios factores: el cambio climático,
la acumulación de material seco o combustible
y los cambios sociales.
Vamos a unos bosques que en realidad fueron plantados
con otra óptica en otra década,
con otras condiciones sociales, económicas y ecológicas,
como pinares y eucaliptales que se plantaron
con otras condiciones.
Básicamente cuatro cosas han cambiado en este tiempo.
Por un lado, la visión de la gestión forestal.
Por otro lado, el conocimiento de la ecología del fuego.
Por otro lado, el propio clima, el cambio climático.
Y en último lugar, y no menos importante,
los cambios en la presencia humana, que ha aumentado
en las zonas tropicales y ha disminuido en zonas templadas.
Por estas cuatro razones los incendios ahora
son muy diferentes a como eran apenas hace medio siglo.
En las zonas templadas el abandono del campo
trae consigo la acumulación de material combustible,
lo cual se suma al cambio climático, al calentamiento global,
a las sequías para generar incendios de dimensiones colosales.
Incendios que han batido todo tipo de récords
en extensión, duración, intensidad
afectando no solo a los ecosistemas, sino a infraestructuras
e incluso a las vidas de las personas de la zona.
Estos incendios, que han alcanzado dimensiones e intensidades
nunca vistas anteriormente, llegan a modificar
las condiciones climáticas de toda una región
favoreciendo el avance del propio fuego.
Se inician con la formación de nubes de fuego o pirocúmulos
en las que el aire caliente asciende con las partículas y cenizas
y genera auténticas tormentas de fuego
que incrementan la velocidad del viento
y con ello la oxigenación en incendios de expansión acelerada.
Estas tormentas llegan en los casos más extremos
a formar tornados de fuego, unos remolinos en los que el aire
ascendente cataliza conexiones de oxígeno y temperatura
que retroalimentan el propio fuego.
Pueden alcanzar hasta un kilómetro de altura
con vientos de más de 150 km por hora en su interior.
Son absolutamente incontrolables,
entre ello solo cabe ponerse a salvo.
En las regiones tropicales como la Amazonia, África o Polinesia,
vemos con preocupación cómo se va perdiendo terreno
por incendios provocados para ganar terreno
a la agricultura y a la ganadería.
Los fuegos en zonas tropicales
tienen tres implicaciones importantes.
En primer lugar, con frecuencia se salen
de las zonas planificadas inicialmente
e invaden el bosque primario.
En segundo lugar, se pierde cobertura arbórea
y en muchos casos se pierde la capacidad de generar lluvia,
algo esencial localmente y regionalmente
para los propios cultivos
y para mantener y regenerar el bosque existente.
En tercer lugar porque se pierde una propiedad muy importante
en estos bosques tropicales que es actuar
como reservorios de carbono y mitigar el cambio climático.
Con las dimensiones de los nuevos incendios,
una vez que tienen lugar no hay brigada de bomberos
capaz de hacerles frente.
Solo podemos prevenirlos como hemos indicado,
solo cabe evitar que ocurran.
(Música)
Después del año que hemos pasado,
todos estamos deseando encontrar recursos que nos ayuden
a tener un poco más de bienestar.
Y esto pasa por aprender a manejar el estrés
que llevamos sufrido y su respuesta de ansiedad.
Hoy en "Para todos La 2"
les voy a dejar tres consejos prácticos
que nos van a ayudar a manejar el estrés.
El primero es muy sencillo.
Solo se trata de cambiar la percepción
que tenemos frente al estrés.
¿Por qué la percepción?
Porque se realizó una investigación con 30 000 personas
que sufrían estrés agudo, estrés fuerte
y se les preguntó que qué percepción tenían sobre el estrés,
que cómo veían el estrés.
¿Veían el estrés como algo negativo en su vida
o lo veían como algo positivo?
¿O simplemente no le daban ningún valor?
Las conclusiones a las que llevó el experimento
es que aquellas que entendían que el estrés
era algo normal en su vida o incluso algo positivo
que les ayudaba a afrontar la situación,
no sufrieron las consecuencias psicosomáticas
de la respuesta ansiedad.
Mientras que las otras personas que veían y percibían
la respuesta estrés como algo negativo
y que pensaban o interpretaban que iba a perjudicarle su salud,
efectivamente, esto es lo que ocurrió.
El primer consejo es percibir el estrés
como algo que ocurre en nuestra vida,
pero no como algo peligroso.
El segundo consejo también va de reinterpretar.
En este caso lo que vamos a reinterpretar
son las respuestas corporales.
Cuando estamos ante una situación estresante,
nuestro sistema nervioso responde agitando el corazón,
respirando de una forma más rápida,
teniendo la sensación de sudoración;
nos bloquea incluso el pensamiento y no podemos pensar
y se nos olvidan las cosas.
Cuando tenemos esta sintomatología,
tendemos a interpretarla de forma negativa.
"Estoy nerviosa, lo estoy pasando mal,
se me va a notar".
Pero si estás ahora en una clase de ejercicio físico
y te dice el monitor: "¡Vamos, vamos!
Que se nos suben las pulsaciones con las sentadillas",
tú te vienes arriba y tienes la sensación
de estar trabajando bien. Pero si te dicen
que vas a entrar a dar una charla, a hablar en público
y se te suben las pulsaciones, no lo interpretas igual de bien.
Si aprendemos a interpretar estas señales corporales
como algo positivo que nos ayuda a afrontar
una situación un poco estresante,
las personas tendremos más habilidades para afrontarlas
que si dejamos que esas señales se vean como algo negativo.
De hecho, en una investigación que se realizó
en la Universidad de Harvard esto es lo que se hizo,
entrenar a la población para que cuando sufrieran
estos síntomas de ansiedad y de estrés,
lo interpretaran como una señal para estar activos,
para estar concentrados, para estar preparados.
Y así es como vivieron esa situación.
Y por último, tercer consejo para afrontar el estrés
es ayudar a alguien.
Durante un año se estuvo trabajando con personas
con un nivel altísimo de estrés
y se comprobó que aquellas personas que dedicaban su vida
en parte a otras personas porque colaboraban con una ONG
o en una actividad altruista y solidaria,
no percibieron o no sintieron y no sufrieron
las consecuencias negativas que para nuestro físico
tiene la respuesta de estrés.
Mientras que las otras personas que no habían dedicado su vida
a esa parte solidaria,
en un 50% empeoraron por culpa de esa respuesta de estrés.
Aquí tienes estos tres consejos que te dejo hoy
para aprender a manejar la ansiedad y el estrés.
(Música)
La muerte
Hablar de la muerte no es fácil, pero sí es necesario normalizar que cada cultura vive y siente el traspaso como un ritual distinto. En Para Todos La 2 hemos querido acercarnos a la forma de sentir la muerte en otros lugares del mundo. Para ello hemos preguntado a una gran experta en este tema, Silvia Fernández, directora del documental "Die The good death" rodado en Varanasi, en la India.
Acompañamiento filosófico
Entrevista a Nacho Bañeras, filósofo y formador en acompañamiento filosófico. Con él charlamos sobre la ayuda que podemos encontrar en la filosofía y sobre el autoconocimiento. Una de las frases más célebres de Sócrates es “conócete a ti mismo”. Unos siglos después seguimos dándole vueltas a su significado.
Innovación
La campaña #NoMoreMatildas pretende concienciarnos sobre el importante papel que han jugado y juegan las mujeres en la ciencia y la investigación.
Medio Ambiente
El divulgador científico Fernando Valladares analiza el porqué de los grandes incendios y su relación con el cambio climático.
Psicología
La psicóloga Patricia Ramírez nos ofrece tres soluciones para hacer frente al estrés..
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