-...ó Burato do Demo.
-Me siento fatal por estar haciéndole esto a mis padres.
Aún no me puedo creer que vayas a dejar a tu mujer.
-¿Y si Mario decide contarlo? -Mario no va a hablar,
porque ya me encargué yo de que no hable.
-Yo no la maté.
-¿Qué pasa con Cascudo? Dicen que lo dejasteis libre.
-Lo que le diría es que vuelva a su casa
y se olvide de todo esto, porque no lo va a coger.
-Quiere cambiar su declaración.
-Cuando todo esto acabe, esa teniente se irá a su casa.
Pero tú vas a seguir aquí.
Y tu marido. Y tu hijo.
-Ayer llamó.
-No vi la llamada hasta esta mañana.
-No oíste la llamada porque no estabas en casa.
Saliste de madrugada.
(CABREADO) -¿Me está acusando de algo?
(ANA GRITA) -¡¡¡Socorro!!!
¡¡¡Ayuda, por favor, me va a matar!!!
¡¡¡Ayuda!!!
(Rugido)
(ANA GRITA) ¡¡¡Por favor!!!
(Rugido)
(ANA GRITA ATERRORIZADA)
(Llaman a la puerta)
(B.S.O de "Néboa")
-Yo soy la resurrección y la vida, dice Dios.
Quien cree en mí, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.
-(ROSA LLORA)
-Yo sé que mi Redentor vive,
y al fin se levantará sobre el polvo.
-¿Qué tal fue?
¿Qué les dijiste?
¿Y saben algo de la mochila de Ana?
-...que tu divina bondad la una en el cielo...
al coro de elegidos y de ángeles.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
(TODOS) -Y brille para ella la luz perpetua.
-Descanse en paz.
Nada hemos traído a este mundo,
y sin duda nada podremos sacar de él.
Dios nos lo dio y Dios nos lo quitó.
-(ROSA LLORA)
-Turco y Comba son unos mamones,
pero ya vendrán a pedirme ayuda.
¿Quedamos luego en mi casa?
¿no irás a dejarme colgado ahora?
(AGOBIADO) Gael...
yo solo no puedo recuperar esa mochila.
-Te llamaré las veces que me parezca.
Quiero asegurarme de que tienes claro el trato:
yo no cuento lo que vi... y tú no te nos acercas.
Marcho hoy mismo.
Mientras tanto, te quiero ver lejos de mí.
-Pasa por casa, tenemos que hablar.
Mejor cuando no esté Rosa.
-Antón mintió.
Dijo que no oyera la llamada de Ana porque estaba dormido,
pero no es verdad.
Salió de la casa a las tantas de la noche
y no volvió hasta la mañana.
Ayer, cuando dijisteis que a Ana la llevaron por mar
a el Burato do Demo...
La teniente le preguntó si tenía una lancha.
Tiene una escondida.
En un galpón de eses del puerto.
-¿Teniente Ortiz?
Laura Domínguez, del "Crónica do Noroeste".
¿Podemos hablar?
¿Es cierto que hay un testigo?
-¿Cuándo?
-Esta noche.
-Hoy no hay ferry.
-Ya lo sé, pero tenemos que irnos igual
sí o sí.
-Vale. Pues nos vamos.
-Bien.
(Motor coche)
Espera aquí.
(SARCÁSTICO) No me diga...
No me va a hacer nada, se lo aseguro.
Es que no hay ningún problema.
Me largo de la isla esta noche y se acabó.
Eso es cosa suya, teniente. Y, ahora, si no le importa,
tengo que hacer las maletas e irme.
Olaia, vete al curro. Te llamo cuando esté todo listo.
-No. Me quedo contigo. -Vete al curro.
Cuanto menos llamemos la atención, mejor.
-Ya. ¿A dónde vamos a ir?
Trabaja para los Ulloa. Nunca me dijo que tuviera una lancha.
¿Por qué mintió?
¿Y dónde estaba la noche que mataron a Ana, eh?
Es aquí.
Estaba aquí... Te lo juro.
(EN GALLEGO) -Lleva cerrado un lote de tiempo.
Pregunta en la cofradía.
-La matrícula era... 2, 8... 6...
No sé, no me acuerdo. Pero estaba aquí.
(SUSPIRA ANGUSTIADA)
-Mi hija estaba con un tío casado.
Aparece muerta... y ese tío no dice nada.
Ni siquiera se presenta en el cuartel de la Guardia Civil
para decir "yo estaba con ella". Es lo que haría alguien decente.
-¿Sospechas de alguien?
-Sí.
Pero no estoy seguro.
Quiero que me ayudes... a encontrarlo.
-¿No es mejor que la Guardia Civil se encargue de todo?
-Habla con tu hijo.
-Gael no sabe nada. -Él era su amigo.
Seguro que sabe con quién andaba.
-Está bien, hablo con él si quedas más tranquilo.
Pero yo creo que es la teniente la que debería encargarse.
-¿Puedo contar contigo...
sí o no?
-Sí, sí... -Vale.
-Sólo hay tres.
(VIQUEIRA) -No hay pecador que no tenga unas como esas.
Hasta yo tengo uno en casa.
-(SUSPIRA CANSADA)
¿Brais?
(Música de tensión)
¡Brais!
¡Brais!
(NERVIOSA) ¡Brais!
Brais.
¡Brais!
(ASUSTADA) ¿Dónde está Brais?
-Lo llevé con mi madre.
(RESPIRA ALIVIADA) -¿Por qué no me dijiste nada?
-No sabía que te tenía que pedir permiso.
-Dicen que alguien vio al asesino.
-Lo acabo de ver, pero no dan ningún nombre.
-Voy a llamar al cuartel.
-Ayer me seguiste.
Tengo dos llamadas de Carmela.
Dime que no se lo contaste. -¿Que no le conté qué?
¿Tus paseos nocturnos o la lancha que se supone que no tienes?
(ANGUSTIADO) -No me jodas, Rosa.
(Móvil)
-Carmela, dime.
Sí, estoy con él.
Vale, se lo digo.
Tienes que ir al cuartel. -Espera.
La noche que la mataron tuve que salir... y sí,
había una lancha.
-¡Eh! ¿Qué cojones haces aquí?
-La acabas de cagar, mi padre va a reventar...
-Me importa una mierda tu padre.
(RESPIRA AGITADO)
-Dicen que alguien vio al que mató a mi hija.
Es correcto.
¿Quién vio al asesino de Ana?
No sé de qué me hablas.
Un testigo...
(AVERGONZADA) -En realidad no vi nada.
No sabía lo que decía.
Hoy enterramos a Ana... no estoy bien.
Pues me equivoqué.
-¿Tenéis a alguien que vio cómo mataban a mi hija sí o no?
-No.
-Se va a marchar.
¿Qué quiere que hagamos?
(OLAIA) -Mario... Escucha...
Escúchame un segundo...
Yo no acabo el turno hasta las ocho y media.
¿Y qué hago?
Bueno, vale.
Vale, vale... Dime dónde quedamos.
Perfecto, pues nos vemos en Punta Lobeira.
Te quiero. Un beso, chao, chao.
(VIQUEIRA OFF) -Mi teniente, estamos muy cerca.
Nos va a ver.
(Mensaje)
-Requeixo, otro que tal baila.
También con antecedentes. Era piloto de planeadoras.
-No me gusta que me sigan.
Si me siguen acosando, llamo al abogado.
En Punta Lobeira.
-¡Eh! Siéntate. El timbre aún no sonó.
-A la mierda el timbre.
-Dijo que te sentases.
-Mira, Benita, me voy a pirar y no me vas a volver a ver,
así que deja de darme el coñazo.
-Siéntate.
-Rosa, ¿cómo estás?
-Aléjate de mi marido.
Antón me lo contó todo. Eres un desgraciado.
Y prepárame el finiquito, que no voy a volver.
-Rosa... Rosa... (IMPERATIVO) ¡Rosa!
Si crees que lo sabes todo sobre Antón estás engañada.
Y si crees que puedes venir aquí a insultarme sin que pase nada,
(ALTERADO) ¡¡¡estás aún más equivocada!!!
(Portazo)
(FURIOSO) ¡Qué miras, joder!
-Recuerdo cual fue el momento exacto
en el que me di cuenta que me había enamorado de ti.
Fue aquel día que me pillaste llorando por Roi
y te sentaste conmigo.
Sólo te sentaste,
sin hacerme preguntas ni decirme nada.
Sólo dejando que llorase a tu lado.
(Murmurios)
(EN GALLEGO) -Lo de siempre.
(Silencio)
¿Qué le pasa a esta gente?
¿Qué le pasa a esta gente?
-Es por lo que hicieron su hijo y los otros en la fiesta.
Cuando llamaron al Urco.
-Estás de coña. -Ya sabe cómo son.
(EN ALTO) -A ver, esta vuelta la pago yo.
Pedid lo que queráis.
(BEBIDO) -¡No queremos tu dinero!
(EN GALLEGO) -Habla por ti, Coruxo.
(EN GALLEGO) -Tu hijo no tiene culpa ninguna.
Fue criado como fue criado.
De tal palo....
¡Todos de la misma raza!
(Murmurios)
(VIQUEIRA OFF) -Deberíamos detenerle.
¿A qué espera?
Nah, no va a marchar con él.
(CANEDO OFF) -Recibido.
¿Necesita refuerzos?
Sí.
-¿En serio piensa que el asesino va a ir a por él?
Entonces... ¿qué es? ¿Un asesino impulsivo o calculador?
-¿Qué haces aquí, mamá? -Llevarte a casa.
-Sé ir solita, gracias. -Olaia... No soy idiota.
Sé que quedaste con el camello.
Así que dame las llaves del coche y no lo hagas más difícil.
-Estamos cerrando.
(EN GALLEGO) -Ya.
A ver, Coruxo, ¿cómo se te ocurre
insultar a don Alejandro delante de todo dios?
-Yo sólo dije lo que piensa todo el mundo.
-Pues debiste hacer lo que hace todo el mundo:
cerrar la boca.
Ahora te la voy a tener que coser yo a hostias.
-¡Pinche! -Cuándo quieras.
(Música de tensión)
(EN GALLEGO) -Déjalo.
-Arrastro.
-¡Gael!
-¿Es él?
Lo siento, Olaia, pero sabes que tu padre y tu abuela
no soportan a ese chico. -Ya, mi padre y mi abuela.
Que gobiernan tu vida y la mía como les da la gana.
-No es así. -Sabes que sí, mamá.
(Frenazo)
(GRITA) -¡Olaia! ¡Olaia!
-Olaia tarda mucho en llegar.
¿Qué?
¿Qué pasa?
Yo no veo nada.
Teniente, no hay nada.
Joder...
(Música de tensión)
(VIQUEIRA GRITA) ¡Alto!
(Disparo)
-No no no no...
No, no puede ser...
(CABREADO) ¿Dónde está la puta mochila, joder?
-Yo no hice nada, lo juro.
(RESPIRA AGITADO)
(AVERGONZADO) Me obligaron a venir...
-(RESPIRA AGITADA)
(GRITA ANGUSTIADA) ¡¡¡Mario!!!
(Motor lancha)
-¿Qué hiciste?
-La recuperé.
-¡Tenías que seguir metiendo las narices!
(DESCONCERTADO) -Pero... creí que la querías recuperar.
-No haces más que empeorar las cosas.
No quiero que hagas nada, ¡nada!, sin consultármelo.
¿Está claro?
(SUMISO) -Está claro.
(MATERNAL) -Roi...
¿Qué pasó?
-No hay dios que lo controle. Hace las cosas sin pensar.
-Lo hace por ti. Sólo quiere impresionarte.
(INDIFERENTE) -Ya... ¿Y Olaia?
-Bajó del coche y escapó. -Hay que ir a buscarla.
-No no no... -¿Cómo que no?
-¿Por qué le pagamos un abogado a Mario?
-Eso es cosa mía.
-No quieres que se vea con él y le ayudas a salir de la cárcel.
-Que es cosa mía, Mara. Vamos a buscar a Olaia.
-Olaia ya estará fuera de la isla.
Quiero saber que está pasando.
-Eso no es de tu incumbencia.
-Como quieras.
No sé quién es, pero...
tiene el vídeo que me envió Ana...
Dijo que si no quería que se hiciera pública mi...
mi relación con ella...
tenía que poner un chubasquero,
coger una máscara de Urco...
e ir al embarcadero de Punta Lobeira.
Seis meses... siete meses.
No maté a Ana ni maté a Ferro.
¿Estoy detenido?
(Bocina barco)
-Lo tengo.
No importa cómo, lo tengo.
Pero todavía hay un problema. Hay alguien más que lo sabe.
-Así que no vamos a trabajar para los Ulloa.
-No.
-¿Y qué vamos a hacer?
-No lo sé.
-Aquí no queda otra que estar con ellos,
¿a quién le vamos a pedir trabajo?
-No lo sé, Antón. Y me da igual.
(Móvil)
-¿Sí?
-Brais, come.
-Dime.
¿Para quién?
(ATÓNITO) ¿Qué dijiste?
-Que era él el que estaba liado con tu hija.
Estoy seguro.
Era él.
Antón...
(SUSPIRA) lo siento mucho, de verdad.
(ROSA) -¿Quién era?
Antón, ¿qué pasa?
-Nada. No pasa nada.
Tengo que salir un momento. -¿A dónde?
-No hagas nada hasta que yo vuelva.
(ROSA) -Anda, Brais, come, por favor.
-Hola, Antón.
Carmela y Roque no están.
-Ya.
Me llamó Roque y me pidió que me encargue de Cholo,
van a volver tarde.
(EXTRAÑADA) -Pero a mí aún me queda algo más de una hora.
-Yo me encargo de todo. -¿Seguro? ¿Sí?
-Claro. Vete para casa. -¿Y las medicinas de Cholo...?
-Me lo dijo Roque, sé dónde está todo.
-Pues... buenas noches.
-Buenas noches.
-Corriendo, como siempre. (RESPIRA FATIGADO) ¿Y tú?
(ABATIDO) Joder...
Esta es mi casa, si quieres tomamos un café y charlamos.
(Móvil)
(Móvil)
(GONZALO OFF) -Estás en tu casa.
Toma.
Un poco asfixiado nada más. Ya no tengo veinte años...
Y no me quito de la cabeza a Cascudo, joder...
Ya, no me extraña.
Si quieres, hablamos de otra cosa.
Estuve leyendo cosas sobre ti.
¿Fuiste tú quién colocó pruebas falsas en Sanabria?
¿Quién lo sabe?
¿Por qué lo hiciste?
¿Te arrepientes?
¿Por qué? ¿Qué paso con el asesino?
No regala milagros,
pero ayuda a encontrar soluciones.
(Disparo)
-Dime que no van a encontrar nada. -Estaba todo en orden.
-¿Seguro?
-Toma, lo tuyo.
-Lo que van a decir de nosotros cuándo se enteren...
-Los mensajes que usaron para chantajear a Roque...
salieron de una IP de la casa de los Ulloa.
-Habla con tu mujer, dile que se esté calladita.
-Tengo que saber si fue él. -Vale.
¿Por qué detuvieron a tu marido?
¿No puedes?, ¿en serio?
Matan a mi hija y tú no me puedes dar detalles.
Faltan tres víctimas para que se cumpla la leyenda. La teniente Ortiz es consciente de que el Urco volverá a matar y está decidida a hacer todo lo posible para evitarlo. Al mismo tiempo, Antón pide ayuda a Roque para descubrir al hombre que mantenía una relación con su hija.