Fuera de emisión
(RÍE) Tampoco es para tanto.
Soy... Vamos a decir escritora de ficción.
Fabuladora.
Decir cuentista me parece que puede ser malinterpretado,
pero fabuladora.
Soy contadora de historias.
Preciosa, esa es preciosa.
Es bonito, ¿eh? Fabulador también.
Narrador también es muy bonito, narrar, narrar es precioso.
Sí, mira qué de palabras hay. No necesitamos nuevas.
Hay bastantes.
Bueno, vale, ya pensaremos algo.
Bueno, hay una variedad enorme en el ser humano,
la diferencia de percibir y sentir las cosas.
Yo no haría tanto esa distinción
como la de cada uno de los seres humanos.
No haría la distinción entre chicos y chicas,
así, en principio de los sentimientos.
Yo creo que esa distinción la haría en cuanto al descubrimiento
de la vida y los valores desde que naces captas
y te están transmitiendo, pero la manera de sentir
es absolutamente única para cada ser humano.
Sí.
Tengo un niño, sí.
También acabo de cumplir 26,
o sea, que hay una pequeña confusión de edades, pero bueno.
Sí.
Bueno, parece eso, que a una red social tan supuestamente abierta
como Facebook no le gustó demasiado que se juntaran a lo mejor
en un mismo espacio palabras como onanismo o autoplacer,
y, bueno, me eliminaron la cuenta de Facebook
nada más anunciar la publicación del libro.
Sí, sí, después de una pequeña lucha sí.
No, yo creo que ya son algoritmos que detectan...
Por ejemplo, es muy curioso con fotografía,
Facebook detecta cuando hay mucha piel humana.
Entonces, los desnudos los detecta porque hay demasiado color carne.
Y no sé, ellos tienen sus métodos para poder censurar...
(RÍE) Lo que quieran censurar.
No, pero en mis novelas siempre hay un periodista,
varios, hay una redacción, e intento transmitir un poco
la locura de lo que es la vida del día a día,
que es un poco lo que imaginaba de pequeña de los periodistas.
Eres como un aventurero, te permiten entrar a lugares
donde los demás no entran y cada día es una pequeña aventura
completamente nueva.
Como freelance aparte está el tema de que tienes que vender
tus propios temas prácticamente cada día, por semana,
y vives en un constante sinvivir que a mí me motiva mucho también.
Sí, o no, porque la idea de la novela
surgió un día pensando precisamente
en algo muy poco zombie como es Kafka,
en su famosa "Metamorfosis" pensé:
"Y si alguien se despierta un día y descubre que está muerto,
pero pese a ello tiene que seguir haciendo lo que hace cada día,
pero con todo lo que implica estar muerto y estar pudriéndote
en muchos sentidos".
Y esa me iba muy bien para jugar con la idea del adolescente,
con la idea del cuerpo como monstruo y el adolescente que no se gusta
a sí mismo, pero está encontrándose,
y que a la vez se deja llevar, como todos esos zombies,
por el entorno.
Quizá por la exigencia y por la falta de modelos distintos
que ahora está cambiando.
Pero los hombres sí que han tenido históricamente
todo tipo de modelos, en cambio, las mujeres hemos tenido
un modelo concreto según épocas, y tenías que formar parte
de ese modelo, y si no estabas completamente "out" del sistema.
Yo creo que hoy en día gracias al trabajo que se está haciendo
sobre todo desde la ficción televisiva está cambiando,
está cambiando muchísimo.
Yo creo que en el futuro ya no hablaremos de esto.
Será compartido el tema del cuerpo.
Encantada de estar aquí.
Sí, increíble pero cierto.
Eso es completamente verdad
y ha quedado olvidado sorprendentemente
porque, a pesar de ser un personaje muy conocido ella,
y hay dos cuadros de la niña.
Hay un aguatinta de Goya, y otro óleo de Goya
en el que también aparece esta niña y, sin embargo,
la historia ha quedado un poco olvidada
y me ha interesado rescatarla.
Me pareció sorprendente, y al mismo tiempo me permitía hablar
de un siglo que a mí me gusta, que es el siglo XVIII.
Ahora estaba diciendo Laura por ejemplo,
que ese hedonismo femenino, el gusto al cuerpo y tal
es tema de mujeres, pero sin embargo el siglo XVIII no era así.
Los señores del XVIII eran todavía más coquetos que las señoras,
iban con tacones, con peluca rizada...
Se ponían lunares, y es una época muy interesante
porque es el comienzo de la edad contemporánea,
y además se parece a la época actual.
Se estaba acabando "l'ancien régime" en ese caso
y estaba surgiendo una nueva clase social, los burgueses.
Y es un poco como ahora, se ha agotado un modelo
y estamos en esa transición incierta que no se sabe dónde nos lleva.
Para sacar pasaporte. -Sí.
-Pero no te creas que hace 1000 años. -No, no.
-Somos muy jóvenes Carmen y yo. (RÍEN)
Actualmente las mujeres estudiamos, trabajamos,
ejercemos nuestro derecho al voto, pero hasta hace bien poco,
tan solo algo más de 50 años, las mujeres sin permiso
del marido o del padre no podían trabajar,
ni elegir sobre su maternidad, ni siquiera sacarse el pasaporte.
Puede parecer increíble, pero en el principio de la historia
ellas eran consideradas inferiores por naturaleza.
Hoy queremos hacer un recorrido por la historia de las mujeres
en España porque fueron precisamente ellas
las que en el siglo XX hicieron tambalear
el milenario canon patriarcal.
Esta imagen forma parte ya de la normalidad,
pero para conseguir el derecho al voto
las españolas emprendieron una larga lucha.
Es durante la II República, en las elecciones de 1931,
cuando ellas acuden por primera vez a las urnas.
Y llegó la Guerra Civil,
y con ella el parón de los derechos de la mujer.
36 años de dictadura y de silencio.
Con el triunfo del franquismo el papel de la mujer quedó reducido
al de esposa y madre, y la publicidad tuvo un papel importante
en la transmisión de esos valores.
-¿Has pensado que tu marido trabaja muchas horas diarias
y tiene derecho cuando llega a su hogar a encontrar
un agradable recibimiento?
Mira esto.
Y procura que nunca le falte su copita de coñac.
Verás como no falla.
-Poco a poco, comienzan a integrarse en el mundo laboral
y empiezan a ser conscientes de que la ley española
es profundamente discriminatoria para ellas.
Pero no es hasta 1975, al amparo de la nueva situación política,
cuando surge en España la lucha feminista.
Un movimiento que ya existía en Europa desde 1960.
(COREAN) "No se ve, no se ve, el cambio para la mujer".
-No fue fácil, hubo que convencer a la sociedad,
y en muchos casos a la propia mujer.
-Estoy en contra total. Total, total.
-¿Por qué?
-No sé, porque a la mujer, para mí, no debe independizarse tanto
en ese aspecto, ¿no? O sea, estoy en contra.
-Este tipo de opiniones reflejan la existencia de un porcentaje
de mujeres alejadas de los planteamientos feministas.
La Constitución de 1978 supone el paso definitivo
hacia la igualdad,
aunque ninguna mujer participó en su redacción.
Desde entonces se ha penalizado el adulterio,
se ha legalizado el aborto y se han dictado leyes
que reconocen la igualdad entre sexos.
Sin embargo, de la ley a los hechos
hay una distancia todavía muy difícil de recorrer.
En España el sueldo de las mujeres es inferior al de los hombres.
De media, ellas tienen que trabajar 54 días más al año
para cobrar el mismo salario que ellos.
Y aunque cada vez hay más presencia de mujeres
en los órganos de dirección, siguen siendo una estricta minoría,
menos del 10 % en los puestos directivos.
Es lo que se conoce como techo de cristal.
Todavía queda por hacer, pero lo cierto es que para llegar hasta aquí,
hubo muchas mujeres que sentaron las bases del movimiento feminista.
Unas tienen nombre propio, como Simone de Beauvoir.
-Había gente que decía que había una esencia de la mujer,
algo de místico. No creo en el eterno femenino.
Justamente, lo que yo he dicho es que la mujer no nace, se hace.
No hay eterno femenino desde el origen, son roles.
Y eso se ve muy bien
cuando se estudia un poco la sociología.
-Ahora sabemos que es la educación y el entorno social
lo que influye en los roles que desempeñamos.
Pero ¿qué significa ser mujer hoy?
¿Cuál es el rol que la sociedad y los medios atribuyen
a la mujer actual?
Bueno, qué difícil el definir algo tan amplio,
cuando ser mujer no es solo ser una mujer, sino...
Aquí mismo cada una somos, tenemos experiencias distintas,
vidas distintas.
Me gustaría simplemente hablar de una cosa que hoy me estaba,
llevaba todo el día leyendo en Internet.
Una noticia que había salido de un periódico que decía
que iba a seleccionar los 25 mejores libros de poemas
publicados en los últimos 25 años, y solo había una mujer
entre todos los seleccionados.
Y yo me preguntaba: "En los últimos 25 años,
solo una poeta entre... y 24 hombres".
Entonces, yo creo que ser mujer hoy, desgraciadamente,
todavía significa tener que echarse las manos a la cabeza
cuando pasan este tipo de cosas, ¿no?
Cuando te das cuenta de que todavía tú como escritora
o las escritoras que te rodean, las mujeres que te rodean
lo tienen difícil para ser consideradas eso, escritoras,
y para poder estar en estas listas, en estas...
No sé, en estos podios a los que les cuesta acceder
solo por eso, por ser mujeres.
-Es que yo creo que la pregunta que nos haces
está cargada de mochila. ¿Qué es ser mujer?
O sea, es que ya tú decides que no eres parte de la mochila,
pero tú nos la has echado.
-A un hombre nunca le hacen esta pregunta.
-Claro, claro.
Es una pregunta que tienes que reflexionar, decir:
"A ver, yo como mujer, yo no como nada, sino como mujer".
¿Qué quiere decir eso? ¿Qué elimino?
Claro, es que es una pregunta que dices:
"Oye, defínete". Pues no puedes.
No son preguntas, vamos a decir, pertinentes.
(RÍE)
No, porque es una pregunta dirigida, está dirigida a una contestación.
Está dirigida creyendo que hay una respuesta a eso y muy concreta.
Entonces, creo que no hay que hacerse,
no es el momento de esas preguntas.
La pregunta va incluso más allá de lo que dice Luna.
¿Por qué hay que seleccionar 25 mejores libros de poesía?
Es que eso es perverso.
Eso ya es perverso.
Entonces, si solo hay una mujer o no hay, es segunda parte, ¿no?
Pero la primera parte es el planteamiento que desde luego
es un juego que propone alguien, y es ya un juego dirigido.
Entonces, ya la segunda parte es que efectivamente
solo sale una mujer, pero es consecuencia también
del anterior juego de qué es ser mujer.
-Es ir poniendo barreras. -Es ir poniendo barreras, ¿no?
Lo que el ser humano quiere es derrumbar barreras, ¿no?
Tirar barreras.
Y vamos a definirnos por lo que somos,
por lo que hacemos, por lo que somos con los otros.
Es tan difícil ver una definición que habría que escribir
una novela inacabable para lo que es la novela del ser humano.
-Sí, yo estoy de acuerdo con Soledad,
pero lamentablemente es así, y nos preguntan todo el tiempo.
Yo una vez le hice una entrevista a Vargas Llosa
y le dije: "Te voy a hacer una pregunta
que nadie te ha hecho jamás". Y dijo: "Imposible,
porque me han preguntado absolutamente de todo".
Digo: "Te apuesto a que esta no te la ha hecho nadie".
Y entonces le dije:
"¿Existe una literatura femenina y masculina?"
Que nosotras es una pregunta que nos hacen
en todas las entrevistas, no hay ni una sola
que no empiece por: "¿Existe una literatura femenina y masculina?"
Entonces, tú tienes que contestar, bueno, no sé.
Te digo cuál es mi respuesta, yo digo que se puede contestar
tanto que sí, como que no.
Se puede decir que la buena literatura no tiene sexo
y que hay obras en las cuales es imposible descubrir
si están escritas por un hombre o por una mujer,
que "Memorias de Adriano" parece una novela escrita por un hombre,
y en cambio, yo qué sé, "Retrato de una dama"
de Henry James parece escrito por una mujer.
Pero también se puede contestar con un sí,
que todo influye, porque al fin y al cabo influye
la edad que uno tenga, influye la raza a la que pertenezca,
la religión y cómo no va a influir algo tan importante como el sexo.
Que está escrita por hombres.
Hay muchos hombres que escriben,
por supuesto con un seudónimo femenino,
pero escriben novela romántica.
O sea, que... Son etiquetas con las que lamentablemente
nos tenemos que bandear.
Ay, os voy a hacer una pregunta.
A ver si alguna de vosotras habéis sufrido el piropo terrorista.
¿Conoces el piropo terrorista?
(RÍEN)
Bueno, lo voy a decir...
A mí me ha pasado muchas veces,
pero voy a ponerlo en otros protagonistas,
en concreto Montserrat Roig y Josep Pla.
Entonces, va Montserrat Roig a conocer a Josep Pla
y le dice: "Maestro, yo quiero ser escritora".
Y le dice Pla: "Señorita, usted con esas piernas tan bonitas
que tiene, ¿por qué quiere ser escritora?"
No sé si vosotras habéis sufrido este tipo de...
Te alaban otra cosa para de alguna manera
hacerte de menos en tu parte intelectual.
No, si eso no lo quita.
Yo es que lo llevo bien eso, si me dicen lo de las piernas digo:
"Qué bien". -Ahora.
Ahora, Soledad, pero cuando tienes 20 años
no te hace tanta gracia. -Estoy de acuerdo.
Estoy de acuerdo en el planteamiento de fondo,
pero creo que la verdadera libertad consiste en decir:
"Pues claro que tengo unas estupendas piernas.
Y usted me hace esta pregunta..." Pero a lo mejor la hace...
Vamos a ver, la coquetería de un viejo,
de un señor mayor. (RÍEN)
Hay que ver cada cosa en su sitio.
Yo creo que eso, el contexto lo da todo.
En las relaciones personales echamos mano de todo,
de todos los tipos de recurso.
Lo que ya no soporto es las generalizaciones desde arriba,
institucionales, ¿no? Pero si a mí me dicen...
Es que, mira, hay tantas. Vivimos inmersos.
Pues eso, la pregunta "¿qué es ser mujer?",
ese tipo de cosas. Eso es lo que no está bien.
Ahora, que me dicen que tengo las piernas bonitas,
yo encantada de la vida.
Porque además lo tomo como algo tierno,
algo tierno que lo podría decir también a un chico guapo.
Porque yo creo que en eso también los hombres, como antes,
pienso que lo del hombre y la mujer con respecto al cuerpo,
y, como tú decías, el cuerpo lo padece muchísimo el hombre.
-Cada vez más, cada vez más.
-Yo creo que toda la vida ha padecido el hombre con su cuerpo.
Pero si el cuerpo del hombre es para... preocuparse.
Como todo cuerpo, porque es muy raro.
Entonces, yo pienso que... (RÍEN)
-Yo creo que eso también, que es algo generacional.
Yo no me he encontrado nunca en una situación así.
Y yo creo que es porque los nacidos a partir de los 80
hemos crecido ya en otro mundo, y los chicos no hablan así.
Quizá los señores mayores sí,
pero con los de nuestra edad no ocurre.
(HABLAN A LA VEZ)
Lo que quería decir de lo que hablábamos antes
es que lo que nos falta en el mundo femenino son modelos.
Yo he crecido en los 80 y en los 90 buscando modelos, que ahora cada vez
hay más y más libres y mejores, yo creo, en muchos sentidos,
pero antes había muy pocos y estoy muy de acuerdo
con la ensayista y novelista inglesa, Caitlin Moran, cuando dice,
llevamos un montón de años de libertad y en el fondo,
no hay tantas críticas literarias, no hay tantas críticas musicales...
¿Dónde estamos? ¿Dónde estamos como género?
Eso es lo que a mí preocupa, me preocupa sinceramente
porque yo siempre he querido abrirme camino
y lo he visto como una batalla, todo esto,
y cómo voy a hacer lo que quiero hacer,
y sin embargo, en mi entorno,
he visto que muchas se quedaban por el camino y no sé por qué,
ella también se lo pregunta en sus libros,
precisamente tiene uno que se llama "Cómo ser mujer".
Y se lo pregunta bastante, yo creo que esto es un tema muy complejo
y que deberíamos ponernos a ello.
Yo creo que irá cambiando, que va a ser muy lento
pero es un tema complejísimo.
-Yo es que lo de los modelos no lo veo, quiero decir,
que es mejor no tener modelos.
¿Qué quieres ser, presa de un modelo?
¿Por qué? -No.
-Es un margen de libertad que tenemos las mujeres
y que quizás los hombres ya lo tienen.
¿Por qué?
-Si no hubiera ningún modelo, estupendo,
pero cuando hay un modelo concreto
todo el mundo tiende a seguir ese modelo y debería haber muchos más.
-¿Pero qué modelo hay? ¿El convencional, te refieres?
-Sí.
-Afortunadamente, hay muchos modelos. -Ahora, cada vez más.
-Puedes elegir qué modelo vas a seguir.
-En cuanto al piropo, vuelvo, perdón, a mí no deja de recordarme
a cualquier piropo callejero de mal gusto.
Incluso aunque lo dijera con todo el buen gusto
y con toda la buena intención del mundo,
no deja de ser algo que no le has pedido.
Entonces, cuando tú vas a ver a un escritor
porque te interesa mantener un intercambio intelectual con él,
que al final se te acabe reduciendo a unas piernas, entiendo la dureza
de ese momento de decir: "mierda, yo he venido aquí a otra cosa,
no a que me piropean por algo que no es mérito mío, que son mis piernas,
yo quiero que me piropeen por algo que si es mérito mío,
que es mi escritura".
-No se está tratando de eso, lo fundamental es lo que has dicho,
y eso me parece muy importante.
Tú no le has pedido opinión sobre tus piernas,
entonces, no tiene por qué decirlo. -Claro.
Ese es el modelo al que me refería un poco,
ese es el modelo que cree tener la sociedad
y a mí me parece incomprensible.
-Eso responde a un fenómeno bastante más general, que hay,
como una cierta involución a los roles mujeriles
en el peor sentido de la palabra.
Yo hace poco escribí un artículo,
una vez estaba en un avión, me tocó al lado de una chica,
evidentemente era universitaria, muy bien vestida,
viajaba con un niño de dos y pico años
y cada vez que el niño protestaba se lo ponía en el pecho
y le daba de mamar.
A mí me llamo tanto la atención, porque realmente dar de mamar
a un niño de dos años no es muy compatible
con una vida profesional, entonces, escribí un artículo sobre eso,
que se llamaba "Chavalita y las feministas", en el que decía
que nosotros que habíamos hecho la revolución sexual y tanto esfuerzo
por ganarnos un espacio en el mundo del trabajo, etcétera, etcétera,
con perdón, ¿en qué momento se nos jodió el feminismo?
Como en la frase famosa de "Conversaciones en la catedral".
Entonces, recibí las cartas más atroces de cantidad de mujeres
que me decían cosas, como por ejemplo,
que mis hijas no podían ser muy normales puesto que yo solo
las había criado durante tres meses.
Me escribió otra señora diciendo que ella no podía tener hijos
y que había adoptado y que se había estimulado mecánicamente el pecho
para sacarse leche y poder criar a sus hijos.
A mí es que todo esto me parece absolutamente asombroso,
que volvamos a...
Yo comprendo que en el tercer mundo
sea conveniente criar a los niños durante mucho tiempo,
pero en el mundo moderno, que los niños tienen vacunas,
que tienen absolutamente de todo, no sé por qué una mujer
va a tener que entregar su vida durante un año o dos a criar niños
cuando en el fondo, al final, estas señoras que me escribían
eran unas privilegiadas, tenían un trabajo que les permitía
llevar a su hijo a su lugar de trabajo, porque desde luego,
la persona que está fregando escaleras no lo puede hacer,
y siempre me sorprendió esa vuelta a los roles mujeriles, lo llamaría yo.
-Sí, a mí lo que me asusta de eso es como te intentan convencer, a veces.
Lo peor de las redes sociales es que los grupos se han hecho fuertes,
algunos grupos, e intentan como convencer a otro grupo,
que simplemente, tú haces esto, me parece genial para ti,
yo opino esto otro, pues genial, cada uno tiene su opinión.
-Para mí, ese es el problema, y lo dice alguien que todavía
le doy pecho a mi hijo y espero poder seguir dándoselo
todo lo que él lo quiera.
Pero no por ello, voy a llamarte a ti terrorista,
ya que estamos con la palabra terrorismo.
Y no voy a enfadarme con tu opinión,
ni voy a enfadarme con la mujer que a los tres años siga dándole pecho.
Decías que cuándo mandamos a tomar por saco al feminismo,
yo creo que en el momento en el que tan rápido juzgamos las opciones
que eligen otras mujeres.
Si alguien quiere dar pecho, porque puede, hasta que el niño
sea bastante mayor, que lo haga, si alguien quiere hacerlo
durante tres meses o no quiere hacerlo, que no lo haga.
-Hay mujeres que no pueden.
A mí lo que me parece injusto es que hay mujeres que siente la presión
de que ellas tienen que hacer algo que no es compatible con su vida,
eso es terrible.
-Es esa presión de que siempre tendemos a opinar
sobre lo que está haciendo la otra mujer y la otra madre, sobre todo,
desde que soy madre, que es desde hace poco, he notado esa presión.
Cada cosa que hagas va a ser juzgada por los que te rodean,
incluso por gente que va por la calle y llevas a tu hijo y te dicen:
"abrígalo más" o "va a pasar frió, o calor".
¿Y tú qué sabes? Si no te conozco, no sabes de nada.
-Eso es un poco la necesidad que parece que tiene la gente
de tener como consignas de tribu.
Eso es la tribu, es consignas de tribu.
Yo creo que esa es la falta de libertad personal
que no somos suficientemente respetuosos, los seres humanos,
unos con los otros, y las mujeres, es posible que,
en el momento dado del feminismo se cayó en la trampa de la consigna.
La trampa de la consigna es realmente el autoritarismo, realmente, lo peor.
Para mí, lo peor, la disolución de la persona.
-Hay una viñeta de un colectivo de unas amigas mías, que se llama
"No te va a doler", que es maravillosa,
que son dos chicas tirándose del pelo y dice arriba:
"yo soy más feminista que tú".
Creo que estamos en un punto en el que se vive mucho esto,
por ejemplo, recientes polémicas, como lo de si Amarna Miller,
la actriz porno, puede ser o no puede ser feminista por ser actriz porno.
Estas tribunas, desde un lado, desde el otro,
desde vosotras que sabéis qué es el feminismo, las que lo sabéis menos...
Parece que se ha convertido en una guerra entre nosotras mismas,
completamente estúpida, que lo único que hace
es que vayamos hacia atrás todas.
-Y rebajar el nivel de interés.
-Y apartar a los que se podrían acercar de otra manera...
-Y por eso, muchas chicas jóvenes, yo lo pienso, trabajo en una revista
para público muy joven, de entre 18 a 30 años, que es "Playroom",
y entre nuestras lectoras más jóvenes, muchas dicen:
"ya estáis con el feminismo, otra vez".
Por eso yo creo que se hartan, porque han visto que se ha convertido
en una especie de... Columnistas contra columnistas,
famosas contra famosas, escritoras contra escritoras...
-Tribus contra tribus.
-En realidad estamos de acuerdo en tantas cosas y nos centramos tanto
en detalles tan estúpidos como si vas a tener más tiempo a tu hijo en casa
o menos, que a veces se convierte en una verdadera lucha muy estéril.
-Y luego, la manipulación de la culpa.
Yo creo que las mujeres somos unas enfermas de la culpa,
sobre todo en lo que atañe a los hijos.
Entonces, eso se utiliza mucho porque, ¿estás siendo buena madre?
¿Eres mejor madre si lo crías hasta los dos años
que si lo crías tres meses? O, ¿eres mejor madre si trabajas fuera de casa
o no trabajas fuera de casa? Es tan fácil manipular la culpa
de las mujeres... Y eso en las redes tiene una dimensión mucho más grande.
Yo creo que sí.
Yo tengo un hijo y una hija y les estoy educando por igual,
pero es un trabajo diario, constante, de todo el mundo,
querer que tu hija sienta que tiene las mismas posibilidades que tu hijo,
y que se traten con el mismo respeto, pero claro, ese es un trabajo
que debe hacer cada familia y a todos los niveles.
Y a la vez, con este ruido de fondo de lo tribal
a lo que estamos volviendo, que hablábamos antes,
del tema de cómo son los adolescentes hoy, es cada vez más difícil,
hay que hacer como un doble esfuerzo por mantener las cosas como están
y que cada uno, en la medida de lo posible, saque a sus hijos adelante
y también, por supuesto, los colegios, los institutos,
pero es mucho más fácil si en casa ya viene todo así, viene bien preparado.
Pero es complicado, porque lo social implica muchos inputs de fuera
que tú no puedes controlar, evidentemente.
Sí, lo he oído hablar.
De todas formas, la palabra "adulterio", es una palabra
que casi ha desaparecido de nuestro vocabulario.
En ese sentido, hay que ser un poco optimistas.
Yo creo que el calado en la sociedad es lento, es lentísimo,
porque es dificilísima la educación de todos los niños y niñas,
o sea, de todos.
En una sociedad con los valores que tenemos instalados
y que nos está llevando a lo que nos está llevando en todos los países...
Cada día nos levantamos con una noticia más disparatada
en los titulares.
Si se han equivocado todos en no haber dicho
que íbamos encaminados aquí, ¿cómo vamos ahora a hacer el esfuerzo
de transmitir los valores en los que creemos a nuestros hijos?
Pues le tenemos que hacer porque es lo que nos compensa.
Pero no es que la sociedad nos ayude, la sociedad esta absolutamente
en contra, no hay más que verla.
El plató, sí, está estupendo.
Pero salimos del plató y ya se acabó.
-A mí me sucede que, me salgo un poco del tema,
pero de alguna manera también se puede englobar,
y es que, ¿quién nos hubiera dicho a nosotros que el siglo XXI
iba a ser un siglo de guerras de religión?
Un siglo de caudillismo, en el sentido más zafio y burdo,
y una involución a roles, eso que estabas hablando tú antes
de los jóvenes, que las chicas dicen: "mi novio me quiere mucho
porque me pega", y cosas por el estilo.
Entonces, yo creo que hay que reflexionar.
¿Qué ha pasado? ¿Cómo hemos podido llegar después de un siglo,
como ha sido el XX, que ha sido tolerante, ha sido dialogante,
ha sido constructivo, a que ahora nos estamos cargando todo eso
que con tanto esfuerzo habíamos logrado y que de alguna manera
tampoco tenemos nada con que sustituirlo?
-Quizá nos hemos conformado demasiado rápido,
hemos pensado que como el feminismo ya era una idea aceptada,
la sociedad era feminista.
Quizás, nos hemos cansado demasiado pronto.
Hemos visto que ya lo teníamos todo supuestamente hecho,
ya hemos nacido libres, vamos a ser mujeres libres siempre.
No sé, quizá es que nos han enseñado a los nacidos en los 80, 90,
nos han enseñado que ya estaba todo bien, que nuestra sociedad
ya estaba bien, que el siglo XXI iba a ser libre y que solo por eso,
ya no teníamos que luchar.
Lo mismo, nos hemos equivocado.
-Sí, se ha bajado la guardia y de repente ha vuelto todo.
-Yo creo que ha faltado el pensamiento crítico
de toda esa sociedad que hemos organizado, es evidente.
No hemos sido críticos, no hemos sido críticos,
ha sucedido lo que decía Ramón.
¿Qué pasó? Que la sociedad se ha convertido
en un espejo de desigualdad, pero espeluznante.
¿Y eso qué pasa?
¿No estábamos trabajando todo el mundo por una mejor vida?
Vino mi marido arriba y me dijo: "agárrate, ha ganado Trump".
No nos lo podíamos imaginar, sin embargo, lo piensas y es coherente,
porque en un mundo de tanto vociferante,
de tanto ser que quiere imponer su voluntad y su opinión, los gritos,
siempre ganan los que gritan y los de modales más burdos
y más violentos.
Sí que en el fondo, Trump encaja, ¿cómo no va a encajar?
Le han votado.
Y salvó el obstáculo como una gacela.
Pero después, había otra valla.
Y después, otra.
Y otra.
Démosle otros 100 años.
Démosle 500 vidas al año,
y una habitación propia.
Sí.
Eso se nota mucho en las familias, por ejemplo,
no sé en vuestra generación pero en la nuestra era así:
"Papá está trabajando" y tú pasabas de puntillas
por donde papá estaba trabajando.
"Mamá está trabajando", y se puede le interrumpir
porque se ha roto la lavadora, porque ha venido el niño del colegio,
porque hay que hacer la merienda,
o sea, mamá está instaurando que se le puede interrumpir,
a papá no.
Yo no sé si eso sigue pasando en vuestras...
-No, en mi caso, evidentemente los niños te buscan más a ti
porque es la solucionadora de todos los problemas pero tienes la suerte
de tener un marido que dice precisamente: "mamá está trabajando
y no se la puede molestar".
Así que, en eso ha cambiado pero los niños, evidentemente, van a ti.
En mi caso, por lo menos.
-Yo iría un paso más allá viniendo de todo lo que estábamos hablando
de Donald Trump, etcétera.
Realmente, al menos en nuestras generaciones,
¿podemos tener una habitación propia si ni siquiera podemos tener
una casa propia?
Y ese es otro gran tema.
Entiendo la reivindicación de Virginia y es uno de los libros
que me cambió, de adolescente, la manera de leer
y la manera de empezar a leer a mujeres.
Hoy en día, habría que preguntarse eso, seas hombre o seas mujer,
¿tienes una casa propia? ¿Tienes dinero?
¿Tienes un escritorio en el que escribir?
Claro, yo creo que hoy en día si ni siquiera dependiendo de tu genero
sabes si vas a tener un cuarto, encima cómo lo va a tener una mujer.
-Creo que deberíamos cambiarlo por tienes un ordenador propio
para ir a un bar.
-Creo que la idea de habitación propia a mí me gusta mucho,
no solamente como símbolo, sino de vida propia.
Habitación, habitar propia, tu literatura que sea propia.
En ese sentido, yo creo que es una reivindicación
que deberían de hacer todos, invito a los hombres a que lo reivindiquen.
-Sí, por supuesto.
Yo creo que los consiguen, los consiguen.
-Es cuestión de pelearlo.
-Yo no me puedo quejar, tengo que decir que a pesar de estar
de que he vivido en la generación que conocemos,
los que estamos en este lado... Al fondo del plató.
(RÍEN)
A pesar de todo, yo sí que creo que he tenido,
no me quejo de falta de libertad, me la he concedido.
Lo importante es que te la concedas tú.
Por supuesto que si molesta tu libertad van a estar en contra,
pero si tienes la suficiente...
Yo no soy una persona, especialmente, fuerte, nada,
y si la he conseguido yo, creo que la podría conseguir mucha gente.
Y de verdad, no me tengo por un modelo ni de luchadora, ni de...
Al revés, soy de venirme abajo enseguida, soy enfermiza...
Pero con todo, me he concedido libertad, me la he concedido yo.
-El hecho de haber llegado a un lugar,
es lo que decía antes de los modelos, quizá le ha dado a alguien
la posibilidad de pensar: "quizá, yo también llegué
a ese lugar algún día", a eso me refería.
Yo creo que hay que luchar por tu propio espacio
pero también por el de las que vienen detrás,
que tienen que ver que cualquier cosa que se te pueda ocurrir es posible,
igual que para un hombre, eso si que no cambia a nivel generacional.
-Tienes que abrir brechas de libertad, es muy satisfactorio.
-Totalmente, y donde más parece que hacen falta,
y donde crees que no la vas a conseguir,
en el momento que entras dices: "solo era cuestión de pelear".
En internet.
Sí, pones "El dedo" y sale.
Bueno, saldrán muchas cosas en Google pero entre ellas, el libro.
En un siglo de una gran libertad, porque el siglo XVIII
era un siglo de las mujeres y un siglo de libertad.
Ya no se dice.
En Millennium, cuatro escritoras españolas comparten su visión del mundo, sus valores y la evolución que como colectivo han vivido en ámbitos como el de las relaciones personales, el de la educación y el acceso al mundo laboral.
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Me sorprendió gratamente Luna, y me encantó la académica (Puertolas) Buen debate, buena crítica y tan enriquecedor lo hablado como los silencios generados. Interesante ver la firma en que debaten cuatro mujeres; no se gritan, no se insultan, no se interrumpen y sin embargo son directas, claras, incisivas. Mucho que aprender del contenido y de las formas.