Madrugada del lunes al martes a las 00.30 horas
Madrugada del lunes al martes a las 00.30 horas
Es una larga historia que intentaré resumir
Conocí en Ámsterdam, creo, a una joven que aún estaba estudiando
y que me parecía que tenía mucho que decir,
esto debió de ser hace unos 25 años, no me acuerdo muy bien.
Más tarde, esa joven se convirtió en dos
y esas dos acabaron entrando un poco en mi familia mental
y en mi familia física.
Me interesaba ver cómo evolucionaba su proyecto de fusión.
Cuando era pequeña quería ser escritora,
vivía en Kenia y mi lengua materna era el inglés,
pero de adolescente me fui a vivir a Alemania y perdí mi idioma,
tuve que dejar de hablar inglés y hablar en alemán.
Y sentí una especie de ruptura con la palabra escrita y hablada.
Esa experiencia de no ser capaz de comunicarme
me animó a buscar otras vías para expresarme.
Y cuando acabé el instituto decidí estudiar diseño en un principio,
porque en mi familia no había artistas.
Era el primer paso hacia una carrera artística,
entonces, conocía a Uri Rosenbach, fue una gran mentora para los dos.
Recuerdo que la conocí en un curso, me miró y me preguntó:
¿Qué estás estudiando aquí?
y le dije: En realidad estudio diseño
pero hacemos mucha pintura y mucho dibujo.
Y me dijo: Tú no eres diseñadora,
tienes que venir a mi clase de Media Art
así que fue ella quien me arrastró a ese mundo
y ahí fue cuando empecé a estudiar en serio performance y vídeo.
(Cánticos africanos)
También fue la primera en señalar que era negra
y debía de trabajar sobre el hecho de ser negra,
aquello me marcó mucho
porque llevaba cuatro años viviendo en Alemania
y en todo ese tiempo había tenido muy presente la negritud
y el hecho de ser africana.
Sentía que me había vuelto africana al mudarme a Alemania
porque antes en Kenia vivía en una cultura muy diversa
y cuando me dijo eso,
me sentó como si tuviera que cargar con una gran responsabilidad
porque además era la única estudiante negra en esa universidad,
pero ahí fue donde me dí cuenta que el arte puede ser muy poderoso,
una herramienta muy potente tanto para conocerse una misma
como para crear.
Cualquier cosa que hagas con el cuerpo
se vuelve representativa de un grupo más amplio de la humanidad
y eso me resultó muy emocionante.
Y nos conocimos en la clase de Media Art.
En aquel momento la performance y el vídeo estaban muy relacionados
y el cuerpo era el medio central
o el medio de expresión para la representación.
También en el enfoque de Uri Rosenbach
Y allí nos dimos cuenta de que nos interesaban temas muy parecidos.
Y empezamos a ayudarnos el uno al otro con nuestros proyectos
hasta que en algún momento
acabaron por estar tan entretejidos
que se volvió imposible separarlos.
Tal vez sea algo que los ha atraído hacia el otro como artistas,
el ver que ambos exploraban unas prácticas similares,
unas prácticas que yo llamaría positivo-negativo
en el sentido fotográfico de los términos.
Han conseguido crear una emulsión que ha permitido
que esas dos prácticas se conviertan en una.
Los temas socialmente relevantes, temas como el racismo
fueron realmente relevantes para mí desde el principìo
y no tardarmos en encontrarnos entorno a ellos.
A mí personalmente,
el tema del racismo, el blanco y negro,
a pesar de no verme directamente afectado, siempre me ha preocupado.
Sobre el tema de trabajar juntos puede dar la impresión
de que queríamos demostrar esto o expresar lo otro,
en realidad, creo, que a veces era más un acto de desesperación,
porque muchas de las obras que estábamos creando juntos,
ya entonces, aunque firmándolas por separado,
daban una sensación de yuxtaposición.
Yo era una mujer negra que trabajaba sobre ciertos temas,
y parecía muy lógico que yo propusiese los temas
mientras que Robert se conformaba con interactuar con ellos.
Por ejemplo, hicimos una performance llamada Coloured,
de la que yo estaba sobre un escenario
y en la vídeo instalación se veía como mi pie se fragmentaba
en partes de distintos colores.
(GRITOS)
Intentaba sentir realmente lo que significa que te exploten,
o qué significa ser... ¿qué es discriminación?
¿qué es la esclavitud?
Pero la reacción del público hablando noruego, los notaba distanciados,
porque era mi historia
y ellos podía mirar cómodamente desde la distancia
y entonces fue cuando nos dimos cuenta
y lo hablamos entre nosotros de que no bastaba,
de que todo el mundo tenía que experimentar esas cuestiones
porque son cuestiones humanas.
Da igual que seas un hombre blanco o una mujer negra,
lo que hace que algo sea un problema
no es la historia personal de cada uno.
Tenemos que saber ver como seres humanos
qué es aceptable y qué no lo es.
Creo que debido a nuestro contexto alemán
la cuestión de la diferencia y de cómo integrar las diferencias
ya estaba presente entonces.
Es un tema del que se hablaba entre los estudiantes,
aunque en la mayor parte de los casos
no iba mucho más allá del interés inicial por ese concepto.
Pero creo que en nuestro caso, nuestra relación nos permitió vivirlo
concretamente, y llevarlo más lejos.
Creo que muchos de los temas sobre los que trabajabas entonces,
tenían que ver también con un intento de apropierta de ciertos temas
desde una distancia.
En el caso de la violencia, por ejemplo,
te interesabas más por la violencia en los medios
que por la violencia concreta que se ejerce sobre los cuerpos,
así que nos interesamos por la cuestión de ver lo cerca
que estábamos de ver los problemas
y cómo podíamos acercarnos aún más a ellos.
Aquí podíamos relacionarnos nosotros con esas cuestiones
más allá de una mera comprensión intelectual.
Es algo de lo que hablábamos mucho,
buscábamos la manera de hacerlo todo más real,
de propiciar cambios reales en la sociedad.
Creo que a raíz de esas primeras obras
nos fuimos embarcando en un proceso de modificación del yo,
de trabajo sobre el yo,
y más allá de trabajos sobre nuestras relaciones más inmediatas,
la nuestra como pareja, la relación con nuestros hijos,
con el medio ambiente,
o sea que se ha dado una especie de expansión.
Creo que el cuerpo como pantalla, el cuerpo como lienzo en blanco
es algo que, evidentemente les ha atraído.
A partir de los lienzos diferentes que tenían,
han creado un tercer lienzo que son ellos dos,
y en ese tercer lienzo sus cuerpos y sus mentes
porque no hay cuerpos sin mente y viceversa,
se han mezclado para producir una tercera entidad
que es Mwangi Hutter.
Creo que el cuerpo tiende a ser el material más directo
y más fácil del que partir
porque tienes la sensación de que te pertenece.
Es muy fácil tener una conexión con la imagen del propio cuerpo,
puedes cogerla, puedes apropiarte de ella
y la puedes manipular como creas conveniente.
Nuestra forma de trabajar es muy íntima y reveladora,
nos hace exponernos mucho.
De hecho, con los años también hemos descubierto
que no se puede transferir ese grado de intimidad
a muchos otros individuos.
Si te fijas en nuestra obra están nuestros cuerpos
y como mucho los de nuestros hijos
que acabaron formando parte integrante de esta investigación
y algunos miembros de nuestra familia.
Al ser una forma tan íntima y compleja de trabajar,
no tratamos de escenificar imágenes
sino de inducirnos experiencias reales
y luego hacerlas visibles,
mostrando los procesos por los que hemos pasado
para poderlos compartir con el público.
En trabajos más antiguos estaban muy presentes el cuerpo y las heridas
Queríamos entre otras cosas, exponer cuán frágil es el cuerpo como tal.
En algunos casos, nos tatuamos poemas o mensajes en la piel,
para mostrar lo frágil que es el cuerpo
y lo valioso que es,
también como contenedor que lo alberga todo,
nuestras emociones,
nuestra mente.
Incluso cuando mostramos pintura, el cuerpo juega un papel importante,
y el proceso de trasladar la pintura al lienzo
es también un proceso muy físico, muy corporal,
y ese proceso también lo queremos representar.
Hemos trabajado mucho con huellas dactilares, por ejemplo,
donde nuestras dos huellas dactilares acaban por volver a formar un cuerpo.
Las fusiones incluso en el sentido atómico
son procesos en los que el tiempo tiene una importancia esencial.
Creo que partieron de un concepto de una abstracción
que poco a poco se fue transformando en elgo físico y cotidiano.
Y también se han dado cuenta,
de que como dúo eran capaces de producir ecos,
de producir notas,
que como solistas no habrían podido obtener.
Ocurre esa cosa,
que tanto le gustaba a Johann Sebastian Bach,
el arte del contrapunto.
El contrapunto tiene un efecto formidable
y es que una nota te pide otra nota
en la que no habías pensado necesariamente.
Trabajamos con el cuerpo
y en muchas de las obras a uno se le ocurre una idea
para el cuerpo del otro, es decir, que se pueden usart los ojos del otro
para crear imágenes y temas y también conflictos
en los que nunca pensarías para ti misma,
bien porque te parece demasiado fácil o porque te parece demasiado lógico.
He sabido que los alemanes están muy condicionados
a tener una mente crítica,
y una cosa que he aprendido a través de nuestra colaboración
es que el pensamiento crítico puede adquirir tal peso
que acaba inmovilizándote,
y entonces, la creatividad se extingue.
Para mí, ha sido muy importante aprender que a partir de cierto punto
conviene parar de dar de comer al pensamiento crítico.
Si no nos lleváramos tan bien sería imposible hacer esto,
es decir, que el amor es un aspecto importante en nuestro trabajo.
De hecho, si no nos amáramos,
no podríamos realizar el tipo de trabajo que hacemos.
Pero también hemos pasado por fases difíciles,
es normal, somos seres humanos, con todas nuestras cualidades
pero también nuestras debilidades,
las cuales, por supuesto, surgen a menudo durante el proceso creativo
Pero el sobrellevar eso, también forma parte de ese proceso,
pero vale la pena, podemos verlo en nuestro trabajo.
Vale realmente la pena pasar por todos estos procesos,
porque al final siempre sale algo bueno.
Creo que la dimensión política de su obra, es muy griega,
es una reflexión sobre quiénes somos
y qué papel desempeñamos en la sociedad,
es una política sobre la ciudad.
Creo que de pronto se han dado cuenta ya lo eran antes,
de que eran ciudadanos con algo
que decide sobre el mundo que los rodea.
Todo el mundo debería darse cuenta en estos tiempos convulsos,
con gente como los de Vox aquí, en Francia, tenemos a las Le Pen,
a gente como Erdogan etc.
Todo el mundo debeería darse cuenta de que la política es ser,
manifestarse, no de forma abstracta e intelectual,
sino con el propio cuerpo, es decir, también con el alma,
que son más o menos las únicas cosas
de las que podemos estar más o menos seguros.
Cuando se habla de comunicación siempre se sobreentiende
que hay dos entidades separadas que necesitan comunicarse.
Y creo, que en principio, claro, ese fue el proceso,
mucho negociar, mucho buscar el camino, la vía,
pero en un sentido más profundo
lo que tratamos de descubrir para nosotros mismos
y para exteriorizarlo o encarnarlo es el ser uno,
halla en el ámbito de la pareja o de la familia
si no esa emoción de que todos los humanos somos lo mismo
a pesar de todas nuestras diferencias.
Si un día nos despertáramos y nos diéramos cuenta de eso
el impacto sería tan grande que el mundo se pararía en seco.
Y a ese nivel no es necesario comunicarse
porque la comunicación se da todo el tiempo,
la razón por la que tenemos que comunicarnos y negociar
es porque hemos establecido la convención
de que los humanos estamos separados.
La fusión de estos temas, el blanco y negro,
el racismo, la discriminación y su disolución a partir de,
precisamente esa fusión, no solo como conceptos
sino en nuestros propios cuerpos,
siempre ha sido un objetivo importante
y sigue siéndolo hasta hoy.
Demostrar y hacer tangible y presente en nuestras dos apariencias
por así decirlo,
que hay un camino de pacificación o de liberación de este dualismo.
Pero lo que nos ocurre es muy especial,
tiene que ver con esa dualidad, con la superación de la dualidad.
Ha sido una revelación muy importante.
Nuestras primeras obras sobre el racismo,
los problemas que examinamos,
incluso en nuestro propio entorno, nuestras familias, nuestros padres,
nos llevaron a plantearnos una pregunta,
con todo el esfuerzo y dedicación que ponemos, ¿por qué fracasamos?
Por qué fracasamos una y otra vez, hay algo más profundo
y que va más allá de los discursos políticos partidistas
de los discursos sobre la igualdad,
hay algo muy fundamental que no estamos pillando
cuando hablamos y guionizamos sobre las cosas.
Es algo que tiene que ser vivido y tiene que ser experimentado,
tiene que hacerse material y encarnarse.
Al final, no son más que conceptos,
y cuando te das cuenta de que la mente puede crear esos conceptos
comprendes que también puedes deshacerte de ellos,
pasar de ellos.
Creo que es lo que ha ocurrido en este proceso,
que nos hemos dado cuenta de que, ¡guau! conceptos.
No hay que adoptar esos conceptos, puedes pasar de ellos.
Nuestra experiencia, es que a veces, cuanto más alejadas están las ideas
más intensamente se juntan al final.
Y esto es algo que en realidad no puedes controlar,
es como, magia, es como un regalo.
La magia, la magia es algo complicado,
creo que hay magias espectaculares y magias cotidianas.
En realidad, la magia no es un acontecimiento
o un surgimiento,
si no algo más subterráneo, algo mucho más cotidiano,
casi diría que banal,
que termina produciendo un resultado extraordinario.
Creo que hay todo un trabajo detrás
la primera magia y la última, si insistimos en usar ese término
es que entiendan al ver sus obras que algo era posible.
Creo que la magia es esa capacidad de ver cosas que no están ahí,
sobre todo cuando lo que no está ahí o lo que no era visible
se vuelve visible de repente.
Llevamos ahora 25 años juntos y es muy emocionante pensar
en todo lo que nos puede aportar este viaje.
Como nos permite modificar nuestra forma de ser.
Todavía no hemos llegado al límite como seres humanos
de nuestras posibilidades existenciales,
de las formas de ser que podemos alcanzar.
No quisiera sonar demasiado abstracta porque es algo concreto
que realmente está muy anclado en nuestro día a día,
en nuestra forma de interactuar y de expresarnos.
Si me despertara una mañana
constatando que me he despertado en el cuerpo de Ingrid
ni siquiera me sorprendería tanto.
En la exposición hay una obra que se llama: Died of living de body
que es una especie de visualización de cómo nos marchamos juntos
a un espacio diferente.
Puede ser en vida, pero también en el momento de la muerte,
ya veremos.
Podría ser un ejercicio diario,
pero sí, la idea es adentrarnos en ese terreno.
Subtitulación realizada por: Rosa M. Romero Ayuso.
Con motivo de su reciente exposición Close By Between Us en el CAAM (Centro Atlántico de Arte Moderno) de Gran Canaria, Metrópolis dedica un programa monográfico a Mwangi Hutter, la entidad artística formada en 2005 por Ingrid Mwangi y Robert Hutter.Ingrid Mwangi y Roberto Hutter nacieron a miles de kilómetros de distancia, en Ludwigshafen (Alemania) y Nairobi (Kenia), y empezaron a colaborar a finales de los años 90, cuando sus caminos se cruzaron en la clase de New Media Art impartida en la universidad de Sarrebruck por la artista Ulrike Rosenbach y enfocada hacia la performance y el vídeo como nuevos medios de expresión artística. En 2005 decidieron fusionar sus nombres y biografías en una sola entidad artística con personalidad de doble género y multicultural, que refleja también el cruce de fronteras y la búsqueda de identidad, tan presentes en su obra. Actualmente viven entre Ludwigshafen, Berlín y Nairobi.