Lunes a viernes a las 16.30 horas
-Yo no le he dicho nada.
-Dime que no le has dicho que te lo he dicho yo.
-¿Qué estás haciendo?
-Apoyarla. Está en un momento complicado.
-Me habéis llamado para una entrevista
y he cambiado de opinión, la haré.
(VALERIA) Me llevas tú. -Venga, lo tengo ahí,
a la vuelta de la esquina.
-Algo de él no me gusta nada.
-Este será...
nuestro secreto.
Te gusta. -Pidió asilo político,
pero se lo han denegado.
-Daniela estará sufriendo mucho.
Espero que a su madre no la echen.
-Sí me gusta.
Y ahora que tú la dejaste, haré lo que sea por ella.
(CARMEN) La madre que...
-Lupe, ayuda, tengo un problemón.
-¿Seguro de eres tú la que recoge este pedido?
-Yo venía por otro al Ainara, y de paso me llevo este.
Es para que nos salga a cuenta.
-Eusebio, soy yo. Van a por ti.
La Policía.
(MILLÁN, MÓVIL) "Elías, Eusebio Roca está en paradero desconocido."
Le aviso para que sea precavido.
-No te muevas.
¿Qué miras? ¿Hay alguien más ahí?
Tú me la has complicado.
Te dije que no te metieras en mis asuntos, pero te crees muy listo.
Manipulaste a Tristán para ir en mi contra
y me vas a decir dónde está esa rata.
Igualmente daré con él.
Y acabará como tú, con una bala entre ceja y ceja.
Tanto esfuerzo no te ha servido de nada, frutero.
Mejor te hubiera ido en la cárcel.
Pero no ha llegado mi momento.
Y no pagaré por la muerte de tu fulana.
No tengo nada que ver con esa muerte.
Yo no mato a mis chicas.
¡Basta ya! Te voy a cerrar esa bocaza de una vez.
No tuve nada que ver con la muerte de tu mujer.
Cuando te conocí envié a un chico
para investigar quién eras y qué querías de mí.
Ahí descubrí que eras el marido de Amanda.
Mi chico recabó información sobre el asesinato de tu mujer.
Y lo que más me sorprendió es dónde apareció el arma del delito.
Porque quien mató a Amanda tiene que conocerte.
Tienes al enemigo en casa, Elías.
O no hubiera aparecido el arma
en una casa que solo los tuyos conocían.
Buscaste al culpable en el lugar equivocado
y vas a pagar por ello.
No. Qué lástima que te hayas enterado tan tarde.
(Sintonía de "Mercado Central")
# Y se apagó una luz en la ciudad
# y una sombra en sus viejos pasillos
# de colores,
# que no brillarán más.
# Ven y sígueme a aquel lugar,
# sabor a sal y azafrán.
# Aromas de un tiempo atrás.
# Y se encendió una luz en la ciudad,
# en la plaza donde regateamos,
# con un beso,
# volver a comenzar.
# Juntos tú y yo,
# jugando a recordar
# que somos cada olor, color, sabor al son
# de aquel Mercado Central. #
-Me lo vas a pagar, Elías, te lo aseguro.
¡Ni me toquéis!
-¿Qué pasa?
Que me tienes en ascuas.
¿Qué tal con Daniela? ¿Has superado el reto?
-Me ha dicho que la letra era pasable.
El movimiento de caderas, nefasto.
Pero se ha reído, creo que se lo ha pasado bien.
-¿Y tú? Porque estás de un serio...
-Samu se ha enfadado por llevarme bien con Lucas,
y me encuentro un poco mal. -Samu lo ha pagado contigo
porque está celoso por lo que le dije.
Le dije que igual tenía razón,
que nuestra relación estaba hecha para terminarse
y que era buena idea
abrirnos a nuevas relaciones con otras personas,
como con Lucas, por ejemplo. -Pero ¿tú piensas eso?
-No, le dije eso simplemente porque me enteré
de que él había cortado conmigo para ver si yo lo quería, ¿sabes?
Estaba tan rabiosa que... no sé, quería devolvérsela, ¿sabes?
-Pero ¿de verdad piensas eso? -Yo qué sé, no sé lo que pienso.
-O quieres a Samu o a Lucas.
-No es tan fácil.
Samu es Samu.
Y hemos vivido muchas cosas, nos hemos apoyado mucho,
nos hemos ayudado y lo quiero.
Pero tiene unas ralladas mentales... Es tan inmaduro...
¿Tú crees que me tiene que dejar para ver si nos queremos?
-Las reacciones de enamorados no me parecen lógicas.
Como si el amor fuera una droga
y limitase la capacidad intelectual. -No sé.
Con Samu siempre es complicado.
Con Lucas... No sé, él...
Él es positivo.
Y es una persona clara y que va de cara...
Siempre que estoy con él me siento bien, ¿sabes?
-Entonces, te gusta.
-Supongo que sí.
Es que no sé si me gusta
porque después de la ruptura me está ayudando mucho o... o qué.
Y no sé qué siente él por mí, si me ve como amiga o no sé.
-Tú y él hacéis mejor pareja que tú y Samu.
-¿Tú crees?
Yo qué sé, tío. Vaya lío llevo en la cabeza.
Espero que te vaya mejor con Daniela.
-No, con Daniela he quedado como amigos.
Después de lo de Andrea y lo de María no quiero más chascos.
-¿Temes que si te dice que no siente lo mismo, llevarte un chasco?
-No sé, no lo había pensado.
-Pues eso quiere decir que realmente te importa.
Porque además, ¿tú aceptarías un reto de música
por mí, por ejemplo?
-Tienes tan claro lo que sentimos Daniela y yo,
y no tienes claro lo que sientes tú.
-Es mucho más fácil juzgar los sentimientos de los demás.
Es muy difícil verse a una misma de manera objetiva.
-Ya, con mi madre me sucede.
A veces sé qué piensa antes que ella.
Oye, ¿y si quedamos los cuatro en el descanso?
-¿Por qué?
-Así ves cómo me mira Daniela, cómo me habla
y yo miro a Lucas.
-Y espiamos lo que sienten los otros. Me gusta tu plan.
-Y después, podemos juntar las conclusiones,
como una investigación científica.
-¿Qué haces?
-Consultar mi libro de lenguaje no verbal.
Será esencial para esta misión. ¡Nos vemos después!
-Vale.
Lucas, ¿te apetece si quedamos en el descanso?
Beso.
(Timbre)
Me han contado lo que ha hecho, ha sido usted muy valiente.
Gracias.
Eusebio ha pasado a disposición judicial.
Es más que probable que se decrete prisión preventiva.
Lo sucedido hoy demuestra que no puede circular libremente.
Hable con el fiscal y el juez que llevan el caso de Ágata.
Han examinado lo que tienen en contra de Roca,
correos, llamadas a Toledano...
Ahora sí, parece que tiene un móvil plausible para querer matar a Ágata,
pues ella sabía que traían chicas en el contenedor
y pudo temer que lo desvelara.
Por el contrario, las pruebas que lo incriminan a usted
cada vez tienen menos peso.
Que la teoría de que alguien quisiera colgarle
el asesinato de su mujer
cada vez cobra más fuerza,
y más sin haber encontrado sus huellas en el arma homicida.
Por tanto, debo pedirle disculpas.
Serán retirados.
Ya no es sospechoso del asesinato de la muerte de Ágata Solís.
Los dos han demostrado tener mucho valor.
Se castigará al culpable de la muerte de esas chicas nigerianas.
(MILLÁN ASIENTE)
No pararé hasta que diga la verdad sobre Ágata.
Soy tenaz, ya me conocen.
Eso no es muy regular.
¿Está seguro que desea verlo? Roca casi le mata.
-A ver el chapista, esto va a salir por un pico.
-Lo paga el seguro. -Sí, seguro.
-Que lo tengo a todo riesgo. -Ya, claro.
-¡Oye, oye! Pero bueno, ¿qué os ha pasado?
-Una tontería con el coche.
-¿Una tontería? Un accidente, Rosa, y podía haber sido mucho peor.
-Va, no seas exagerada.
-De exagerada nada. -Bueno, ¿me lo vais a contar?
-Tu padre me llevaba a la entrevista que me iba a hacer famosa,
ha girado y no ha visto un coche que nos adelantaba,
y ha pegado un frenazo... -Qué reflejos tengo.
-Sí, buenísimos.
Claro, el coche de atrás nos ha dado un golpetazo
y él, con un latigazo cervical y yo, el hombro.
-Porque ibas en una postura rara. -De rara, nada.
Cogía el bolso de atrás, como hago mil veces.
Pero ya me han puesto el hombro en su sitio, ya no me duele.
-Bueno. ¿Y tu cuello qué tal?
-Esto no es nada, se me pasa enseguida.
-Mira, yo no me vuelvo a subir a un coche contigo ni de broma.
Si no ve ni con gafas.
Ahora iré en taxi como una señora.
-Pero, papá, ¿qué pasa, no ves bien?
-Estupendamente.
Es que el coche que nos estaba adelantando
se metió en el punto ciego del retrovisor.
-El que está cegato eres tú,
que ibas todo el camino conduciendo achinado.
Pero claro, el señor no va a ir al oculista, como todo el mundo.
No, el señor De la Cruz no se va a rebajar a tanto.
Prefiere ir abollando maleteros.
-Si lo sé, no te llevo. La próxima, vas sola.
-Nos podíamos haber matado. -Sale con la tragedia.
Al CDN te voy a llevar a que den un papel,
o al Clásico, más de tu época. -¡Eso!
A ver si ponen "El lazarillo de Tormes",
y adivina quién hace de ciego. (ROSA) Dejad de pelearos.
Estáis bien, ¿no? Eso es lo importante.
A ver, ¿os han dado algún tipo de medicación en urgencias?
-Unos calmantes para el dolor.
-Pues arriba, que tenéis que descansar.
-A ver si me tumbo y se me pasa el susto.
-Yo lo que necesito es un copazo. -Eso, claro que sí.
Tú mezcla pastillas con alcohol y ya rematas la faena.
-Bueno, pues me tomaré un descafeinado.
-Papá, papá. Ya está, que ya lo cojo yo.
-Bueno, yo voy subiendo.
-Oye, Valeria.
Te quería hacer una pregunta.
¿Tú le doblas los calcetines a mi padre?
-Sí, hombre, ni que fuera su madre.
Cada uno se dobla los calcetines. ¿Por qué lo dices?
-No, por nada. Venga.
Me voy con vosotros y así os hecho una mano.
-Pues te lo agradezco, hija.
(Llaman a la puerta)
-Sí.
-Hijo, ¿te pillo en mal momento? -No, pasa.
-A ver, es que quiero que me enseñes
a utilizar la app esa que localiza el móvil de tu padre.
-¿Lo ha perdido o qué? -No, no, no. Se ha perdido él.
-¿Cómo? ¿Qué ha pasado? -No ha pasado nada grave.
Pero le va a pasar cuando lo pille.
-¿Me puedes contar qué está pasando y dejarte de acertijos?
-Tu padre nos ha mentido a todos. -A ver.
No está trabajando en un centro de congresos.
Está trabajando de...
de repartidor, con una bici.
-¿De "rider"? ¿Papá?
-Para la empresa que reparte por aquí.
No sé qué gracia tiene.
Estaba con Carla y le ha entrado un pedido.
-¿Estabas tú con Carla? -Sí.
-¿Y te ha dicho algo de mí?
-No eras el tema de conversación, lo siento.
Bueno, la cosa es que le ha entrado un pedido a Carla en la app...
"Go" se llama.
La app le asigna el repartidor que está más cerca.
-Ya, ¿y qué? -Que yo estaba trasteando,
he visto la ficha del repartidor y me he quedado muerta.
He visto la foto de tu padre, 20 años más joven.
-¿Viene él a por el pedido?
-No, es tonto, pero no tanto.
Cuando le asignan el Central, se lo da a una compañera.
-¿Estás segura que papá es el de la foto?
¿Seguro? -Claro, hijo.
Además es que todo encaja.
Llega siempre hecho polvo. Tiene fatal las lumbares y rodilla.
-Cierto, llega hecho un trapo. -Venga, enséñame cómo va.
Cómo va la app. Tengo que ir al puesto.
(SAMUEL SUSPIRA) A ver...
Ahora, la contraseña.
-Toma, papá, tu descafeinado. -Gracias, hija.
No tienes por qué quedarte.
Valeria ya se ha acostado y yo estoy muy bien.
Y tienes negocios que atender.
-Tú, a lo tuyo, papá.
-¿Me vas a regañar tú? Ya tengo a Valeria.
Siempre me dice lo que tengo que hacer y lo que no.
-Se preocupa por ti, como yo y la gente que te quiere.
Hazle más caso. Y no te quites eso, papá.
-Si no tengo nada.
¿También te vas a poner de parte del enemigo?
A ver si te tengo que echar de casa.
Bueno...
Un momento de paz.
-Oye, papá.
¿Por qué no vas a que te miren la vista?
Yo te puedo acompañar. -¿Otra vez con ese tema?
Déjalo ya, por favor.
-Vale, pues entonces dime de qué color tienes los calcetines.
-¿A qué viene esa pregunta? -Tú contéstame.
-Pues azules, ¿de qué color van a ser?
-Tienes un calcetín marrón y otro azul.
-Me habré equivocado esta mañana al ponérmelos.
¿Nunca te confundes? Qué tontería.
-Es una tontería lo de los calcetines, pero el accidente no.
Y es verdad, os podíais haber matado.
Y no me vengas con la tontería del ángulo muerto del retrovisor.
Esto es muy grave y tú lo sabes.
Vamos a darle la vuelta a la historia,
que Valeria tiene un problema de visión y no lo acepta.
¿Tú no estarías preocupado porque le pueda pasar cualquier cosa?
Pues eso.
Así que tú y yo nos vamos a ir juntos al médico.
¿De acuerdo?
Voy a ver si consigo una cita. -No, no.
Ya he ido al médico.
-ya entiendo por qué tu padre se puso enfermo el día del concierto
o por qué llevaba los pantalones sucios.
Bueno, y lo del sueldo, claro, ni nómina ni nada.
Si es que nos ha estado mintiendo.
Una mentira tras otra, y me las he creído como una tonta.
No me hace gracia que esté repartiendo en bici.
Es peligroso. -¿Crees a mí sí?
Por eso quiero localizarlo.
Te juro que lo agarraría del pescuezo y lo mataría,
pero estoy muy preocupada.
No tiene edad de andar esquivando coches con una bicicleta
o saltarse semáforos.
Hay localizarlo, hay que encontrarlo cuanto antes.
-Pues llámalo. -Ya lo he llamado
y me ha dicho que está trabajando.
-Espera a que llegue esta noche
y cuando estéis los dos tranquilos, lo habláis.
-¿Y si no llega qué?
¿Sabes la cantidad de accidentes que hay en bici?
Y los accidentados son gente joven, fuerte.
Tú padre tiene la complexión física de un fideo.
Hay que encontrarlo
ahora que está entero. -Trae, dame el móvil.
-Mira, esto dice la aplicación. ¿Ves el punto?
-Sí. ¿Ese es tu padre? -Está repartiendo.
Pero está lejos, tardará. -Ya sé dónde está.
Iré en cuanto pueda.
-Eso sí te digo, no te pases con él cuando lo veas.
Está trabajando para traer pasta a casa,
y no ha dicho nada para no decepcionarte ni disgustarte.
Aunque eso le cueste partirse el lomo.
-Me ha estado mintiendo a la cara cada día.
No, Samu, no. Esta vez se ha pasado de la raya.
-Bueno, venga, anda, ya me cuentas.
-Sí.
-¿Cataratas?
Es increíble, de verdad, papá.
Vamos a ver, cuando dejé a Alberto, ¿qué dijimos?
Que nos lo íbamos a contar todo, ¿no?
¿Esta es tu idea de compartir los problemas?
-Te lo estoy contando ahora, ¿no?
-Si no somos sinceros el uno con el otro,
¿cómo te voy a ayudar?
-No le digas nada a Valeria.
(ROSA SUSPIRA)
A ver, ocultárselo a Valeria es una tontería.
Es absurdo, papá, antes o después se va a enterar.
Ella ya sabe que tienes un problema.
-Pero necesito tiempo para pensar lo que voy a hacer.
-Operarte.
¿Qué quieres, quedarte ciego?
A ver, ¿qué pasa? ¿Te da miedo el quirófano?
-Papá, es una operación muy sencilla.
La hacen todos los días.
La recuperación es muy rápida. En unos días, estás fenomenal.
-Si lo sé, hija. -¿Pues entonces?
-Es que... (CARRASPEA)
Me da vergüenza reconocerlo, pero... tengo miedo a la operación.
Bueno, tengo miedo...
a quedarme ciego.
Estoy bloqueado.
-Pero, papá, es una operación muy sencilla.
De verdad.
-No, hija.
Es que tengo que asumirlo.
A partir de ahora, si no son los ojos, será la cadera,
el hígado, el corazón... cualquier otra cosa.
Soy viejo y esto no tiene marcha atrás.
Siempre he sido un hombre fuerte, el padre de familia,
el que llevaba el timón de la empresa...
Me aterra.
Me aterra convertirme en un hombre frágil
y depender de Valeria o de vosotros.
Me aterra...
que... se me vaya la cabeza,
y perder todos los recuerdos de mi vida.
Imagino el fin de mis días y...
y me vuelvo vulnerable como un niño.
Me pongo a llorar
cuando pienso que dentro de poco, no estaré aquí, con vosotros.
(SOLLOZA)
Tengo pavor a la muerte, hija.
-Papá.
-Se ha alargado la comida.
Espero que hayáis brindado por la detención de Eusebio.
-¿Qué versión?
¿Cómo?
¿A ti y a Elías?
Me estás dejando alucinado.
Me alegro de saberlo.
-Practico con el salmón, quiero sorprender a una amiga.
Se trata de Daniela, la nueva de la limpieza.
He quedado con ella y con Lucas y Carla.
Según mi libro de lenguaje no verbal,
frotarse las manos es símbolo de estrés.
¿Es por Lorena?
Dicen que contarle los problemas a alguien es bueno para el estrés,
y tú no tienes muchos amigos aquí.
De hecho, los De la Cruz desconfían de ti.
Así que si quieres, puedes contármelo.
¿Por qué? ¿Es algo malo?
En el mercado dicen que le has sido infiel a Lorena.
Ya, pues para mí no. Porque es una mentira.
Sé que hace unos meses tuviste tus dudas
respecto qué sentías por mi madre, sé que te gustaba.
Pero cuando tuviste que decidir entre las dos, fuiste sincero,
sabiendo que les harías daño a ambas.
Por eso sé que Lorena te gusta de verdad.
Si no fuiste capaz de engañarla con mi madre,
no serías capaz de hacérselo con nadie.
-Entonces, ¿Roca ha sido detenido por la muerte de Ágata?
¿Qué hombre puede hacer algo así?
¿Qué dudas?
Elías, que alegría verte. Ya me ha contado. Lo siento mucho.
Tranquilo, confía en mí.
Bueno, y me declaro admirador vuestro,
porque gracias a vosotros, hay un mafioso menos por las calles.
Anda. Me alegro mucho, de verdad.
Podrás recuperar tu vida y seguir adelante.
¿Dónde? ¿En la cárcel?
¿Qué te dijo? Bueno, si se puede saber.
(Móvil)
-¿Me lo vas a contar o no?
¿"Ibas"? ¿Ya no lo vas a tener?
Pero ese bebé os hacía mucha ilusión.
De hecho, los dos lo buscabais.
¿Por qué no lo ibas a estar?
¿Crees que serías un mal padre?
Bueno, el niño sería diferente, como yo.
Y a mí siempre me has tratado bien.
Me has ayudado más que mi padre, que nunca llevó bien el Asperger.
Gracias a ti he superado la mayoría de mis miedos.
Conectamos en seguida, y eso es por algo.
Tú eres muy bueno con la gente y para mí eres como un padre.
Y entiendo vuestras dudas,
no suena a una vida fácil, precisamente.
No es lo que uno espera cuando quiere formar una familia.
Pero querías una segunda oportunidad
para enmendar tus errores del pasado,
¿y ahora te vas a echar atrás por miedo y por comodidad?
Lo siento, pero es lo que pienso.
Tú me has enseñado muchas cosas, a cocinar...
Incluso me has dado el truco final para el salmón.
Quizá Lorena todavía no sabe lo buen padre que puedes llegar a ser,
pero yo sí.
-Estaría muy desesperado.
Si hubiera tenido algo que decirte, ya te lo hubiera dicho.
Porque estuvo jugando contigo, te mintió.
Como te mintió cuando te dijo
que no mandó darte la paliza que te dieron esos dos matones.
Le divertía manipular, tener poder.
Él siempre iba por delante de todo el mundo.
Incluso te puso a esos matones para vigilarte.
Elías, deberías olvidarte de todo y alegrarte.
Ese tipo, incluso en la cárcel, hubiera sido peligroso.
(CARLA) Está buenísimo.
-Gracias, pero no comáis más. Son para Daniela.
-Tranquilo, no puedo comer más,
que si como más, no me va a cerrar el mandil.
Sabéis donde van, ¿no?, las pruebas de "cupcakes". Aquí.
(LUCAS) Entonces no tenés excusa.
Este domingo venís conmigo a sudar la camiseta.
-¿A correr a la Casa de Campo? -Mejor.
A la sierra, a hacer "trekking".
-"Trekking" o lo que vendría siendo caminar un ratito.
-Nada de un ratito, vamos a sudar bastante.
Vas a ver lugares increíbles que muy poca gente conoce.
-Bueno, Indiana Jones, pues venga, me apunto.
-¿Otra ronda? -Claro.
¿Tú que crees? ¿Tú qué piensas?
-Que Daniela pasará poco tiempo aquí.
-No, me refiero a Lucas, que si crees que hay tema.
-Te mira mucho a los ojos y te sonríe.
-Sí, ¿no? -Pero lo hace con todos,
así que no sé si eres especial. -Jolín, hijo.
Vaya espía me ha agenciado. Muchas gracias.
-¡Hola, chicos!
Disculpad por el retraso. No me puedo quedar mucho tiempo.
(DAVID) Ya, lo sabía.
-Lo siento, David, no quiero problemas con Fernando.
Pero la merienda con vosotros no me la quitaba nadie.
Mirad lo que he traído. Para celebrar tu éxito musical.
-Pensé que no te había gustado. -Intentarlo ya tiene mérito.
-Yo he hecho unas tostadas con salmón ahumado.
-Con limón rallado. Por favor, qué original.
-Sí, le dan el punto justo de ácido.
(LUCAS) ¡Vaya! Me encantan las arepas. Muchísimo.
-"Okay". Esta es para David.
Se llama reina pepiada
y lleva pollo, aguacate, cebolla, mayonesa...
Vaya, superalimento.
A ver si engordas un poco, y te me haces más hombretón.
(NICOLÁS) Lupe, por fin llegas.
-Me han entrado pedidos de última hora
y no puedo decir que no. -No, claro.
Faltaría más, que te penalizaran.
¿Cómo te ha ido por el Central?
¿Has estado donde los "cupcakes"? -¿Desde cuándo no cumplo?
-Nunca me has fallado, estoy agradecido, la verdad.
-Oye, en una cosa sí tenías razón.
Tu mujer es de armas tomar. -¿Cómo? ¿Has visto a Carmen?
-Sí, estaba en el puesto.
La chica de los "cupcakes" le está enseñando
cómo funcionan los pedidos "on-line".
Y tu Carmen no me ha dado el pedido hasta asegurarse
de que yo era la repartidora de la ficha de la aplicación.
-Típico de ella, desconfiada hasta el final.
Menos mal que lo hemos hecho bien. -Sí.
Qué buena idea decir que tenías un fallo en los frenos para no ir.
-Tú has hecho bien estando por allí
para que la aplicación te diera a ti el pedido.
Hay que ver, Lupe, estamos gobernados por las máquinas.
La aplicación manda y nosotros, a obedecer.
-Lo importante es que tu mujer no sospecha nada.
-Sí, porque si algo odia Carmen es sentirse engañada.
(CHASQUEA LA LENGUA)
Soy un auténtico desastre, macho.
Carmen no se merece un marido como yo.
-¿Un marido que se rompe la espalda por su familia?
Lo que haces es bueno, Nicolás. Cuéntaselo, verás cómo lo entiende.
-Debí ser sincero desde el principio como me dijiste, Lupe.
Y ahora...
no sé qué hacer,
porque cuanto más grande es la bola, más difícil de tragar.
-Y pobre de quien no pruebe mis tequeños de queso.
Traigo platos, lo comeremos mejor. -Tranquila, voy yo.
-No te preocupes, hombretón. Está Jorge, no me cuesta.
-O sea, te hace ojitos fijo, chaval. -¿Tú crees que le gusto?
-Hombre. (LUCAS) Sin duda.
Estoy de acuerdo con Carla. Sos su hombretón, vamos.
Pero mirá, una cosa, David.
Si a ti te gusta, no la dejes escapar.
Porque Daniela parece muy buena onda.
-Pero quizá debería dejar un tiempo prudencial.
Hace muy poco de lo de María. -No, no estoy de acuerdo.
O sea... No sé, ¿recuperarse de qué?
Cada relación es distinta. Mirá, esto es como andar en moto.
-¿Por qué? No veo la relación.
-Cuando te das un golpe por primera vez en la moto,
te asustás, entonces tenés dos opciones,
o no volver a subirte en la moto
o volver a subirte al día siguiente y enfrentar tus miedos.
¿Me seguís? -Sí, creo que sí.
-Entonces, ¿a qué esperas?
-Pues David es bastante directo, pero anda que tú...
-¿Qué? ¿Te molesta?
-No, para nada.
Estoy harta de los meandros mentales de Samu que no sabes dónde llevan.
Yo prefiero alguien...
más directo, que me hable más claramente.
-Me alegro, porque esta mañana hablé con Samuel.
-¿Sí? -Más bien estuvimos discutiendo,
porque le dije lo que realmente pienso.
-¿Sobre qué?
-Sobre vos, Carla.
Le dejé claro que me gustás y que no pararé hasta que estemos juntos.
(DANIELA) ¿Quién tiene hambre?
-Con las cosas que han pasado en el mercado,
solo yo he perdido el trabajo de mi vida,
El que he tenido... en los últimos 30 años.
-Bueno, pero eso no es culpa tuya.
-No, pero de haberme acomodado demasiado...
igual sí, Lupe.
Me confié, pensando que nadie me iba a echar del mercado.
No se puede uno relajar, Lupe, ya está.
Como dicen ahora en el mercado, renovarse o morir.
Y yo, pues no sé...
no me esforcé en renovarme y...
nunca me planteé...
no sé, hacerlo mejor.
-¿El que está en tu lugar en el mercado lo hace mejor que tú?
-Qué va.
-Pues entonces, no te tortures más.
Querían rebajar gastos y punto. No eres un fracasado.
-No, fracasado no, Lupe, pero sí soy un cobarde.
No sé cómo he podido llegar a mentir tanto.
No solo a mi mujer, si no a mi hijo, a mi suegra... a toda la familia.
Todos piensan que tengo un señor trabajo, y fíjate.
Yo no sé, pero cuando Carmen se entere,
voy a perder lo que me importa en esta vida de verdad.
-Pero si lleváis media vida juntos. No te va a dejar por esto.
-Ella confía en mí y yo la voy a destrozar.
-Venga va.
verás como todo se soluciona mejor de lo que crees.
-Eres una compañera como pocas.
Muchas gracias, Lupe.
(MARTÍN) Sé que está lejos de casa, pero mi hermana necesita ayuda.
Es lo que quiero hacer.
Mañana se lo digo.
No, no voy a pasar menos tiempo con vosotras por esto.
Venga, hablamos en casa. Te quiero.
-¿Adónde vas? ¿Ya no se saluda en este mercado?
(DANIELA) Hola. -Este suelo está a medio fregar,
no puedes subir aún, ¿o quieres que dé un mal informe a tu empresa?
-El suelo lo fregué esta mañana.
He bajado a limpiar una mancha y subía a hacer los baños.
Yo hago muy bien mi trabajo.
Si me permite... -Guapa, ven.
-¡No me llame guapa! ¡Y suélteme!
-A mí no me grites, no te conviene.
Y debes guardarle respeto a tu jefe.
-Es usted quien me falta al respeto.
Desde el primer momento, en la entrevista,
supe qué clase de tipo es, por cómo me mira,
y siempre intentando tocarme. ¡Da asco!
Si vuelve a rozarme, aunque sea un pelo,
seré yo quien hable con la empresa, y con la Policía.
Igual ya tiene alguna demanda por acoso.
-Bueno, yo también puedo llamar a un viejo amigo
que trabaja en Inmigración.
Sería muy triste que a tu madre la expulsaran del país.
-Mi mamá tiene todo en regla, y yo también.
-¿Sí? ¿Tú crees?
-Sí.
-Mira, no valen las mentiras entre nosotros.
Tú y yo debíamos tenernos más confianza, de verdad.
Tú tienes todos los papeles, pero tu madre es una irregular
y no los conseguirá por razones humanitarias.
-Se los van a dar.
Le ha costado mucho llegar aquí y no puede volver a Venezuela.
-Eso crees. -Antes de llegar a España,
detuvieron a mi hermano
por manifestarse contra la república,
y mi mamá ha estado perseguida por darle cobijo.
Así que es cuestión de tiempo que le den la nacionalidad
por ser enemiga de la república. -¿Quieres que lo comprobemos?
Pero luego no hay marcha atrás.
¿Llamo a Ramiro? -No, eso no es cierto.
-Claro. Claro que no.
¿Ves? En el fondo, eres una buena chica.
Y muy atractiva.
No sé qué haces con el rarito de David.
Es buen chico, pero es un crío, y tú necesitas un hombre,
alguien con experiencia que te haga disfrutar.
Y te dé placer.
(CHISTA)
Relájate, que te va a gustar.
Tranquila.
(Montacargas)
-Sí, claro, claro. Muchísimo.
(Puerta cerrándose)
-Era un mafioso que traficaba con mujeres,
capaz de dejarlas morir en un contenedor
y de matar a tu mujer a sangre fría.
-¡Créeme, no hay nada entre nosotros dos!
-¡Se ha acabado!
-Me encargaré de los fogones del Ainara.
-¿Es por lo números o para vigilarme?
-He leído sobre Venezuela para demostrarte que me gustas
y que me importas, pero he metido la pata.
-¿Cómo ha podido traicionarme, con todo lo que hemos pasado juntos?
-Qué poca paciencia, ha colgado.
-Has colgado tú. -Tonterías, ¿cómo voy a colgar yo?
-Lo... que pasó entre nosotros solo es un aperitivo.
Sé que te quedaste con tantas ganas como yo.
-¿Tan mosqueada está? -Te ha echado de casa, no al sofá.
-Un puesto en un mercado no es como un vestido.
No puedo devolvértelo, y al mismo precio.
Adela salva la vida de Elías dejando inconsciente a Eusebio, que es detenido. Se retiran los cargos contra De La Cruz, que al fin es un hombre libre.
Jorge, gracias a David, comprende que quiere seguir adelante con el embarazo y se lo comunica a Lorena, que le anuncia que todo ha sido una falsa alarma. El bebé está perfectamente.
Tras llevarse un susto con el coche, Rosa consigue que Jesús le confiese lo que le pasa: tiene un glaucoma y le da mucho miedo operarse.
Carmen tiende una trampa a Nicolás para que deje de trabajar como rider y se lo encuentra abrazado a Lupe, malinterpretando la situación.
Lucas confiesa a Carla que le gusta y que va a por ella.
David confirma que tiene posibilidades con Daniela ajeno a que Fernando tiene intención de sobrepasarse con la chica. Adela, sin saberlo, lo evita en el último momento.