2008-2010
Pero ¿qué lío? Esta es tu casa.
Los zapatitos.
Ahí.
¡Chist!
A ver.
Sé que no está bien que te lo diga.
Pero me alegra que estés aquí.
Ya me lo contarás si quieres.
Ahora deja que te cuidemos.
-Mamá.
-Mira.
Durmiendo con un ojo abierto, como su madre.
Padre, ¿no va a cenar?
Seguro que dentro de unos días volverán.
¡Viva la República!
-¡Viva la República!
¡Viva la República!
¡Viva la República!
Encarna, Encarna.
-¿No hay más paredes de esta ciudad?
Nos están provocando.
-Menos mal que la República no llegará nunca.
¿Cómo defenderían la patria los que no pueden defender una pared?
Espero que pase pronto la moda de las mujeres deslenguadas...
...y vuelva la discreción de su sexo.
-¡Viva la República!
-¡Viva! -¡Viva!
Es por los salarios del servicio.
Hace semanas que no se cobran.
Ya sabes que a mí no me importa.
Pero debería hablar con ellos y me gustaría saber qué decirles.
Muy bien.
¿Buenas noticias?
¿Qué?
Pero ¿cómo vas a hipotecar la casa?
Ni hablar.
No sé por qué habré sacado el tema. Sabes que cuentas con nosotros.
Tenemos comida y techo.
¡No hagas tonterías!
Todos estamos a tu lado.
Y ya está.
-Anótalo en la cuenta, anda.
-Justo...
Nunca habíamos fiado tanto.
-Ya, Visi, pero yo soy un mandado.
Si quieres, hablo con Vicenta.
-No, no hace falta.
Pero me gustaría decirte algo.
-¿A mí? -Sí.
Los primos de los Arriaga abren casa en la ciudad.
Y necesitarán servicio.
-Ya. Gracias, Visi, pero yo ya tengo trabajo.
-Claro.
Era por si acaso.
-Nada, mujer.
Gracias, ¿eh?
Quieres que, desde el púlpito, aliente a que voten a tu República.
-Al menos, a que voten.
-Yo hago lo que me pides.
Si gana la República, acaban con el clero y se acabó.
Si ganan los de siempre, me excomulgan.
-Usted tiene miedo a los cambios y las cosas solo mejoran si cambian.
-¿Qué os pasa?
-No me habla.
Le di dinero de nuestros ahorros al partido.
Le va a costar perdonarme.
-¡Salvador, Salvador!
Nunca aprenderás.
No podemos cumplir esos plazos.
No bromees, Gonzalo. No tenemos barcos suficientes.
Necesitamos tiempo para ir, descargar y volver por más y lo sabes.
¿Por qué me haces pasar por esto? No podemos hacer más.
¡Vaya vaya con el curilla!
¿Vas a hacer una fortuna para él?
Eso sería bueno para todos.
El día 12 ganaremos esas elecciones.
Dalo por seguro, Gonzalito.
Recibí tu nota.
Tienes que tener cuidado. El servicio se lo puede contar a mi padre.
-Ya no tendrás que preocuparte por eso.
Nos iremos juntos a Madrid.
-¿Qué dices?
-Es el momento ahora, Carlota. ¿No lo ves?
-Eso es una locura.
Antes de llegar a la estación, nos habrían descubierto.
-¿Quieres que estemos juntos o no?
Pues, entonces, confía en mí.
Tras las elecciones, cuando gane la República, nadie se dará cuenta.
Y en Madrid no van a encontrarnos.
Y cuando lo hagan, la ley nos protegerá.
-¿Y si no gana la República?
-Estaré contigo en la Puerta del Sol cuando agites este pañuelo.
Ha salido la sentencia de los sublevados de Jaca.
Van a fusilarlos.
-¡No puede ser!
-No debí decírtelo.
-¡Es Fernando!
-Es un traidor al rey.
-¡Por Dios! ¿Es que no vas a hacer nada?
-Él se lo ha buscado.
-Tienes contactos.
¡Algo podrás hacer!
¿Vas a dejarlo morir?
-¡Ya basta, Isabel!
Fernando sabía lo que podía pasar.
-No, Hugo, no.
Él te salvó la vida.
Y ahora te toca a ti.
Si no haces nada, no te lo perdonarás nunca.
Hugo, nunca.
Y yo tampoco.
¡Escápate, vete!
-¡No!
-Te pido una cosa.
Cuida de Isabel.
Pídele perdón por no haber sabido quererla.
Dile...
...que lo último que pronuncié fue su nombre.
Dile que la quiero.
¿Lo harás?
-O salimos de aquí juntos o morimos los dos.
No pienso dejarte solo.
Eres...
¡Hugo!
El tocino también se ha terminado y la manteca.
-Haces los potajes demasiado sustanciosos.
-Como me enseñó mi madre.
-Pues ahora ponles más verduras y ya está.
-No quedan ni fabes.
-Bueno, pues no pasa nada.
Luci baja cada día a la huerta y trae...
...borrajas y cardos.
-Vicenta, lo que me tienes que decir es hasta cuándo va a durar esto.
-Durará lo que tenga que durar.
-Adelina.
¿Qué hay de comer?
-Hierba del campo.
-Pedro, sube al invernadero. Yo voy enseguida.
¿Qué pasa, Vicenta?
-Mejor no preguntes. -Mujer...
¿Qué te preocupa?
-No estoy preocupada. Estoy muerta de miedo.
Esta casa se hunde y no podemos hacer nada por evitarlo.
Papá, adiós.
¿Algún problema?
Bueno...
Todo está resuelto.
Desde luego.
Después de eso, nuestro negocio estará cerrado.
Un negocio muy rentable para ambos, ¿eh?
¿Y la niña qué hará?
-Intentar solucionar el asunto de la mina.
-Ya, pero igual ahora el marqués le ayuda. Si se han arreglado...
-No lo sé, Adelina. No sé nada.
-Ya.
¡Qué feo es el uniforme!
Mírate. Bueno, ¿qué?
¿Un café?
-No.
-Pues deberías.
Igual mañana solo podemos ofrecerte agua de fregar los cacharros.
-Siempre tomas café a estas horas.
-Hoy me he quedado sin ganas.
-A ti te pasa algo.
-Que... Qué...
-¿Qué?, ¡por el amor de Dios!
-Me voy a Madrid.
-¿A Madrid?
-Se está montando, piden refuerzos y mandan a los novatos.
-¡Es una suerte!
-¿Que me peguen un tiro?
-¡No, no, no!
Ir a vivir a Madrid. Nos darán una casa.
-Seguro que te pagan más dinero.
¡Ay!
Creí que no debías ser guardia civil.
¡Y lo guapo que estás con el traje!
¡Guapo!
-¿Y mis vaques? No se me ha perdido nada en Madrid.
-¡A Madrid!
-Bueno.
Pues una boca menos para el puchero.
"Debemos aguantar, Justo".
-Ya.
¿Y cómo pagamos nuestra casa?
-Aún tenemos algo.
Además, es probable que ese momento no llegue.
-Sabes que no tiene arreglo. -No.
No lo sé. Hay rachas buenas y malas y pasan.
Lo mejor es poner al mal tiempo buena cara.
-Sé dónde encontrar un trabajo.
La oportunidad ha surgido ahora y como están las cosas...
¿Y si luego no sale nada?
-Justo, les debemos lealtad.
-¡Otra vez con tus palabras de maestra!
Tú siempre encontrarás trabajo.
Tienes preparación, pero yo...
Yo solo sé servir, Marcelina.
Es lo único que he hecho durante años en esta casa, servir.
-No nos precipitemos. Podríamos arrepentirnos.
-No sabes cómo me duele todo esto.
Ni te lo imaginas.
Esta es mi casa.
Es la única familia que tengo.
El obrero necesita trabajo. Irá con quien se lo dé.
No se preocupe, señor.
No hay que morder la mano que te alimenta.
Sabe que con todo esto la marquesa puede perder la mina.
¿Y te vas así, tan de repente?
-Los asuntos de Madrid los soluciono yo. Te quedas al frente.
Sabes qué decir.
-Si me preguntan, has ido al sanatorio.
-Y aunque no te lo pregunten, dilo.
Gonzalo debe enterarse para que no sospeche nada.
Toma.
-¿Y si viene el gobernador?
-Alonso sabe que estaré de viaje.
Y estará muy ocupado con sus asuntos políticos...
...y todo lo demás.
Mema.
La forma forma de proteger a mi hija es conseguir lo que Alonso quiere.
-Alonso no me gusta.
-A mí tampoco.
"Los que quedamos..."
...llevamos semanas sin jornal.
¿Y qué es un obrero sin jornal?
Un esclavo.
Peor aun, porque un esclavo no se engaña.
¿Pueden hacernos creer las patronas y los curas que les importamos?
¡Un carajo es lo que les importamos!
-Tendré que acostumbrarme.
Es lo menos que nos espera si llega la República.
-No es cierto, don Enrique. No todos somos así.
Hay que conseguir que voten sin miedo.
Eso debe decir en misa este domingo.
Su púlpito vale más que cien mítines.
-No me dejaré engañar.
-Yo no puedo hacer eso.
-¿No es un hombre de fe? ¿Por qué no cree en el futuro de España?
-Van a cerrar la mina...
...y nos dejarán a todos en la calle.
Así que yo ya me he buscado el jornal en otro sitio.
Y quien quiera puede venir conmigo. ¡Necesitan gente!
-Yo me apunto. -Y mañana vamos a la mina.
Sí, pero a pedir lo que se nos debe.
-¡Así se habla!
-Esta ronda la paga el sindicato.
-¡Eso es!
-Tiene razón. Nos quieren echar.
-Y usted, padre,...
...debería venir y aprender a trabajar.
No dejaremos un cura en este país.
-¡Cállate! Eres del sindicato para aprovecharte.
-Estos, compañeros,...
...son los peores.
Los que, cuando tienen algo, olvidan su origen...
...y se las dan de señores.
-Que te calles de una puta vez.
-¡Nos traicionan desde dentro!
-¡Salvador!
-¡Quieto, quieto!
-¡Fuera de aquí!
¡Fuera todo el mundo!
-¡Dejadme, cojones!
-¿Esta es la República en la que quieres que confíe?
(RECUERDA) "Cierra los ojos, Victoria".
"¿Notas cómo palpita la montaña?".
"De la montaña y de esta tierra, sacamos la fuerza para seguir".
"No importa cómo sea el camino".
"Nosotros siempre nos levantamos y seguimos".
"Pase lo que pase, tienes que ser fuerte como esta tierra".
"Tienes que levantarte y seguir".
"Ego te absolvo a peccatis tuis...
...in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti".
Hija, ve a rezar tu penitencia.
-Hay algo más, padre.
-Dime.
-No es pecado estar enamorada, ¿verdad?
-No es pecado...
...si no has pecado con ese hombre.
-No, padre.
Solo le besé.
Y siento la tentación junto a él cada día más.
-Debes alejarte de ese hombre, hija mía.
-¿Y para él es pecado estar enamorado?
-¡Pero qué dices!
-Lo que oye, padre.
Está enamorado de la marquesa de Castro.
-No sabes lo que dices.
-Hará lo que sea por acabar con el marqués.
-¡Dios Santo!
-Si él puede hablar a una mujer...
...yo merezco ser esa mujer.
Señor.
-¡Encarna, qué agradable sorpresa!
Seré breve.
La política es aburrida.
En Madrid no saben llevar sus asuntos.
Pero aquí es distinto.
En este sobre hay mucha razones para anunciar...
...la retirada de tu candidatura.
Soy un hombre práctico.
De una manera u otra, acabaré ganando.
No sé qué le ve la gente de divertido a lo de votar.
Yo podría pasarme la vida sin hacerlo.
Piénsatelo.
Solo debes decidir qué es lo más importante.
Debes tomar una decisión.
Todo el mundo conoce tu pasado.
No solo te compromete a ti, sino también a Carmelita.
Puede complicar mucho su futuro. Es demasiado joven.
Es algo que debes hacer, Ángel.
Y más vale pronto que tarde.
Ángel.
Nada.
El voto de la mujer, la reforma agraria.
Con la libertad de culto ten cuidado.
¡Encarna!
¡Que mañana nos la jugamos!
¿Qué?
No lo hacemos por nosotros.
Encarna, he dado mis ahorros a la causa.
Vivo en casa de mi madre, mi mujer no me habla.
No me gusta, pero creo en la República.
Sé que será buena para todos, también para mi familia.
Y sé que tú también crees en ella.
¿Qué ha pasado?
Estamos muy cerca. No es momento de dudar.
Lo de la mina no tiene solución.
Pero puedes cambiar las cosas para siempre en este país.
No es momento de flaquear.
No tenemos elección.
¿Te encuentras bien?
-Sí.
-Te preocupa lo que está pasando, ¿verdad?
No debes tener miedo.
Esas elecciones no llegarán a ningún sitio.
Esos miserables no conseguirán nada.
-¿Por qué dices eso?
-Porque no van a quitarnos lo que es nuestro.
Dentro de poco, serás mi esposa.
Y yo te protegeré para que no te falte de nada.
Para que tengas lo que siempre has deseado.
¿Y sabes por qué?
Porque no puedo evitarlo.
¿Hay alguien ahí?
-¿Qué quiere? ¿No ve que la taberna está cerrada?
-Tengo entendido que en la bodega se compran y venden cosas.
-Si le han robado, no tengo la culpa. Aquí no sabemos nada.
-Estoy buscando a una persona.
Este reloj...
...perteneció a Gonzalo.
Gonzalo López Brunés.
Usted lo conoció, ¿verdad?
Era de Barcelona.
Y trabajó a las órdenes de los condes de Villaescusa.
-Conocí a un Gonzalo López.
Venía todas las noches y se emborrachaba hasta perder el sentido.
Sí.
Contaba historias de esos condes.
¿Por qué lo busca?
-Conocí a Gonzalo hace mucho tiempo.
-Gonzalo López murió hace más de 20 años.
Mi marido atendía la taberna cuando Gonzalo empezó a venir.
Tenía dinero y modales y parecía que conocía a gente importante.
Siempre hablaba de los señores con los que había tratado.
Se emborrachaba y la lengua se le iba, buscaba pelea.
Y Ramiro lo sacó de un lío más de una vez.
-¿Ramiro era su marido?
-Sí.
Se hicieron amigos.
Más de una noche, Ramiro cerraba y ese borracho seguía aquí.
Una noche la taberna ardió.
Cuando se pudo entrar, no quedaba nada.
Y Ramiro había muerto.
No volvimos a saber nunca más de Gonzalo López.
-Pero usted me ha dicho que Gonzalo murió.
-Ni siquiera pudo reconocer a mi marido.
Se encargaron mis hermanos del entierro y de todo.
No recuerdo ese año, como si hubiera muerto con él.
Costó mucho volver a abrir la taberna.
Hubo que sacar dinero de donde no había.
Mi hermano me dio algo que guardaba desde la muerte de mi marido.
Al enterrar a Ramiro,...
...le quitaron estas muelas de oro.
Mi hermano las había guardado.
Pero Ramiro nunca tuvo muelas de oro.
Desde entonces, las llevo para que no olvidar...
...la traición de ese canalla.
Fue a Gonzalo López...
...a quien enterraron en esa tumba en lugar de a mi marido.
Si usted lo ha encontrado,...
...júreme que se lo hará pagar.
¿Se encuentra bien, padre?
Me alegro de estar a su lado ahora que me necesita.
A veces, me siento perdida.
Como si fuera complicado elegir entre lo que es correcto y lo que no.
Como si hacer...
...lo que sentimos, pudiera provocar...
...dolor a los que más queremos.
¿Qué debo hacer?
No me voy a ir.
Ha sido don Enrique.
¿Te preocupas por mí?
Mejor así, que sepas la verdad.
Siempre has sabido que no podía cambiar mis sentimientos.
Te quiero.
Y nada...
...de lo que hagas podrá cambiar eso.
¿Por qué no pueden seguir las cosas como hasta ahora?
Solo quiero estar a tu lado.
Solo te pido eso.
¿La distancia?
La misma distancia que hace que cada día estés más cerca de Victoria.
Es que no puedo dormir.
¡Sí!
Siempre estás trabajando.
¿Qué hacéis todos ahí parados?
-Vicenta. -De Vicenta nada.
Mientras sigamos en esta casa, debemos cumplir con nuestro deber.
-Siéntate y escúchame.
-A ver qué es eso tan importante que hay que escuchar.
-Vicenta.
Justo sabe de un trabajo.
-Te ha faltado tiempo, Justo.
¿Desde cuándo sabes de ese trabajo? -No vayas por ahí.
Llevo 30 años dejándome la piel por esta familia.
No tengo que justificarme ante nadie.
-Perdóname, Justo.
-Unos familiares de los Arriaga van a abrir casa.
-Señora Vicenta.
Es una oportunidad.
-Y, sobre todo,...
...podríamos estar todos juntos.
-También necesitan un ama de llaves.
Ya oíste lo que dijo Victoria.
Más que una ayuda, somos una carga.
-Es una buena ocasión esto de los Arriaga.
Os cogerán cariño.
No saben lo afortunados que son de contar con vosotros.
-Vicenta... -No, Adelina.
No puedo dejar a Victoria.
-¿No te das cuenta de que se ha acabado?
-Mientras haya un Márquez en esta casa, yo seguiré en ella.
Yo no puedo ir a otro sitio.
Esta casa...
...es mi vida.
Lo siento.
La casa sigue abierta, viven dos mujeres y dos niños.
Y tengo mucho de qué ocuparme antes de pensar en lo que va a pasar.
-Ahora que vamos a estar algo más aliviados,...
...deberíamos comprar tocino y manteca.
-Yo voy a subir.
-¿Dónde encontramos un trabajo de un día para otro?
-Por eso, tenemos que estar unidos. Ven aquí.
Tus últimas palabras en una España con rey.
Después de hoy, nada será igual.
¿Por qué dice eso?
-Vámonos.
No aguanto este olor a rebaño ni un minuto más.
Vámonos.
-¡Viva la República! -¡Viva!
Están dispuestos al martirio por sus ideas.
-Si no es Encarna, será otro el candidato.
-Si no contamos con la debilidad de la gente, ¿qué nos queda?
Yo te lo voy a decir.
Dios y el ejército.
-En todos los sitios, cuecen habas. Ya viste lo que pasó en Jaca.
-Y mira cómo han terminado. Se necesita mano dura.
-Hay muchos militares descontentos con el rey.
-Te he dicho que cuando hablo del rey, no me refiero a un hombre.
Si un rey no sirve, se pone otro.
Pero debe haber un rey porque siempre ha sido así.
Al fin y al cabo, el rey somos todos.
-No pueden ganar, son solo unas elecciones municipales.
-El domingo quiero al ejército en la calle.
Y los cuarteles, en alerta.
-¿Y si ganan los republicanos?
-No nos pillarán por sorpresa.
Esta ciudad seguirá teniendo una cabeza al frente.
Pero no será la misma de siempre.
-Y yo brindo por ello.
Veo que todo ha salido bien. -No ha sido fácil.
Me han hecho hacer lo imposible.
Por ahora, rico en promesas.
¿No esperamos a su ilustrísima?
-No.
-Tiene una llamada.
¡Por la primera concejala republicana de Asturias!
Me has emocionado. -¿Podemos unirnos a la celebración?
Por la República.
Que nos permita conservar el trabajo y dar de comer a nuestros hijos.
Además de pensar en el país, espero que hayas pensado en la mina.
De aquí no nos vamos sin que se nos dé una solución.
No ha llegado ninguna mercancía al muelle.
¿Qué está pasando, Gonzalo?
¡Un malentendido que nos puede costar la ruina!
-¿Descorcho la botella?
-¡Gonzalo!
¿Y mientras qué?
La ayuda no va a durar siempre. Nuestros hijos deben comer.
-Ahórrese la palabrería.
Su cuñada ya nos ha dado una buena ración de eso.
Soluciones, queremos soluciones.
Es fácil decirlo mientras se vive en su gran casa.
Esos cantos de sirena ya los hemos escuchado antes.
¡Denos nuestro dinero y quédese con sus discursos!
-¡Para un poco!
El dinero es pan para hoy... -¿No veis que solo son palabras?
-Tenemos que pensarlo.
Y después, votar en asamblea.
Nuestros barcos estarán zarpando hacia Estados Unidos.
Los barcos del marqués habrán esperado en balde...
...la mercancía que estábamos cargando en otro puerto.
Según estos papeles,...
...el marqués se merece cualquier cosa que le pueda ocurrir.
Y con esto,...
...cumplimos nuestro trato.
Lo sé, ilustrísima.
Pero abrir heridas del pasado...
...puede acabar volviéndose contra uno.
Espero que sepa lo que hace.
Hugo.
Perdona que me presente así.
Solo quería decirte que...
Lo que has hecho por mí después de lo que pasó...
...demuestra la grandeza de tu carácter.
Gracias.
Mi vergüenza y...
...mi gratitud hacia ti son infinitas.
-Dale las gracias a mi mujer.
Fue ella la que intercedió por ti.
-Fernando.
-Si me disculpáis,...
...mi padre me espera en el astillero.
-¡Gracias a Dios!
¡Estás bien!
Padre, ¿qué pasa?
Pero...
-Señor marqués.
Quiero contarle algo.
Padre Ángel.
Sí.
Tengo las pruebas que harán que Gonzalo deje de ser el marqués.
Todo eso lo tendrás a cambio de una condición.
El marqués tenía razón.
Sacaste beneficio y nos lo ocultas.
Voy a anular mi compromiso.
Alicia.
-¡Carlota!
Salvador Ruiz García.
-Vota.
Vota.
Vota. -Gracias.
No nos olvidéis.
-¿Cómo os vamos a olvidar? Sois mi única familia.
Tengo que anunciarles que he firmado una orden de arresto...
...contra el marqués de Castro.
Vengo de casa de los Márquez.
Tenía que hablar con Victoria.
No hay nada más importante, créeme.
Todo va a cambiar.
Dentro de poco, se aprobará el divorcio y serás libre.
Podremos empezar una vida nueva.
Si me lo propongo, podríamos llegar a ser amigas.
-Cuando quieras, puedes intentarlo.
Mi padre hizo que el apellido Castro fuera importante.
Consiguió lo que ningún Castro había conseguido antes.
-Tu padre ya no es nadie.
Abril de 1931. La situación política enfrenta a Encarna que se mide con Alonso en la campaña electoral. Republicanos y conservadores luchan por conseguir el gobierno.
Histórico de emisiones: 11/01/2010
Añadir comentario ↓
La historia de amor entre Victoria y Gonzalo, es infinitamente mas real, mas apasionante y me ha llegado mas al corazón que su historia con Angel.
Soy espanol viviendo en Canada y me encanta esta serie.Gracias TVE
sou brasieleira e gostei da serie