Jueves a las 00.30h
Señorías,
el Congreso de los Diputados, el Parlamento español,
las Cortes Generales de España,
han sufrido y soportado un grave y brutal atentado
merecedor de la más dura calificación.
La representación del pueblo español,
la libertad e independencia de los diputados,
y la autoridad misma de esta presidencia
han sido desconocidas y maltratadas por la fuerza de las armas.
Yo estoy en una situación inicial de total perplejidad.
"Pero ¿qué es lo que está pasando?".
Yo hago alguna pregunta que no me contestan.
Pero la posición es de decir:
"¿Aquí qué está pasando? Pero ¿aquí qué hacen ustedes?".
Esta es la posición.
A los pocos segundos,
ya no cuando empezaron los tiros y todas estas cosas,
mi gran preocupación es ver
cómo todo aquello pasaba sin que ocurriera nada
que lo hiciera irreversible.
A lo largo de tantas horas, pasan muchas cosas.
Pasan muchas cosas.
Pasan muchas cosas con diputados, con no diputados,
con los guardias civiles, con el que uno tiene detrás,
con la metralleta, con tal,
cuando uno sale, los que se le acercan...
Porque había de todo. Allí había de todo.
-Aquella noche fue una noche de terror,
una noche dramática.
Desde luego,
los que entraron aquí merecen el título.
Creo que deben ser denominados como terroristas.
Nosotros éramos unos rehenes de terroristas.
-Yo, cuando me quedé en mi sitio,
una de las cosas que pensaba
es que si me hubiera tirado al suelo,
hubiera sentido vergüenza
al presentarme delante de mis hijos, ¿no?
También ese factor familiar jugó.
-En un momento determinado estaba ya muy casado.
Yo llegué ahí en la madrugada.
Me entró también el nerviosismo y el cansancio.
Me levanté y quise bajar abajo.
Fue mi hijo Ramón el que me dijo:
"Padre, apártate, porque estos son unos brutos".
-Íñigo también.
También se levantó y echó una especie de fervorín
diciendo que los diputados eran representantes del pueblo.
Había momentos en que se bajaba un poco la guardia
y se estaba mejor,
pero de repente había una orden
y aparecían todos los guardias en el anfiteatro
apuntando con los cetmes.
La verdad es que nos dieron muy mala noche.
-La primera impresión que uno tuvo
cuando aparecieron unos señores vestidos de guardias civiles
con los tricornios y unos bigotes enormes
es que era una zarzuela.
Que era un montaje, que era una cosa grotesca.
Digo: "¿Esto qué es?".
Cuando empiezan a disparar, la cosa se pone seria.
Te das cuenta
de que es un nuevo intento de golpe militar,
el número N de los muchos que había en España,
y que la cosa es grave.
-Me alarmé mucho
cuando se llevaron al presidente Suárez,
cuando se llevaron a Felipe González,
a Alfonso Guerra y Santiago Carrillo.
Algunos pensábamos:
"Dios mío, los matarán, los matarán, y luego nos matarán a los demás".
-Debo yo, debemos todos,
ya lo ha dicho el señor presidente de la Cámara,
manifestar nuestra gratitud a su majestad el rey,
que ha sido el cauce
por el que la democracia ha discurrido ese lunes y ese martes
cuando los diputados y el Gobierno estábamos secuestrados
en este palacio.
-Fue el hombre que aseguró
que los militares responsables del golpe del 23 de febrero
acabaran todos delante de los tribunales
y aquellos que fueron culpables en la cárcel.
En aquel momento
era un dato verdaderamente excepcional.
El hombre que realmente garantiza
la solidaridad de España con Occidente
y el fin del golpismo militar
es Leopoldo Calvo Sotelo.
-Voy a ver a Leopoldo, y sale diciéndome:
"El rey y yo pensamos en este momento
ministro de Defensa tienes que ser tú".
Digo:
"Cualquier otra cosa que me hubieras dicho...".
Estaba a punto de abandonar la política.
Al final, me iré, ¿eh?
"Pero en este momento de lo que sea voy.
Y voy
porque la democracia está en peligro grave.
Este alzamiento no es un alzamiento cualquiera.
El ejército no sabe en este momento dónde está,
y hay que situarlo y hay que luchar y lo voy a hacer".
Entré, juré y me fui al Ministerio.
Llego
y me encuentro un ambiente que se cortaba con un cuchillo.
Allí estaban todos los generales y pensaron:
"¿Qué hará este?".
Porque uno poco pringados estaban todos.
Todos habían reaccionado de unas maneras aceptables,
de unas maneras medio aceptables y de unas maneras no aceptables.
Pero yo lo entendí eso y desde el primer momento...
Primero, llegué y dije:
"Señores, tranquilos.
Iré llamando a la gente para enterarme de lo que ha pasado.
Y, en cuanto me entere, sabrán ustedes la decisión que tomo.
Adelanto que no voy a juzgar a nadie por lo que piense.
Sí por lo que haga".
Yo le dije al rey lo que iba a hacer.
No hice nada sin decírselo.
Pero dije:
"No convierto esto que fue un alzamiento
y que tenemos...".
"Ya ha venido el juez a verme".
Eso lo hizo el rey también para tantearme.
Estoy seguro.
El rey se las traía.
Era un político de primera.
Pero le debemos la democracia.
Esa es la verdad.
Me manda, y yo le hablaba de todo.
Pero viene el juez.
Esa fue una decisión que tomé yo como alguna otra.
Inmediatamente llamaba al rey.
"Acabo de tomar esta decisión.
Yo no convierto esto en una caza de brujas".
"Y haces muy bien", me dijo el rey.
Bueno, pues viene el juez, y me llama.
¿Cómo puse...?
Dijo el juez:
"Mire, yo, verdaderamente, tendría que meter en el proceso
a 4000 hombres de la División Acorazada
y 4000 hombres de la división de Valencia".
Y yo le dije:
"Bajo mi responsabilidad no siga usted por ese camino.
Yo no convierto en una caza de brujas
el procesamiento de...".
Con tenientes y todo, ¿cuántos son?
¿37?
"La cabeza sí, pero ni uno más.
Y es una orden que le doy; y, si no, lo ceso en el acto.
Presénteme usted su dimisión
si no está de acuerdo con lo que yo digo.
Y es una orden mía a usted.
Luego se lo diré al rey y se lo diré al presidente,
pero ahora a usted.
¿Está de acuerdo?".
"Sí, claro".
Bueno, nada más irse, llamo al rey.
"He hecho esto".
"De acuerdo.
De acuerdo, ministro, has hecho bien".
Llamo a Leopoldo.
"He hecho esto".
"Pues, hombre, realmente era un disparate.
¿Cómo metes a 8000?".
Porque se escaparon.
Les protegían los guardias civiles
que los estaban esperando para llevárselos con ellos
y evitar que los procesaran.
No.
De pronto, un día,
se me presenta el capitán general de Madrid
y me dice:
"Hay que hacer algo muy rápido
porque le he tenido que quitar...
Yo soy muy amigo de él.
Somos compañeros.
Es un hombre estupendo Álvarez,
pero ha perdido el control.
Le he quitado el revólver.
Este hombre se suicida.
No aguanta más
las impertinencias y los ataques del que se sublevó en Valencia".
De pronto se iba y de pronto tal.
"Atacaba al presidente
y yo creo que está en grave peligro".
Digo:
"Me alegro de que me lo digas inmediatamente.
Primero te vas allí
y te aseguras
de que le has quitado la última arma que tenga,
adviertes a la mujer,
y va a ir el mejor psiquiatra que encuentre dentro del ejército,
de la milicia militar".
Y viene el capitán y dice:
"Hay que actuar inmediatamente sobre este hombre.
Hay que recluirlo en un...".
En un sanatorio especial.
Porque se tira por una ventana.
Se nos puede suicidar en cualquier momento.
Y entonces sale el presidente
de la Junta de Jefes de Estado Mayor,
que ya estaba cambiada.
Cuando estábamos reunidos,
se me plantó el presidente que habíamos nombrado.
Se me pone gallito.
"Aquí hay que reunir a todos los jefes militares
para saber si lo aprobará el Consejo".
Dije: "No, no hay tiempo.
Yo respondo, pero tú obedeces,
porque el ministro manda más que tú.
¿Entendido?
Así que la orden,
bajo mi responsabilidad, que cojo enteramente,
es esa.
Usted se va ahora mismo con el jefe de Sanidad
y lo llevan al sanatorio que crean.
Lo que procede es nombrar al que le va a suceder como jefe.
De eso me encargo yo".
Estaba horrorizado de que se me tirara.
De que se me suicidara.
Fíjate lo que hubiera sido.
Y entonces nombramos al sustituto.
Al excelentísimo señor don Jaime Milans del Bosch y Ussía,
teniente general del ejército,
como autor de un delito consumado de rebelión militar
del párrafo primero del artículo 287 del Código de Justicia Militar
a la pena de 30 años de reclusión.
Dos:
Al teniente de la Guardia Civil don Antonio Tejero Molina,
como autor de un delito consumado...
-Llegó con la sentencia.
"Esta sentencia hay que llevársela al rey,
pero los jóvenes capitanes a veces tienen...".
Llamaba al rey joven capitán.
"Tienen, ya sabes, salidas.
No tienen el debido control.
No ven que esto no corre por todas partes,
así que te la dejo a ti".
Yo cojo la sentencia.
Y llamo al rey y le digo:
"Tengo que verte.
Cuando quiera, vuestro majestad".
Dice:
"Me imagino para qué. Es por una sentencia, ¿no?".
Digo: "Es por una sentencia que tengo en mi mano".
Dice:
"Enséñasela primero a Leopoldo".
Me llama el presidente.
"Ven aquí.
Estoy con el líder de los socialistas".
Era el que iba a gobernar.
Llego con la sentencia, y la mira el...
"Mira, es lo que...
Contened a todos
menos a los guardias civiles que se escaparon".
-El comportamiento del Gobierno fue de coraje
en el tratamiento de la sentencia,
porque la sentencia inicial fue una sentencia muy permisiva.
Muy tolerante y muy...
En cambio,
recurriendo
y teniendo el apoyo judicial para revisar la sentencia,
yo creo que el Gobierno dio una lección de coraje.
-Sí, bueno, aquello fue tremendo.
Más sufrió España, ¿no?
Lo que más en peligro estaba era la democracia.
Ahí puedo decir que no me sorprendió
porque estaba en el ambiente.
Naturalmente, no un golpe como ese.
Pero, claro, es que yo...
Yo tuve una conversación con Felipe González
en un avión Madrid-Cataluña cuando las elecciones en Cataluña.
Eran unas votaciones en Cataluña en el año 80,
y él me hablaba
de que había que sacar a Suárez de la presidencia del Gobierno
como fuera, ¿no?
Si había que ponerse de acuerdo en un presidente militar,
habría que ponerse de acuerdo como una transición.
Yo le dije
que jugar con los militares en aquel momento
era jugar con fuego.
Luego me enteré
de los contactos del Partido Socialista
con militares.
Eso se ha sabido luego y se ha publicado.
Y después de una entrevista con Garaikoetxea
en Euskadi, en Vitoria,
y otra a los dos días con Pujol en Barcelona
yo denuncié esos contactos en ruedas de prensa.
Está en las hemerotecas.
La indignación y los ataques que yo recibí
de los dirigentes del Partido Socialista
se los puede usted imaginar.
-Aquello podía consolidarse y fue un momento muy complicado.
Previamente nos habían llamado para ver si estábamos de acuerdo
en que hubiera un Gobierno presidido por un militar.
Entonces, Arzalluz dijo:
"¿Presidido por un militar? ¿Y por qué no por un obispo?".
Ahí quedó toda la conjura en relación con nosotros.
Dijeron: "Parece que no están por la labor".
-Pero en cuanto oí la palabra Tejero ya conocíamos al individuo.
Dije: "Esto es un golpe".
Enseguida empecé a moverme y a llamar.
Llamaban también de muchas juntas y demás.
Ya estábamos organizados.
Llamaban a ver qué hacían.
Si reunían la documentación y la guardaban.
Yo les dije:
"Tranquilos, que estamos en el tema.
Si las cosas se ponen muy mal,
os llamaremos para que os retiréis todo lo que podáis
y os escondáis los que os tengáis que esconder".
Empezamos a mirar capitanías generales.
Yo tenía un chico, que era del partido,
que estaba justo
y nos proporcionó los mensajes de Milans del Bosch
porque estaba en capitanía general en Valencia.
-Esa noche yo estaba como letrado. No como diputado.
Todavía no era diputado.
Estaba en la presidencia,
en la parte donde se sientan los letrados
en la presidencia.
Y fue cuando a las 18:00 más o menos se oyeron voces.
Y en ese momento yo me di cuenta de que eso era un golpe de Estado.
Había gente que pensaba...
"Hay guardias civiles que han entrado
persiguiendo a un comando de ETA".
Eran los propios guardias civiles los que estaban...
Eran los golpistas y estaban entrando.
Yo acababa de terminar mi tesis doctoral
sobre la Guardia Civil.
Me di cuenta inmediatamente
porque yo había estado en Guzmán el Bueno,
en donde tiene su sede
la Dirección General de la Guardia Civil.
Yo vi allí en alguna ocasión a Tejero
cuando iba al archivo histórico para hacer la tesis doctoral.
Iba al archivo histórico y vi a Tejero en algunas ocasiones.
Como consecuencia de la operación Galaxia,
allí estaba todo muy movido
y había un ambiente golpista enorme que se percibía.
Cuando yo vi por el pasillo pasar a un guardia civil corriendo,
dije: "Estamos en un golpe de Estado".
-Sentías una profunda vergüenza de que eso pudiera pasar en el país.
Sentías al mismo tiempo la rabia
porque sabías que no representaban el sentimiento del país.
Sabías que ellos eran
los que estaban históricamente equivocados.
El país lo que quería era más libertad
y mayor representación.
El país no estaba tampoco por la revolución.
El país no tenía ningún deseo de parecerse a la Unión Soviética,
que entonces todavía existía,
o a los países alineados en torno a la Unión Soviética.
El país quería ser simplemente como el resto de Europa occidental.
-Televisión Española está en condiciones de ofrecer
un excepcional documento histórico:
el instante mismo
en que se produjo la irrupción en el hemiciclo de las Cortes
de los guardias civiles
que protagonizaron el asalto armado al Congreso.
Televisión Española estaba allí.
Estas imágenes fueron recogidas
por las cámaras de Televisión Española
que en aquellos momentos, 18:25 de la tarde de ayer,
filmaban la votación
para la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo
como presidente del Gobierno.
-Don José Nasarre de Letosa Conde.
-Sí.
-Don Carlos Navarrete...
-Señores, vamos a posponer...
Vamos a posponer este vídeo
que fue tomado precisamente cuando irrumpieron en la sala
los números de la Guardia Civil al mando del teniente coronel Tejero
porque se nos informa en estos momentos
de que todavía hay miembros del Gobierno
en el interior del hemiciclo.
Creemos conveniente
no ofrecerles a ustedes este documento histórico
hasta que no hayan salido
todos los diputados y miembros del Gobierno
del interior del hemiciclo.
Y efectivamente no vemos a nadie en el interior del hemiciclo.
-En la manifestación que hubo a continuación
en la que yo iba al lado de un líder comunista
yo tengo la sensación de que la gente ya se dio cuenta
de que lo que se había logrado era irreversible
y que habría problemas como tiene que haber siempre.
Pero España estaba en franquía
y ese ambiente es el que ha durado hasta hoy.
(A LA VEZ) ¡Democracia sí! ¡Dictadura no!
(A LA VEZ) ¡Democracia sí! ¡Dictadura no!
(A LA VEZ) ¡Democracia sí! ¡Dictadura no!
-Yo me vi con otros compañeros
que quedábamos de la dirección confederal.
Yo llevaba entonces la secretaría de información y de publicaciones.
Y en contacto con los secretarios generales,
mi opinión era
que en lugar de andar con iniciativas espontáneas
lo que teníamos que hacer era recontarnos y contarnos
con el elenco de fuerzas democráticas
que permanecíamos fieles a la Constitución
y dispuestos a defenderla
y no andar con iniciativas de cada cual por su lado y tal.
Digo esto porque hubo algún compañero
que con la mejor buena fe y un voluntarismo muy comprensible
pensaba en convocar huelga general
y acto seguido montar un núcleo clandestino
para dirigir eso y tal.
Esto sí que no, ¿no?
Convocar la huelga general así a tontas y a locas
no, ¿no?
Yo sí llamé al señor Laína.
Para aquel Gobierno subsecretario se llamaba.
Y decirle:
"Esta es nuestra posición".
Hicimos una resolución.
He de decir que redacté una resolución
que fue firmada unitariamente por Comisiones y UGT.
-Era un aburrimiento pensar que los militares pudieran creer
que esa era la solución de España
y que había que oponerse a esa idea de la manera más brutal
y más profunda.
Y lo que me encantó realmente fue la maravilla de este pueblo.
Cómo reaccionó
después del fracaso del golpe de Estado
con manifestaciones,
la alegría de esas manifestaciones, la fuerza de esas manifestaciones...
Realmente...
La verdad es que da gusto ver al pueblo español vivo y activo.
A lo largo de este periodo último
hemos hecho cosas realmente maravillosas.
La resiliencia del pueblo español,
la fuerza, la defensa de los valores básicos
realmente ha sido algo espectacular.
Yo no creo que haya en el mundo, de hecho no hay,
una historia de una transición tan positiva, generosa y solidaria
como la que hemos tenido en España.
-Que perciban con nitidez y de una vez por todas
que en una sociedad plural
que lleva viviendo seis años en democracia
somos la inmensa mayoría de los españoles
los que estamos dispuestos a lo que sea preciso por libertad.
Que tengan también la convicción muy clara
de que un intento de golpe de Estado o un golpe de Estado
conduce inevitablemente a una confrontación bélica,
a una confrontación entre españoles,
porque somos muchísimos los españoles
que nos estamos dispuestos a que se nos prive de libertad.
Programa de entrevistas con grandes personajes de la política que ya viajan de vuelta tras haber vivido en primera línea situaciones que pasaran a la historia de nuestro país. Todos ellos protagonistas de nuestra Transición política, social y cultural a la democracia.Programa de entrevistas con grandes personajes de la política que ya viajan de vuelta tras haber vivido en primera línea situaciones que pasaran a la historia de nuestro país. Todos ellos protagonistas de nuestra Transición política, social y cultural a la democracia.
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