Lunes a jueves a las 10.00 horas
(Música)
Bueno, yo creo que el título
Jenaro puede dar más explicaciones sobre él.
-Sí, bueno, en principio la antología,
lo que yo tenía previsto
era "Música tardía",
y me acuerdo que cuando lo comenté con mi mujer
me dijo: No me gusta nada.
Y digo: Se podría poner algo...
y dijo: A mí me gusta mucho "El azar nunca deja cabos sueltos".
Dije vale, me das permiso y ya está.
El título en realidad lo puso ella.
Bueno,
en realidad es una antología panorámica
de toda la trayectoria de Jenaro como poeta
desde los años 60 hasta,
bueno, justo hasta el 2020,
porque hay un libro entero inédito
que él iba escribiendo a medida
que yo estaba trabajando sobre su antología.
Pero, en realidad,
el libro se concibió más como un regalo de cumpleaños
que como un libro académico
y como una deuda de amistad.
Entonces, se concibió de esa manera
y mal que bien,
la pandemia nos encerró a él en su casa, en Madrid
y a mí, en la mía en Barcelona.
Y pasamos muchísimas horas hablando
de lo que yo creía que tenía que entrar
y lo que no creía que debía entrar.
De tal modo que finalmente no se percibiera como una antología,
sino que se percibiera como un libro nuevo,
como un conjunto.
Y eso es lo que hemos intentado.
Además, no solamente eso,
sino que normalmente se pide opinión al autor
sobre qué quiere que vaya, esto con José Francisco
no era posible porque él quería hacer lo que quería
y me parece estupendo.
De manera que el libro, los poemas sueltos, llevan mi firma,
pero el libro como tal lo concibió él.
Y la imagen que da no es la que a lo mejor yo hubiera dado,
que está más cerca de la anterior antología que salió en 2002,
pero esta es muy distinta y me gusta mucho
porque ha integrado de alguna manera
muchas de las preocupaciones
que en la cabeza de alguien como yo, que está en tantos sitios a la vez,
se cruzan y yo creo que da una unidad
en la que yo no había pensado y me parece estupendo.
algunos poemas rescatados de, sobre todo,
de la primera etapa de los libros anteriores a 1970
y que son difíciles de encontrar.
Bueno, Jenaro...
Se encargó y hubo que pelear con él.
Pero bueno, la antología, él lo ha dicho,
está hecha sobre esa premisa,
sobre la premisa de que finalmente una antología,
una antología es un retrato de una lectura
y de una lectura en un momento determinado.
Y por tanto, yo no quería tener deudas o demasiadas deudas,
ni con otras antologías previas,
ni siquiera con el autor.
Por tanto, él prácticamente vio la selección acabada, acabada.
Y sobre la idea,
esta base de tomar el libro como una antología que integrara
todas las escrituras de Jenaro y no solamente su poesía.
Hay también textos traducidos,
hay textos teóricos que aclaran muy bien algunas polémicas
y batallas en las que en su día estuvo o tuvo que sufrir.
Y ese era el objetivo, era resituarlo,
porque de alguna manera, en definitiva, la posteridad,
que es lo que preocupa a los poetas,
se debate en el presente,
pero no se salda hasta el futuro.
Por tanto,
lo único que podemos hacer es poner las migas en el camino
para que los próximos lectores le otorguen la posteridad.
Porque ni yo ni ninguno de nuestros contemporáneos
se la va a otorgar como poeta.
Y ese es el objetivo.
Es que hay una cosa que con Jenaro siempre me enfadó mucho
en las lecturas que se hacía de su poesía
y es que Jenaro es un poeta
al que fácilmente determinada crítica de determinados lectores
que lo han conocido personalmente,
confunden la persona con el poeta.
Y esa energía y ese estar en tantos sitios
y hacer tantas cosas,
lleva a una pseudoimagen de fortaleza
y de abstracción ante la que cualquiera cree
que se siente con derecho a derribar.
Y lo que se encuentra en su poesía es justamente lo contrario.
Hay mucha...
no orfandad,
pero sí extrañamiento
y sentido de no pertenencia.
Extrañeza ante las cosas, sorpresa.
En algunos momentos casi, casi,
es una mirada
como la que podría tener un niño
ante una realidad que no espera encontrar.
Y eso nunca, nunca se ha leído así.
Siempre se le ha leído
como una especie de teórico abstracto,
sin ningún tipo de piedad,
y ante el que se puede arremeter
con todas las armas teóricas,
porque, en definitiva,
es toda una construcción marmórea.
Y no es así. No es así.
Jenaro es
fundamentalmente un poeta de amor
y de muchos poemas de amor.
Y después un poeta
que no pretende ofrecer respuestas,
sino, más bien,
suscitar preguntas
o crear esa simpatía en el lector
hacia lo difícil que es a veces descifrar la realidad.
Pero bueno, Antonio y yo nos conocemos desde que él tenía...
me parece 15 y yo 12 porque tiene tres años más que yo
y nos conocimos de una manera un tanto rara.
Hicieron un concurso de poesía escolar.
Yo presenté un poema que no recuerdo ni cuál era.
Yo escribía desde los ocho años.
Algo mandaría y cuando dio el resultado
del concurso ganaba un poeta,
que yo no había de nombrar,
que estaba en el colegio enemigo de los Maristas,
que era donde estaba yo, que eran los Escolapios,
que se llamaba Antonio Carvajal.
Claro, los dos somos granadinos
y lo único que yo recuerdo de cuando leyó el poema él,
porque lo leyó allí en pantalón corto,
en el teatro Isabel la Católica, era el último verso del soneto.
Que era un soneto curiosamente dedicada de Debussy,
y decía: "tu música sí que tiene poesía",
que yo siempre lo entendí como un dodecasílabo.
Luego, con el tiempo, me dijo que no, era un endecasílabo,
solo que en poesía unía la o con la e,
hacía ahí una sinéresis y, por tanto, eran once sílabas.
Cuando muchos años después se lo recordé, dice:
"Ay, yo ese poema no lo recuerdo"
y dice: "¿No tienes copia?",
No, digo yo, "Solo me acuerdo de haberlo oído".
Entonces hemos tenido la amistad, pues fíjate,
más de 60 años, es normal que me conozca.
Yo lo admiro muchísimo,
porque él pasa como si fuera un clasicista
y de eso nada.
Es decir, es un poeta absolutamente moderno,
pero que controla la métrica, el castellano, buf.
Entonces a mí me gustó mucho lo que dijo
y me encantó que José Francisco lo pusiera.
¿Jenaro dentro de la tradición de Cernuda?
Pues a lo mejor lo que digo no le termina de gustar,
pero yo creo que no,
que no, que él se dio cuenta...
Él se dio cuenta de que había abierto
la caja de Pandora con su tesis doctoral,
a la que muchos luego se sumarían
para hacer reinterpretaciones de Cernuda
e incluso dirigir una especie de escuela poética,
sobre todo en los años 80.
Y él tuvo que salir de ahí
yo creo, que un poco corriendo, de hecho.
De hecho,
nunca quiso volver a Cernuda.
Volvió a Cernuda y a esa famosa edición de "Omnos"
que hay en Cátedra después de andar persiguiéndole un año
para que hiciese el libro.
-Persiguiéndome él.
Fue él.
Persiguiéndole porque no quería volver de ninguna manera a Cernuda.
Yo creo que Jenaro lo que aprendió en Cernuda
y lo aprendió muy pronto,
porque en su tesis él era muy jovencito,
bueno, siempre fue muy precoz en todo.
Lo hizo todo rápido y bien.
Pero yo creo que lo que él aprendió fue un ejemplo
que a Cernuda le costó mucho aprender
que no aprende y lo aprende, digamos, que por las malas.
Cuando llega a Glasgow y se da cuenta
de que la poesía y la literatura europea
es más que la poesía francesa
y entonces empieza a entender que hay otra tradición
y hay otro camino.
Y ese es el camino al que se han sumado
todos estos poetas que después han venido
tanto de la generación de los 50 como de los 80.
Yo creo que Jenaro, en lugar de tomarse
a pies juntillas ese camino,
tomó el ejemplo, tomó la avenida.
Es decir, lo que hay que hacer es
no leer solo o no leer únicamente
poesía francesa o poesía española y leer poesía de otras lenguas.
Y él siempre tuvo desde muy joven mucho interés por lenguas
y por poesías que aquí nos serán totalmente ajenas.
En los años 70 la poesía alemana
que se traducía directamente era poquísima
y el traducía Hölderlin, por ejemplo.
Yo creo que cada lengua tiene su manera de mirar el mundo.
Entonces, conocer una lengua
es conocer otro tipo de mirada.
Y desde pequeño, como a mí me gustaban mucho las lenguas,
porque yo empecé primero aprendiendo,
sin gramática ni nada, de pequeño,
el catalán para hablar con mi abuelo,
que no sabía castellano.
Luego, muy jovencito, con nueve años,
empecé a estudiar francés, luego inglés.
Quiero decir, siempre me gustó porque eso me permitía leer,
no necesariamente a través de traducciones
o aunque fuera en ediciones bilingües, poetas de otros,
de otros países,
de otras tradiciones que me enseñaban que hay,
como decía José Francisco, otros modos de ver.
Y que me podían servir.
Por eso a mí me ha gustado traducir siempre
y salvo escasísimas ocasiones,
solo he traducido lo que me costaba entender
para poder entenderlo mejor.
Lo que me ha dado la gana y casi nunca por encargo,
sino lo que me apetecía.
Y luego, si lo pongo junto,
pues resulta que casi he traducido en poesía,
más páginas de las que he escrito.
Sí, porque de alguna forma las traducciones,
aunque aquí hay una pequeña muestra y son fundamentalmente inéditas,
las traducciones son, en definitiva,
un índice de ese mapa que va construyendo el poeta
y de por dónde ha caminado.
Y, por tanto, es una pista también para el lector
saber cuáles son sus intereses
más allá de la literatura de referencia
de nuestra propia literatura.
Entonces es bueno saber que circula
por la poesía portuguesa o italiana o inglesa.
Te da una serie de pistas acerca de qué tienes que leer
o no tienes que leer para comprender mejor aquello que él escribe.
Sí, porque creo que en definitiva para eso se escribe.
Y además me gustó cuando vi la frase,
porque en principio
lo que yo quería ser de pequeño
era músico,
un poco como mi padre,
pero mi padre, con buen criterio,
me dijo que los músicos lo pasaban muy mal,
que no ganaban dinero, que quería que yo hiciera otra cosa.
Entonces quise ser matemático, tampoco me dejó
y al final acabé haciendo una mezcla de matemáticas y música
que la poesía.
Cuando se enteró de que quería ser poeta ya me dio por imposible.
Y en ese sentido,
poner esa idea en boca de un músico
me parecía una forma, digamos, indirecta, de decirle a mi padre:
Papá, si yo tenía razón.
Sí, pero mi padre no se lo creía.
Siempre pensó que como yo empecé Económicas
y luego empecé Arquitectura,
cuando decidí dejarlo todo para hacer Filología,
mi padre dice: "Bueno, pues es el destino de este niño".
Pero luego, luego estaba muy feliz conmigo.
Eso es verdad.
Vale.
Paradojas de la velocidad.
Bueno, este es uno de los poemas de un librito
que publiqué parcialmente en una edición cortísima
para los amigos de mi época de atleta
y es una foto donde aparecen Lorenzo Riezu,
José Rodríguez Quinteiro, Luis Felipe Areta,
César Suárez de Centi, que murió hace un par de años
y Jesús María Verde
y habla un poco de eso,
de las paradojas de la velocidad.
Yo era velocista.
Bueno, sí, bueno, era del equipo nacional,
pero bueno, quiero decir,
no quise poner en principio una foto donde yo aparecía.
A lo mejor en la reedición que sí que van a hacer
añado alguna porque me pidió el editor que saliera yo en la foto,
pero esta la mantengo.
"En el desván de la memoria,
allí donde reposa el polvo y los trofeos
son solo inocuos cenotafios
de un tiempo ya desvanecido.
El aire trae a retazos ecos de un olor.
El cuerpo, ya cansado,
reconoce vagamente las huellas que inscribieron
la euforia y la humedad sobre la piel.
Se escucha entre los intervalos de la incertidumbre.
Lejos, muy lejos.
La respiración acelerada, la tensión.
La espera a que un disparo diga: "Es hora de salir".
¿Salir adónde y para qué?
Los años nos enseñaron cuánta incongruencia alimentó el deseo
con la paradoja de huir para volver al punto de partida.
La imagen lo confirma en blanco y negro.
Mostrando el doble rostro de la comprensión
ya no es prerrogativa de la muerte.
Sabemos adónde vamos y de dónde venimos.
Entre dos oscuridades, un relámpago.
Gracias a él, que es coautor del libro.
(Música)
En general, los adultos percibimos a los niños como alegres,
con gran facilidad para relacionarse con los demás
y con la capacidad de disfrutar de la vida
al margen de lo que ocurra a su alrededor.
Sin embargo, esto no es del todo cierto.
Aproximadamente un 5 % de los niños tienen problemas de ansiedad.
Un porcentaje que ha ido en aumento en los últimos años.
Durante la infancia,
los niños tienen que hacer frente a nuevos desafíos evolutivos,
como por ejemplo, separarse de sus padres para ir al colegio,
y se enfrentan a situaciones que, aunque a los adultos
nos pueden parecer problemas menores,
a muchos niños les preocupan y manifiestan por ello
síntomas de ansiedad
que pueden convertirse en un problema importante.
Sentir ansiedad de forma ocasional es normal,
ya que la ansiedad es un mecanismo adaptativo
que pone al organismo en alerta para afrontar situaciones
que pueden ser estresantes.
Sin embargo, cuando la ansiedad es elevada y no es tratada,
pueden aparecer otros trastornos que permanecen en la adolescencia
y en la adultez.
La detección temprana es fundamental,
ya que nos permite reducir el malestar en el niño
y evitar problemas futuros más graves.
Si nuestro hijo se preocupa en exceso, le cuesta hacer amigos,
tiene una percepción negativa de sí mismo
o muestra una activación psicofisiológica excesiva
ante cualquier contratiempo
es recomendable que acuda a un psicólogo
para aprender a controlar su ansiedad,
aunque lamentablemente la ansiedad infantil
excesiva es cada vez más frecuente,
los psicólogos disponemos de un amplio arsenal de técnicas
de intervención que han resultado ser eficaces
para que los niños aprendan a controlarla
y para ayudarles a tener una infancia feliz.
(Música)
¿Verdad? Algo tan raro...
Tan insólito.
Sí, porque además no es una moda,
sino que llevan ya 60 años apasionados por el flamenco.
Pues tiene diferentes explicaciones: Una de ellas es que a Japón,
a los japoneses les gusta mucho
las manifestaciones culturales ajenas.
Les gusta el tango, le gusta la danza del vientre,
le gusta el béisbol.
Pero, sobre todo, una muy importante es
que el flamenco para ellos es liberación en un país reprimido,
sobre todo las mujeres, gracias al flamenco,
pueden expresarse y liberarse.
Y eso al final es lo que los lleva
a meterse cada vez más a cantar,
a bailar y a tocar la guitarra
como españoles, como si fueran gitanos, andaluces, prácticamente.
Los primeros empiezan a ir en los años 60
porque a finales de los 60 empiezan a abrir
los primeros tablaos en Japón, en Tokio y en Osaka,
solo 10 años después haber abierto los primeros tablaos en Madrid
y empieza a crearse como un puente aéreo, digamos,
un flujo continuo de artistas que iban por temporadas larguísimas,
primero un año y luego iban por temporadas de seis meses.
Y entonces ese flujo empieza a despertar la pasión en Japón,
hace que muchos japoneses descubran y se enamoren del flamenco
y hacen el viaje de vuelta, que es aún más insólito,
porque es un destino imprevisible
que se plante en la España de los años 60 un japonés,
cuando aquí no habíamos visto un japonés diciendo
que quiere ser flamenco, con lo difícil que es entrar
en el mundo flamenco y más hace 50 años.
Bueno, allí se volvían, o sea,
cumplían el sueño del españolito de aquella época, ¿no?
Que era tener una casa y un coche y encima unos ahorritos.
En Japón ganaban un dinero que nunca hubieran ganado en España
porque les pagaban no solo a lo mejor cinco o seis veces más
de lo que ganaban en los tablaos aquí,
sino que luego además empezaron a dar clases a esos japoneses,
que se apasionaban por el flamenco, de baile o de guitarra,
algunos incluso de cante ya en aquella época.
Luego descubrieron además que podían venderles
los productos que llevaban,
en Japón no había mantones, peinetas, guitarras flamencas,
no había vestidos, no había zapatos,
se lo querían comprar todo y luego no es que se lo compraran,
es que ellos se lo vendían a precios desorbitados,
se aprovechaban, los otros confiaban en ellos
y se ganaban una fortuna vendiendo,
todo el vestuario que llevaban y los guitarristas las guitarras,
se volvían sin las guitarras con las que se habían ido.
Al final se venían con una pequeña fortuna
con la que se compraban la casa, el coche, la amueblaban
y aun así tenían unos ahorros.
Es algo que nunca hubieran conseguido en España en esa época.
Sí, de hecho es un poco el detonante.
A raíz de una comida con Pepe y con Amparo en su casa,
que me dijeron: "Estuvimos un año en Japón en el 68
y fue como una condena, lo pasamos muy mal y el 'chuchi',"
decía, "el 'chuchi' me daba asco y ahora me encanta".
Pepe es un hombre encantador.
Y a raíz de aquello yo le dije:
"Pepe, esta historia me la tenéis que contar a fondo".
Entonces volví otro día, me la contaron a fondo
y fue la primera de muchísimas entrevistas
que fui haciendo después a lo largo de los meses
para poder escribir el libro
y que fuera sobre todo un libro casi de aventuras,
que fuera un libro de anécdotas, de choque de personas y de culturas
y de mundos y que fuera muy divertido,
porque al final es una historia muy divertida.
Sí, básicamente iban a trabajar porque luego además,
pues allí tampoco se podían comunicar con la gente y entonces,
pero había quien estaba mejor y quien estaba peor.
En el caso de Pepe, para su mujer fue una condena
y Pepe lo pasó bien ese año porque se encontró
un respeto por el flamenco que le sorprendía, es decir,
él iba al tablao y se encontraba
con guitarristas aficionados japoneses que iban ahí,
grababan lo que él hacía en casete
y luego lo tocaban en su casa
o incluso que le pidieron que les dieran clases.
A algunos de esos alumnos los envió Pepe
a vivir a Madrid con su familia
y entonces lo pasó, lo disfrutó.
Ganaba mucho dinero y lo disfrutó.
Y luego tenían momentos muy buenos cuando se iban
a algún tablao, que ya actuaban japoneses en los tablaos,
se encontraban algún japonés cantando
que no hablaba ni español,
pero en cambio cantaba flamenco y al lado tenía otro
que le hacía los jaleos, los olés.
El "Dile a tu mare".
Y entonces uno había aprendido a cantar escuchando un disco
y se lo he aprendido fonéticamente.
Y el otro le repetía esos jaleos en el mismo momento
que sonaban en el disco.
Y claro, ellos se partían de la risa con eso.
Bueno, no todos pasaron por el flamenco, por ejemplo,
Paco de Lucía o Antonio Gades, que ya eran,
empezaban a ser grandes maestros en España.
Ellos iban por temporadas más cortas a tocar en teatros,
que eso despertaba...
ya eran como semidioses para los aficionados al flamenco,
al final eran casi como luchadores de sumo,
que sabes que son casi seres mitológicos.
Y luego estaban los que se iban largas temporadas,
como Pepe Habichuela en año 68, como Cristina Hoyos,
que has mencionado, que iban al tablao flamenco,
y el tablao flamenco, que estaba en el barrio de Shinjuku,
era como los de aquí,
habían replicado los tablaos de aquí:
un escenario con unas mesas, se servía un menú español
con paella, croquetas, etc.
Y ellos trabajaban igual que trabajaban aquí,
lo único que hacían era llevarlo allí.
El mismo espectáculo que hacían en los tablaos en Madrid o Sevilla,
lo hacían allí, en Tokio.
Lo único que cambiaba era el público.
Soji Kojima es el bailaor más famoso de Japón,
que tiene más de 80 años y sigue bailando.
Soji Kojima vino a Madrid, vino en tren,
se hizo la ruta del Transiberiano y llegó a la estación del Norte,
finalmente a Madrid.
No lo tenía muy claro,
porque al principio le gustaba también la ópera,
luego vio "West Side Story" en aquella época,
y entonces de repente pensó que quería ir a Broadway...
Y al final, el flamenco fue lo que le atrapó.
Se plantó en Madrid queriendo hacerse bailaor flamenco.
Y en Madrid era un chino, como le decían.
En Madrid no se había visto un japonés
menos uno que quisiera ser flamenco.
Y aun así se pasó diez años en los años 60 y 70,
se hizo bailaor
y consiguió trabajo en compañías, en tablaos de aquí.
Y eso que había gente que se reía de él,
incluso se encontraba con cantaores, como él bailaba,
para bailar necesitas que haya un guitarrista y un cantaor
que te toquen y canten,
y él se encontraba con cantaores que decían:
"A ese chino no le canto", que es una anécdota muy célebre,
que luego él, años después, haría un espectáculo
un poco contando su vida
y que lo titularía así: "A ese chino no le canto".
O sea, que él aguantó ahí pese a todo.
O sea, es un mérito tremendo.
También vino en aquella época Yoko Matsubara,
otra bailaora muy famosa de Japón,
que luego se convirtió en gran maestro.
Es de las primeras que luego abrió,
de regreso a Japón, una academia de baile,
que es lo que empezó también
a hacer florecer ese árbol de pasión por el flamenco,
que más japonesas pudieran ir a aprender a bailar.
Yasuko Nagamine, por ejemplo,
fue la primera que vino.
Yasuko Nagamine llegó en el año 60,
ya había descubierto el flamenco escuchando a Carmen Amaya en discos
y luego, es una historia muy bonita,
veía en una tienda por la que pasaba,
en una tienda de juguetes de pequeña,
veía una muñeca roja, y entonces ella pensaba
que aquella muñeca roja cuando, más años más tarde,
escuchaba los discos de Carmen Amaya bailando,
con Sabicas tocando la guitarra,
ella se imaginaba que la bailaora que estaba ahí bailando
era esa muñeca roja.
Eso le despertó una pasión por España
que le hizo venirse en el año 60 y ser la primera.
Y, de hecho, ella estuvo emparejada con José Miguel,
que era un gran bailador,
que vivía aquí en Madrid y que trabajaba todos los días
en el Corral de la Morería
y que fue de los primeros que empezó a ir a Japón,
llevado precisamente por su pareja, por Yasuko.
Chiquito se pasó un año y medio en Japón
en diferentes temporadas,
y Chiquito es de los que se fue a Japón porque en España
no podía vivir del flamenco;
solo sobrevivía, y a duras penas, cantando en ventas
y cantando para los señoritos.
Chiquito fue de los que las pasó canutas,
por decirlo claramente.
Comía mal, no se entendía,
se le hacía muy duro estar separado de su mujer tanto tiempo...
Lo que pasa es que Chiquito, años después,
cuando triunfó en la televisión,
y no como cantaor, sino como humorista,
convirtió todas aquellas anécdotas en chistes
y, de hecho, gracias a Chiquito es cómo conocimos inicialmente
el binomio flamenco y Japón.
Pero más allá de la broma,
yo pensaba que era una historia casi más épica
que divertida,
y que había que hacer eso y contarla de esa manera.
Sí, siguen yendo por temporadas más cortas,
ya no van seis meses, sino que van un mes o mes y medio
a actuar en las academias y los tablaos de allí.
Y hay flamencos como Emilio Maya, que mencionabas,
que se ha quedado ahí a vivir,
que también sucedió con muchos a lo largo de estos 50 años
que iban a Japón.
El patrón se repetía, además: iban a Japón,
conocían a una japonesa o bailaora aficionada al flamenco,
se enamoraban, se casaban y decían: "Vamos a probar suerte en Japón.
Ya sabemos que en España nos va regular,
pues quizá aquí en Tokio vivamos mejor".
Al final se han quedaba haciendo una vida
que no es una vida japonesa, porque nunca van a ser japoneses,
se han quedado como en un limbo de flamencos en Japón
que intentan replicar su vida flamenca con sus juergas,
sus encuentros, sus actuaciones, sus fiestas allí en Tokio,
entre los que viven allí.
Como me decía Emilio Maya, Emilio decía:
"Fíjate cómo es esto, que aquí se matan trabajando,
y lo que nosotros queremos es todo lo contrario,
es trabajar lo menos posible.
Eso es que me sorprende muchísimo".
O me contaba, por ejemplo: "Vas en el metro
y te llevas un bolso con el dinero que has ganado en esa semana,
mejor llevas 5.000 euros
y se te olvida el bolso o la guitarra,
que la guitarra me he olvidado 10 o 12 veces en el metro,
vuelves al día siguiente y está el bolso con el dinero,
y la guitarra en el mismo asiento en el que te lo has dejado.
Es maravilloso.
En Granada me los hubieran robado ya 17 veces".
Él es del Sacromonte de Granada.
(Música)
Estamos en el Pozo de los Moros,
una de las tres cisternas rupestres
del yacimiento del Molón.
Se localiza cerca del camino de acceso al yacimiento,
próximo a la puerta principal,
y a pesar de su denominación, Pozo de los Moros,
corresponde a la etapa prerromana.
El Molón ha proporcionado tres cisternas rupestres,
las otras dos en el interior del poblado,
objeto de excavación
y que proporcionaron material de época ibérica,
posiblemente a partir del siglo IV a.C.,
y en este caso, esta cisterna, digamos,
construida a partir de una oquedad natural,
la parte superior tiene cinco por cuatro
por dos y medio de anchura.
A partir de los tres metros de profundidad
está perfectamente tallada,
con unas dimensiones de tres por tres,
y hasta la fecha, digamos, hay unos 20 metros de profundidad.
En 2002 hicimos excavaciones
y rebajamos un par de metros,
desde los niveles de la Guerra Civil del 36,
con restos de granadas
y otras armas que habían sido arrojadas,
hasta encontrar los primeros niveles ibéricos.
Paralizamos las causación por la peligrosidad
que suponía realizar esta actuación.
Bueno, el carácter prerromano parece evidente
y, desde luego, es uno de los ejemplos
de construcción hidráulica más destacados del mundo ibérico.
Otro de los valores interesantes en El Molón es el medio ambiente,
caracterizado fundamentalmente por la forma del cerro,
que es una formación geológica
bastante característica del sistema ibérico, las dolomías,
y gracias al cual tenemos el Pozo de los Moros
en el paraje natural municipal.
En realidad, el Pozo de los Moros es mencionado ya desde el siglo XVIII,
en las crónicas de Tomás López,
donde describen un pozo tallado en roca viva
en las proximidades del Cerro del Molón,
que sin duda se está refiriendo
a este singular espacio patrimonial.
El Pozo de los Moros ha permitido
la vivencia de dos especies vegetales catalogadas
como en riesgo de desaparición en la Comunidad Valenciana.
La lengua de ciervo en el interior, por las condiciones de luz
y humedad bastante homogéneas a lo largo del año,
y el que veis aquí, el guillomo,
una rosácea con una floración bastante espectacular
a lo largo del año.
La protección medioambiental del cerro se caracteriza
por una microrreserva de flora de aproximadamente una hectárea
y un paraje natural municipal de unas 200 hectáreas,
cuyo valor fundamental es el paisaje que veis del sabinar
y el enebral de montaña, que está bastante bien conservado.
Hacia las últimas décadas del siglo I a.C,
el poblado de El Molón se abandona.
En época de Augusto tenemos algunas evidencias
de visitas esporádicas que se mantendrán
durante los dos primeros siglos de la era.
A partir de ese momento, El Molón es un despoblado,
hasta que hacia la segunda mitad del siglo VIII d.C.
vuelve a preocuparse de forma estable
aproximadamente durante un siglo y medio.
Las nuevas gentes son poblaciones bereberes
que van a ocupar estas zonas de la serranía
y que van a estructurar este asentamiento
de una forma que hemos llegado a conocer bastante bien
dada la conservación de los restos.
El poblado va a ocupar la parte superior,
aproximadamente una hectárea,
y se va a dividir en diferentes zonas.
Fundamentalmente estamos en este sector
y bueno, pues por ejemplo,
la antigua cisterna se va a compartimentar
con un gran edificio,
el más destacado del asentamiento por sus dimensiones,
muchísimo mayor que el resto de las construcciones,
exceptuando una mezquita que después veremos.
Toda esta zona se convierte en área donde se concentran
silos basureros y elementos relacionados
con las actividades productivas
y económicas del asentamiento
y los restos de las antiguas construcciones
de la Edad del Hierro.
Se utilizan como cantera
para la realización de estas nuevas edificaciones.
(Música)
Estamos en la mezquita.
Seguramente es el hallazgo más significativo
de todas las campañas que hemos realizado en El Molón,
por lo que se refiere a la época islámica.
Identificada en 2001,
fue objeto de varias campañas de excavación
y nos permitió entender bastante bien este edificio.
Básicamente, el elemento esencial es la qibla,
que es este muro orientado hacia el sureste.
Es un muro cortina con varios vanos.
El primero sería el acceso al interior de la mezquita
y el primero de ellos, perfectamente conservado,
el oratorio, el mihrab,
y un segundo vano, en principio desmantelado,
que por dimensiones coincide con el primer mihrab,
con lo cual tendríamos una mezquita doble
con dos salas perfectamente diferenciadas.
En realidad, la mezquita,
como todos los edificios islámicos de El Molón,
reutiliza los de las edificaciones prerromanas,
pero en este caso la necesidad de girar el edificio, de reorientar,
lo obligó a modificar la organización interna
de este espacio.
De hecho, el muro de separación de las dos salas de oración
es un muro de poca prerromana en cimentación.
Incluso el muro que tengo a mis espaldas,
que es el que separa el espacio de oración principal con el patio,
es una casa de la Edad del Hierro,
y, justamente debajo de la mezquita,
en las excavaciones de los niveles inferiores,
donde encontramos dos enterramientos,
uno de ellos doble, datados por radiocarbono
entre finales del siglo VIII y el siglo XIX d.C.,
que nos hablan de la entidad
de esa ocupación previa
al cambio de era tan importante y tan destacada en El Molón.
En la parte del poblado de niveles islámicos
y junto a una mezquita se identificaron enterramientos
de tres individuos parcialmente conservados.
Aquí lo que presentamos son restos de dos cráneos,
preferentemente, y parte del esqueleto craneal
en el que identificamos características, por una parte,
de hombre, con un cráneo más robusto,
de una edad más avanzada,
y, en este caso, un cráneo más grácil,
correspondiente con una mujer.
En el caso del hombre, identificamos lesiones dentales
relacionadas con abscesos,
infecciones bucales que pudieron suponer
la pérdida dental en vida.
Igualmente tenemos restos de sarro,
de caries y de enfermedad periodontal.
Esto normalmente se relaciona
con dietas ricas en hidratos de carbono
e igualmente con una higiene bucal defectuosa.
Suele ser más frecuente, en este caso así ocurre,
en individuos de edades más avanzadas,
como es el caso del hombre.
Sin embargo, en el caso de la mujer no hay evidencias
de este tipo de alteraciones patológicas.
Un tema interesante a partir del estudio de los restos humanos
es la identificación de patologías.
En el caso de la mujer, tenemos tres fracturas:
una de costilla, una de radio y una de cabeza de fémur.
Aunque no lo sabemos con certeza,
es posible que las tres fracturas se vincularon con una caída.
Lo que sí que podemos reconocer es que las tres se curaron
y para ello se requirió un período largo de cuidados,
en el que la persona fuera bien alimentada,
se le favoreciera la higiene y la hidratación
y probablemente le dieran
algún tratamiento que le aliviara el dolor,
ya que tanto la fractura del fémur como la costilla
tienen como consecuencia períodos de intenso dolor.
(Música)
El asentamiento de El Molón reduce su tamaño,
pasa de casi cinco hectáreas con toda la zona de arrabales
a prácticamente una hectárea de zona de hábitat.
El Molón en el territorio,
para explicar dónde situamos este yacimiento,
la organización interna del poblado,
con esa división tripartita que hemos ido comentando
cómo es el urbanismo,
las casas, datos de economía, de artesanado,
el mundo funerario en el interior de la mezquita
y sobre todo ese elemento esencial, como es la Mezquita del Molón,
y sus paralelos en otros ámbitos.
Terminamos la visita en esta zona,
con una recreación del interior de la mezquita.
En el interior de la mezquita,
donde hemos reconstruido
esencialmente el oratorio principal
y esta sensación de recogimiento
con escasa iluminación,
la reconstrucción de cómo serían esos suelos de tierra apisonada
para que el visitante pueda hacerse una idea complementaria
a lo que es la visita al edificio en el propio yacimiento.
El entorno de la mezquita
se identificaron una serie de departamentos,
viviendas, con unas características muy homogéneas.
Todas miden entre tres y seis metros,
con muros de mampostería,
las puertas construidas a soga
y con bloques a soga y tizón.
Y en el interior de ellas, en dos de ellas,
aparecieron dos canales relacionados
con, quizá, con letrinas
o con actividades de purificación
relacionadas con la mezquita.
Los suelos de la época eran de tierra apisonada
y no, evidentemente, de grava,
que es un recurso
que hemos utilizado al realizar la restauración.
Hemos detectado en algunas de estas viviendas
muros de tapiado de las puertas,
lo que nos está hablando de que durante esta larga etapa
de ocupación altomedieval,
el asentamiento sufrió diferentes modificaciones
y diferentes alteraciones en su urbanismo.
Estamos en lo que hemos identificado como el albacara,
una superficie vacía de edificaciones
que ocuparía 2.700 metros cuadrados, es decir,
una parte importante del del asentamiento.
En principio, este tipo de espacios
se relacionan con encerrados de ganado,
sin descartar que pudieran ser áreas de refugio
en momentos de necesidad.
Está delimitado por potentes muros de más de metro y medio de anchura,
con este aparejo característico ,
con estas hiladas,
a veces formando espigas,
y que en principio nos estarían marcando claramente
técnicas constructivas completamente diferentes
a las prerromanas que hemos visto,
por ejemplo, en la muralla.
No es el único albacar, hay otros dos,
al menos en el exterior del asentamiento,
lo que nos estaría dando una idea
de la importante actividad ganadera de estas poblaciones,
fundamentalmente con rebaños de ovejas y cabras,
pero también de bóvidos,
según hemos podido constatar en los restos de fauna
que hemos que hemos estudiado a lo largo de nuestras campañas.
(Música)
(Música)
Esta exposición de Carmela García
lleva por título "Autoras de utopías",
que, como su propio nombre indica,
y siguiendo la línea de trabajo de Carmela García
a lo largo de los años, pretende reflejar
un mundo de mujeres posible desde la amistad,
el compañerismo, la complicidad, la sororidad,
pero también a veces las relaciones íntimas.
Ella plantea a este mundo, un mundo que es una utopía,
pero una utopía vivida,
porque también se reflejan
mujeres que han vivido utopías a lo largo de la historia.
El tema de la sororidad y de la complicidad
y todo eso es que me parece esencial
y algo a trabajar también.
En mis trabajos fotográficos y de vídeo,
en mi trabajo artístico en general,
siempre las representaciones han ido en la dirección de buscar
las conexiones entre mujeres,
porque también hay que entender
que históricamente se ha llevado siempre a la idea,
se ha cultivado la idea de que entre las mujeres
no hay buenas relaciones, de que las mujeres no se apoyan,
de que las mujeres envidian...
y hay un imaginario permanente, que eso funciona.
Nos parece que no, pero eso tiene un efecto claro
luego en sociedad también.
Yo siempre voy un poco contra eso.
Yo siempre he estado rodeada de chicas,
que es lo que más me gusta.
Bueno, es la idea esa de la foto-cuadro,
que coges un formato muy grande para contar algo
que en pintura sería
como la pintura heroica o histórica,
que son formatos grandes.
Aquí estamos contando historias íntimas y cercanas,
pero dándole esa dimensión.
También es sacar la fotografía de la periferia al centro un poco.
Entonces, bueno, esos son los fotones,
esto que tú hablas.
Como que la escala se amplifica,
también es una forma de llamar la atención sobre eso,
de visibilizar eso.
Dos chicas ligando en un salón,
es una situación muy íntima.
Pero lo ves en un formato grande y parece como que aquello
te descoloca un poco más.
Igual eso también es una hipervisibilización.
Esos elementos están ahí.
O de alguna forma, a mí el trabajo me sirve para indagar,
para visibilizar a otros,
pero a través de esos otros visibilizarse yo
para investigar sobre otras vidas con las que he aprendido un montón,
sobre mujeres de otra época,
crear mis propias genealogías
que me ayudan a entender mi propia trayectoria
y darme cuenta que hace 100 años estaban pasando cosas
exactamente iguales que las que están pasando ahora
a mujeres muy parecidas a mí.
"Nos fuimos formando en grupos.
Nuestra mesa fija lo ocupábamos Trudy Araquistáin, Ana María Baeza,
Carmen de Mesa, Isabel Espada,
Julia Trudy de Meabe, Matilde y yo.
Éstas éramos fijas.
Victoria Kent, Clara Campoamor y Matilde Huici iban a última hora,
al igual que Rosario Lacy,
Elena Fortún, Adelina Gurrea."
También esta exposición tiene como techo
un techo común a todas las series fotográficas
que se incorporan, que es una fotografía expandida,
es decir, parte de la fotografía bidimensional,
que hay muchísima la exposición,
hacia la instalación y hacia el video.
Es decir, como hoy en día los formatos se hibridan,
desde lo más puro hacia la fusiones, y eso se puede ver en la exposición.
Inauguramos en la sala Canal la exposición "Autoras de utopías",
de la artista Carmela García,
Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid 2019,
un proyecto en el que la artista
parte de personajes históricos femeninos
para acercar su particular visión a la actualidad,
utilizando como medio de expresión principal la fotografía,
también nos lleva a otros lugares,
como lo audiovisual o la instalación.
Os invitamos a que os aproximéis a esta sala tan especial,
y a que descubráis el mundo de Carmela García,
a que disfrutéis de él tanto como nosotros
hemos disfrutado realizando esta exposición.
(Música)
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El jardín empezó como una segunda residencia.
Al ver la respuesta tan maravillosa
del jardín,
quise que lo conocieran y me copiaran.
Mi idea era que abriéramos el jardín un día a la semana
gratuitamente para que la gente lo viera.
Este jardín pertenece a la Fundación Fundem.
El jardín se mantiene
con las visitas de miles de personas,
de colegios para su educación ambiental,
con los conciertos que organizamos en el jardín...
Con la idea de que desde la iniciativa privada
se pueda mantener un jardín como este
y no queremos quedarnos en esto nada más.
(Música)
Enrique Montoliu tuvo una idea de hacer un jardín renacentista
y fue viajando por toda Europa
para conocer este tipo de jardinería.
Y al venir aquí, a Pedreguer, a construir su jardín,
empezó con las plantas que había visto por toda Europa,
pero se dio cuenta que el gasto de agua
y de pesticidas sobre estas plantas era descomunal
y decidió cambiar con la ayuda de otros profesionales
a plantas mediterráneas.
Cuando se dio cuenta de que la plantación
ya se gastaba seis veces menos agua
que la que utilizaba para jardinería típica europea.
(Música)
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Salvador Gómez Valdés entrevista al poeta Jenaro Talens, que acaba de publicar la antología El azar nunca deja cabos sueltos, y a José Francisco Ruiz Casanova, autor de la selección y del estudio preliminar.
La Universidad Responde. Universidad Miguel Hernández de Elche: ¿Los niños pueden sufrir ansiedad?
Mara Peterssen entrevista al periodista y escritor David López Canales, autor del libro Un tablao en el otro mundo. La asombrosa historia de cómo el flamenco conquistó Japón.
"El túnel del tiempo: El Molón de Camporrobles 4. Ocupación islámica". Cuarto capítulo dedicado al yacimiento del Molón de Camporrobles. En semanas anteriores hemos contado la ocupación ibérica y celtibérica del yacimiento de El Molón. Después fue abandonado durante más de 700 años hasta que la ocupación islámica le dio una nueva vida que relatamos en esta entrega.
"Carmela García. Autoras de utopías". Recomendamos la exposición "Autoras de utopías", una selección de obras visuales de la trayectoria artística de la canaria Carmela García. A través de la fotografía, el vídeo y la instalación, Carmela García plantea realidades ficcionadas integradas por datos e informaciones de fuentes documentales y datos biográficos, que enlaza después con fragmentos de narrativas visuales y literarias diversas. Ficciones de lo que tal vez podría haber sucedido o deseado que sucediese. Puede visitarse en La Sala Canal de Isabel II de Madrid hasta el 2 de mayo.
Salvador Gómez Valdés, en su sección habitual, recomienda la lectura de "Las raíces históricas del terrorismo revolucionario" del catedrático de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid y director del Instituto Carlos III - Juan March de Ciencias Sociales Ignacio Sánchez-Cuenca.
Reportaje en red. Hoy digitalizamos y colgamos en nuestra página web "Jardín de L'Albarda".