Lunes a jueves a las 10.00 horas
(Música)
La Edad Media son muchos años.
El cambio lo representa muy bien el arte gótico,
que sustituye al arte románico.
El arte románico representa una cultura de lo sagrado
donde lo humano queda un poco abrumado, aplastado,
mientras el gótico representa una cultura de la encarnación,
del cristianismo encarnado,
del encuentro de lo humano y lo divino.
En el gótico, se anuncia el hombre que va a venir
y hay signos muy representativos.
Las catedrales góticas tienen esa luz, ese color,
digamos, esa cercanía al mundo exterior.
Tienen también movimiento, las esculturas góticas se mueven,
no son estáticas, no están eternamente inmóviles,
sino que tienen vida.
Y luego están las catedrales con esas flechas
que expresan esa voluntad de asaltar el cielo.
Representa muy bien al hombre nuevo,
al hombre que viene, y ese es el contexto tan distinto
del anterior en el que nace Tomás de Aquino.
Él nace al sur de Italia,
cerca de Nápoles, a principios del siglo XIII,
de buena familia, familia noble,
y, cuando él anuncia su vocación religiosa,
la familia entiende que tiene que ir
con los benedictinos, con los cistercienses,
que son los amos del mundo.
Pero, entretanto, han aparecido unos nuevos monjes,
que son las órdenes mendicantes,
que son pobres,
que viven no en grandes tierras
en medio de la naturaleza.
y que tienen como instrumento de trabajo
la palabra, la palabra para predicar,
la palabra para aprender
y para enseñar porque trabajan, quieren ir a las universidades.
Son contemporáneas de las universidades,
de la figura de la Universidad.
Y santo Tomás de Aquino quiere ser fraile dominico.
La familia entiende que eso es un abajismo inaguantable,
que eso es rebajarse mucho,
y entonces le secuestran. Le tienen un año secuestrado
con permiso del emperador
hasta que él consigue en una historia realmente aventurera
liberarse, salir, se libera,
puede ir a Colonia con Alberto Magno a estudiar,
un gran maestro, el patrón de los científicos,
san Alberto Magno.
Y allí era un hombre grandote un poco taciturno.
Los discípulos decían el Buey Mudo
un poco como también diciendo "un poco torpe"
y alguno se prestaba incluso para ayudar,
echar una mano para entender.
Su maestro, profesor, ya tuvo que intervenir
y dice que dijo: "Le llamáis Buey Mudo,
pero días vendrán en los que los mugidos
sobre la ciencia de este hombre
iluminarán a todo el mundo".
el gran maestro de la Universidad de París,
que era el no va más.
Ahí estuvo ejerciendo en Teología y en Filosofía.
Y murió muy joven, es verdad, a los 50 años.
No se sabe muy bien, nos dicen que envenenado.
En cualquier caso, dejando una obra impresionante.
20 años.
Prácticamente, 20 años, un trabajo colosal de interpretar
toda la obra de Aristóteles,
de crear grandes compendios de teología y de filosofía,
de discutir los grandes problemas de la época.
Es decir, una obra impresionante
y es verdad que en mundo católico, digamos,
no hay un intelectual, seguramente con san Agustín,
superior.
Claro, él se impuso una tarea muy difícil,
que era tomarse en serio ese ser humano que se anunciaba,
que era un hombre que ya pensaba,
y hacerle creíble la fe.
El objetivo de santo Tomás era dar credibilidad a la fe,
hacer razonable el hecho de la creencia.
Y para eso él utiliza la filosofía.
Él quiere ver que la filosofía de Aristóteles
concuerda con la forma de pensar del creyente.
Y para eso
propone un modo de pensar,
que es la escolástica,
un concepto maldito, porque tiene muy mala fama
la escolástica.
porque dicen que se hace preguntas que no interesan a nadie
y da respuestas que tampoco.
Claro, en ese momento, es el instrumento apropiado.
Y eso lo dice alguien como Ortega y Gasset,
que es lo opuesto a la escolástica.
Ortega y Gasset representa lo que llamamos "el ensayo",
la forma de pensar luminosa,
brillante, que recurre a la literatura,
que recurre al cine, que recurre al teatro,
en fin, recurre a las artes para iluminar un pensamiento.
Y mientras que la escolástica,
y este Ortega dice, a pesar de situarse
en la acera de enfrente: "No hay un pensamiento más riguroso
que el de la escolástica". ¿Por qué? Y lo explica. Dice:
"Porque la escolástica lo que pretende es utilizar
una filosofía escrita hace 14 siglos
en otro contexto, en un contexto pagano,
utilizarla para que el creyente,
a la hora de hablar sobre Dios,
sobre inmortalidad,
sobre la creación, entienda que el discurso que propone
no es un absurdo, no es irracional,
sino que tiene mucha credibilidad.
Entonces para eso hace falta",
dice Ortega, "interpretar con mucha finura
todo el pasado para no pervertirlo
y, por otro lado,
ser conscientes de que estamos en la Universidad.
Se acaba de crear la Universidad.
Y entonces, para avanzar en la verdad,
hay que contar con todos, hay que contar con los demás,
con los que están en contra,
y hay que contar también con otras disciplinar".
Y, para armonizar, todo ese debate,
y que de suerte que los que intervengan
no hagan como se hace hoy en las tertulias,
que cada cual habla de lo suyo,
se hacen discursos paralelos, se crea una forma de discutir,
las "quaestiones disputatae" que se decían, los problemas,
muy rigurosa donde, si haces un planteamiento
y lo argumentas de una determinada manera,
el que quiere intervenir tiene que ajustarse a ese razonamiento
y decir en qué sentido es falso,
que no venga con otra historia.
Eso hace que la escolástica tenga un método muy riguroso
de pensamiento de suerte que quien ha pasado por ahí
queda marcado.
Exactamente.
Yo diría que santo Tomás hace tres aportaciones fundamentales.
La primera es hacer creíble la creencia,
hacer razonable la creencia.
Él no pretende jamás demostrar racionalmente la existencia de Dios,
porque él cree. Lo que quiere hacer ver al creyente
es que su fe es razonable,
no es racional, es razonable.
Que lo entiende muy bien Chesterton.
Eso es la primera gran aportación.
Digamos, da un estatus de respetabilidad a la creencia
que se ha mantenido durante siglos.
La segunda gran aportación de santo Tomás es, digamos,
algo muy distinto de san Agustín.
Para san Agustín todo estaba en el interior.
Si buceas, encuentras todo. Para santo Tomás, en el interior,
solo hay lo que pongas.
Por eso hay que partir de la realidad,
hay que partir de lo que los sentidos sienten,
de lo que la experiencia te da,
elaborarlo. El conocimiento es la elaboración
de ese mundo exterior.
De suerte decía él que un mal discurso sobre el hombre
acaba siendo un mal discurso sobre Dios.
El ser y el conocer van juntos.
Y esa sería su segunda gran aportación.
Y luego estaría, efectivamente, todas sus aportaciones sobre ética
y política, que no tenemos tiempo de hablar.
Pero, entrando en tu pregunta
de qué es lo que hoy podríamos aprender de santo Tomás.
Creo que, en primer lugar, su osadía
porque tenemos una imagen muy falsa de santo Tomás.
Fue un osado.
Y haría una comparación.
Hace años, hubo mucho revuelo en el mundo culto
por el debate marxismo-cristianismo
y se hablaba de la teología de la liberación,
que fue condenada por los papas anteriores,
no por el actual,
porque entraba en un diálogo muy peligroso:
marxismo y cristianismo. Pero esa teología de la liberación
solo buscaba la relación del marxismo
y del cristianismo en temas éticos,
tema de justicias, la justicia.
Pero santo Tomás no se mete, osa mucho más, es mucho más osado,
porque lo que él quiere es, con la filosofía, abordar el tema
de la naturaleza de Dios,
el tema de la eternidad o de la creación del mundo,
el tema de la inmortalidad del alma.
Y él arriesga mucho. De hecho, le condenan.
Al final de su vida, santo Tomás fue condenado
por el obispo, condenado por averroísmo,
aunque luego tuvo que corregirse,
pero fue condenado. Entonces esa osadía intelectual,
entender que pensar es siempre romper un esquema.
Primera enseñanza ahí. Habría otra
y es la de no hacer con el pensamiento
lo que se ha hecho con él. Se le ha convertido el tomismo
en una ideología conservadora.
Pasó en el siglo XIX cuando, tras la derrota de Napoleón,
domina en Europa una ola tradicionalista
y se convierte la neoescolástica
en la ideología del momento, falso,
y ocurrió en España también,
en la España franquista,
que a una época dorada
de la filosofía, el tiempo de la república,
se impone el tomismo. Recuerdo que los estudiantes
hablábamos entonces del tomismo-leninismo.
Y eso vacunó a muchos estudiantes contra la filosofía de santo Tomás.
Exactamente. Posiblemente, no estuviera lejos de lo que ocurrió
en realidad. Sí, sí, es un pensador actual
porque hay mucho de él que está "pendienti".
Pondría un ejemplo: después de la II Guerra Mundial,
aparece el estado de bienestar,
impulsado desde la izquierda,
desde la socialdemocracia, por el marxismo y empujado...
por el tomismo, por el concepto de "justicia social" de santo Tomás.
Y eso ha sido muy beneficioso
para Europa en concreto.
Pero santo Tomás, cuando hablaba de justicia,
hablaba de una manera que hemos olvidado.
Él hablaba no solamente de justicia social,
es decir, de distribuir, de justicia distributiva,
él hablaba de un concepto que hemos perdido,
que es el de "justicia general".
Y consistía en lo siguiente: él decía que todo el mundo tiene
derecho a desarrollar sus talentos
para enriquecer el bien común
y la sociedad tiene la obligación de crear
las condiciones para que hasta el más pobre
desarrolle todas sus posibilidades.
El concepto de "justicia general"
ha desaparecido del mapa.
Hay un pequeño eco en las políticas de becas
o cuando hablamos de igualdad de oportunidades,
un pequeño eco. Pero el concepto poderoso
de "justicia general"
ha desaparecido no solamente de la política,
sino de los libros de texto y de los estudios sobre la justicia.
El libro de Chesterton es una buena referencia
porque llama la atención que el entusiasmo de un hombre
como Chesterton, un converso,
y que descubre santo Tomás,
descubre el sentido común, descubre la credibilidad, es decir,
descubre los límites de la racionalidad.
La racionalidad se hace preguntas
que no tienen respuestas y son puntos suspensivos.
Es ahí donde se sitúa el potente pensamiento
de santo Tomás. Entonces hay libros interesantes,
pero a santo Tomás hoy es difícil leerle de una tacada.
a los jueces que se interesan por la ley
que lean los diez artículos
de santo Tomás sobre la naturaleza de la ley.
A los profesores de Filosofía Moral
o al interesado en una reflexión
sobre el alcance de la ética,
que se lean cinco artículos de una parte de la "Summa".
O, al creyente que se plantee
el sentido de una creencia en un tiempo tan crítico como este,
que se lea los primeros artículos
de la "Suma teológica", donde habla, precisamente,
de lo que significa Dios.
Hay que leerle así, hay que seleccionar cuatro
o cinco artículos.
Y por eso a santo Tomás había que tenerle como libro de consulta,
es un excelente libro de consulta,
pero luego más difícil es leerle sistemáticamente.
tenemos todavía un tema pendiente
antes de dejar la Edad Media
y es la España musulmana.
Y, de alguna manera, no hemos salido de ahí.
¿Son los "influencers" realmente influyentes?
¿Realmente tienen poder suficiente para modificar
el comportamiento de sus seguidores hacia las marcas
que suelen promocionar
y, por tanto, se pueden considerar efectivos
como herramienta de "marketing"?
Estas son las preguntas que se hacen las empresas
a la hora de decidir invertir
en "influencers", cada vez más presentes
en sus estrategias de comunicación digital.
En un trabajo publicado en la revista "International Journal
of Information Management", la profesora Raquel Sánchez
y yo mismo, pertenecientes al Área de Comercialización
e Investigación de Mercados de la Universidad de Almería,
hemos tratado de determinar si realmente los seguidores
de los "influencers" perciben un nivel de influencia tal
que motive su comportamiento
como consumidores de las marcas recomendadas.
En el trabajo, demostramos que una mayor influencia percibida
se asocia a un mayor nivel de "engagement"
del seguidor hacia la marca,
entendiendo el "engagement" como la propensión de los seguidores
a identificarse con dichas marcas.
También a un mayor valor percibido de la misma y a una mayor intención
de comprarla. Estos resultados muestran
la conveniencia del uso del "marketing"
de "influencers" en las empresas,
siempre y cuando los "influencers" seleccionados
posean cierto grado de influencia
sobre sus seguidores en términos perceptuales.
Este indicador puede complementar criterios observables de selección
de "influencers",
como, por ejemplo, el número total de seguidores.
Nuestros hallazgos sugieren utilizar "influencers"
cuando el objetivo de la empresa sea incrementar
las expectativas de valor
sobre sus marcas, conseguir que los individuos
se sientan identificados con dichas marcas
o prueben sus productos o servicios.
¿Qué tal? Muy buenos días. Encantado de estar contigo
y con vosotros y con todos los espectadores.
Es un honor.
Vivimos como vivían ellos, sentimos como sentían ellos,
la manera que tenemos de entender el mundo,
las relaciones personales,
la vida cotidiana nos viene de los romanos.
Al fin y al cabo, nuestra lengua viene del latín.
Hablamos latín, aunque no nos demos cuenta
y, como dice el subtítulo de "Calamares a la romana",
somos romanos también, aunque no nos demos cuenta.
Ya lo dicen los Monty Python
en esa escena memorable de esa película memorable,
"La vida de Brian" cuando dice:
"Hay que echar a los romanos de Judea
porque ¿qué han hecho por nosotros?"
y es cuando empiezan a decir todo lo que hicieron por nosotros,
cuando dicen: "Los acueductos. El regadío.
La seguridad. El vino. Todo".
sobre las grandes páginas de la historia, sobre emperadores
o sobre monumentos o sobre batallas, es un libro sobre la vida cotidiana,
sobre cómo vivían, cuál era su horario,
dónde vivían, si vivían en pisos,
que tenemos la idea de que vivían todos
en las "domus" estas, chalés.
Ahí vivían unos pocos, casi todos vivían en pisos,
en bloques de hasta seis alturas.
Cuál era su horario de comidas,
dónde comían, resulta que comían en los bares.
No tenían luz eléctrica en las casas, claro.
¿Y luego iban a la peluquería?
Resulta que sí.
¿Y usaban perfumes? Resulta que también,
esa vida cotidiana y se iban de juerga también.
también porque esto lo cuentan autores grandes,
como Cicerón o Tito Livio,
que, antes de que se afeitasen la barba,
los primeros romanos eran de barbas largas
y pelo largo, sí, sí.
Lo que siglos después han puesto de moda los hípsteres
ya lo practicaban los romanos.
Luego ya el primer testimonio de que se afeitasen la barba es
del siglo III a. C.,
pero, como digo, los primeros hípsteres
fueron los romanos.
Una de las cosas que no dicen los Monty Python
cuando dicen: "¿Qué han hecho los romanos
por nosotros?", dicen muchas cosas, pero dicen una, que son las termas.
Allá donde iban los romanos, llevaban el latín, el derecho,
su modo de vida, el vino, tal,
que para ellos era mucho más que una bebida,
era una manera de entender el mundo,
y las termas. Las termas eran, por un lado,
un elemento de higiene, porque no tenían agua corriente
en los pisos; en las casas, sí. Pero, como muchos vivían en pisos
y en apartamentos, no tenían agua corriente.
Entonces era un elemento fundamental de higiene.
Y, por otro lado, era también un punto de encuentro,
un punto social donde, además, se hacía deporte.
Pero, sobre todo, era un punto de encuentro social:
"Al acabar el día, nos vamos a las termas.
Luego nos vamos a cenar. Ahí charlamos, hablamos de todo,
hacemos negocios, lo que sea".
En todos los sitios, como digo, en todos los asentamientos romanos
ya un poco estables, había termas.
Y en Roma todos nos acordamos del famoso concierto de las termas
de Caracalla. Esas termas eran enormes.
Entraban miles de personas.
Todavía ahora, que no han conservado integridad,
nos parecen enormes. Nos podemos imaginar cómo eran.
Y, como ahora, los políticos de entonces,
para dar satisfacción al pueblo,
cada uno hacía unas termas a ver cuál era más grande de todas.
En la parte de circo, aparte de los espectáculos
y del circo, las termas, un elemento fundamental de higiene.
Eso es algo que después, por ejemplo, con la Edad Media,
se interrumpe claramente
y nos ha costado, como tantas otras cosas,
a la humanidad siglos y más de 1.000 años recuperar.
Una de ellas, por ejemplo, es esa higiene personal diaria.
Sí, los romanos se relacionaban cagando,
por decirlo claramente.
Como no tenían váteres en los pisos,
utilizaban unas letrinas. Ahora todavía se mantiene una parte,
porque, por ejemplo, los aseos de los chicos
todavía mantienen algunos, muchos, para orinar, tienes,
cómo se llama, el mingitorio pegado a la pared
y hay varios juntos.
Esto lo hacían también con las aguas mayores.
Eran una serie de retretes pegados a la pared
en una habitación en forma de cuadrado
sin separación entre ellos.
Había un canal de agua que recorría toda la habitación
y cada uno tenía su esponja con la que se limpiaban
y la mojaban para limpiarla en el canal de agua.
Normalmente, había una fuente con agua.
Y que era un elemento de socialización
donde hablaban también de sus cosas.
El gran poeta Marcial, que era paisano nuestro,
era de Calatayud, bilbilitano, Bílbilis en latín,
un tío divertidísimo genial, cuenta criticando a un tipo,
porque Marcial no deja títere con cabeza,
dice: "Este está todo el día en la puerta de las letrinas
y, cuando ve que entra alguien con pasta,
se sienta a su lado a ver si consigue que le invite
a cenar esa noche".
El otro, con tal de quitárselo de encima,
supongo que le invitaba a lo que fuera.
uno de los objetivos del 2030 es que haya letrinas en todo el mundo.
Esa es otra cosa que se ha perdido.
Esto que nos parece...
Y los sistemas de cloacas para la recogida de los residuos,
entre otros, de las letrinas que tenían
los romanos eran impresionantes, todavía se mantienen en algún caso.
Eso se perdió también cuando se deshace el Imperio romano
y sigue siendo uno, pero no de 100 objetivos,
son muy pocos los objetivos del ahora 2030.
Cada objetivo del milenio aparece.
Pero es que sigue siendo
que haya letrinas para todas las personas
en muchos lugares del mundo. Esto que nos parece tan evidente
es algo que se perdió durante muchos siglos
y que todavía hoy sigue siendo un objetivo
en muchos lugares del mundo. Es una cuestión básica de higiene.
Vivían la sexualidad con mucho menos pudor que nosotros,
no es que fueran haciendo el amor por las calles, obviamente.
Tenían su código moral también y tal.
Pero la vivían con más normalidad que nosotros.
Nosotros tenemos una cultura, tamizada por el cristianismo,
que es muy pudorosa con el sexo.
De hecho, es curioso porque, para denominar
determinados actos sexuales,
lo decimos en latín, porque no es nuestra lengua
y como, además, la gente en general no sabe latín.
"Felatio", por ejemplo, y otras.
Entonces eran menos pudorosos con el sexo
y no tenían estigmatizadas
las relaciones sexuales.
La homosexualidad se veía con toda normalidad,
pero con toda normalidad con personajes públicos,
como Julio César, por ejemplo, emperadores, por cierto, hispanos.
Los primeros emperadores hispanos,
que fueron grandes emperadores, como reconocen los historiadores,
como Trajano o Adriano,
estaban casados y tenían relaciones homosexuales.
En el caso de Adriano,
cuando se muere su amante masculino Antínoo,
llena todo el imperio de imágenes de Antínoo.
Hasta los propios dioses
de la mitología, hasta el dios de los dioses,
que es Zeus, este se acuesta con todo lo que se le pone delante,
sean mujeres o sean hombres.
Practicaba con toda normalidad
la bisexualidad.
Y hay testimonios de que había matrimonio homosexual,
testimonios de escritores, como Marcial o como Suetonio,
que dan fe de que había matrimonio homosexual.
Esto es algo que hemos tardado miles de años
en recuperar.
Y solo en algunos países del mundo.
Era una sociedad muy patriarcal.
Durante miles de años,
la humanidad ha sido, en muchos sentidos sigue siendo,
muy patriarcal. Obviamente, hemos avanzado
en estos últimos años, pero hay que tener en cuenta eso
en el contexto de lo que voy a decir:
que también hay testimonios de lesbianismo,
menos, como digo, porque es una sociedad
fundamentalmente patriarcal,
pero también hay.
En latín, por ejemplo, no se utiliza esa palabra,
"lesbianismo", es una palabra moderna.
En latín es "tribas", que viene del griego "trifein",
que es "frotarse".
En una sociedad patriarcal, obviamente, como digo, además,
en fin, como ha sido durante muchos siglos,
en el que el hombre marcaba la pauta, pero, por ejemplo,
otra cosa que han tardado siglos en recuperar
es que las mujeres se podían divorciar también,
no solamente los hombres.
Esto es algo que hemos tardado mucho tempo,
siglos, en recuperar.
El turismo de verano y el turismo de playa,
esto lo inventan los romanos, sí.
Se iban a la bahía de Nápoles.
Por cierto, la palabra "bahía" viene de una localidad que hay
en Nápoles que se llama Bayas. Esa localidad pasa a denominar
ese accidente geográfico. Lo que es más pequeño que un gofo
es una bahía.
Hasta tal punto iban ahí de vacaciones
que da nombre a una forma geográfica.
Y salían en estampida en verano
y, siempre que podían, si alguien ha estado de los que nos está viendo
ahora mismo en Roma en verano,
que hace un calor asfixiante, se iban zumbando por la Vía Apia
hasta Nápoles, que es una zona maravillosa.
En Nápoles hay una localidad que se llama Positano,
que significa "el lugar donde se calma el dolor".
Qué bonito.
Es precioso. Había siempre una tradición de irse
durante siglos y todos los grandes personajes
en fin, toda la gente que tenía un poco de dinero
tenía su chalé en la zona de Nápoles
y los que no, en pisos y en apartamentos también turísticos
hasta tal punto que, por ejemplo, Séneca,
también era paisano nuestro, de Córdoba, filósofo muy serio,
y dice: "Me he venido a Nápoles a ver si escribo algo.
Aquí no hay manera de hacer nada.
Música día y noche y todo tipo de vicios
y de placeres y tal.
Me voy de aquí porque no hay manera de trabajar".
Había conciertos en los barcos,
música en los barcos junto a la costa de día y de noche.
Esto que ahora asociamos a Ibiza
es lo que hacían en Nápoles hace 2.000 años los romanos,
nada nuevo. Era un sitio de juerga y desenfreno
y para pasárselo bien.
de los romanos es el humor también. Pensamos en el latín, en el derecho,
en estas cosas que hacen que vivamos como vivimos,
que tengamos las relaciones que tenemos,
los ritos que tenemos de matrimonio, etc.;
pero, por ejemplo, les encantaban los bares,
vivían en los bares. Como no comían en los pisos,
¿dónde comían? En los bares.
De ahí nos viene la pasión por los bares.
En cuanto salimos del confinamiento,
nos vamos en estampida a los bares.
Pero una de las grandes contribuciones
es el humor también.
Se reían de todo; sobre todo, se reían de sí mismos,
que es una cosa sanísima. Por eso creo que, cuando se habla
de los romanos, hay que intentar hacerlo con humor,
y es lo que he pretendido hacer
en "Calamares a la romana", capítulos cortos que se puedan leer
en cualquier sitio. Es ideal para el cuarto de baño
en ese sentido. Y con humor, que es la mejor manera
de rendir un homenaje a los que han hecho que entendamos
la vida como la entendemos.
Muchas gracias. Un placer.
"Estas imágenes fueron grabadas hace varias décadas
en algún centro educativo
de nuestro país. En ellas se ve a un grupo de alumnos
examinándose, es decir, cumplimentando un requisito
para ser evaluados. Han pasado muchos años.
La sociedad, con sus usos y costumbres, cambió.
Con ella, también la educación
y sus múltiples herramientas pedagógicas.
¿Cambió también la evaluación
o se evalúa igual que hace 30, 40 o 50 años?
Sin ánimo de ser exhaustivos en este asunto,
nos acercamos a él escuchando algunas voces
que defienden, desde la teoría y la práctica,
otras formas de evaluar."
Pero las quiero sobresalientes también.
"Este centro educativo de Barcelona
comenzó hace unos años un proceso de transformación
que incluyó también la evaluación
desde los más pequeños hasta los alumnos mayores."
Para nosotros, reflexionar sobre la evaluación
es reflexionar realmente sobre el propósito de la educación,
cuál es la finalidad de la evaluación.
Y aquí es donde a veces se confunden diferentes finalidades.
Puedes tener una finalidad acreditativa,
calificadora que lo que busca solo,
al final, es, sobre estándares generales
y bastante deshumanizadora,
situar al alumno bajo un criterio estándar.
Entonces este tipo de evaluación
al final, no te ayuda, precisamente,
a este propósito, a este crecimiento personal,
a esta consciencia de uno mismo, a este desarrollo de este camino,
a descubrirse
y provoca unos aprendizajes que son
contradictorios con nuestro propósito.
Nos parece más interesante
en esta reflexión buscar una evaluación
que realmente sea un mecanismo
de aprendizaje y de crecimiento personal
que permita al alumno tomar conciencia de en qué punto está
de realmente, cuando se enfrenta a una experiencia, ya sea académica,
pero también personal, emocional,
realmente qué está viviendo en esta experiencia, que reflexione
y que tome conciencia de aquellos valores,
de aquellas habilidades, de aquellos aspectos que ha vivido
en esta experiencia para poder autorregularse.
Y, a partir de esta toma de conciencia,
poder entonces tomar decisiones
que le permitan seguir creciendo
y seguir adquiriendo también estos mecanismos
que necesitará en su vida.
Esto nos ayuda porque ellos mismos
pueden autoevaluarse, por ejemplo, en la participación,
en la autonomía, en la colaboración entre ellos
dentro del grupo y poquito todo esto
y con las actividades y el interés que ponen en hacer
todos estos proyectos.
(Música en inglés)
Cambiar la evaluación no es sencillo.
La evaluación es un mecanismo que en sí es complejo.
La primera condición,
y es muy importante, es que sea un proyecto colectivo.
La mirada tiene que ser una mirada de centro
y esta mirada de centro tiene que implicar a todos los educadores
del centro, a todas las etapas del centro
y no solo a los educadores,
también los alumnos.
Luego otro aspecto fundamental es
acompañar al equipo docente
para que pueda promover este tipo de evaluación,
es decir, tener un buen plan de formación.
Otro aspecto muy importante
es que las metodologías, las estrategias que utilices
tienen que estar al servicio de la evaluación.
Es decir, hay que programar y planificar
y pensar a partir de la evaluación.
Para hacer el proceso de tomar decisiones, o sea,
de analizar y tomar decisiones
de qué es lo que necesita mejorar un alumno,
necesitas una información de tipo cualitativo,
no una información numérica.
Decir que un alumno tiene un 6,3 en Historia,
¿qué significa eso? ¿Qué significa un 6,3?
A lo mejor tiene el mismo 6,3 que otro compañero,
pero saben cosas diferentes
y necesitan aprender cosas diferentes, por lo tanto,
nos una información que resulte útil
para tomar decisiones.
Es útil para certificar,
al final del proceso,
si lo sabe o no, pero, cuando estás en medio
del proceso, no tiene ninguna utilidad.
-Es que nos quedamos solo en una información
que es muy incompleta y, además, pensamos mucho
en la objetividad, pero ¿este 9 de dónde sale?
¿En qué momento lo has medido?
¿Cómo han sido las pruebas?
¿Realmente estás valorando si el alumno tiene mucha memoria
o estás valorando que es capaz de memorizar unos conocimientos?
Esto te lo determina el tipo de evidencia
que utilizas para evaluar.
Cuando calificas, te vale un producto y no el proceso.
Con saber si lo sabe o no,
puedes poner una nota.
En cambio, para saber qué paso tienes que dar,
no te vale el producto,
porque un alumno puede haber hecho mal
un problema de Matemáticas porque no ha sabido elegir
el algoritmo. Pero otro puede que haya sabido elegir
el algoritmo, pero no se sepa la tabla
de multiplicar y a otro puede, simplemente,
que se le hayan movido las columnas.
Todos hacen mal y a lo mejor a todos los tengo que suspender,
pero eso no sirve para nada.
Lo que tengo que entender es qué ha pasado,
qué no tienen todavía y, por tanto, con cada uno de ellos,
lo que tengo que hacer.
Eso es evaluar, lo otro es calificar.
¿Puede el sistema educativo no calificar? No, no puede.
Puede intentar que las calificaciones
sean más razonables, podemos hacer muchas cosas.
Pero lo que sí debemos saber los docentes
es que, no nos engañemos,
cuando calificamos, no necesariamente evaluamos.
Y al revés, sí.
Puedo evaluar, entender qué está pasando,
entender cuál es el siguiente paso
y luego convierto esa información, además,
en calificación. Pero no es la meta esencial.
-Aquí se evalúa no con las herramientas tradicionales,
con la nota del examen,
sino se evalúa de forma progresiva
y también se acompaña al alumno para ver
cómo está creciendo y cómo está progresando.
Es una herramienta que sirve para avanzar mejor
y para no olvidar lo que has estado estudiando antes
y a mí me va muy bien.
-Estábamos poniendo
en una plataforma como un recopilatorio
de todo lo que habíamos aprendido
y así las profesoras saben lo que nos ha quedado claro.
Y lo que no ponemos es porque no nos ha quedado
del todo claro. Y así es como una manera más fácil
de saber si lo están explicando bien
o si pueden hacer alguna mejora
para que lo podamos entender.
Mis padres están muy contentos
porque así saben cómo me pueden ayudar
o cómo me va, porque, además,
se fijan más en todo,
como oralmente, si sé hablar bien,
si sé escribir bien,
y se fijan en todo, en el trabajo de grupo.
Y, claro, ellos saben qué se me da mejor
y qué se me da peor.
-Yo creo que las familias, cuando nosotros compartimos
nuestro enfoque, ellos lo entienden,
porque yo creo que es un enfoque lógico.
Es decir, cualquier persona, cuando está fuera de la escuela,
ve que necesita continuar aprendiendo
y que necesita una serie de habilidades
y una serie de mecanismos que la ayuden a aprender.
Y que, en muchos procesos,
ya sean personales, no digo solo laborales,
se reflexiona sobre cómo estás haciendo las cosas
y cómo lo puedes mejorar.
Y no te miden cada dos por tres, en plan,
perdóname por la comparación,
pero ahora te diría: "No, hoy, papá, te pongo un diez.
Hoy te pongo un nueve", no, te va reflexionando
qué aspectos puedes mejorar para ser un buen compañero,
ser un buen padre, ser un buen profesional,
lo que sea.
-Yo creo que cada vez te encuentras más a gente
que quiere hacer una evaluación
que sirva para sus alumnos para aprender.
Lo que pasa es que, para hacer eso,
hay que hace muchos cambios.
-No es un cambio técnico, no, es un cambio de cultura,
un poco, es un cambio de cultura,
no de centro. Y los cambios de cultura
siempre llevan mucho trabajo de fondo.
Todavía hay que seguir acompañando
este cambio de mirada y este cambio de cultura.
Hemos hecho pasos, pero hay que seguir.
(Campanadas)
"En Mora, provincia de Toledo,
este centro educativo acaba de cumplir 100 años.
Su apuesta por una transformación pedagógica
que lleve a una educación de calidad
pasa también por la evaluación."
Los inicios, sobre todo, son porque empezamos hace años
con un cambio metodológico.
Entonces puedes hacer un cambio metodológico,
pero, si eso no va unido a un cambio en la evaluación,
no tiene ningún sentido.
Si hacemos un montón de actividades con los alumnos
y al final solo evaluamos con el examen,
el sentido de aprendizaje se pierde.
Por eso lo que intentamos
es empezar a formarnos en otras maneras de evaluar
y eso luego aplicarlo en el aula con los alumnos,
sobre todo, para que la evaluación sirva
para que ellos aprensan, se autorregulen, se autoevalúen
y vayan un poco ellos también siendo
protagonistas de su aprendizaje.
-Vamos a pensar ahora, o sea, vamos a hacer una estrategia
de pensamiento, que hemos hecho otras veces,
¿verdad?, donde vamos a encontrar en qué se parecen estas dos cosas,
en qué se diferencian
estas dos cosas y después vamos a ver con esas dos
qué hemos aprendido.
-Llevar a cabo una herramienta de evaluación
no es tan difícil, lo difícil es tener la capacidad
de saber, la actividad que estás realizando,
cómo evaluarla de la manera más adecuada,
que le permita al alumno tener ese "feedback"
que le permite mejorar
y, a la vez, que te permita tener a ti datos.
-Lo que vamos a hacer ahora es recoger en esta plantilla,
que es un modo de pensamiento
que se llama "escalera de metacognición",
lo que hemos ido trabajando
en la medición que habéis visto antes
con el compara y contrasta.
Entonces tienen que pensar qué han hecho, lo primero.
Después van a pensar qué les ha resultado más fácil
y qué les ha resultado
más difícil de hacer. Después, para qué les sirve
esto que han hecho. Y, por último, en qué otros momentos
lo van a poder utilizar.
-No hay nada más fácil para un profesor
que hacer un examen, lo difícil es diseñar
un paisaje de aprendizaje,
diseñar un proyecto, buscar herramientas que permitan
otras evaluaciones, darle una buena rúbrica al alumno
que le permita saber qué es lo que está bien
y lo que está mal. Lo que aquí es importante es
que no lleguemos al profesor y digamos: "Ahora hay que hacerlo",
sino que formemos.
Igual que hay que acompañar al alumnado
y hay que acompañar a los padres,
a las familias, al profesor hay que formarle.
-El paisaje de aprendizaje es simplemente crear un entorno
de aprendizaje. En este caso, aprovechamos las TIC,
ya que disponemos de esos dispositivos
o que los alumnos traen a la clase,
en el que ellos se sienten libres para ir eligiendo su propio camino,
su aprendizaje, y ser protagonistas de él.
Es una buena herramienta
porque trabajamos a nivel competencias.
Confluyen en él inteligencias múltiples,
las taxonomías de Bloom.
Permite al profesor
hacer una evaluación formativa instantánea,
darle un "feedback", una retroalimentación,
poder corregir, antes de entregar algo
o entregar ese proyecto, aquellos errores y, a su vez,
como tienen que reflexionar en ciertas actividades o casi todas
para entregar un producto, un portfolio en este caso,
reflexiones sobre cuáles son sus carencias,
sus dificultades.
-El portfolio es como un trabajo,
solo que tiene partes nuevas.
Por ejemplo, en la introducción, tenemos que hablar sobre nosotros
y también de lo que sabíamos
antes de hacer el trabajo y lo que sabemos después.
También tenemos que entregar los fallos,
porque no todo lo hacemos a la primera bien.
para saber por qué antes era difícil y ahora no.
Y luego también tenemos que evaluarnos a nosotros mismos
y también con ayuda de amigos, familiares o profesores para saber
qué está bien y qué está mal.
Hay alumnos que te dicen:
"Ya me lo sé. Lo he leído seis veces".
Le dices: "Es que leer seis veces no predice saber".
Y otros te dicen: "Ya lo podría contar.
Se lo podría explicar a un compañero". Ahí estamos.
Entonces ese conocimiento de uno mismo
de cuándo se sabe y cuándo no se sabe
y qué de lo que hago es lo que más me ayuda a saber o no,
lo que es aprender a aprender,
exige que la evaluación los docentes la montemos
de tal manera que, además de que nos sirva
a nosotros para regular,
les vaya sirviendo a los alumnos para que ellos
acaben regulando sus propios procesos.
-Sí que los alumnos reconocen que es mucho más justa esta nota.
Esta calificación, al final, es más justa
porque no depende de que un día un examen
se me dé bien, porque se me puede dar mal
ese día el examen. Entonces esto hace que la evaluación
sea realmente una recogida de información
desde muchas maneras posibles.
Y luego esto también habla de inclusión,
porque hay alumnos que necesitan que la evaluación
se les adapte de muchas maneras.
Con lo cual estamos incluyendo a aquel que tiene dificultades.
-Los profesores, al tú realizar algunas actividades,
que es como si estuvieras haciendo
un examen, pero no lo estás haciendo,
están comprobando que tú aprendes de otra manera
que no sea memorizando y soltando las cosas como un loro.
Ellos ven que lo sabemos
a través de los trabajos que hacemos.
Son como ejercicios, nosotros los hacemos en una hoja,
los podemos hacer en dispositivos. Y luego se lo entregamos al profesor
y él lo corrige y ve si hemos desarrollado
bien el contenido y si lo hemos aprendido.
-Al final, se crea una cultura
en el colegio, una cultura de:
"Quiero que me digas lo que hago mal para mejorar",
no que quizá ahora en la actualidad
evitamos que nos digan lo que hacemos mal.
El problema es que lo determinamos todo
a una palabra, a "aprobado" o "no aprobado",
y se olvida el proceso, que es lo más importante.
Es decir, el proceso es lo más importante.
Entonces el aprobado general sería muy bueno
si realmente es que se lo merecen.
Eso sería el éxito educativo.
Pero es que no estamos de que un trabajo por proyectos
o realizar destrezas de pensamiento
o un paisaje de aprendizaje
sean algo fácil, no.
Quizás tengamos que plantearnos
el que les motiva más y por eso lo hacen mejor.
Y por eso obtendremos mejores resultados.
¿Camino por recorrer? Todo.
O sea, sería insensato pensar que ya.
Donde estamos es en un proceso
en el que queremos seguir aprendiendo.
Y yo creo que al final,
como maestros, si perdemos esa capacidad
de seguir soñando y de seguir aprendiendo,
pues olvidémonos.
"'Carles Canals Masats elabora sus trucos visuales
para su subvertir la realidad con el acierto de un buen mago.
Para ello se sirve del blanco y negro,
pues la escala de grises tiene ese algo especial,
ese punto mágico sutil y atemporal que a él le gusta tanto.
Dicen que la fotografía es un fiel reflejo del mundo,
pero del mundo interior
de cada fotógrafo.
Mirar a través de una cámara es, probablemente,
uno de los actos que consciente o inconscientemente
más nos llevan a abrir los ojos hacia nosotros mismos.
Cuando el fotógrafo dispara,
en realidad, se dispara para desaparecer de la escena
y así prolongarse a través de la imagen recién nacida.
Dejar huella, en definitiva.
Un vestigio que contiene en sí mismo la idea,
pero no al propio creador de la toma.
'La imagen es aquello de lo que soy excluido',
decía Barthes.
Sin dejar de lado ciertas dosis de azar e intuición,
la mirada de Carles Canals no se limita a la mera observación
de los objetos para descubrir su lado poético.
Sus fotografías son emociones,
pensamientos pulidos, imágenes escritas ya trazadas.
Es un fabricante de sus propias falsificaciones,
un artesano conceptual
que moldea lo real para vestirlo con su imaginario.
Convierte en verosímil fragmentos surrealistas
que solo existen dentro de su universo
a través de trampas visuales.
Este sello es su modo de ver, pero es ante todo su forma de verse.
Fantasías, guiños, reflexiones, trucos,
acertijos, poesía, Carles va más allá de la pura imagen.
Lejos de ser simples frivolidades,
sus obras nunca nos dejan indiferentes,
interrogan desde la greguería visual
arrancándonos una irónica sonrisa cómplice
o nos plantean, a través de una generosa entrega
de significados, serias dudas existenciales
mediante una poesía visual
con mayúsculas.
Al observar estas ingeniosas fotografías,
recuerden unas palabras del poema 'La casa de la mirada',
de Octavio Paz: 'El ojo piensa, el pensamiento ve'.
Tal vez les ayuden a desentrañar
más de una metáfora escondida'.
Así nos presenta la obra de Carles Canals Masats
Edu Barbero."
"¿Qué cosas tienen en común
todas las personas que observamos en estas fotos?
Una de ellas no es evidente.
Todos los objetos retratados
son vecinos y vecinas de la Alameda de Osuna,
un barrio de la periferia de Madrid
que se construyó en los años 60 al borde del aeropuerto de Barajas
y cuyos habitantes originales eran
en buena parte, familias de empleados de Iberia
y otros trabajadores aeronáuticos
relacionados con la actividad del aeropuerto."
Salvador Gómez Valdés entrevista a Reyes Mate, Profesor de Investigación del CSIC “Ad Honorem”. Reflexionan sobre el pensamiento medieval, en concreto, Santo Tomás y la escolástica.
La Universidad Responde. Universidad de Almería: ¿Son los "influencers" realmente influyentes?
Mara Peterssen entrevista al filólogo y divulgador Emilio del Río, autor del libro “Calamares a la romana”.
“Evaluación ¿Asignatura pendiente?”. En los últimos años hay un gran movimiento de transformación pedagógica en el mundo educativo. Pero ¿han llegado esos cambios a la forma de evaluar?, ¿está la evaluación en función del aprendizaje?, ¿sigue habiendo una gran confusión entre calificar y evaluar?, ¿es posible evaluar de otra manera? En este reportaje, un par de centros educativos nos cuentan su experiencia y escuchamos las opiniones de dos expertas en este asunto.
“Boek visual: Carles Canals Masats”. La Aventura del Saber y Boek Visual colaboran juntos para poder dar a conocer a algunos de los autores incluidos en esa antología. Boek visual presenta una selección de la obra de Carles Canals Masats. Poesía en imágenes, en blanco y negro. La fotografía de Carles Canals Masats tiene las dosis precisas de inteligencia, lirismo, emoción, humor y dominio de la técnica fotográfica.
Salvador Gómez Valdés, en su sección habitual, recomienda la lectura del tercer y último poemario de Rupi Kaur, “Todo lo que necesito existe ya en mí”, la traducción es de Elvira Sastre.
Reportaje en red: Hoy digitalizamos y colgamos en nuestra página web “Antonio Martín. Fotos de gente feliz”