(Música instrumental ligera)
Nacidos muchos de ellos sobre
las ruinas de antiguas fortalezas,
siguen hoy en pie los pazos,
testigos de revueltas,
pero también de tiempos de paz.
Convertidos en plácidas residencias
de nobles familias gallegas,
albergan entre sus muros
un microcosmos.
Edificios, huertas, jardines,
que encierran siempre
el secreto de una leyenda.
Pero ¿qué distingue a los pazos
de otras casas señoriales?
¿Qué elementos externos deben tener
para alcanzar esa consideración?
¿Qué provocó esa transformación
y cómo se integraron en el paisaje?
"El pazo de Oca
está situado en el municipio
de la Estrada, en Pontevedra,
a tan solo 26 kilómetros
de Santiago de Compostela.
Adornan la sobria arquitectura
del palacio hermosos jardines,
siempre verdes, en contraste
con el gris de la piedra.
Las aguas del río Boo
llenan los estanques
donde nadan los cisnes,
y riegan las plantaciones
centenarias y las huertas".
Hoy visitamos dos de los pazos
más emblemáticos de Galicia,
el pazo de Oca
y el pazo de Santa Cruz
de Rivadulla.
Caminaremos
entre las viejas piedras
y la vegetación exuberante.
"En el siglo XV,
lo que hoy es el pazo de Oca,
era una fortaleza propiedad
del señor feudal don Suero de Oca.
En la Guerra
de Sucesión de Castilla,
que enfrentó a los partidarios
de Isabel I
con los de Juana 'la Beltraneja',
don Suero apoyó a esta última
y en la contienda
perdió el castillo.
Siglos más tarde,
a principios del siglo XVIII,
la propiedad de don Suero
llegó a manos
de don Andrés Gayoso Neira,
y él fue
quien inició su transformación
de castillo a palacio".
A mediados del siglo XVIII,
Fernando Gayoso Ozores
de Sotomayor,
a la sazón regidor de Santiago,
quiso continuar
la labor de su padre
y construyó la capilla,
planifico el jardín,
les indicó
a los que vinieron después
hacia dónde
tenía que continuar el palacio
con un pequeño dedo colocado
sobre la fachada del pazo.
Hasta hoy, nadie le ha hecho caso.
(Música instrumental ligera)
El pazo de Oca tiene una extensión
de 22 hectáreas,
de las que ocho
están dedicadas a jardín.
Estamos en la zona
del primer jardín.
Es el jardín geométrico
o jardín reticulado.
A principios del siglo XVIII,
esto era un huerto bajo,
que permitía mirar desde palacio
la zona de estanques.
No sabemos bien
qué se cultivaba en este huerto.
Lo que sí sabemos es que en 1738
el conde del pazo le escribió
una carta al mayordomo,
bastante enfadado,
reprochándole que no sabía cultivar
los espárragos adecuadamente.
Es decir, que lo que sabemos
es que aquí había espárragos.
(Música instrumental ligera)
En la segunda mitad del siglo XIX,
el jardinero francés Françoise Viet
realizó
una importante intervención.
Lo que hizo fue introducir
una serie de especies exóticas,
como ese gran árbol
que veis detrás,
que es la Cryptomeria japonica.
Es una conífera que viene de Japón.
Allí se suele colocar
junto a los templos.
Sin embargo, aquí
lo que se coloca junto al templo
es una Camellia reticulata.
Es uno de los árboles de su especie
más antiguos de toda Europa.
Tiene alrededor de 125 años.
Capitán Rawes es el nombre
de la Camellia reticulata.
Ese era el capitán
que la trajo aquí.
Las camelias llegaron a Europa
a finales del siglo XVIII,
más o menos,
procedentes de China y Japón.
Entonces, y desde la Edad Media,
el boj era el rey de los jardines,
pero al llegar las camelias
tuvieron que convivir.
Hoy en día,
están las unas junto a las otras
en total armonía.
(Música instrumental ligera)
Casi todas las intervenciones
del jardinero Françoise Viet
fueron modificadas
con el paso de los años.
Excepto esta, el bosquecillo,
que está rodeada de agua
y atravesada por senderos sinuosos.
Por aquí paseaban las damas
y los caballeros de la época,
y era el lugar perfecto
para que el señor de Oca
alardeara de todo el dinero
invertido en este lugar,
cerca de 1600 ducados de la época.
(Música instrumental ligera)
El río "Boo" y el río "Mao",
el río "bueno" y el río "malo".
Ambos circulan cerca del pazo,
pero uno distribuye agua
al interior,
que circula en diagonal
por toda la parcela
marcando el diseño
de los estanques.
Esto de aquí, que es el lavadero,
funciona como partidor,
marcando la división
entre esta cacera y esta cacera,
que distribuye el agua
para allá y para allá.
El agua, en el fondo, para regar,
pero también por el simple placer
de escucharla.
(Agua corriendo)
"Una característica principal
de los jardines del pazo de Oca
es que, a pesar
de su constante evolución,
nunca perdieron su esencia
de jardines del siglo XVIII,
el Siglo de las Luces.
Fueron creados
por hombres de familias nobles,
cultos y cercanos a la corte,
y reflejan a la perfección
las preocupaciones filosóficas
de la época".
(Música instrumental ligera)
El filósofo alemán Hegel,
plantea el universo
como un proceso constante,
con contradicciones internas,
como este estanque,
que está lleno de símbolos
y de juegos opuestos completamente.
"Los estanques constituyen
la obra más original y bella
del pazo de Oca,
un conjunto arquitectónico
único en España
por su construcción y simbología.
Si observamos con atención,
podemos ver que es un enorme
barco-fortaleza de agua
protegido por dos muros,
uno de piedra y otro compuesto
por bojes de más de 300 años.
Tierra y agua, fuerza y fragilidad,
dureza y delicadeza.
Este enorme barco
está dividido en dos partes
por un puente,
y en cada una de ellas
hay una barca,
una de pesca y otra de guerra,
una con naranjos
y otra con limoneros,
para seguir con el juego
de los opuestos".
El glorioso ascendiente
del señor del pazo,
el señor de la sierpe,
que mató con sus propias manos
a una serpiente
y que era el hijo de la reina Lupa,
lo tenemos aquí
expulsando a través de la serpiente
el agua hacia el estanque,
el estanque de la guerra.
Este pazo está lleno de símbolos
y no basta con un simple paseo
para conocerlos,
hay que adentrarse en el jardín
de otra manera.
-Este es un pazo con sus dualidades.
O sea, sus contradicciones.
Como todos los simbolismos
que se representan
en los pazos gallegos.
Lo que representa a la piedra,
a la naturaleza,
o sea, integrada en la naturaleza,
el aspecto salvaje y el cuidado,
que hace que el encanto
del visitante se vaya difuminando.
Dicen que en Oca se confunde
dónde termina la labor del hortelano
y empieza la del jardinero.
O sea, se deja trabajar
a la naturaleza
y se busca ese filo de navaja
entre lo que hace el hombre
y lo que hace la naturaleza.
Si tú eres capaz de soñar imposibles
y representarlos en el jardín,
te haces jardinero.
Si no eres capaz
de soñar imposibles,
no te haces jardinero.
Es muy bonito.
Hay algo que me gusta mucho
de los jardines,
y de estos gallegos,
y es que el tiempo
se percibe de otra manera.
Se entiende de otra manera.
Se ha parado.
El tiempo se ha parado.
O sea, se quedó parado en el momento
en que comenzaron a hacer el jardín.
Eso es lo bueno,
porque tú aquí vas a escuchar
naturaleza y silencio.
El agua en este pazo es la vida.
Este jardín, sin agua,
el silencio que respirarías
te mataría, te agobiaría.
Sin embargo, el murmullo del agua,
el canto de los pájaros,
crean un ambiente que te relaja,
que te sientes vivo,
que te hace soñar.
(Música de arpa relajante)
En cada parterre
tenemos un cultivo distinto.
En este, por ejemplo,
tenemos pimientos del padrón,
que están en el punto de coger.
Y se pueden comer incluso así,
crudos.
Oca nació como jardín,
una huerta ajardinada,
y representamos en esta zona
lo que es el jardín
que fue primigenio
o que se evoca.
O sea que tenéis aquí hortícola.
Me refiero, hortalizas...
Frutos rojos.
¿Sí?
Frutos rojos,
y a continuación aromáticas.
No se concibe lo que es un pazo
sin su huerto de planta aromática.
Hemos cogido
unos pimientitos de padrón,
que no pican.
Ahí había berenjenas.
Esto... Esto no me lo pierdo.
Tomate cherry.
Hay un poquito de todo.
Es una representación
de lo que es una huerta de casa.
Déjame ver esto.
Esta mano es de jardinero.
A mí, cuando veo una mano de estas,
te lo digo de verdad,
me inspira respeto.
Esto es un remo.
"Es un remo".
(Música instrumental ligera)
En un jardín ecléctico como este,
también hay lugar
para intervenciones como este
ejército de peones de aquí,
realizados con la técnica
de la topiaria.
La "topiaria" viene del latín,
"topiarius",
que significa
"creación de lugares".
Fijaos cómo esta técnica
está generando un propio lugar
dentro del pazo de Oca.
En realidad, esta técnica consiste
en ir recortando los setos,
en este caso de boj,
ayudados
por estas estructuras metálicas,
generando figuras
de cualquier tipo.
En este caso,
una sucesión de peones,
uno detrás de otro en formación.
Esta es
una de las pocas intervenciones
que todavía quedan del jardinero
francés Françoise Viet.
Es la avenida de tilos,
que lleva desde el pazo
hacia un claro del bosque.
Esta alfombrada
por un tapiz verde de césped,
y tiene unos bojes que fueron
tallados por nuestro amigo Manuel,
el jardinero,
es una aportación de él.
Como veis, están ligeramente
inclinados hacia fuera.
Este efecto lo que consigue
es la amplitud
de la perspectiva hacia fuera,
haciendo todavía más magnífico
y más grande este espacio.
"Junto a un invernadero
de los más antiguos de España,
data del siglo XVIII,
encontramos la última creación
del jardín.
Un laberinto de paseo,
que no de juego,
creado a finales del siglo pasado.
Su diseño imita
el dibujo del pavimento
de la catedral de Canterbury,
y representa el caminar de la vida
hacia un objetivo,
la fuente que ocupa el centro.
El jardín del pazo de Oca
es un auténtico recorrido
por la historia de la jardinería.
Pero ¿realmente hay un único estilo
de jardín pacego?
-Realmente, uno de los aspectos más
singulares de los pazos en Galicia
es la convivencia
de arquitecturas cultas,
arquitecturas de autor digamos,
junto con arquitecturas
tradicionales o populares.
Todo presidido
por el trabajo de la piedra,
el buen hacer de los canteros
gallegos trabajando el granito.
Y hay, ciertamente,
notas humorísticas
en el formato de estatuas,
o indicaciones,
como aquí, en el pazo de Oca,
la mano que señala la dirección
en la que se debería proseguir
la ampliación de la casa,
que los herederos, por alguna razón,
no llegaron a culminar.
Hay una definición
que viene de la sabiduría popular
o del refranero,
que dice que: "Palomar,
capilla y ciprés, pazo es".
Es una definición que alude
al modo de vida
de estos señores de los pazos,
de esta nobleza,
y a ciertos privilegios
que eran exclusivos de la nobleza.
Por ejemplo, disfrutar de la comida,
de los pichones
que se criaban en los palomares.
Tener el privilegio de acceder
a una capilla propia desde el pazo,
desde la residencia principal,
o disfrutar de un jardín.
El jardín es un elemento clave
que caracteriza los pazos,
puesto que es un elemento
de deleite,
de disfrute de la naturaleza.
Hoy vemos los jardines de los pazos
como una suma de aportaciones
de diferentes épocas
y, sobre todo, los percibimos
con ese ambiente...
melancólico, decadente, que se
caracterizó a finales del XIX
por escritores
como Emilia Pardo Bazán
o Ramón del Valle-Inclán.
(Música de gaitas)
¿Cuánto hay de palacio
en el pazo de Oca?
En todos los pazos, en realidad,
hay ese fondo de referencia
al palacio,
porque la palabra "pazo" en gallego
deriva del "palatium" latino.
Pero sí es cierto que hay pazos
donde el peso de la arquitectura
tradicional popular
es más visible la acomodación
a las tradiciones constructivas
de cada comarca.
Y hay un empeño muy visible
en los señores de los pazos
por mantener siempre en buen estado,
incluso reformar,
esas viejas torres medievales.
Porque es un signo muy patente
de su condición de nobles,
su condición de señores.
El agua,
aunque no siempre es visible,
otras veces es audible solamente,
pero el agua siempre es
un elemento fundamental
para caracterizar
los jardines de los pazos gallegos.
Y el agua articula
unos recorridos muy interesantes
donde se mezcla,
igual que en todo el jardín,
el sentido utilitario
y el sentido deleitoso
o de ocio.
(Música instrumental ligera)
"Oca es un ejemplo sobresaliente
de pazo.
Un reflejo
de la forma de vida galaica.
Una manera
de estructurar el territorio
propia no solo de una región,
sino también de un modelo social
en el que la tierra
pertenece a la nobleza.
Y aunque otros pazos
comparten con el de Oca su origen,
la piedra en sus construcciones,
las especies botánicas
de sus jardines,
el boj y las camelias,
hay algo que los distingue.
En el pazo de Oca se mezclan
rasgos lúdicos y utilitarios,
mientras que en otros
la actividad agrícola
tiene una función primordial.
Es el caso del pazo
de Santa Cruz de Rivadulla".
(Música instrumental ligera)
Estamos en el pazo
Santa Cruz de Rivadulla,
también llamado de Ortigueira,
en el municipio coruñés de a Vedra.
A unos seis kilómetros
del pazo de Oca
y unos 15 minutos
viniendo en bicicleta
con sus subidas y bajadas.
"Tras el recinto amurallado,
el conjunto se divide
en tres zonas.
El bosque,
el trazado reticular
de paseos de olivos
y el jardín reservado
junto a la casa,
lleno de árboles
y plantas exóticas,
y donde surge el agua
por todas partes,
en fuentes, arroyos
y hasta una cascada".
Aquí, la sensación es muy diferente
a la del pazo de Oca.
Allí había una sensación
de seriedad, de sobriedad.
Sin embargo, aquí, pues no lo sé,
pero hay algo mágico,
te sientes como en paz.
A principios del siglo XV,
vivía aquí, en Ortigueira,
un señor
de la alta burguesía compostelana
de apellido Abraldes,
que, junto con el señor de Oca,
luchaban con Juana de Trastámara.
Perdió la guerra
de Sucesión de Castilla,
y los Reyes Católicos,
como represalia,
desmocharon una torre
que había al otro lado
de este edificio.
Esto, en aquel entonces,
era muy deshonroso,
y el señor
tuvo que marcharse del pazo.
"Juan Ibáñez de Mondragón,
canónigo
de la catedral de Santiago,
compró la torre y casar
de Ortigueira
a principios del siglo XVI,
y la acondicionó
como residencia de campo.
Ordenó construir la capilla
y el trazado original de la finca,
con su jardín hortícola.
Pero fue su sobrino y sucesor,
Juan de Mondragón,
quien, años más tarde,
daría la estructura territorial
definitiva al pazo,
delimitando las zonas de jardines,
huertos y bosques".
(Música instrumental ligera)
Muchos visitan este pazo
por la riqueza y variedad
de sus flores,
pero a mí me interesa
por el equilibrio que existe
entre la naturaleza,
su manera de crecer, silvestre,
salvaje, y el control del hombre.
Y se aprecia
tanto en la arquitectura,
como en algunas líneas
de urbanización.
Estamos viendo
cómo el camino de olivos
es marcado por la izquierda
con una línea recta muy sutil
que diferencia el prado del camino,
o cómo los muros de contención
están marcando las geometrías
y las líneas
determinadas por el hombre,
frente al crecimiento
desorganizado, natural, silvestre,
de la naturaleza.
Esa combinación
es la que me parece especialmente
interesante de este pazo.
(Música instrumental ligera)
Además de las especies autóctonas
que hay aquí,
tenemos laureles,
tenemos alcornoques,
carballos, que son robles gallegos,
hay también
algunas especies exóticas,
como este ombú o bellasombra,
que es un nombre mucho más bonito.
Este es un árbol que procede
del noreste de Argentina,
también toca Uruguay
y el sur de Brasil.
Tiene una gran copa extendida
y debe su nombre
precisamente a eso,
a llegar aquí
en la pampa argentina,
y poderse sentar debajo
para protegerse del sol.
Y aunque parezca extraño
en Galicia,
un árbol como este
en días como hoy,
se agradece bastante.
Estos árboles pasaban por una zona
de aclimatación en Portugal,
para después ser traídos y que
pudieran adaptarse correctamente.
(Música instrumental ligera)
Además de las flores
y las plantas exóticas,
el jardín de Rivadulla
tiene algo muy especial
que los visitantes no olvidan.
¿Recordáis lo que os dije
sobre la magia de este lugar?
(Música instrumental ligera)
-Esto, en un origen,
eran campos cultivados de viña.
Siempre, en principio,
había el cultivo,
lo que llamaban antiguamente
estacada,
que se ve en Orense,
que es una cepa arrollada a un palo,
como se cultivan también las judías,
y luego se hacían las viñas
en pérgola, como vemos por ahí,
para que la humedad no pudra la vid.
No existe en Galicia
una retícula de olivos como esta.
En el siglo XVI
el aceite llegaba poco a Galicia,
porque se producía en el sur
y aún no estaban las comunicaciones
tan establecidas,
entonces, desde el XVI, bueno,
desde que tuvieron cierto tamaño,
empezaron a producir.
O sea que estos
tenían una función productiva.
Estuvieron produciendo
hasta el siglo XX.
Ornamentaron la producción.
O hicieron un trazado productivo.
Podían haberlo plantado de chopos
o castaños o cualquier otra cosa,
pero lo exótico, lo original
era haberlo plantado con olivos,
y encontrar un olivo gallego
que se adaptara a este terreno.
Y el aceite se producía,
se estuvo produciendo según parece,
hasta la guerra.
Pero lo que pasa
es que no es muy rentable,
y lo que sí se descubrió o vimos,
que así como producir aceite
se puede hacer en muchos sitios,
el mantener esta retícula podada,
de la manera que está podada,
en forma de túnel
y con ese sentido de antigüedad,
pues eso es lo que la hace única,
con lo cual primamos la estética
a la parte productiva.
(Música instrumental ligera)
Esto es la continuación
del camino primitivo
que venía desde el bosque,
desde la primitiva puerta,
rodeando la bodega,
bajo este emparrado
que se construyó, probablemente,
en el siglo XVII.
Y es el emparrado como más...
con la pérgola más solemne,
que era la correspondiente
a la entrada
hacia la zona de la torre,
que estaba ahí detrás,
pero, sin embargo, sin perder
ese sentido de producción de uva,
que era el principal cultivo
que había en esta finca,
en este pazo.
Utilizaron piedra labrada,
que es como más solemne,
le da más importancia,
y a más altura de la normal
para una viña,
porque para vendimiar
han de subir a una escalera,
pero para pasar a caballo
por ser la entrada principal,
debía ser de altura mayor.
Entonces, esta es la única
que tiene esta altura
mayor de lo que normalmente tienen
los emparrados, los viñedos.
(Música instrumental ligera)
Estoy en un paseo de camelias.
Sabéis que nosotros utilizamos
el aceite de oliva,
pero los chinos,
desde hace más de 2600 años,
utilizan aceite de camelias,
extraídos
de estas camelias híbridas
o Camellia japonica,
como esta de aquí.
Tenemos aquí incluso las frutas
para podéroslo enseñar,
y dentro están las semillas,
que son como estas.
De estas semillitas
sale el aceite de camelia,
con propiedades muy peculiares.
Están llenos de vitaminas
y minerales.
Es un aceite muy utilizado
en cosmética en casi toda Asia.
Mirad lo que traigo aquí.
Que dicen que este aceite
es el secreto
de la belleza de las geishas.
(Música instrumental ligera)
A finales del siglo XVII,
siendo señor de este pazo
Andrés Ibáñez de Mondragón,
que posteriormente sería
primer marqués de Santa Cruz,
ordenó construir esta fuente.
Es una fuente mural
de estilo barroco,
la fuente de la Coca.
Y además, la puso al principio,
a la entrada del pazo,
para impactar a los visitantes
y mostrarles su poder económico.
Se la encargó a uno
de los arquitectos más prestigiosos
de la ciudad de Santiago,
el arquitecto Diego Romay.
"El nombre de la fuente de la Coca
se refiere al ser mitológico
que hay en el escudo heráldico
del marqués de Santa Cruz.
La Coca o dragón alado.
Cuenta la leyenda
que el dragón raptaba
a las jóvenes más bellas del lugar
para encerrarlas en su cueva.
Hasta que un día fue vencido
y las bellas prisioneras
liberadas".
Esta es una de las maravillas
del jardín, el helecho gigante.
Esta especie proviene de Australia
y tuvo que pasar antes,
en el siglo XIX,
por una zona de aclimatación,
como el ombú o el bellasombra.
A mí este me maravilla,
con sus brazos, sus grandes hojas,
que pueden llegar a medir
hasta dos, tres metros.
Esta especie se cría bien
a la sombra, y más si hay humedad.
Me recuerda especialmente
a una que conocemos,
la palmera imperial.
Vengo de una plantación
de gardenias
que envuelven todo el ambiente
de un aroma increíble.
Y envuelven también esta bola.
Era un gran reloj de sol.
Pero esto era un gran reloj de sol
al que le falta el círculo máximo.
Es una pieza de metal
que abrazaba esta huella,
y que marcaba las horas
a medida que iba progresando
la esfera solar.
(Agua corriendo)
¿Escucháis el sonido del agua?
El agua que llega a este pazo
es agua de mina,
que viene subterránea,
decantándose entre las rocas,
y por eso es un agua tan clara
y tan limpia.
(Música relajante de arpa)
Uno de los más ilustres visitantes
de este pazo
fue el escritor y teórico
Gaspar Melchor de Jovellanos,
que poco antes de su muerte,
en 1811,
terminó justo aquí, en este lugar,
este libro,
"Memoria en defensa
de la Junta Central".
Aquí, al inicio del apéndice,
en "advertencia", al final, dice:
"Santa Cruz de Riva de Ulla.
2 de mayo de 1811".
"Tenían el jardín y el palacio
esa vejez señorial y melancólica
de los lugares
por donde, en otro tiempo,
pasó la vida amable
de la galantería y el amor".
Así describía el ilustre dramaturgo
don Ramón María del Valle-Inclán
el pazo imaginario
de su "Sonata de otoño".
Y así continúan los pazos,
señoriales y melancólicos.
Y las piedras cada vez más verdes.
"Aunque pasen los años
y cambien los nombres
de los señores y señoras del pazo,
siempre habrá un paseante,
alguien que sepa buscar
en los rincones,
y contar al visitante
sus leyendas".