Sábados a las 21.30 horas
Miren alrededor.
Seguro que tienen cerca el ordenador con el que se conectan al trabajo
y sus hijos hacen los deberes.
Hasta Marzo, sólo el 5 por ciento de los españoles trabajaba online.
Ahora lo hace el 34 por ciento.
Hemos cambiado mucho desde que comenzó la pandemia.
El teletrabajo garantiza productividad y autonomía,
pero, sobre todo,
ha puesto en jaque la llamada "cultura del presencialismo".
Aunque puede dificultar la desconexión y la conciliación.
También iremos hasta la frontera entre México y los Estados Unidos.
Allí está el muro que Trump prometió alargar y reforzar.
Un compromiso que le ayudó a ganar las elecciones en 2016.
Cuatro años después, las obras apenas han avanzado,
aunque el presidente ha levantado otros muros invisibles
que son tanto o más eficaces que el de acero y el hormigón.
Pero antes de ir a Méjico,
analicemos cuánto ha cambiado el Coronavirus,
nuestra vida laboral.
Cuando en marzo tuvimos que tomar distancias
y dejar las calles vacías, obligados por la pandemia,
muchas empresas decidieron hacerle frente apostando por el teletrabajo.
Las nuevas tecnologías y el esfuerzo
de todos han permitido continuar actividades que, de otro modo,
se habrían paralizado.
Ha sido un gran ensayo con casi diez millones
de trabajadores,
un experimento social impensable en otras circunstancias.
El resultado, según las encuestas, es bueno.
El teletrabajo, dicen, ha venido para quedarse,
pero los expertos matizan:
la experiencia se ha hecho en una especie de economía de guerra
y para que funcione en el futuro habrá que cambiar muchas cosas.
La digitalización hace posible un teletrabajo de calidad
pero para eso requiere que aprendamos las lecciones
de lo que no hemos podido hacer durante el periodo de confinamiento
porque ha sido una práctica improvisada, insuficiente
y en ocasiones, con recursos también inadecuados e insuficientes.
Yo creo que el Covid ha venido bien para dos cosas:
por una parte para que los empresarios
se den cuenta de que el teletrabajo es posible,
que se puede trabajar desde casa y ser igualmente productiva;
y por otra parte,
ha venido bien para que la gente se de cuenta de que teletrabajar,
a veces, es complicado.
Tiene sus ventajas y sus desventajas.
Ruth trabaja para una emisora de radio, vive en Valencia,
sola con su hijo y ha descubierto que el teletrabajo le compensa,
porque le permite pasar mas tiempo con el,
aunque reconoce que en el confinamiento
estuvo a punto de tirar la toalla.
Para mi era un estrés
hubo momentos en los que dije es que no puedo mas.
Luego yo tenía un sentimiento de culpabilidad muy grande,
porque las frases que le repetía a mi hijo era:
calla, shuuuu, ahora no
y sabía que el estaba en el salón,
o estaba entreteniéndose con algún juego,
pero que realmente
yo no les estaba prestando ninguna atención.
Con la vuelta al colegio, la conciliación resulta mas fácil,
pero su problema, como el de muchos,
es aprender a desconectar.
Eso para lo que tú trabajas sigue funcionando
y entonces te hace sentir como que no estás ahí,
como que estás abandonando algo
que antes era muy sencillo dejar atrás,
porque tú cerrabas la puerta, te marchabas,
tenías un momento de desconexión.
Abrías otra puerta, la puerta de tu casa
y entonces llegaba tu tiempo, tu vida familiar,
pero eso se ha mantenido unido y ahora forma un todo,
que o te empeñas en separar, o es muy difícil separar.
En gran parte es un problema de disciplina mental,
de ordenarse los tiempos y no consentir
que se traspasen las fronteras,
pero esa disciplina es mucho más fácil
cuando se puede por ejemplo comer fuera de casa
o ejercitar los servicios.
Yo insisto muchísimo en esto porque el riesgo que hay tan grande,
sobre todo para las mujeres,
es que se ahorren todo esto que en definitiva eran costes
y no revierta sobre los hogares
y que si revierte sobre los hogares, en gran parte,
como ya está sucediendo,
va a significar que revierta sobre las mujeres
y se pueden perder todos los avances sociales
de 20 ó 30 años.
No hay que confundir teletrabajo y conciliación,
si eso supone hacer dos trabajos a la vez.
Se trata, o debe tratarse, de una nueva planificación,
de un cambio de mentalidad de empresas y trabajadores
para ganar en flexibilidad.
Con mucha frecuencia y en especial en muchos trabajos
hemos pensado que el trabajo se justifica y se hace
y se evalúa por la presencia, esto cada vez va a ser menos así.
El trabajo se va a evaluar no tanto por el tiempo que estamos presentes,
sino por el valor añadido que aportamos
y por la calidad de lo que hacemos
y eso va a implicar más responsabilidad,
mas autocontrol, más iniciativa, más capacidad de planificación
y va también a requerir más formación.
Evitar la brecha de género, o de edad
y garantizar el derecho a la desconexión
y a unos medios adecuados ha hecho necesario regular
mejor una forma de trabajo,
que ha pasado en unos meses de un 5 a un 34 por ciento.
La nueva norma, consensuada en septiembre entre gobierno,
empresarios y sindicatos establece que, al margen de la pandemia,
el teletrabajo será siempre voluntario,
pactado por las dos partes, revisable
y con medios y gastos sufragados por la empresa.
Aunque en ese último punto quedan incógnitas,
como quién paga el ADSL, la calefacción
o el material de oficina,
que tendrán que resolverse en la negociación de los convenios.
Otros países han dado diferentes soluciones,
en Bélgica por ejemplo el empresario paga a sus empleados
126 euros en concepto de esos gastos.
Cualquier empresario que entienda que se puede desarrollar parte
de su gestión empresarial en el modo teletrabajo
tiene que entender que ahora tiene que adquirir compromisos
en cuanto a los gastos,
en cuanto a las herramientas de trabajo, del trabajador
y en cuanto a que el trabajador y la trabajadora
que se marcha hacia fuera tiene todos los derechos
como un trabajador que se queda presencialmente en la empresa,
hay una cosa fundamental en el teletrabajo
que hay que tener en cuenta que es la ciberseguridad.
que el 60% de la pequeña y mediana empresa
que han sufrido un ciberataque
en los siguientes seis meses desaparece,
por tanto es una cuestión no baladí.
Hay que pensar que el teletrabajo, como insisto,
no es comprar un ordenador,
sino que lleva una serie de requisitos
que tienen sus costes, bueno, vamos a evaluarlo, vamos a verlo
y a ver como repartimos para hacer de la mejor forma ese teletrabajo,
tanto para el trabajador, como para la empresa.
Repsol cuenta con una experiencia de mas de diez años en teletrabajo.
Antes del confinamiento,
tenían tres mil empleados acogidos a diferentes fórmulas,
trabajar desde casa un día,
dos, tres, o una parte de la jornada.
Su apuesta es por una fórmula mixta.
Un 40% del trabajo debe ser presencial
para que no se pierda el contacto que consideran imprescindible
para estimular la innovación.
Hemos ido evaluando su funcionamiento,
y se combina adecuadamente el trabajo presencial y el remoto,
si se adaptan las formas de relacionarse los equipos,
de ejercer su papel los líderes,
el rendimiento y la productividad de los empleados
no solo se mantiene,
sino que generalmente también mejora.
Cuando llegó el confinamiento
su experiencia les permitió ampliar a 7.000 los trabajadores en remoto.
Como en otras empresas,
la vuelta a las oficinas esta siendo escalonada
pero gran parte ha decidido ya adherirse al sistema flexible.
de hecho en mi equipo hay personas que no tienen niños
y están disfrutando del teletrabajo
y pueden obtener esas ventajas que decíamos
pues evitar desplazamientos o esa comodidad
que yo creo que redunda en mayor productividad.
Yo intento que ser lo mas normal posible,
a la hora del café en vez de bajar a la cafetería del campus
pues voy a la cocina y me lo preparo
e intento que sea lo mas parecido a estar en la oficina.
Es verdad que a veces
se puede perder un poquito ese toque mas humano, mas cercano,
pero ahora con la situación en la que estamos
de mantener distancias y evitar reuniones
y demás creo que ahora es una situación óptima
la del trabajo en remoto.
Se calcula que en el futuro, en España,
podría teletrabajar de forma regular un 30%,
unos seis millones de empleados, en su mayoría cualificados.
El resto, la mayoría, como le ocurre a Javier,
necesariamente seguirán haciendo trabajos presenciales.
En su caso,
es por estar en una sala a la que por seguridad
no hemos podido acceder porque desde ella controlan en directo
la perforación de pozos en todo el mundo.
La tecnología que tenemos aquí seria muy difícil de replicar
en un entorno doméstico
y la toma de decisiones no sería igual de rápida
trabajando desde casa,
entonces aquí nos permite eso,
que en cuestión de segundos podamos tener esa decisión
y actuar lo antes posible.
Para muchas zonas rurales
el teletrabajo supone volver a tenerfuturo.
Estos días los pueblos ven regresar a familias que huyen
de las aglomeraciones,
pero también quienes al poder trabajar a distancia
deciden cambiar de vida.
Miraflores de la Sierra, a 49 kilómetros de Madrid
ha aumentado su padrón en 400 personas,
un mayor motivo para poder tener, por fin,
una buena conexión a internet,
la asignatura pendiente en muchos pueblos.
Es verdad que parece que poco a poco
se ha ido extendiendo
han entrado recientemente nuevas calles, nuevos barrios,
a tener el servicio pero va lento el Ayuntamiento.
Presión al Ayuntamiento.
El Ayuntamiento es ágil en la concesión de licencias
pero al final quién tiene que hacer el despliegue
de una manera rápida y eficaz son las compañías teleoperadoras.
Oscar ha sufrido ese problema,
pero aún así no se arrepiente de su decisión.
Cuando empezó el confinamiento
se trasladó con su mujer y sus tres hijos a su pueblo
para tener más espacio y más libertad.
Dejar de trabajar a las 7 de la tarde,
7:30, coger la bici y en 5 minutos estar en este entorno
pues es maravilloso,
yo de hecho mandaba fotos de whatsapp
a todos los amigos de la oficina
un poco para ponerles los dientes largos.
La libertad que te genera un pueblo como este es tremenda.
Y luego la conciliación familiar,
sobre todo la he notado muchísimo,
tengo mas tiempo de estar con mis hijos.
Mis hijos están encantados con Miraflores,
de hecho presionan mas que yo para que vivamos aquí.
Hay quienes buscan otras opciones como los espacios
de trabajo compartido.
Los llamados Coworking se han convertido en una alternativa
para quienes no tienen condiciones en casa,
no quieren invadir el espacio de su familia
o tratan de evitar el riesgo de aislamiento
buscando nuevos compañeros.
Aquí es gente de diferentes perfiles profesionales,
no están trabajando en la misma empresa
y eso a veces es bueno para tener creatividad
porque no estás siempre en tu mismo círculo,
con tus mismos compañeros,
aquí vas cambiando también de compañeros,
es gente que tiene otras experiencias
otro punto de vista y también se generan sinergias.
Mi empresa no tiene oficina en Valencia,
para mi irme a Alemania a vivir allí
y renunciar a la familia, a los amigos
y a la paella de los domingos no era una opción,
entonces llegue a un acuerdo con ellos
para hacer teletrabajo.
Unos días esta bien trabajar desde casa
pero siempre esta bien venir aquí.
Puedo tener un problema con el ordenador
y te atascas y a lo mejor es una tontería
y en la oficina tenías al compañero al lado
que te decía esto es por esto,
pues aquí un poco puede pasar lo mismo.
Sabes te puede echar una mano siempre algún compañero.
Los compañeros de trabajo son, en general, un estímulo, un tesoro
y a veces incluso la rivalidad,
una rivalidad latente es un estímulo muy bueno para el trabajo
y en y ver lo que hace la competencia.
Eso se ve mucho mejor cuando uno está en la calle,
cuando uno está en el entorno de trabajo desde casa
se pierde mucho
y hay un riesgo de aplatanarse,
de decirse bueno me pongo unos límites
en los que estoy confortable y no me arriesgo y ese riesgo,
que lo da la convivencia y yo creo que es importante
y ahora es más difícil encontrarlo.
Cada vez más nos acostumbraremos a formas de trabajo,
formas de liderazgo, formas de aprendizaje
que extraigan lo mejor de cada modalidad,
del presencial o de trabajo en remoto.
Pero creo que a este respecto esta crisis del COVID
va a suponer un antes y un después.
Ya nadie duda de que tenemos que avanzar enla digitalización
para ser competitivos.
La pandemia ha contribuido
a que se generalice el trabajo a distancia, las reuniones on line,
las conexiones desde casa.
Podemos ver una entrevista en el estudio del telediario
con alguien que en realidad está a kilómetros de allí.
Nuestra forma de comunicarnos, nuestro trabajo, nuestras oficinas,
las ciudades están cambiando.
Es difícil en medio de este bloqueo mundial imaginar el futuro,
pero debemos prepararnos, porque, como recuerdan los historiadores,
de grandes crisis
han surgido las mayores transformaciones sociales.
A orillas del Río Bravo, y en condiciones miserables,
familias enteras de migrantes esperan ser convocadas
por un juez estadounidense.
Aspiran a obtener el asilo.
A pocos días de las elecciones presidenciales,
tienen la esperanza de que haya un cambio en la Casa Blanca.
Que Trump pierda y que Biden enfoque el problema
desde otra perspectiva.
Hace tiempo que los migrantes dejaron de sumar los metros
del famoso muro de Trump, que lleva en pie desde los tiempos de Clinton.
Su estructura de hormigón y metal disuade, pero no frena.
Y ellos saben que no hay muro más inaccesible que el que no se ve.
Iba a ser la gran obra de su mandato.
Sería fácil, barato y lo pagaría México.
Al final, ni una cosa, ni las otras.
El muro ha avanzado a trompicones, pero, en paralelo Trump
sí ha logrado levantar otras barreras
a la inmigración y al refugio: separando familias en la frontera,
obligando a los que piden asilo a esperar en México
o alcanzando acuerdos de contención con terceros países.
El muro es el símbolo del rechazo, de la exclusión.
El muro más grueso es de la xenofobia.
Porque sí son muros.
Cada vez que emitía un nuevo decreto era como un muro para ellos.
Hasta 400 medidas que han ido añadiendo altura
y grosor a unos muros invisibles tan eficaces o más
que el de acero y hormigón.
El río Bravo perfila la frontera a lo largo de 2000 kilómetros
hasta llegar a Matamoros,
donde también desembocan los migrantes y refugiados
que nadie quiere.
Apenas 15 metros separan una orilla de la otra,
el sueño de la pesadilla.
Nosotros decimos que acá estamos tan cerca
y tan lejos a la vez,
porque aquí ya es Estados Unidos y acá es México
y lo único es el Río.
El mayor flujo migratorio en una década
ha chocado con la hostilidad Trump
y el resultado es este campamento de refugiados
a las puertas de Estados Unidos.
Acá en el campamento se sufre mucho.
Nuestra casa es una tienda de campaña.
Entonces mi esposa embarazada, mis dos hijos y yo.
Igual cuando vienen las lluvias.
Se sufre mucho.
Hay lodo.
Aquí, conviven perseguidos políticos cubanos
desplazados internos mexicanos o centroamericanos, como Denis,
que huyen de las maras.
A mi hermano mayor lo desaparecieron,
al segundo mayor, lo mataron.
Fueron más de 30 balazos los que él recibió en su cuerpo.
Y tenemos la sospecha de que si no hubiera sido él
podía haber sido yo.
Pidió asilo en Estados Unidos, pero le hacen esperar en México.
Es el llamado protocolo para la Protección de Migrantes,
el MPP, que ya los tenía aquí tirados antes de que la pandemia
cerrara la frontera y suspendiera el derecho de asilo.
El MPP es muro invisible,
que la crisis sanitaria ha terminado de apuntalar.
El otro, el impenetrable, físico, alto, poderoso y bonito,
que prometió Trump,
ha tropezado con todo tipo de obstáculos financieros,
técnicos y legales y solo ha avanzado
en el último año.
La mayoría de los más de 500 kilómetros construidos
son refuerzos o sustituciones
de los mil que ya existían.
Biden ha dicho que no le añadiría ni un centímetro más.
La idea del muro fronterizo no es ni mucho menos de Trump.
Se empezó a levantar en tiempos de Bill Clinton
y desde entonces no han dejado de añadirse nuevos tramos.
Este, por ejemplo, es de tiempos de George Bush,
de hace unos 20 años.
Y si algo han demostrado estas barreras artificiales
es que no son suficientes para detener el flujo migratorio.
¿Habeis rodeado por el río?
-Cruzado el Río y brincado el muro La eficacia
del muro no se puede medir.
La de otras medidas sí.
Con la pandemia,
Estados Unidos ha hecho casi 200 000 deportaciones exprés.
A algunos, como a este mexicano, los ha expulsado varias veces.
¿Cuántas? -Tres.
¿En cuantos días?
-No están dejando a nadie entrar.
Si uno va esta cerrado.
Si uno brinca, lo echan a la frontera,
y a los niños no acompañados a su país,
rápido, rápido.
Antes de la Covid, el MPP, ya había devuelto a México
a más de 65 000 personas, incluidos Denis y su familia.
Preocupados porque veníamos sin dinero teléfono
y en un lugar que no conocíamos.
Washington si sabía dónde les mandaba.
Esto es lo que dice la web del Departamento de Estado
sobre Tamaulipas.
En el mismo lugar,
donde los funcionarios estadounidenses
tienen toque de queda nocturno,
duermen familias a orillas del Río Bravo.
Biden también reprochó a Trump la separación de familias
en la frontera.
Todavía no se ha localizado a 500 padres,
que fueron deportados sin sus hijos.
Trump le recordó que Obama también "enjauló"
a los migrantes
Yo viajé todo Guatemala entrevistando los padres
que fueron deportados pero sus niños
quedaron en los Estados.
Curtida en mil batallas migratorias, llegó a Texas
hace un año para atender la crisis en la frontera.
La gente estaba todavía en la calle.
No estaba tan organizado como ahorita
y estaban ahí fuera para los cárteles.
Ahí estaban los "polleros".
Se podía ver a los carteles ahí fuera viendo.
Matamoros es la cuna del Cartel del Golfo.
Ellos controlan la plaza y no les interesa calentarla.
Por eso es algo más tranquila que sus vecinas fronterizas,
Reynosa y Nuevo Laredo.
En Nuevo Laredo, en septiembre, octubre del año anterior,
el 60-70% de los pacientes
que venían a consulta con nosotros, eran MPP,
estaba siendo secuestrados ahí en Nuevo Laredo.
Es decir, las personas migrantes que están bajo ese protocolo
son target para el crimen organizado.
En el momento en que llegué al aeropuerto y agarré un taxi
para ver a las personas que me iban ayudar
a cruzar me secuestraron.
O sea que antes de tener contacto con el coyote,
otra mafia te agarró y te secuestro
Poco les importó que ya hubiera pagado
a otro grupo para cruzarle a Estados Unidos.
De nada le sirvió tener su "clave",
la contraseña que indica a quien perteneces.
Todos tienen que traerla, si no les agarran.
Es un riesgo salir porque en todos los lugares hay personas
que trabajan para ellos para sacarles dinero.
Los muros también enriquecen a los traficantes de personas
En esta coyuntura se ha vuelto más caro,
se ha vuelto mejor negocio porque es mas complicado.
Este académico estuvo al frente de la autoridad migratoria mexicana
hasta junio de 2019.
Dimitió cuando el presidente López Obrador
cedió a las presiones comerciales de Trump y militarizó la fronteras
¿Es México el muro?
Funciona, funciona, como política de contención.
En solo 8 meses, la Guardia Nacional
mexicana redujo el flujo migratorio hacia Estados Unidos un 75%.
E impidió el paso de todas las caravanas.
Es lamentable.
Nunca México ha tenido una posición tan débil frente a EstadosUnidos
en una política tan importante como es la migratoria.
Los responsables de migración en México
no han querido hablar para este reportaje.
Tampoco nos querían dejar entrar al campamento.
Fueron los migrantes, quienes forzaron que entráramos.
Las duras condiciones, la pandemia,
el vallado del campamento, los huracanes.
Era una tras otras,
se les iban cerrando todas las puertas
En su desesperación,
algunos padres han dejado a sus hijos en el puente fronterizo
para que las autoridades estadounidenses
se hagan cargo de ellos.
Van solos.
Van a veces con una carta
donde dice que vienen a pedir asilo
porque pues todavía no hablan, ni dicen.
Denis tampoco aguanta más.
La desesperación nos ganó y hace como un mes y medio
volvimos a cruzar el río.
Confiaban en que su hijo naciera en Estados Unidos,
pero los detuvieron en enseguida y en cuestión de horas estaban
de vuelta al en el campamento.
Le dijimos al oficial que no nos regresara
porque al haber cruzado el río nuestra vida corría peligro.
Unos no puede cruzarlo sin su permiso
y sin pagar una cuota para hacerlo.
Hay incluso hay alguna versión de que algunos ahogados
que ha habido en las cercanías del campamento,
que se han incrementado en los últimos meses,
son porque han intentado cruzar sin pagar esa cuota.
Fue primero uno, luego otro y luego otro.
Empezaron a salir muchos muertos del río.
Han quedado atrapado entre los muros de Trump
y los que impone el miedo.
No pueden avanzar, pero tampoco volver atrás.
Ellos están huyendo no porque necesariamente
les guste tanto Estados Unidos
sino porque hay sienten que pueden estar protegidos
porque la situación en sus países es muy mala.
Ellos saben que si regresan a su país lo más probable
es que los van a matar.
Cuál es el delito que han cometido estas personas
para tener que pasar por todo estos atropellos.
Querer salvar a sus familias.
Acaso no es lo mismo que hacemos usted y yo.
Cuál es el delito.
Su única esperanza son las elecciones del próximo martes.
Lo que queremos es que Trump nos escuche.
Biden ha prometido acabar con el MPPy, aunque gane Trump,
el Tribunal Supremo podría tumbarlo en el mes junio.
Demasiado tarde para Denis y su familia.
Pues te comento que ya estoy en Estados Unidos,
cruzamos el río arriesgando nuestras vidas,
la patrulla fronteriza no dejó ir y ya voy de camino a Chicago.
Ya está allí, donde se han reencontrado
con su madre y ha nacido, Jonatán, su tercer hijo.
Su futuro todavía es incierto.
Muy pocos ganan el asilo, pero, por ahora, al menos,
están a salvo.
Estamos a punto de terminar.
Hoy se ha ido Sean Connery,
una de las últimas leyendas del cine.
Carismático y polémico, sus personajes enamoraron,
conmovieron y convencieron.
Gustó casi todo lo que hizo, aunque no todo lo que dijo.
Y con más de 60 películas, mantuvo intacto el magnetismo
y su fuerte y, a veces, brusca personalidad.
Multipremiado, ganó un Oscar, por su personaje
en "Los intocables de Eliot Ness".
Una película que podrán ver, dentro de unos minutos,
aquí, en La 1.
Nosotros nos vamos.
Ya saben que pueden volver a ver nuestros reportajes
en la Web de RTVE y en las redes sociales, si quieren.
Hasta el próximo sábado.
Hoy trabajo en casa
Informe Semanal analiza esta semana cómo la pandemia ha cambiado nuestras vidas, nuestra forma de relacionarnos y también la de trabajar. Hasta marzo, los que en España desempeñaban su jornada laboral desde casa eran sólo el 5 por ciento. Pero el confinamiento obligó a poner en marcha, sin ensayos previos, sistemas de teletrabajo para casi 10 millones de personas.
Los otros muros de Trump
Aunque el muro con México que prometió hace cuatro años apenas ha avanzado, las políticas migratorias del presidente Trump se han convertido en barreras invisibles igual o más eficaces que el acero y el hormigón.
El corresponsal de TVE en Centroamérica, Íñigo Herráiz, cuenta en ‘Informe Semanal’ la historia de Denis, un salvadoreño que vive con su mujer embarazada y sus dos hijos en un campamento de refugiados en Matamoros, a orillas del Río Bravo.
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