Sábados a las 21.30 horas
Fobia, apatía, tristeza, rabia, miedo a relacionarse,
a contagiarse, a morir.
Son sentimientos que casi todos hemos experimentado en algún momento
en los últimos meses.
Siempre agradecemos su colaboración
a las personas que participan en nuestros reportajes.
Pero hoy lo hacemos especialmente, porque hablamos de salud mental.
Y hay quien cree que, sobre ella, sigue pesando un viejo estigma.
Sin embargo, cualquiera de nosotros puede sufrir problemas mentales.
Somos mucho más vulnerables de lo que creemos,
y esta pandemia lo está demostrando.
Según un reciente estudio del Consejo Nacional de Psicología,
el 40 % de los encuestados, presenta síntomas de depresión.
Y el 30 %, problemas de ansiedad.
Los expertos anuncian una oleada de enfermedades mentales.
Y creen que, lo que vemos ahora, es la punta del iceberg.
En nuestro segundo reportaje viajaremos hasta el Renacimiento,
de la mano de Rafael y sus cartones para tapices
como los que podremos visitar en el palacio Real.
Es la réplica más completa y mejor conservada que existe,
de los realizados para el Vaticano.
Pero eso será en unos minutos.
Ahora nos detenemos en ese chequeo
que hemos hecho con afectados y expertos
sobre los efectos del coronavirus en nuestra salud mental.
Miedo, incertidumbre, rabia, desánimo,
la pandemia ha causado un tsunami de emociones
que mucha gente ha experimentado en algún momento
durante estos últimos meses.
Me puse...
Lo pasé mal.
Me empezaron a entrar unos ataques de ansiedad y...
Y una vez, tuve que llamar al CAP para que me calmaran.
Muchas personas,
sin que antes no habían vivido ningún problema de salud mental,
han tenido que convivir y enfrentarse
a situaciones de ansiedad, de tristeza.
Y quien más, quien menos,
ha tenido que lidiar con lo que es el sufrimiento psíquico.
Lo primero que vimos aumentar era las demandas de atención
en pacientes ya conocidos.
Pero ahora y a estas últimas semanas está aumentando más
lo que son personas que acuden sin patología previas,
de personas que son pacientes nuevos
que no habían tenido antecedentes psiquiátricos previos.
El volumen que está llegando actualmente demanda
está superando muchísimo los recursos disponibles.
Y esto es especialmente serio en algunos trastornos
que precisamente con el paso del tiempo se van agravando.
Y son trastornos que a lo mejor si se interviene al principio,
tienen un curso de acción muy corto.
Pero imaginemos una persona, por ejemplo,
que empieza con un problema de ansiedad relativamente leve,
pero sí tiene una lista de espera de 5 o 6 meses.
Ese problema ya se le ha cronificado
y es mucho más difícil de resolver.
Y de momento, apuntan los expertos solo vemos la punta del iceberg.
En Barcelona, Ana y Cristina se dirigen a casa de su paciente.
Son la psiquiatra y la enfermera de Elisabeth.
Desde abril, cuando sufrió un episodio de estrés agudo,
tiene miedo a salir a la calle.
Así pues, llegué a pesar 41 kilos, no tenía nada de hambre.
Y no sólo...
Estaba en pijama, no me arreglaba, no me...
Y en la cama, sólo tenía ganas de estar en la cama.
Durante un mes,
Ana y Cristina acudieron a casa de Elisabeth todos los días,
un servicio de hospitalización a domicilio,
que se ha reforzado desde el inicio de la pandemia.
Yo me sentí muy afortunada
porque no es lo mismo hablar con un psicólogo por teléfono
o ir de tanto en tanto
que aparte tampoco te podían atender tanto.
Y esto es lo que ellas me ayudaron mucho, la verdad.
Para Rebeca lo peor llegó tras pasar la Covid-19.
Tiene 35 años.
Aún no ha podido rehacer su vida
ni volver a su trabajo como limpiadora
desde que se contagió en marzo.
La Covid también ha arrollado su salud mental.
Ha sufrido ataques de ansiedad y tiene fobia a salir a la calle.
Yo llevaba una vida normal en una chica siempre activa, alegre.
Una chica muy familiar.
Una persona que ahora me quiero estar sola.
O sea, no, no me apetece estar relacionándome con personas.
Ahora prefiero estar en mi habitación.
Por miedo a que yo les pueda contagiar
o ellos me puedan contagiar.
Tengo como ese miedo a morir.
A mí lo que me preocupa es qué va a pasar. O sea.
Porque yo quiero activar mi vida laboral,
mi vida como persona.
Porque a día de hoy me siento una mujer enferma.
Se haya estado o no infectado,
los efectos del coronavirus en la salud mental son evidentes
para los expertos.
Un estudio del Consejo Nacional de la Psicología dice
que el 40 % de las personas que han encuestado
presenta síntomas moderados o graves de depresión
y un 30 % problemas de ansiedad.
Demasiados pacientes para un sistema de salud mental ya saturado
antes de la pandemia.
El problema es que creo
que existe en todo el sistema de salud mental en España
es que los recursos, los normales, los habituales,
ya incluso antes de la pandemia, pasaron recursos muy limitados
que no llegaban a cubrir
todas las necesidades de salud mental de la población.
¿Qué pasa entonces?
Que los médicos de cabecera.
La única herramienta que tienen para reducir problemas de ansiedad
o de depresión pues son los psicofármacos
y por eso ha aumentado tanto el consumo.
Isabel es médico residente de cuarto año de familia
y comunitaria en un centro de salud en Hospitalet de Llobregat,
en Barcelona.
Al comienzo de la pandemia estuvo meses en primera línea,
en la UCI y en consulta.
Una experiencia que aún trata de digerir.
Yo no identifiqué que el estrés que ya estaba
alguien me estaba enfrentando, me estaba pasando factura.
Yo pensaba he estado trabajando doce horas día sí, día no.
A veces con jornadas laborales de 80 horas
es lo que estoy sintiendo.
No puede ser ansiedad.
O sea, no, no, no me.
No me cabía en la cabeza
que estando en una consulta atendiendo llamadas,
me pudiera estar generando tanto malestar emocional.
Entonces eran visitas innumerables.
Nunca llegábamos al final.
Y lo que me pasó un día fue
que estaba en un domicilio con un paciente
tenía que volver porque tenía urgencia de respiratorio.
Me empezó a faltar el aire y tenía...
Bueno, estás sudando, y pensé he cogido el Covid,
estoy sudando, tendré fiebre, me falta el aire, tengo el Covid
y bueno, no me di cuenta
que estaba teniendo un ataque de pánico,
tenía un ataque de pánico.
Fue, entonces, cuando Isabel decidió pedir ayuda.
Le llegó desde la Fundación Galatea
con sesiones telefónicas con una psicóloga.
Nos cuenta que ha conseguido encontrar momentos para desconectar,
pero admite que forma parte del 24 % de los sanitarios
que se han planteado dejar la profesión
durante estos últimos meses.
Todo para lo que yo he trabajado para llegar hasta aquí
perdió sentido.
Y ahí sí que me planteé dejarlo,
porque si yo no puedo ver a mis pacientes crónicos,
todas estas personas que tienen otras enfermedades,
si no puedo dar servicio
y no puedo prevenir lo que está por llegar.
¿Qué hago yo aquí?
A pesar de estar en primera fila,
Isabel ha logrado esquivar la Covid-19.
En España casi 80 000 sanitarios
se han contagiado desde el inicio de la pandemia,
más de 5 % de los infectados en nuestro país.
Una de ellas es Ana, técnica de cuidados de enfermería.
Forma parte de un programa de seguimiento
de pacientes pos-Covid del hospital 12 de octubre,
donde estuvo ingresada. Ana Infantes Álvarez,
técnica de cuidados de enfermería.
Esa tensión constante, esa tensión constante,
me volví neurótica con la lejía.
Es esa tensión acumulada.
Y luego ya contesté lo tiene.
Y cuando eran 14 días, que son 28, que son 36,
que negativizas a los 45
y mira que me hacían PCR para que incorporase.
Esa era la tensión,
la tensión era no querer contestar a nadie
porque sabía lo que era.
Y luego esa tensión se transforma sí,
se transforma en tristeza, apatía, como un bajón,
como de haber estado en alerta, continua, alerta, alerta.
En primera fila de la lucha
contra el coronavirus en unos hospitales
y centros de salud desbordados durante meses por la pandemia,
los profesionales sanitarios
han vivido en un torbellino de emociones:
la satisfacción de sentirse útiles, el cansancio, el miedo.
Este miedo, después de los tres primeros meses antes de verano,
se transformó en otra emoción dominante
que es la emoción de la rabia.
Rabia por el tiempo transcurrido, por lo que llevaban acumulado,
por el malestar propio emocional, el cansancio físico emocional,
por algunas situaciones de relación en el equipo
que se habían visto un poco también perturbadas.
Y yo diría que hemos entrado en otra emoción dominante,
que es la emoción del desánimo,
es decir, la situación más depresiva.
En la asociación AMAFE de Madrid, con más de 30 años de historia,
ofrecen apoyo a personas y familiares
con trastornos psicóticos o esquizofrenia.
En esta ocasión, este grupo de usuarios y familiares de enfermos
se reúnen en uno de los talleres presenciales.
Debaten sobre cómo explicar su experiencia
durante el confinamiento y así, romper estigmas.
Al principio del confinamiento,
la verdad es que estaba bastante bien,
pero al pasar un mes así o así y ya empecé a notar
que no lo llevaba tan bien, eh?
Las noticias me afectaban mucho, empezaba a ser un poco triste.
Y bueno, yo vivo independiente y vivo con una compañera de piso.
Y bueno, decidí trasladarme con mis padres.
Todo el trabajo que he hecho antes de la preparación,
de entenderme a mí mismo, me ha dado mucha más seguridad,
me ha dado muchas más herramientas para poder llevarla.
Una herramienta que tengo es la de las emociones.
Pensar que tengo una emoción ya no me asusta tanto,
que me enfado, vale, esto me está pasando a mí,
pero le pasa a más gente.
La asociación tuvo que cerrar sus puertas
en el momento más duro del confinamiento.
Para evitar la desestabilización de los usuarios
y familiares recurrieron a la atención telemática.
Adaptar todo esto con los medios que tenemos
muchas veces es complicado por la infraestructura nuestra.
Pero luego también las personas
no están acostumbradas a un espacio terapéutico
o de vínculo de tener que hacerlo a través de una pantalla.
Ahora igual podemos aprovechar ese tirón
de que la gente ha sentido en sus propias carnes
lo que es estar metido en casa sin salir, que al final un ingreso.
Sea voluntario o no, eso es lo que nos pasa.
Estamos encerrados, no podemos salir.
Pues eso, que nosotros hemos vivido de otra manera,
que la gente también lo pueda entender.
La pandemia ha obligado a todos los centros de salud mental,
de atención, médicos y hospitalarios, a buscar fórmulas
para no dejar en la cuneta a los pacientes crónicos.
Los pacientes con diagnóstico de esquizofrenia,
que están dentro de un programa
que llamamos de continuidad de cuidados.
Hemos sido muy cuidadosos de mantener
no solamente las consultas telefónicas,
también decirles que vengan a las consultas presenciales
con los equipos de enfermería.
A Javier de 66 años,
hace siete que le diagnosticaron una demencia
que le ha hecho perder el habla y la movilidad.
Desde hace cuatro años, acude a este centro de día
de la asociación de Alzheimer de Huesca.
También tuvo que echar la persiana
durante los tres meses de estado de alarma.
Un cierre que pasó factura a los enfermos.
El cierre de los centros de vida
durante la temporada del confinamiento
ha sido para muchas de estas personas devastador.
Era su único encuentro, su única relación con el exterior.
En el apartado cognitivo, el apartado afectivo
también hemos observado un empeoramiento anímico,
cuadros de ansiedad, cuadro de temor, cuadros de fobia,
también a salir a la calle o a temer según qué tipo de contactos.
Por tanto, hemos observado distintas patologías mentales
que han empeorado y se han agravado con la epidemia.
Desde la reapertura del centro en julio,
las fichas y los puzles con los que trabajan la memoria
están plastificados y personalizados en bolsitas
para evitar contagios.
Volver a abrir fue un alivio para los familiares,
quienes sin ayuda tuvieron que hacer frente
a unos cuidados que recayeron sobre todo en las mujeres.
Ha supuesto que las familias se han sobrecargado en una...
porque realmente son sintomatología de estrés, de agotamiento,
de ansiedad
y eso supone pues que el cuidado hacia el usuario
pues tenga menos calidad.
Yo el miedo que tengo es que cierren el centro.
Ese es el miedo, porque lo demás se puede ir llevando,
María José, la mujer de Javier cuida de él,
pero en su casa también viven su madre enferma de Parkinson
y su hija Andrea.
Las personas dependientes necesitan salir y bueno,
pues no...
Pusimos la bicicleta estática en la entrada.
Luego paseábamos mucho por el pasillo
para que estuviera entretenido, le cantábamos.
Andrea me ayudaba mucho en todas las tareas
y luego durante la mañana también hacíamos los ejercicios
que nos indicaba la asociación Alzheimer,
que también por whatsapp nos pasaba vídeos
con los ejercicios.
Sí, hay momentos extremos, porque a lo mejor te pilla sola,
que no está a nadie
y en donde se te juntan las dos personas,
entonces esos son los momentos malos.
Lo que pasa es que bueno, pues paras un poco,
piensas y dices pues aquí sí y sales adelante.
Los expertos alertan de que a las tres oleadas de la Covid
que ya se esperan
se sumará una cuarta, la de la salud mental
y que la pandemia nos dejará como secuela.
El que desarrolle es un trastorno no depende solo del nivel de estrés,
si no depende también del nivel de competencias,
nivel de habilidades que tenga y de recursos que tenga una persona.
Si una persona tiene muchos recursos materiales,
económicos, sociales,
porque tenemos amigos, muchos conocidos,
también recursos psicológicos
que tengan muchas habilidades sociales o muchas competencias.
¿Qué ocurre?
Que esas competencias le van a servir
para amortiguar el efecto del estrés
y va a poder superar el confinamiento
sin muchos problemas.
El sistema evidentemente necesita refuerzos para poder...
yo creo que tenemos que plantear, digamos,
alternativas por dos, por dos lados.
Por un lado, es importante disponer de más recursos
porque no tenemos suficientes recursos
para dar la atención psicológica que ya se está produciendo
y sobre todo, lo que se va a producir.
Por lo tanto, necesitamos más recursos,
pero también necesitamos organizar nuestros servicios
de una manera en que podamos ser mucho más accesibles
y mucho más sistemáticos.
El coronavirus ha impactado en nuestras vidas,
y ha hecho tambalear nuestro equilibrio psicológico
y mental.
Según cómo gestionemos los recursos, la ola de enfermedades mentales,
la cuarta ola, arrasará como un tsunami
si no logramos frenarla.
Hay rivalidades que hieren, matan, intoxican o destruyen.
Pero hay otras que provocan una estimulante
y creativa competencia.
Y a ésas debemos, a veces, extraordinarias obras.
Como los 9 tapices sobre los Hechos de los Apóstoles
que expone Patrimonio Nacional, por primera vez juntos,
en el Palacio Real de Madrid.
Son una réplica de los que encargó el Papa Leon X a Rafael
para decorar la Capilla Sixtina.
El rey Felipe II los compró en Amberes y se conservan,
en perfecto estado.
Pero hay más.
Si se fijan un poco, percibirán en ellos,
el duelo feroz entre dos gigantes antagónicos del Renacimiento:
Rafael y Miguel Angel.
En aquella época, los desafíos nutrían una frenética carrera
por la historia y la gloria.
Así que, con permiso de los encendidos debates de hoy,
retrocedamos 500 años,
para revivir aquél increíble reto artístico que se saldo,
con asombro unánime y sin perdedor.
Por primera vez se exhiben juntos y son mucho más de lo que seve.
Porque, tras estos 9 tapices de los Hechos de los Apóstoles
que compró el rey Felipe II,
late el apasionante choque, de rivalidad y celos,
entre dos genios del Renacimiento:
Rafael y Miguel Ángel.
Durante siglos, anticiparon la presencia de poderosos papas,
emperadores y reyes.
Hoy, estas extraordinarias piezas reivindican su posición prioritaria
en el escalafón del arte.
Rafael, autor de los cartones que sirvieron de guía
a los tapices, murió hace 500 años.
Nunca imaginó que llegarían tan lejos.
Este es un joyero de enormes dimensiones.
Está en el sótano del ala norte del Palacio Real de Madrid.
Protegido de la luz, a 18 de temperatura
y con un 50% de humedad:
El almacén de tapices de Patrimonio Nacional alberga casi 2.000 piezas.
"Aquí tenemos tapices muy importantes,
sobresalen los paños de la conquista de Túnez de Carlos V,
también por dimensiones los Pecados Capitales,
hay paños con hilo de oro,
hay tapices de gran categoría que salen muchas veces a exposición,
a restaurar, fotografiar
porque esto no es un almacén muerto,
esto es un almacén con vida, estamos continuamente en movimiento
con nuestros tapices.
No están almacenados y olvidados"
Es un traslado, casi ceremonial.
Salen para ser expuestos, los nueve tapices
de los Hechos de los Apóstoles, basados en cartones de Rafael,
que el rey Felipe II compró en la lonja de Amberes,
en 1550.
"Los puntos frágiles de los tapices
son los que les da su propia morfología.
Vienen de cómo se hacen y como se usan.
los tapices se cuelgan en el sentido de la trama
en vez del sentido de la urdimbre.
La urdimbre es la fibra más fuerte cuando se hace un tejido,
por eso es la que se usa para que esté en vertical.
Y los tapices se hacen al revés.
El urdido se hace en vertical, pero luego la decoración,
que es la que hace la trama,
que es horizontal al suelo,
se usa en horizontal,
o sea, en el lado contrario a la resistencia
que el propio tejido tiene".
Tapiceros por tradición familiar, los hermanos Trujillo,
Rodolfo, Andrés y Roberto, forman parte de la brigada.
Llevan años restaurando los relés de piezas históricas.
"Los tejedores, cuando van tejiendo,
van haciendo por piezas y unas piezas con otras
van unidas por estas costuritas que se ven aquí
y con la tensión del tapiz pues se van deteriorando y se abren.
Quitamos los hilos antiguos y se vuelven a recoser
para que queden bien unidas y la tensión del tapiz
siga cayendo todo por igual"
Esta es la réplica más completa y mejor conservada de los tapices
que el Papa León X encargó a Rafael, en 1514,
para decorar la Capilla Sixtina.
"Tenemos el único ejemplar en seda, porque los de la Capilla Sixtina
tienen metales
y la plata ha corroído el resto de los materiales,
y además no tienen cenefas abajo.
Estos son los únicos ejemplares hechos con unas tonalidades,
con una riqueza en las sedas y de una forma completa
que no se puede observar en ningún otro sitio del mundo,
nada más que en las dependencias de patrimonio nacional"
Pero vayamos al contexto, porque no se trató de un encargo mas.
El joven Rafael decoraba las estancias privadas del papa
en el Vaticano cuando León X le confió los cartones.
Aquello provocó un choque sin precedentes
entre dos genios rivales y antagónicos,
que competían por la excelencia: Rafael y Miguel Ángel.
"Son diversos porque Rafael representa un mundo donde
el conflicto está resuelto.
Rafael seduce todavía hoy a sus admiradores
porque representa un mundo perfectamente en equilibrio.
Miguel Ángel representa un mundo en perenne conflicto,
por tanto, son dos ideas del mundo y del arte, completamente diversas"
"Sabemos que Rafael era el centro intelectual de esa corte,
tenía amigos, organizaba fiestas,
también organizaba escenografías teatrales
y a él se dirigía toda la gente importante del período.
Miguel Ángel vivía como un oso, dentro de su casa, encerrado,
negado al mundo.
Son dos temperamentos muy diferentes"
"El choque es entre Miguel Ángel y Rafael y entre dos figuras
que son referencia de dos grandes talleres de producción artísticas,
es decir, junto a Rafael hay un taller poderosísimo
y también alrededor de Miguel Ángel,
eso quiere decir que hay una cantidad importante de encargos,
de comisiones y de reconocimientos oficiales"
Los 10 tapices encargados a Rafael, iban a decorar,
en ocasiones especiales, la parte baja de la Capilla Sixtina.
Ya consagrado, Miguel Ángel andaba entonces enfrascado,
con el mayor de los secretos, en la bóveda.
Y no podía admitir un competidor para su obra.
El desafío era enorme, para el joven Rafael, que le admiraba.
Y antes de afrontarlo
quiso saber cómo Miguel Ángel narraría las historias del Génesis.
Quedó impresionado.
"Rafael comprende que Miguel Angel ha cambiado el mundo de la pintura,
ha eliminado el paisaje,
ha eliminado las decoraciones de los vestidos,
y ha sacado una poética de los gestos, una poética muscular"
"En los tapices sí que vas a encontrar algo de Miguel Ángel.
Vas a encontrar los volúmenes de Miguel Ángel,
la disposición de los cuerpos en muchos casos
responde ya a esta oleada de cuerpos más musculosos,
menos efébicos que otras construcciones de Rafael,
en eso sí que vamos a encontrar la disposición de las figuras
en el espacio,
vamos a encontrar referencias también de la obra de Miguel Ángel
y de la bóveda de la Capilla Sixtina en concreto"
Cuando fueron mostrados ante la corte papal en diciembre
de 1519, los tapices de Rafael, tejidos en hilos de oro y seda,
impactaron.
Los Apóstoles parecían salir de las escenas.
Pero poco después sufrieron el saqueo de Roma,
fueron robados, dispersos, troceados.
El Vaticano recuperó la mayoría y este año,
por el V Centenario de Rafael,
los devolvió al lugar desde donde asombraron al mundo.
Entonces había en el altar mayor frescos de Perugino.
Aún faltarían 15 años
para que Miguel Ángel empezara a pintar el Juicio Final.
¿Y qué pasó con los cartones de Rafael?
Pues no se destruyeron como había pedido y solía hacerse
para preservar la exclusividad.
Y se perdieron tres.
Hoy, los siete que quedan, pertenecen a la Corona Británica
porque Carlos I de Inglaterra los compró, aconsejado por Rubens,
en el siglo XVII.
Para entonces, los artesanos de Bruselas habían hecho exitosas
réplicas, ya desaparecidas, por encargo de casas reales,
particulares y para vender en la lonja.
La de Felipe II, tejida en sedas muy puras y lana de potentes colores
es la de mayor calidad.
"El valor específico es que ha sido considerada
por los grandes especialistas,
pioneros de la historia de la cultura y el arte,
como la más completa y la más perfecta en su realización"
"Los cartones están pintados a la acuarela,
técnica de la pintura que no tiene nada que ver con la tapiceria.
Y los tapiceros supieron interpretar esas imágenes, composiciones,
anatomías, colores y profundidad en un telar bidimensional,
de manera que tuvieron que hacer un esfuerzo extraordinario
porque no estaban acostumbrados a trabajar con unas escenas
donde la perspectiva y la profundidad fueran tan clásicas"
Cuatro escenas centran el ciclo de San Pedro
y cinco el de San Pablo.
Rodeadas de cenefas con alegorías de extraordinaria calidad,
que elogiaron los primeros expertos en historia del arte,
como Giorgio Vasari, y que permiten tantas lecturas, como miradas.
"Sabemos que Vasari habla de los tapices de Rafael
como de obras milagrosas,
porque consideraba que era un milagro
que, a través del tejido,
se pudieran representar las personas con esas calidades de significados,
de sentimientos y sobre todo las texturas
con las que están representadas las barbas de los apóstoles,
los ojos, los nimbos que están sobre sus cabezas o los mismos
ropajes de todo el apostolado"
"Hay que acercarse, hay que ver el tejido,
hay que ver cómo es realmente hilo,
no es una malla textil que se ha pintado encima,
son los propios hilos los que van conformando las olas del mar"
Piezas extraordinarias que hay que agradecer
al mecenazgo de papas
que alentaban sin escrúpulos la rivalidad artística;
a la avaricia de los tapiceros de Flandes
y a las ansias de gloria de los monarcas.
Fueron decoración, propaganda, pedagogía y fe.
Y, durante siglos, la joya más preciada.
Hoy reivindican su puesto en la cúspide del arte.
A ella conduce el invisible hilo que nos conecta a su historia.
Con las imágenes de esos tapices
elaborados gracias a la genialidad de Rafael,
llegamos al final.
Ya saben que pueden volver a ver nuestros reportajes
en la web de RTVE y en las redes sociales, si quieren.
Nos vemos el próximo sábado.
Adiós.
La cuarta ola, salud mental
Elisabeth tiene miedo a la Covid y todavía padece las secuelas del confinamiento. Los médicos están empezando a detectar personas con síntomas psiquiátricos o psicológicos.
Choque de genios, corazón de seda
En 1514, el papa León X encargó a Rafael una colección de tapices para la Capilla Sixtina. Aquello provocó un choque sin precedentes entre dos genios rivales y antagónicos: Rafael y Miguel Ángel.
Miguel Ángel estaba entonces enfrascado en su gran obra maestra, la bóveda de la Capilla Sixtina, y no podía admitir un competidor. Cuando en 1519 los tapices se exponen en la corte papal, causan sensación, pero poco después desaparecen y se dispersan.
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