Viernes a las 22:15 horas
Viernes a las 22:15 horas
(Música)
Como sois unos rojos, esta planta no la pisaréis,
porque aquí es zona nacional.
-¿Qué le pasa a Eugenia? -Que no quiere seguir en palacio.
Figúrate, con el pasado que tiene...
-Si eso lo tienes a huevo, ¡incapacítala!
¿No sabe todo el mundo que ha estado siempre como una cabra?
-¡Se van a enterar este par de rojos de lo que vale un peine!
-Vamos a embargar. -Por favor, señor Palomero,
no sea usted chinche.
Estamos aquí hablando amigablemente.
-¡No se mueva!
¡Ya que no quiere morir como un caballero,
lo voy a matar como a un conejo!
(Disparos de escopeta)
Él venía de un gran éxito de taquilla que tuvo con La escopeta nacional,
algo a lo que no estaba acostumbrado,
porque Berlanga nunca fue un director popular,
en el sentido de rentable.
En cambio, aquí se encuentra con ese éxito de público,
y tanto él como Azcona, coguionista,
como Alfredo Matas, el productor,
casi se ven obligados a continuar ese universo de los Leguineche,
porque no pueden desaprovechar la oportunidad.
Cualquier productor, en este proyecto, vería solo ventajas.
Por la aceptación del público, la conexión con los personajes...
En cambio, para un director, para un guionista,
puede implicar algunos peligros.
Por ejemplo, que te acusen de falta de originalidad,
de acabar repitiendo esquemas...
Berlanga y Azcona habían presentado unos personajes muy curiosos
en La escopeta nacional,
y deciden que en el resto de la saga lo que quieren hacer es
mostrar, a través de ellos,
los distintos cambios políticos y sociales
que se estaban produciendo en la sociedad española.
-Se produjo un fenómeno de flechazo, digamos, de enamoramiento,
de esta familia, de estos personajes, y también de los actores.
-En Patrimonio Nacional,
el protagonismo recae en esta pareja tan absurda
formada por el marqués y su hijo,
que se enfrentan al final de su linaje.
Franco acaba de morir y ellos se preguntan
si van a tener algún papel dentro de esta nueva monarquía
y deciden irse a Madrid
para recuperar uno de sus antiguos palacios.
-Esto se arregla fácil. Me ocupo yo, papá.
Porque, naturalmente,
compraremos unos caballos de carreras.
-No seas imbécil.
Los caballos de carreras no se tienen en casa, se tienen en el hipódromo.
¡Y deja ya esa fusta!
¡Que me vas a dar un fustazo que me vas a joder, coño!
No tanto.
Berlanga decía que siempre hablaba de los mismos personajes.
En cambio, en esta trilogía,
en lugar de estar mirados por Sabatini,
el escritor neorrealista,
estaban vistos por Preston Sturges; es decir,
que antes se fijaba en el pobre, la clase modesta,
y ahora mira más al ricachón, a la aristocracia.
Pero hablamos también de personajes fracasados...
y miserables.
Y también de personajes pícaros
y ahí es donde se cuela ese humor tan inconfundible de Azcona.
-Pero, esto es la ruina, el desastre, la debacle...
-Pero, ¿no querías democracia? Pues anda, toma democracia.
-Hay que recordar
que en esos años se estaba haciendo un cine muy crítico con el franquismo
Es lógico,
pero Berlanga decide distanciarse de ese cine político más explícito
para ridiculizar los valores y los personajes
que se habían ensalzado durante el régimen
y que, de repente, habían quedado obsoletos.
Aun así, no los mira ni con rencor ni con afán de venganza.
Al final, les comprendemos
y casi desarrollamos empatía hacia el marqués y su familia,
lo cual es el colmo,
pero habla muy bien de Berlanga y de Azcona,
de su talento.
Hay algunos que ya venían de La escopeta nacional:
José Luis López Vázquez, Luis Ciges,
Luis Escobar, que fue la gran novedad de La escopeta nacional.
Debutó en esa película como actor de cine, parece mentira,
pero el gran fichaje fue Mary Santpere.
Una actriz cómica maravillosa, de teatro y cine,
que está caracterizada como condesa sin escrúpulos,
que me parece que está estupenda.
-¡Goyo, Goyo, sube enseguida un guante!
-Reflexiona, los duelos ya no se llevan, Eugenia.
-¡Cómo que no se llevan!
No se llevan porque os faltan huevos.
Ahora mismo bajas y le cruzas la cara con un guante.
Elena S. Sánchez y Andrea Morán presentan "Patrimonio Nacional" (1981),