Viernes a las 22:15 horas
Viernes a las 22:15 horas
(Murmullos)
(Pasos)
(Abren la puerta)
-¡Manolo! ¡Manolo! -¡La merienda,
que te traen la merienda! -¡Adiós!
-Venid pronto, ¿eh? -Que os portéis bien.
(Tos)
-Mirad por la ventanilla.
-¿Lleváis todas las cosas?
-Vamos, daros prisa. -¡No te olvides de rezar,
hijo mío! -Quítalos, que sabes que se mean.
-Manolo, ponedlos de pie, que yo ya sé cómo eres, hijo.
-Cuídate, ¿eh? -Que vengas mucho, ¿eh?
-Ay, por Dios, los voy a echar de menos.
Hijo mío... -¡Adiós!
-¡Hijo mío! -Creo que esos cambios servirán.
-Manolo pórtate bien, ¿eh? -¡Corred, id!
-Venga, Manolo, venga. -¡Adiós! ¡Adiós!
-¡Adiós, Jesús! -¡Adiós!
(Caldera de la locomotora)
(Tos)
-¡Venga, vamos!
(Murmullos)
-Cuidado.
Venga, coge la maleta, venga.
Dame la maleta. Espabila, Manolo.
Ya estoy aquí, señora. Ah...
Eh, Manolo, ocúpate de tu hermano.
(Murmullos)
-Manolo, cómprame una.
-¿Cuánto vale? -Dos reales.
-¿Pero qué coño estáis haciendo? Vamos,
que perdemos el autobús, venga.
(Murmullos)
-¿Pero tú adónde vas? El autobús es este.
(Tos)
(Motor de arranque)
Imagínense, ofensiva del enemigo.
Y qué ofensiva, batalla tras batalla,
con la nieve por el pecho, casi dos meses.
Oh, eso sí que fue guerra. -No digo lo contrario.
Vamos a fumarnos un pito. -Jo, gracias.
-¿Billetes?
Está bien. ¿Billetes?
Está bien. ¿Billetes? -El soldado va conmigo.
Y estos son mis hermanos, hijos de caído.
-Angelito...
-Dicen las radios extranjeras que estamos fusilando gente.
Más había que fusilar. -Y que lo digan, y que lo digan.
-¿Y ese luto es por algún familiar caído por Dios y por España?
-No, mi pobre mujer. -Sobrina mía.
Una santa. -Bueno, la guerra ya se acabó.
Ahora lo que hace falta es que olvidemos nuestros rencores.
-El teniente tiene razón.
¿Queremos o no queremos que empiece a amanecer?
-Un momento, un momento.
Yo como cristiano, estoy dispuesto a perdonar,
pero como patriota, ni hablar. ¡De ninguna manera!
¡Faltaría más!
-¿Y tú qué dices, eh?
Que qué dices de la guerra, hombre.
-Les tocó en Madrid. No había más remedio, ¿comprendes?
Teníamos que machacar al enemigo.
-Me ha dicho mamá que tú ibas a buscar comida a los pueblos.
-¿Y cómo te las arreglabas, eh?
-Ah, ¿pero te tratabas con ellos?
-Ya hablaremos tú y yo.
-Bueno...
Toma, anda, sácalos que se aireen.
(Ladridos)
-Vamos a cambiarle el agua a las aceitunas.
-Picha española no mea sola. -Quítese, ya...
-Ya te tengo.
¿Cuándo vamos a comer?
(Tos)
(Murmullos)
-¿Has visto?
-Empalmado desde que salimos de Madrid.
lo que pasa es que traga, que le gusta.
No veas que carne tiene la cabrona. Dura como el mármol.
Lo malo va a ser el recalentón.
Me van a doler las pelotas una semana.
(Ladridos)
-Eh, vosotros, adentro.
¿Qué? ¿Un cigarrito? -Sí.
-No, gracias, una promesa.
(Ladridos)
Además, es una mujer decente. ¿Qué quieres,
que se deje magrear por todo el autobús? Pues...
(Gorjear de los pájaros)
Ay...
Ay, sabañones. Que me pican...
Ah...
(JADEA)
(Trinar de los pájaros)
-¡Pepe, mira!
-Papá... -No te apartes.
-¿Documentación?
-Ah...
-¿Estás loco?
-Bueno, pero por lo menos súbete el cuello.
-¿Documentación?
(MURMURA) -¿Yo puedo salir? -No, no, no, tú no.
-Venga, déjame. -Ah, que no, que te enfrías.
-Que no me enfrío. (SUSPIRA)
(Ladridos)
-Aquí vamos como Dios.
-¿Pero no la has visto?
-Qué muslos que tiene la tía. (RÍE) Oh...
Tal calentito... Uf...
-¿Qué es lo que pasa aquí? -No están los documentos.
¿Usted adónde va? -Pues voy a Bollero.
-Con el dedo gordo, primero le he echado
a un lado la braga, y después, nada, dale que te pego.
(SUSPIRO)
-Hombre, a mí... A mí no, ¿no? Pero...
Pero a ella... Uf, un montón. -¡De verdad, lo juro!
-¡De verdad, señor guardia! (LLORA) ¡Ay, madre,
que no he hecho nada! Solo es que... se me ha perdido
y no los he encontrado.
-¿Y a mí qué más me da, hombre? -¡Pascual!
¡Pascual! -¡Eh, tú, chaval,
que tu teniente te llama! -¡Pascual, coge al crío!
Cuidado. Eh... -Sí, sí.
-Ah...
Coge al... Ay, ay...
¡Me cago en la leche! -Venga, venga aquí...
Venga... -¡Chis! ¡Toma!
¡Pascual, toma, coño! -Sí, sí, sí.
-¿A que aquí parece que vamos en un avión?
-Oye, y digo yo una cosa, ¿en ese preventorio... qué habrá,
monjas o enfermeras?
-Hombre, porque si hay enfermeras, las enfermeras,
tú ya me entiendes, ¿no?
-Coño, que las enfermeras están acostumbradas a ver
la minga de los tíos. O sea, que...
con rezar el rosario, tienen bastante.
-Hola, buenas noches.
Vamos allá...
-Vamos, arriba. Ay...
(SUSPIRA)
-Venga, te cojo.
-Cuando quiera.
-Jefe, me duele la garganta.
-¿Por mi culpa? Si no te hubieras subido tú...
-¿Qué le pasa al mozo? Ven, nada, no hay fiebre.
Pero lo mejor es que la señorita Irene le ponga una inyección.
-Yo no quiero una inyección.
-Que no, bonito, Jesús, que no te la pone.
-No hay monjas.
-Afortunados los heridos a quienes curaron tan bellas manos.
-Hago justicia, ¿entonces no podré ver al director?
no era mi intención, sólo como traía esa carta de recomendación.
-No, nada, cualquier cosa.
-¿Así que has estado en primera línea?
-¿Has visto, Manolo?
De la estirpe de Agustina de Aragón.
(Llaman a la puerta)
-Sí, señorita.
-Yo sí.
-Ah, sí, claro, encantado.
Ah, y gracias por todo, Irene.
¿No vas nunca por Madrid?
-Vamos, que para ti esto es como un sacerdocio.
¿Eh?
-¿Qué, os gusta el arroz con leche?
-¿Usted eche, eche?
-Paquita... -Sí, señora.
-Toma, ten cuidado.
-El postre.
¿Os queda sitio?
-Tú te callas, sabelotodo, tienen que comer cosas
que se peguen al riñón.
-Y tú, Paquita, si has terminado de fregar, a dormir,
que mañana es día de escuela.
¿Y vosotras qué hacéis en la cocina? Fuera, hombre,
siempre en lo mismo, estas niñas,
curioseando siempre en la cocina.
-A ver, chiquitín, a ver...
Oh, aupa, toma.
¿Pero tú qué haces?
-¿Pero se oye algo por ese chisme?
-Es portugués, como estamos en la misma raya.
(Bullicio)
(CANTA)
-O sea, vamos, ¿que le viste todo?
-Claro, y yo mientras en el pajar con el burro.
Me cago en... ¿Y cuál era?
(Bullicio)
-A las duchas, a desnudarse todos, venga.
Venga...
¿Y a ti qué pasa, que te da vergüenza?
-Qué suerte tienes, chaval, como un sultán.
Menudo harén tienes tú aquí, ya me gustaría a mí.
-Si vienes a Madrid te quedas en casa,
mi madre estará encantada, bueno, y mi hermanas figúrate.
-Bueno, gracias por todo, ha sido muy amable, de verdad,
le escribiré a don Ramiro diciéndoselo.
y tú a comer, ¿eh? A comer para que mamá se ponga contenta.
Escribe, ya sabes lo que te dijeron tus hermanas.
-Si es posible, que llamen a mi madre
por teléfono de vez en cuando.
-Pues nada, hasta la vista.
-Bendice señor esta mesa y los alimentos que vamos a tomar,
al caudillo y al ejército, a José Antonio,
a los caídos por Dios y por España,
al Führer, al Duce y al emperador del Japón.
Amén. (TODOS) Amén.
-¿Quién es esa? -Doña Tránsito, la maestra.
(Campanas)
(Gritos)
# Para su sed fui el agua...
# Para su frío, candela...
# y pa sus clisos gitanos,
# un cielo de amores # con luna y estrellas.
# Querer como este nuestro, # no hay en el mundo dos,
# maldito dinero,
# que así de su vera # a mí me apartó.
# Serás más que reina...
# Me dijo a mí el payo # y yo lo creí.
# Mi vida y mi honra
# daría yo ahora # por ser lo que fui.
# María de la O,
# qué desgraciaíta, gitana,
# tú eres, teniéndolo to...
(TARAREA) # De tanto sufrir.
# Maldito parné,
# qué por su culpita dejaste...
# Gitano que fue tu querer.
# Castigo de Dios,
# castigo de Dios... #
(TODOS) Ora pro nobis.
(TODOS) Ora pro nobis.
(TODOS) Ora pro nobis.
(HABLAN ENTRE ELLOS)
-Como ya no rezas el rosario, yo ya no rezo más.
(Chirría la cama)
(Mugido)
(Mugidos)
-¿Qué andas rondando por ahí,
no tienes que estar en la escuela ahora?
(Mugidos)
-Ah.
¿Quieres un poco?
-¿Y eso qué importa?
(Risa)
-¿Pero qué hace este?
-Es que no va a la escuela, aprende solo.
Cara de listo ya tienes, sí, ¿y qué pasa?
¿Es que no te dieron bastante de desayunar?
¿O es que ya te gustan las chicas?
(RÍE)
# Dos por una, dos. # Dos por dos, cuatro.
# Dos por tres, seis. # Dos por cuatro, ocho.
# Dos por cinco, diez. # Dos por seis, doce.
# Dos por siete, catorce. # Dos por ocho, dieciséis.
# Dos por nueve, dieciocho. # Dos por diez, veinte. #
(Risa)
-Mira, tendrá todas las recomendaciones que quieras
pero debe ir a la escuela.
-Soy la maestra, tengo una responsabilidad.
Pepita, que venga ese zángano,
el mayor.
-Más a mi favor, no podemos descuidar su educación.
¿Qué pasa, crees que no soy capaz de dar lecciones de bachillerato?
-Desde mañana quiero verte en la escuela.
¿Comprendido?
-Muy señor mío, pero tú mañana a las nueve
en la escuela con los libros y cuadernos.
Puedes seguir comiendo.
(Cepillado de madera)
-¡Mamarracho, que eres un mamarracho!
Y tú, hijo mío, no hagas caso a este perdido, ¿eh?
¿Sabes lo que hacía este en París?
-¡Vivir de la mujeres,
eso hacía! ¡Mamarracho, que eres un mamarracho! ¡Anda...!
(Campanadas)
-Manolo.
-Que me he meao.
-¡Morales!
¿Por qué no estás en tu sitio?
Ven, ¿es que no sabes que no se puede levantar en clase?
-¡Manolo, Manolo! -¿No lo sabes? ¡Pon la mano!
¡Socorro, auxilio! ¡Un motín, esto es un motín!
¡Un motín!
-Motín, asonada, rebelión contra la autoridad; lo que quieras.
Un delincuente, eso es. ¡Me ha levantado la mano!
-A la escuela se viene comido, cagado y meado.
-¿No vas a entregarlo a la Guardia Civil?
-Muy bien, pues yo dimito.
No voy a estar expuesta a que ese asesino me toque.
-O sea, ¿que no vas a castigarlo?
Muy bien. Tú, deja que cunda la indisciplina
y veremos lo que pasa.
¡Terminaremos con la anarquía, como con los rojos!
-Oye, ¿es verdad que le has pegado a doña Tránsito?
¿Y qué te han hecho?
Además, ¡menuda es! Tiene mucho mando.
Como es de la Sección Femenina...
¿Y eso qué es?
-Bueno.
¡Ah! ¡Idiota!
¡Anda! ¿Y esto es el pelo?
-¿Saliva? ¿Para qué?
-Bueno.
-¿Es verdad que le has pegado a la maestra?
-¡Chis! ¿Quieres ver los microbios?
-¿El qué? -Los microbios.
Unos bichitos que tenemos en la saliva.
-¡Anda ya!
-Ven, ven.
¿Los ves?
-¡Santa María, Madre de Dios!
-Ahora tú.
Escupe aquí.
¡Escupe!
¡Pero, hija mía, qué bruta eres! ¡Qué bruta!
-¿Pues no me has dicho que escupa? -Bueno, bueno.
A ver...
¿A ver?
Ahí está. -¿A ver?
-¿Qué es?
-Es leche. -¿A ver?
-¡Anda, cómo colean!
¿Pero qué son, lombrices?
-¡Cerdo! (PAQUITA RÍE)
-¡Guarro! ¡Verás cómo te vas a quedar, desgraciao!
-Entonces tenía yo razón, era leche.
-¡Anda, venga, vamos! ¡También...!
(Risas de Paquita)
¡Que te calles ya!
(Risas de Paquita)
-Muy bien. Y ahora que mi niño ha hecho su pipí,
se va a dormir y va a soñar con los angelitos.
¡No como el mastuerzo de su hermano,
que sólo el Diablo sabe con quién sueña!
Un besito a Vicente.
-Y otro a Manolo.
-Tu hermano, que le des un beso.
-Si Dios quiere.
-¿Sabes que estás en pecado mortal?
-¿Y sabes que si te mueres ahora mismo
vas de cabeza al Infierno?
Sin embargo, antes de dormirte, volverás a hacerlo.
Pero es que no tienes miedo de ir al Infierno.
¡Yo te capo, eh...! ¡Yo te capo!
Venga, a rezar el "Yo, pecador"
y que te oiga yo.
Yo, pecador...
-¿Qué?
-Que conste que me lo has mandado tú.
Pero... ¿cuántas veces lo haces al día?
¿Pero tanto te gusta?
Ya está.
Venga, sigue rezando.
(Chirridos de una cama)
-24 y medio.
-21.
-29.
-Tu hermano cada día más gordo, pero tú...
-Señorita, es de mi casa.
Mi madre, que dice que tengo que volver.
Que no se encuentra bien... que no puede trabajar tanto.
Como se casa mi hermana la mayor y ella se va a quedar sola...
-A lo mejor quiere venir la M“ Jesús, la hija de Tomasa,
la sobrina del cura.
-Yo creo que sí, porque le interesa hacer el Servicio Social.
-Sí, que sí, mamá, que me lavo las orejas.
Sí, Manolo también se las lava.
Sí, yo sí, kilo y medio.
No, Manolo no, es que estudia mucho.
Vale, ahora se pone. Manolo, que te pongas otra vez.
-¿Y Vicenta?
-La chiquilla, ya lo ha visto usted, ¡encantada!
Y yo lo mismo.
-A ver lo que dice ahora mi tío, ¡y con lo raro que es!
-¡Las hijas de Satanás, no vais a quedar ni una viva!
¡Aquí no cagáis más, por mi santa madre que en gloria esté! Dame.
(Disparo)
-Tío.
¡Tío! -¿Eh?
-Está aquí la señorita Irene, la del preventorio.
-Sí, sí. Sigue tú.
Aquí me tiene, con las puñeteras palomas.
Que cada vez hay más y me lo ponen todo perdido.
Un día voy a estar celebrando y se cagan encima.
Bueno, usted dirá.
-Sí, se le ha metido en la cabeza ser secretaria.
(Disparos)
Vamos a casa, que aquí no hay quien se entienda.
¡Deja pasar, niño!
(Grillos)
# -La quiero...
# lo mismito que al gitano
# que me está dando tormento
# por culpita del querer.
# Mi jaca... # Hombre, madrileño,
¿dónde te metes que no se te ve el pelo?
¿Qué tripa se te rompió? Pareces un alma en pena.
(Ladridos)
-¿Está la cazuela?
-¿Ya le estás calentando los cascos al chico?
-Oh... de alguna señorita de Madrid, claro...
Escríbele, hijo, escríbele,
a las mujeres nos gustan mucho las cartas.
Y en cuestión de amores... no te fíes de este sinsustancia,
tanto... bla, bla, bla. Aquí donde le ves,
ni siquiera ha sido capaz de hacerme un hijo.
Mamarracho, que eres un mamarracho.
(Campanadas)
-Oye, que dice mi hermano que si te gusta el cine.
-No sé.
-Pues entonces que vayas a la biblioteca.
-So...
Muy bonito, hombre, tú a tirar piedras o meneártela,
¿es eso todo lo que sabes hacer? ¿Qué miras?
Hum...
¿Qué? ¡No...!
(RÍE) Serás bestia. Manolo, por lo que más quieras.
Manolo... (RÍE)
(AMBOS) Oh... -Pero qué animal eres,
Déjame en paz. (RÍE) No...
Oh... Manolo...
Ay, no.
¿Y ahora qué haces, eh, y ahora qué haces?
Oh... Oh, no, cosquillas no, eh...
Cosquillas no, Manolo, Manolo, por lo que más quieras.
Jolines con los de Madrid,
más brutos que los del pueblo.
-¿Eh?
¡Rafaela!
-Venga, Paquita, venga, que estás en Baviera, hija.
Ay...
(Gritos de los niños jugando)
ya verá qué rica está.
Sí, señora.
(RESPONDE EN PORTUGUÉS)
-Hemos ido a un acto de hermandad con las flechas,
y ya que estaba en pueblo, he ido a ver a tu madre,
y no me ha dicho que la bici no tiene frenos.
-Ah...
(Gritos de los niños jugando)
-Venga, que se echa la hora encima y comemos a las mil y quinientas.
No, no, en portugués, el "alcaide", es más que en España,
porque mi padre, por ejemplo, además de "alcaide",
es el presidente de la cámara municipal.
-Para algo es portugués, ¿no?
Claro, que él goza, el tambor es el instrumento
más importante de todos.
¿cómo comparar el tambor con un violín?
-Hombre, el violín... -El violín... nada.
¿Imagina usted un desfile militar con los batallones
marchando al son del violín?
Sería una cosa ridícula.
-Tiene razón, es un instrumento maravilloso.
-Emoción del patriotismo, recuerdo...
cuando oí tocar a nuestro presidente.
(AMBAS) ¿El mariscal Carmona?
-Unos lagrimones así.
-Y luego me dio un beso en la frente,
tenía yo... siete años.
(TARAREA UN PASODOBLE)
(EL GRAMÓFONO REPRODUCE UN PASODOBLE)
-Ay, tú siempre tan fino. Grosero, que es un grosero.
(Para la música)
(Música de fox)
-¿Pero qué es esto? ¡Fuera esa música!
¿Es que no sabéis que el baile agarrado es pecado?
¡Vaya ejemplo para las criaturas!
Y tú también, muy bonito. Ya verás cuando se lo diga a don Teódulo.
¿Y Emilio, a ver ese perdulario? Porque el gramófono es suyo.
-Señorita Tránsito, no es para que se ponga usted así.
Estábamos bailando un baile de lo más inocente.
¡Y estaban sobándose, cegaos por la lujuria!
Mira, niño, el baile agarrado es pecado.
Muy bien. ¿Queremos bailar todos? Pues bailemos
las danzas de la tierra.
-¡Vamos! ¡Muy bien, Joao, muy bien!
# La Virgen del Pilar dice
# que no quiere ser francesa... #
¡Venga, todos! ¡Emilio, venga! ¡Con sana alegría!
# Que quiere ser capitana # de la tropa aragonesa.
# La Virgen del Pilar dice... # ¡Venga a bailar!
# Que no quiere ser francesa,
# que quiere ser capitana # de la tropa aragonesa.
-Manolo, mira, más golfo que tú. -¿Qué pasa?
-Mire este tunante. -¡Huy, angelito!
Eso es que lo destetaron antes de tiempo, seguro.
-Lo mismo que tú... ¡mamarracho!
(NIÑOS) # Por la tierra # y por el mar
# extiende su autoridad.
# ¡en Pinto, de Lepanto, # de Castilla y de León,
# estaba en lo más alto # de nuestro pabellón!
# El vodevil ya se acabó... #
(Crujido)
-¡Ay, mio tambor..!
(Lamentos de Joao)
(Risas)
(JOAO LLORA DESCONSOLADO)
(Crujido)
-¿Qué haces aquí?
¡Abre inmediatamente!
Levántate.
¿Se puede saber qué estás haciendo?
-¡Jesús, María y José! Tápate inmediatamente.
Y te lo advierto, ¡mucho ojo conmigo!, ¿comprendes?
Termina.
No sé, pero a mí desde luego no me la dan.
-De todas maneras, no deberían dormir en el mismo dormitorio.
-Sí, sí, niños.
No te puedes imaginar el señorito ese que tiene...
No sé, pero... vamos, como un hombre, ¡una cosa tremenda!
(SUSURRANDO) -¡Manolo, Manolo!
Manolo, que tengo miedo.
-La Virgen, he visto la Virgen.
(Griterío de niños)
(Campanadas)
(LOS NIÑOS GRITAN)
-¿Ve? ¡Mire qué desastre, mire que abandono!
¡Y usted tocándose las narices todo el día!
-Menos guasa, que si no fuera por su mujer, estaría en la cárcel.
-No sé, a mí esto de los toros me parece una carnicería.
¡Y me da tanta pena el animal! -¿Pena?
¿Del toro? Pero si al toro le gusta que lo maten.
Eso sí, siempre que antes lo hayan picado,
banderilleado y toreado como es debido.
Eche un cigarro. -No fumo.
-No fuma, no le gustan los toros, no sabe jugar a la garrafina...
¡Como está el clero, Emilio!
-Lo que sí me gustan son los banderilleros,
tan alegres, tan airosos, tan pintureros...
-Un momento, ¿no será un poco...? -¡No, por Dios!
-Ah, menos mal.
Bueno, ¿y tú qué dices?
-Tú eres un afrancesado.
No me refería a los toros, sino a tus pecados.
-¡No seas hipócrita que te conozco!
Tú no pecarás de obra, pero de pensamiento...
-¡Alabado sea Dios! ¿Pero ha oído?
-Ya lo he oído, ya. Nada, ni caso. Es que es un liberalote.
Pero, en el fondo, un pedazo de pan.
Bien, ¿y la hija de mi sobrina, cómo se porta?
-¿Rezamos un rosario por el alma de este pobre?
-No. Cuando lo confesemos, se queda más limpio que la patena.
¿Y qué es eso del baile agarrado
que me ha contado la bacalada de doña Tránsito?
-¿Y la hora del desayuno de mañana?
-Mañana podemos empezar la santa misa a las diez.
Así los chicos no ayunan tanto.
-Sí, don Teódulo tan bueno como siempre.
-¿Entonces todos han hecho ya la primera comunión?
Bien. ¿Se atreve con las personas mayores o prefiere a la infancia?
-Hombre, como no tengo experiencia,
quizá sea mejor empezar con los inocentes.
-Este clero primerizo,
¡arriba los corazones, hombre, que no se diga!
¡Hala, a foguearse con los mayores!
Y no tiemble, que aquí van todos para santos.
-Pero eso es el confesor el que debe decirlo.
-Bueno, bueno, ¿algo más?
-Domine Noster Jesus Christus.
Ego te absolvo in Nomime Pater, Filii et Spiritu Sancto. Amen.
-¡Jesús, María y José!
-Un momento, un momento. ¿Pero cuántos años tienes?
Vamos a ver, ¿y esos pecados contigo mismo
se refieren a tocamientos torpes, torpes...
y deshonestos?
-¿Muchas veces?
-¿Pocas o muchas?
-¡Las llevas anotadas!
-¡Virgen del Perpetuo Socorro!
-¿Con muchas?
¿Y... estos actos impuros,
lo de los redondelitos,
en qué han consistido?
-Ah....
(Golpe)
(Murmullos)
(Trinar de los pájaros)
-¿Dónde te metes? Tú por ahí zascandileando
y yo vistiéndome solo con la prisa que tengo.
Vamos a aligerar que tengo otra misa en el pueblo.
(Trinar de los pájaros)
La sangre de Cristo.
La sangre de Cristo.
El cuerpo de Cristo.
El cuerpo de Cristo.
(Agua)
-¿No te da vergüenza?
¡Recién comulgado y soltando palabrotas!
¿Y a ti qué te ha dado este mamarracho
para que le sigas a todas partes?
Pero ya veremos el día que te eche mano Pablo Botero.
¡Por estas, mira, que son cruces,
que acabas en el infierno! ¡Por esta!
¡Acabas en el infierno, mamarracho, que eres un mamarracho!
-¡Mira, mira, ya se le traba la lengua!
(RÍE) -Es un mamarracho.
(Trinar de los pájaros)
(Cubiertos)
(Murmullos)
(Trinar de los pájaros)
(Ladridos)
-¡Señor Emilio!
-¡Lléveselo a su mujer, que lo está esperando,
que yo tengo que hacer una cosa!
(Murmullos)
-¡Jesús!
(Murmullos)
(Risas)
-¡Manolo! (JADEA) Manolo, toma.
Pero no digas que lo he traído yo, ¿eh?
Vaya charrán que estás hecho. Ella llorando como una magdalena
y tú aquí, cebándote como un gorrino.
(Risas)
(Trinar de los pájaros)
-¿Sospechar? Yo desde el primer momento,
porque su hermano, y perdone la crudeza de la expresión,
está dominado por la lujuria. -Ah, ¿sí?
-Y eso se nota, vaya si se nota.
-¿No me diga? -En los ojos.
Le brillan apenas ve a una mujer.
Con un brillo demoníaco.
Qué cruz para su pobre madre. -Sí, eso también es verdad.
Eh, ¿y la directora? La señorita Irene, digo.
Me gustaría saludarla. -Claro, es que usted no sabe nada.
Destrozada, está destrozada, porque los descubrió ella
en la cama, en la mismísima cama.
-¿Pero cómo? ¿Estaban...?
Eh, quiero decir, ¿habían pasado... a mayores?
-¿Qué cree usted, que estaban rezando el rosario?
(SUSPIRA) Pobre Irene.
Nada, que no se recupera. Yo la encontré encerrada
en la enfermería cuando volví a ponerle la conferencia a usted,
y en la enfermería sigue. No quiere ver a nadie.
-¿Pero por qué? -Porque se siente culpable.
(Gemido)
(Trinar de los pájaros)
-¡Déjate de libros, hijo, que se te van a hacer
los sesos agua! Mira, aquí te traigo unas magras
con tomate y una hogaza de pan, para el camino.
(Ladridos)
Cómetelo todo, hijo mío, que estás en los huesos.
-A ver, ¿cómo va a estar? Después de tanto abuso...
A mí los azotes en el cuello y a ella...
-¡A estudiar, para cuando seas mayor te cases con ella,
que es muy buena chica! -¡Manolo!
-¡Venga, Manolo!
Anda, dale un beso a tu hermano y vámonos.
Bueno... -Yo también me quiero ir.
-Mucho gusto y gracias por todo. Ah, despídame de Irene.
Dígale que siento a horrores no poderla saludar,
y que si viene a Madrid, no deje de visitarme.
(Motor de arranque)
-¿Pero qué es esto? -¿Qué hace esta loca?
-¡La escopeta, que me traigan la escopeta!
¡Ve a casa, desgraciada! ¡A casa!
-¡A casa! -Perdone, padre, soy el hermano
del chico, y siento mucho lo ocurrido.
-¡Dé gracias a Dios que es usted un militar,
pero lléveselo o lo mato! ¡Lo mato!
-¡Manolo, vamos a casa! ¡Ahora!
-¡Ay!
-Agárrate.
(Gritos)
-¡Vamos! ¡Venga! ¡Tú, arreando, coño! ¡Vamos!
-¿Pero qué pasa ahora? -La maleta, mi teniente.
¡Corre, anda, corre a buscarla!
¡Te daba una que te, que te...!
¿Sabes una cosa? Estaba como un tren.
(RÍE) Anda, que te quiten lo bailao, ¿eh?
Granuja... (RÍE)
Oye, ¿pero ese cura qué tiene que ver con la golfilla esa?
¿Eh? ¡Anda, trae, trae aquí!
¡Venga! ¡Menudo bombón! ¿Eh? ¿Has visto?
¡Hay que joderse con el Manolito, eh? (RÍE)
¡Pero serás imbécil!
¿Pues no quería suicidarse? Toma.
España, 1940. La Guerra Civil ha terminado, y Manolo, un adolescente de Madrid con síntomas de tuberculosis, es obligado a recluirse en un sanatorio cerca de la frontera portuguesa, donde vive su despertar sexual y el primer amor junto a María Jesús, una chica del pueblo.
Contenido disponible hasta el 21 de marzo de 2021.