Cada día es una sorpresa,
no sabemos lo que nos espera.
Una emergencia, un nacimiento,
una cesárea, un niño muy grave...
Cuando te encuentras con alguien
con lepra, le saludas,
le das la mano
y le abrazas no pasa nada.
Y buenas noticias porque
soy grupo sanguíneo negativo
y somos, totalmente, compatibles,
así que no hay problema
de hacer la donación.
Ahora me comunicaron
que no encuentran bolsas de sangre,
miraremos por las plantas
a ver si queda alguna
porque si no,
tenemos un serio problema.
No es lo mismo ver
una persona que ya murió,
que ver cómo una persona
va de la vida a la muerte.
Gambo te roba el corazón,
lo que nos hizo quedarnos en Gambo
que las gente
nos hizo sentir como en casa.
Yo he podido escribir mi historia
y me pregunto por qué
las niñas y niños de aquí
no pueden escribir su historia,
o sea, sus sueños
porque ellos también sueñan.
Y para ellos
es fundamental llegar vivos.
Cuando lo que tienes delante
es una persona que tiene
una mirada y la madre
te trae a su hija en brazos
y pidiendo que hagas algo
por su hija que se está muriendo
por una enfermedad
que se podría evitar,
ahí te das cuenta
la gran diferencia que nos separa.
Pueden haber nacido en Etiopía
o en una zona muy humilde
como es Gambo, pero tienen derecho
a hacer realidad sus sueños.
(HABLA EN OTRO IDIOMA)
Nací en Barcelona hace 32 años,
pude asistir a una buena
guardería, un buen colegio
que, posteriormente,
me permitió estudiar
lo que quería estudiar
que era medicina para luego
especializarme en pediatría
en el hospital general
de Granollers.
Hace cinco años llegué a Gambo
por primera vez y la llegada
a Gambo cambió,
completamente, mi vida.
Tenía inquietud por conocer
otras realidades,
me llamó, especialmente,
el hospital de Gambo
porque está ubicado
en una zona rural en un país
con escasez de recursos
como es Etiopía.
Así que vine aquí,
aunque sin duda,
lo que me encontré
va mucho más allá
de lo que me podía imaginar.
Vine aquí como una experiencia
de voluntariado de cuatro meses
y lo que iban a ser cuatro meses
de estancia, se ha convertido
en un cambio radical de vida
y he acabado viviendo aquí.
Realmente, el primer impacto
fue ver la realidad chocante
de otro tipo de vida.
Salir de la comodidad
de mi vida en Barcelona
y encontrarme con niñas y niños,
que podrían ser, perfectamente, yo,
que, por desgracia, viven solos
en condiciones muy duras,
sin agua, sin luz
y con enfermedades
que podríamos evitar.
Llegué al hospital de Gambo,
me di cuenta de la gran labor
que realizaba el hospital
en medio de la nada.
Es un hospital misionero
y todo el servicio lo ofrecen
a la comunidad de manera generosa
dando asistencia sanitaria
a los más pobres
de entre los pobres,
a los que no tienen nada.
Están, literalmente,
salvando vidas.
Nos acaban de avisar,
acaba de llegar una mujer
sangrando, está embarazada
de 38 semanas y antes de entrar
a quirófano necesitamos,
al menos, dos bolsas de sangre
porque si no, se nos desangrará
la madre en el quirófano.
En Etiopía, un parto
es un momento muy delicado.
Así como en España
también hay complicaciones
con momentos muy complicados,
sin embargo,
la gran mayoría de casos,
su desenlace es muy bueno.
Sin embargo, aquí cada vez
que hay un parto,
se ponen en juego dos vidas.
como la del niño
que está por nacer.
Buenos días a todos,
presentaros a los nuevos
que han venido a trabajar
con nosotros en equipo.
Doctora Ana, Pedro, terminando
medicina, Juan, ingeniero
y Quim, estos serán
vuestros compañeros
estarán en las consultas externas
con vosotros codo a codo.
Vamos a formar juntos un equipo
en el que vamos a aprender,
mutuamente, el uno del otro.
Y aprovechamos para presentar
a Jul, la obstetra que trabaja
estos días en el hospital
que, justamente,
hoy se marcha unos días.
Por ello, tenemos ahora
el reto de poder afrontar
estas semanas
y demostrar esta experiencia
en este nuevo ámbito para nosotros.
Nuestro origen primero fue
el cuidar a estas personas
que no tenían dónde ir,
no había nada, no había
ni la carretera y se puso
una pequeña leprosería.
Empezó en el 1927,
fue evolucionando
y el gobierno entonces,
concedió terrenos
para este tipo de actividad.
Y hemos pasado desde
hace unos 38 años
de una simple clínica,
un dispensario,
por así decir, de curas,
hemos pasado a lo que es hoy
que es uno de los hospitales
referentes de Etiopía.
Abel Barro es una persona
entrañable, que lleva más
de 30 años en Etiopía,
conoce, perfectamente,
la cultura, habla amárico,
habla oromo a la perfección
es nuestro profesor
de oromo, nuestro maestro.
(HABLA EN OTRO IDIOMA)
Y no tengo más que palabras
de admiración ante una persona
que a sus años sigue
igual de entregada
por este pueblo y por este país.
Aquí llegamos a pediatría,
estos tres pabellones
en forma de u.
La capacidad total de la sala
de pediatría ha llegado a ser
de 70
y hasta de 80 niños ingresados.
Sin duda alguna,
no es lo ideal, es un reto
a mejorar, pero ahora
estamos obligados a tener
dos niños por cama
e incluso camas extras.
La capacidad total
es de unas 200 personas
que hay ingresadas cada día
en el hospital y a todas
les ofrecemos comida.
Otro pabellón es el pabellón
de maternidad donde se realiza
el seguimiento prenatal,
los partos y las complicaciones
del parto que conllevan.
Un pabellón de cirugía general
con dos quirófanos disponibles
y un pabellón de lepra.
(HABLAN EN OTRO IDIOMA)
Había visto alguna foto
antes de venir, esperaba algo
pequeñito, una sola sala.
-Sinceramente, al ir a la sala
de la lepra nos sorprendió
porque no es algo
que estemos acostumbrados a ver.
Lo primero que pensamos fue:
"Ostras, pobre gente",
pero tienen la opción
de venir al hospital
y ser atendidos
y poder combatir esta enfermedad.
La lepra
es una enfermedad bacteriana,
una enfermedad contagiosa.
¿En realidad ese contagio
es tan grande como se piensa?
Es verdad que existe ese riesgo,
pero el riesgo es mínimo
y hace falta
un contacto muy prolongado.
De modo que si ves a alguien
con lepra, le saludas,
le das la mano, le abrazas,
no pasa, absolutamente, nada.
Además a día de hoy
la lepra con tratamiento se cura.
Las secuelas persisten,
pero ya no contagias.
(HABLAN EN OTRO IDIOMA)
Nos está comentando
que venía de un pueblo rural
y que cuando su familia
se enteró que tenía lepra,
la abandonó
y se sintió abandonada y sola.
se quedó ingresada
en el hospital de Gambo.
(HABLA EN OTRO IDIOMA)
Su marido también tiene
la enfermedad de lepra,
tiene una pierna amputada
aunque ella está ingresada
por una complicación
por vivir ambos en la casa
y en el pueblo de Gambo.
Así que les ha unido
la enfermedad de la lepra
porque se sintieron atraídos
y no rechazados.
Ahora, nosotros en Gambo
uno de los principales objetivos
es combatir este estigma,
integrar zonas con lepra
en la sociedad y que sea posible
que sea una realidad que convivan
personas con lepra
con personas que no la tienen.
¿Aquí eres feliz?
(HABLAN EN OTRO IDIOMA)
Aquí están muy felices
en el hospital de Gambo
que agradece mucho
al doctor Iñaki,
a todos
los trabajadores del hospital
porque la han curado
y está muy, muy feliz.
Toda esta gente espera
a entrar en el hospital,
son las consultas externas
del hospital de Gambo.
En principio, son las ocho
de la mañana y tenían
que haber abierto ya la puerta.
Igual como llueve,
van un poco con retraso, puede ser.
Normalmente, cuando hay más gente
sale una persona antes
y ordena a la gente.
Y ahora
al no estar ordenado, será un caos.
Normalmente, al ordenar
evitas esto porque ahora
todos quieren entrar los primeros.
Entonces, ahora los clasifican
los que tienen cartilla fuera.
Y todos ellos no tienen cartilla
con lo cual repartirán
una a cada uno.
Este niño de aquí pasará primero.
(LLORA)
Desnutrido.
Desnutrición, sí.
Una vez los niños ya tienen
la cartilla, los pesan aquí.
(Llantos)
A día de hoy parece increíble
que siga habiendo desnutrición.
Después de vivir aquí
te das cuenta que la desnutrición
es de causa política.
Que hay hambre porque nos interesa.
Porque para que algunos
podamos vivir como vivimos,
otros se tienen que estar
muriendo de hambre
porque podríamos hacer
que todos viviésemos
con lo mínimo, pero no interesa.
La responsabilidad última
es de cada uno de nosotros.
Cada uno somos responsables
de vivir como vivimos
y los gobiernos, al fin y al cabo
son nuestros representantes
y empezar a cambiar el mundo,
empieza por cambiarnos
a nosotros mimos
y, al menos, intentar vivir,
coherentemente,
rompiendo esas desigualdades.
Este proceso se hace
siguiendo los protocolos
de la Organización Mundial
de la Salud, un cuestionario
diseñado para que enfermeros
puedan hacer un "quilvado"
detectando de manera precoz
las principales complicaciones.
Ya sean desnutrición,
como es este caso,
deshidratación,
problemas respiratorios,
malaria y sarampión.
El objetivo de este protocolo
es disminuir la mortalidad
infantil en menores de cinco años
en países como Etiopía.
(HABLAN EN OTRO IDIOMA)
Nos comenta que tiene diarrea
acuosa desde hace dos meses
Si tiene fiebre,
la tiene a veces,
si tiene tos, también la tiene.
(HABLAN EN OTRO IDIOMA)
Vemos que también
tiene conjuntivitis.
(LLORA)
Le ha mirado el peso,
la longitud y la relación
entre ambas indica desnutrición
aguda severa así como
el perímetro craneal
y su aspecto lo confirma.
Muchas veces también
sientes frustración
de no poder hacer muchas más cosas
ya que ves tanta necesidad
que te gustaría poder ser capaz
de llegar a más día a día
y es un poco nuestro objetivo
y lo que esperamos.
Este es... el niño
está ingresado ahora.
(HABLAN EN OTRO IDIOMA)
Tenemos el concentrador
que sirve para dos.
(HABLAN EN INGLÉS)
Estamos comentando que tenemos
tres niños que necesitan oxígeno
y tenemos
solo un concentrador de oxígeno.
Tenemos que pensar
que de todos los que necesitan,
dar oxígeno al que está peor
y es una situación muy dramática.
Hace falta conseguir más
concentradores para no tener
que racionar tanto el oxígeno.
Sí, cada día es así de frenético,
no todos iguales, pero sí
la dinámica es que tenemos
las puertas abiertas
y acogemos todo lo que nos llegue,
también eso es un poco
nuestro objetivo.
Podemos poner el cilindro
en la del fondo
y poner lo del oxígeno allá.
Ostras, voy.
Vas a hacer esto.
¿Qué le pasa?
Es una fractura de clavícula.
Cada día es una sorpresa,
no sabemos qué nos espera,
una emergencia, un nacimiento,
una cesárea, un niño muy grave...
El motivo por el cuál avisé
al doctor Iñaki con urgencia
es porque ese niño hace
un par de horas que nació.
Hemos descubierto que tenía
una hipotonía, esto es
que le cogemos el brazo
y el brazo cae
como si fuera un difunto
y actuamos con urgencia porque
este niño está bastante mal.
Ahora mismo le damos oxígeno
e intentamos meterle
adrenalina para que funcione,
no sabemos si es una parada
cardiorrespiratoria.
La vida que no se pierde, vamos.
Le hemos intubado,
le ventilamos, manualmente,
porque no tenemos respirador,
no tenemos
la cateterita del ombligo,
no tenemos para hacer analíticas
y tener más datos.
Necesitaríamos algo urgente
y no tenemos y hay que ver
si alguno
de nosotros es compatible.
Pasarle.
No es lo mismo ver a una persona
que murió que ver cómo
una persona
va de la vida a la muerte.
Esto es lo que duele más.
Cuando he visto este niño...
Ahí que no se movía
y sin dar ningún tipo
de señal de vida,
me he ido a llorar en el cuarto.
Ha sido bastante... duro.
Y teniendo en cuenta que la madre
era una niña de 15 años.
Esto no hubiera pasado
si hubiéramos tenido recursos
oportunos como en España
a los neonatos
se les vigila las primeras horas
porque están muy débiles
y es cuando más los tienes
que controlar, porque puede pasar
lo que ha pasado hoy: una sepsis,
que es una infección generalizada
en todo el cuerpo.
Me revuelve el ánima, me llena
de rabia... de incomprensión...
Me pregunto: "¿cómo puede ser
posible, por un lado,
que tengamos tantas comodidades
y, por otra parte,
aquí la gente no tenga lo más
básico; cuando sabemos
lo que hay que hacer,
podemos hacerlo.
(Truenos)
Los días aquí, la mayoría,
son muy intensos.
Uno, al trabajar aquí,
tiene que llevarlo con filosofía,
paso a paso y, la verdad, que uno
lo hace contento y con ganas,
si no, no estaríamos aquí.
Este fin de semana estamos
de guardia de todo el hospital,
hacemos una ronda por todas
las salas para ver si hay
algún niño que tiene algún
problema que se haya complicado.
Y, durante el día, cualquier
emergencia que venga de fuera,
la atendemos.
Está embarazada de gemelos,
está a término ya,
todavía no se ha puesto de parto,
puede ser en cualquier momento.
Está muy bien.
Hace cinco años me quedé helado
cuando los propios misioneros
me transmitieron las grandes
dificultades económicas
que tenía el hospital.
Todos los ingresos vienen
de donaciones extranjeras
que han ido disminuyendo,
sin embargo, el hospital
no puede dejar de dar asistencia,
porque la gente sigue
entrando por la puerta.
Estamos nosotros o nosotros.
No hay, absolutamente, nada más.
Estaban planteándose cerrar
el hospital. Hay que mover
cielo y tierra, hacer lo imposible,
pero no puede cerrar.
Actualmente, con mi mujer Cristina,
hemos venido a vivir a Gambo
desde esta nueva posición
de directores médicos de aquí,
trabajando codo con codo
con los misioneros de la Consolata,
que son los que iniciaron
esta gran labor.
A Cristina la conocí, precisamente,
al volver de la primera estancia
en Gambo, hace cinco años.
Había un curso de medicina
tropical, nos apuntamos los dos
y allí nos conocimos.
Yo, ante toda la persona
que encontraba,
no hacía más que hablarle
de Gambo.
De un hospital que estaba
en necesidades
y que me estaba replanteando
mi vida de...
De hacer todo lo posible
por mantener en pie ese hospital.
Así que nos conocimos
hablando de Gambo
y aquí hemos acabado los dos;
en Gambo.
Estas casas las construyó
la misión hace muchos años
y, ahora, están todas
que se están cayendo, literalmente.
Esto está hecho a base
de abobe y barro.
Se cocina todo en el suelo, que
crea un gran riesgo de quemadura,
ya que estamos en un espacio
reducido y hay muchos niños;
los niños entran por aquí
corriendo, jugando
y se acaban quemando.
Hay una unidad de quemados
debido a la gran cantidad
de quemaduras que hay.
Conseguimos que estas cocinas
que están en el suelo,
en vez de hacerlas en el suelo,
hacerlas un poco más elevadas
que, en vez de cocinar agachados
como ahora,
cocinen de pie y la cocina
a esta altura.
De esta manera,
evitaríamos todas las quemaduras.
(LAS PERSONAS HABLAN)
Uno de los problemas que nos
encontramos en el hospital de Gambo
es que viene mucha gente con
problemas derivados del consumo
de agua. La gente suele ir
con bidones amarillos al río
en búsqueda del agua.
El agua está contaminada,
muchos animales hacen sus
necesidades allí, la gente lava...
Y ese agua, pues es el agua
que utilizan para beber, cocinar...
A partir de ahí, derivan todas
las diarreas y otros problemas.
Ante la necesidad de conseguir agua
potable para la gente del pueblo,
la misión decidió
construir un pozo,
entonces, cada mañana
toda la gente del pueblo
está haciendo una cola
para conseguir el agua potable
que utilizarán en el día a día.
La persona encargada
de transportar la leña y el agua
suelen ser, en la mayoría de casos,
las niñas.
Es otra cosa que estamos en proceso
de cambiar, con la construcción
de nuevos pozos, que no tengan
que caminar tantos kilómetros
y puedan disponer de más tiempo,
en parte, para poder ir al colegio.
Cuando estás viviendo aquí
todas las personas te conocen,
te saludan por el nombre.
En Gambo encontramos gente
que vive en condiciones humildes,
pero es capaz de abrirte su alma
y hace que te sientas en casa.
Gambo te roba el corazón.
Lo que nos ha hecho quedarnos
en Gambo es que la gente
nos ha hecho sentir como en casa.
(Música)
Lepis es el pueblo más cercano
a Gambo.
Mucha gente de Gambo, los domingos,
lo que les sobra del huerto
lo vienen a vender aquí,
como ella que viene a vender
el pimiento, y de eso obtiene
algunos ingresos.
Hay grandes plantaciones de café
en Etiopía que produce riqueza,
puesto que este café lo venden
en los mercados y son ingresos.
Aprovechamos, cuando vamos a ver
a los amigos que tenemos
para preguntar cómo están de salud.
Vamos a mirar si presenta
alguna úlcera o no.
Esa está bastante bien cuidada,
por aquí empieza por un principio
de úlcera, así que le diremos
que es importante
que cada día se lave bien el pie,
a ser posible con jabón.
Las condiciones no son ideales,
es un ambiente rural,
conviven con los animales
por medio, son transmisores
de muchas enfermedades
y de mucha contaminación.
En todo este pueblo
las personas mayores
están con las secuelas,
pero están curadas,
todos los hijos son sanos,
se ha erradicado la enfermedad
en la generación.
Son personas que nadie las quiere
para trabajar
y que estarían condenadas
a acabar muriendo en la pobreza
por falta de ingresos.
Para combatir eso, se ha creado
el pueblo de Gambo,
podríamos decir, los misioneros
han construido casas
para estas personas
que no quieren volver a su pueblo,
porque ya nadie los quiere,
han perdido a la familia
y, ahora, su casa es el hospital,
su casa es Gambo.
Todo son personas que han tenido
lepra, que viven integradas
con el resto del pueblo,
que no tiene esta enfermedad.
Bekele, la verdad,
es una persona que cuando
le diagnosticaron la enfermedad
de lepra, pues dijo: "vale, tengo
la enfermedad de lepra, voy a tomar
el tratamiento y a seguir mi vida".
Se quedó a vivir en Gambo,
no volvió a Basako,
porque allí nadie lo quería.
Él se sintió rechazado por toda
su familia, por sus amigos...
Y... si uno se pone en su piel
eso es bastante duro, ¿no?
Para la persona, porque cualquiera
de nosotros podría tenerla.
El principal mensaje que quiere
transmitir
es que la lepra se puede curar.
Que no tengan miedo de ellos.
Tiene la enfermedad,
pero ya ha recibido un tratamiento
y están curados. Es verdad,
que siguen teniendo secuelas,
pero ya no transmiten
como anteriormente.
Por suerte, ha encontrado
a Sisai, que es su mujer,
que tienen una familia encantadora
y eso le debe llenar de alegría.
(Risas)
Le hemos preguntado cómo
conoció a Sisai, por eso se ríe.
Que nos explique la historia
con Sisai.
Dice que le escribió una carta.
Una carta de amor.
Sisai tenía la misma enfermedad que
él y con ella se podía acercar,
podían hablar, estar juntos no
había rechazo. Se sentían iguales.
Tanto Bekele como Sisai
han hecho el tratamiento,
están curados, no contagian
y, gracias a ello, los cuatro hijos
están sanos y no tienen
la enfermedad.
En este país dar de comer al otro
es símbolo de amistad.
(Aves de la selva)
(LA NIÑA LLORA)
Se le marcan todas las costillas,
el abdomen sin grasa...
En el caso de Arabia,
le hicimos un análisis de sangre
que demostró una anemia
muy severa.
Hemos empezado el tratamiento
para cubrir malaria
y enfermedades como neumonía
o meningitis.
Aún así, se sigue encontrando muy
débil y le cuesta tomar la leche,
la va vomitando, por ello,
para facilitar y ayudarle
a esa recuperación,
vamos a hacerle una transfusión.
De sangre estamos a cero,
no tenemos ni una sola bolsa.
Le hemos mirado el grupo sanguíneo,
es A positivo, yo soy A negativo,
sería un candidato
a donarle la sangre,
debido a la falta de recursos
que tenemos aquí.
Ahora hacemos la prueba
de compatibilidad,
que el grupo sanguíneo
sea compatible,
ya que habría que mirar
el test de VIH, de sífilis,
hepatitis B y hepatitis C.
Si vemos que es compatible,
procedemos con la transfusión,
si vemos que no es compatible,
buscamos otro donante.
Buenas noticias, porque soy
grupo sanguíneo A negativo
y somos totalmente compatibles,
así que no hay problema para donar.
Me acaban de comunicar
que no encuentran bolsas de sangre.
Hemos mirado por todas
las plantas a ver si hay.
Si no, tenemos un serio problema,
sin eso, no podemos hacerla,
porque la sangre hay que meterla
en una bolsa y de ahí va a otra.
Son especiales
para que no se coagule la sangre.
Esperemos que encuentren,
al menos, una.
Nos hemos alegrado tanto porque
me han dicho que tenemos bolsas,
así que el problema de,
después de encontrar donante,
ver que no podíamos por falta
de bolsas habría sido frustrante.
Es una gran alegría ver
que hemos encontrado la bolsa
y podemos proceder
a la transfusión.
Confío en los enfermeros
que trabajan día a día
y sé que me puedo poner
en sus manos.
En el fondo es muy satisfactorio
pasar de director médico
a paciente, ponerme en la piel
de las personas que llegan aquí.
Ponerme a los pies
de mis trabajadores.
Realmente,
esto es lo que me gusta.
No tenemos en el hospital, seguro.
No.
He preguntado y no hay.
Y es el set solo. ¿Cómo puede ser
que haya bolsas pero no set?
Ahora que hemos encontrado bolsas,
tenemos bolsas para la sangre,
el problema es
que nos falta el sistema
para pasar de la bolsa de sangre
a la niña.
Están buscando por todo el
hospital, faltan un par de salas,
estamos esperando a ver
si la encuentran.
Ahora mismo estamos sin luz,
la luz que hay es de generador,
que durante el día lo ponemos,
siempre que haga falta,
a la noche intentamos
no ponerlo porque la gasolina
es cara y consume mucha
electricidad y mucho dinero.
Hablamos de un problema
económico,
no nos lo podemos gastar
en gasolina.
Una gran alegría, hemos encontrado
el único que quedaba.
De manera que, al menos,
podemos transfundir ahora.
El problema lo seguimos teniendo,
mañana hay que ir a comprar.
Yo he podido, podría decir
que estoy escribiendo mi historia
y me pregunto por qué las niñas
y niños de aquí no pueden escribir
su historia, sus sueños,
porque ellos también sueñan.
Uno de nuestros objetivos aquí es
que ellos puedan ser protagonistas
de su vida. He conocido niñas
que sueñan con estudiar medicina,
con estudia enfermería,
con ser profesores...
Y si otras personas podemos hacerlo
ellos también pueden.
Y para ello, es fundamental
llegar vivos,
es una obviedad, pero aquí
no es tan obvio, ya que...
Muchos niños mueren antes
de cumplir los cinco años de vida.
(Trinos)
Los niños tienen una alimentación
muy pobre, deficitaria...
Y con este vaso de leche diario
que repartimos
conseguimos este complemento
de proteínas, vitaminas,
minerales y grasas que necesita
un niño para crecer sano.
Los ponemos en orden,
en una fila, que no se peleen.
Y le damos a cada niño su ración
de leche.
En Etiopía, estamos encontrando
mucha desigualdad.
Por una parte, encontramos informes
que dice que es un país
que está creciendo la economía
a un ritmo del 10%.
Y es cierto.
Es una de las más elevadas
de todo África, pero es a costa
de la capital.
Para que crezca al 10%
es que hay pocas personas
que tienen muchísimo dinero
a costa de que la gran mayoría
tengan muy poco dinero.
La desigualdad entre los ricos
y pobres es cada vez más grande,
más acentuada
y esto lo estamos viendo.
Cada mañana, se reparte la leche
a los que están ingresados
por malnutrición y a los neonatos,
que ya se la hemos pasado.
Lo que repartimos es
el plan peanut,
que es una pasta de cacahuete
que damos a los niños
con malnutrición
cuando han pasado la primera fase.
Si alcanzaran el objetivo
que tenemos aquí de peso
y de nutrición,
se lo podrían llevar a casa.
Yo creo que tener tantos hijos
aquí es algo, primero, cultural.
Porque aquí la familia tiene
mucha importancia
y tener una familia grande es
lo bonito, es lo que ellos esperan.
Todas las mujeres tienen
seis, siete, ocho hijos.
Pero es verdad que todas
te cuentan
que se les ha muerto dos,
tres hijos.
Lo que intentamos es,
a través de la atención
y la vacunación, intentar
reducir esta mortalidad aquí.
Aquí tenemos a Araguia.
Hace un par de días,
le realizamos una transfusión
y le ha cambiado hasta el color.
Ahora está hasta negra.
Antes estaba medio blanca.
Aquí tenemos a Almata.
Que sigue estando muy grave,
con una desnutrición muy severa,
pero, sinceramente, mucho mejor
que el día que ingresó.
Es una evolución favorable.
Sigue estando con desnutrición
importante, pero...
mejor que el día que ingresó,
que, realmente, estaba muy mal.
(LLORA)
¿Tenéis casos que hayan ingresado
en este estado
y ahora estén recuperados?
Están también Shiviru.
Llegó muy mal y ahora está
bastante bien. A ver.
Shiviru. Shiviru. ¿Eh?
Sigue estando con desnutrición
severa.
Pero, claro, ves un poco
la evolución.
Shiviru.
Además que está supercontenta.
Hemos visto historias muy bonitas
de niños que llegaban
medio muertos
y han salido corriendo del hospital
bien alegres.
Pero hemos visto también
morir niños.
En el hospital conviven
la vida y la muerte.
Y, a veces, en la misma cama.
Tener un hijo aquí es jugarte
la vida.
Todavía, por desgracia.
Queremos luchar para que no lo sea.
Esta mujer, como veis, tiene
una fase de lepra muy avanzada.
Tiene las dos manos completamente
sin dedos,
una pierna amputada.
Esta es una bota especial
que le hemos hecho,
porque un pié que tiene,
o sea, no hay pié.
Es solo el muñón.
Tanto el zapato especial
como la prótesis,
la hemos fabricado aquí
en el taller.
Con la ayuda de las muletas
y la prótesis, puede caminar.
También está en una avanzada edad
y ya le cuesta caminar.
(HABLA EN INGLÉS)
Philip es el hombre que trabaja
en el taller,
que ha hecho esta prótesis,
este zapato.
(HABLA EN AMHÁRICO)
Eso.
Ahora, a caminar ella sola.
(HABLA EN INGLÉS)
Y en Europa, tienen las opciones
y no quieren caminar.
Una persona acomplejada es
aquella a la cual,
sin tener ningún tipo de fealdad,
sin ningún tipo de deformidad,
desde pequeño, ya sea
por los medios de publicidad,
ya sea por las revistas de belleza,
lo que sea,
ha anotado un canon de belleza,
un modelo a quien seguir
y ellos no se ven atractivos
si no son iguales que esta persona.
A mucha gente que se siente
acomplejada,
los trasladaría aquí
para que vieran lo que es gente
que está mal, gente que ha perdido
toda su belleza
y, aun así, siguen viviendo
con felicidad y con una sonrisa.
(HABLA EN AMHÁRICO)
Llegaron tan solo hace dos días
la madre con los dos niños,
que no sabían todavía
la enfermedad que tenían,
pero los niños venían tapados
con una manta
porque tenían miedo de enseñar
sus pies y sus manos.
Tenían vergüenza de enseñarlos.
Son niños. Que un niño,
al fin y al cabo,
lo que quiere es sentirse querido,
jugar, reír y pasárselo bien.
Han perdido las piernas,
como ves, pero no pasa nada.
Pueden jugar, reír,
pueden tener amigos,
pueden hacer una vida normal.
Y con ese tratamiento se curarán.
La enfermedad dejará
de evolucionar,
dejarán de contagiar,
podrán ir al colegio,
casarse, tener hijos sanos,
como cualquier otro tipo
de persona normal.
Existe miedo al contagio.
Hay mucho estigma,
sobre todo, es por desconocimiento
y por la imagen que se transmitió
de esta enfermedad
desde la antigüedad.
Etiopía es el país de África
con más cantidad de personas
con lepra.
Pero en España sigue habiendo
lepra.
Y, sin embargo, la persona
que la tiene, prefiere esconderlo,
porque sigue habiendo este rechazo,
este estigma.
En cuestión de dos días,
han perdido la vergüenza.
Exacto. Y ahora ya veis
qué alegres están,
cómo sonríen y no tienen
miedo a enseñar esas manos.
Veis que ha perdido completamente
todos los dedos de las manos.
Yo eso no lo había visto
en ningún sitio.
Y en España, me imagino
que al estar tan bien controlado,
es muy difícil llegar
a estos extremos.
En España, hay casos de lepra,
pero, afortunadamente,
se detectan a tiempo
y no vemos estas fases
tan evolucionadas como vemos aquí.
Si lo hay, créeme que está
bien escondido.
La podemos tocar,
la podemos abrazar.
Estas muestras de afecto,
de dar la mano, de abrazarlos,
al fin y al cabo, quizás es
la cura más importante.
Estas muestras de afecto
que necesitan.
Porque ya han sufrido mucho
en su pueblo, en su comunidad,
que ya los han aislado mucho
por culpa de esta enfermedad.
Son personas como cualquier otra,
como nosotros.
(HABLA EN AMHÁRICO)
Yo puedo haber visto
muchas películas,
a través de una cámara veo África,
pero siempre lo veo detrás
de una pantalla.
En cambio, cuando estás aquí,
hay una empatía muy grande.
Vamos a tomar medidas.
Lo que ella necesita,
sería un tipo de bota como esta.
Como no tiene pié, muy corta,
para que no le baile el pié.
Me ha comentado Philip
que lo mejor va a ser
hacerle un molde de yeso
como este.
Es un tipo de molde
que ha hecho antes.
Podemos hacerle esto.
(HABLAN EN INGLÉS)
Le explicamos que solo es un yeso,
que está frío, pero no duele.
Ella nunca ha visto esto antes.
Es nuevo para ella.
Le estamos diciendo
que no se preocupe, que no duele.
Es muy importante realizar
las curas.
Como sabes, la enfermedad de lepra
produce pérdida de sensibilidad.
De modo que encontramos
que estas personas
están sobre un terreno
bastante malo
y si llevan un calzado inadecuado,
van haciéndose pequeñas heridas,
no se dan cuenta
y van evolucionando hacia úlceras.
Veremos que, en algunos casos,
llegan hasta el hueso.
Y es una pena porque estas cosas
se podrían evitar
con un cuidado a diario,
con un calzado adecuado.
(HABLA EN AMHÁRICO)
Ella tiene
bastante bien el pié.
Tiene alguna pequeña úlcera,
pero no lo tiene muy mal.
Estas son bastante superficiales.
Sí. Está bastante bien.
Las úlceras de los leprosos
o de cualquiera,
cuando están tan avanzadas,
desprenden un olor desagradable.
Es un olor bastante...
digamos, putrefacto.
Yo aún no soy médico,
estoy en proceso.
Dudo que en muchos años vea
a gente con este tipo de enfermedad
en España, si es que trabajo ahí.
Sin embargo, aquí aprenderás
a ver a una persona
y con la exploración física,
la historia clínica
y con todos tus sentidos,
ver, palpar, escuchar, sentir,
realmente te das cuenta
que puedes saber mucho más.
Es por eso que decidí hacer
el viaje aquí,
para ver una realidad que existe,
aunque no sea la nuestra,
pero vivimos en el mismo planeta,
aunque en un mundo distinto.
Hoy, por ejemplo, ha aparecido
un niño bastante recién nacido
y esto la verdad es
que me ha impactado bastante.
Quizás, si ese niño hubiera nacido
en España,
a lo mejor no hubiera muerto.
Chocas con esta realidad
que nosotros creemos
que, a veces, es una película.
Le preguntas a gente de 21 años,
incluso más mayor que yo:
"¿Cuántos difuntos has visto?"
Te van a decir que han visto
uno, al menos, en su vida.
Si, por ejemplo, yo me acostumbrara
a esto,
lo viera como algo normal
sin que me impactara,
al final acabaría volviéndome
cínico. Y un médico cínico
que no empatice y sensibilice,
deja de ser humano.
Sin embargo, hay que seguir
viviendo, seguir adelante
en el día a día
y, a pesar de todo esto,
quedarte con las cosas buenas
que pasan aquí cada día.
También ves llegar a muchos niños
muy mal y salen adelante.
Es verdad.
Por fortuna, son la mayoría.
Hay momentos muy duros
en los que tenemos que ser fuertes,
porque ser fuertes nos permite
seguir aquí.
Por fortuna, las cosas buenas
son mucho mayores
y merece la pena intentar superar
los obstáculos
para poder seguir afrontando
el día a día.
El estar viviendo en Etiopía
te hace madurar
y, a veces, demasiado deprisa.
Maduras de golpe.
Pedro es una persona joven
que está viviendo
su primera experiencia
que me recuerda
a mi primera experiencia
aquí en Gambo,
con esa inocencia y, a su vez,
ese impacto brutal
que te llevas en el corazón.
Decidas quedarte en Gambo
o volver a España,
nunca volverás a ser el mismo.
Gambo te cambia.
Aquí estás de guardia
las 24 horas del día
todos los días del año.
Y cuando te llaman al teléfono
(Suena el teléfono)
para una urgencia,
te sube la adrenalina.
Pero no ha roto aguas.
Si no está de parto,
no es indicación del parto.
Son las aguas meconiales.
Si tiene aguas meconiales,
ahora está a 150
pero se puede poner a 20
enseguida.
O sea, saber lo que implica.
¿Cuál es la indicación de cesárea?
Vale. Pues vamos para allá.
Si es una cesárea,
lo primero que haces,
es repasar mentalmente cómo se hace
una resucitación neonatal,
el masaje cardiaco.
Cada segundo cuenta
y no podemos equivocarnos.
(Gemidos de dolor)
Nos acaban de avisar.
Acaba de llegar
una mujer sangrando,
que está embarazada de 38 semanas.
Antes de poder entrar en quirófano
necesitamos conseguir,
al menos, dos bolsas de sangre
porque si no,
se nos va a desangrar la madre.
Es muy injusto las posibilidades
que uno tiene
según el lugar en el que nace.
Algo tan aleatorio como eso.
No solo las posibilidades
que tienes sobre el acceso
a la salud, sobre la vida,
sino el desarrollo profesional,
sobre sus derechos como personas,
sobre su condición de mujer.
Claro que es injusto.
Los momentos que hemos tenido
que estar en quirófano,
pues han sido momentos urgentes
en los que había que hacer
una cesárea.
En esta ocasión,
la mamá perdía mucha sangre.
En Etiopía, un parto es
un momento muy delicado.
Así como en España, evidentemente,
también hay complicaciones
y hay momentos muy complicados,
sin embargo,
la gran mayoría de casos
el desenlace es muy bueno.
Sin embargo, aquí cada vez
que hay un parto,
se pone en juego dos vidas,
tanto la de la madre,
como la del niño
que está por nacer.
(Llanto del bebé)
Estás ahí y tienes que estar
concentrado.
Y tu cabeza piensa en hacer
un diagnóstico correcto
y saber qué pasa para poder actuar
rápido.
Las decisiones aquí
tienen que ser rápidas y correctas.
Acabamos de tener
una cesárea urgente
porque la madre ha roto aguas
y eran aguas meconiales.
Y eso significa que el feto
estaba sufriendo.
Ha sido una cesárea complicada,
ya que primero
hemos tenido que sacar las piernas
y ha costado sacar la cabeza.
El niño ha nacido sin respirar
y estaba completamente azul.
Hemos aspirado para limpiarle bien
todo el sistema digestivo,
los pulmones y, poco a poco,
ha empezado a recuperar,
ha empezado a respirar,
ha ido cambiando el color azul.
Se ha convertido
en un color rosado.
Y ahora lo tenemos completamente
normal.
Hemos vivido unos segundos
de mucha tensión.
Pero, finalmente, ha salido
todo bien. Y ahora muy felices.
Mi compromiso con Gambo es
de por vida.
Gambo tiene que seguir existiendo,
no puede dejar de existir.
Está haciendo una gran labor.
Sin embargo, el imprescindible
no soy yo.
El imprescindible son ellos.
Nuestro sueño es formar a la gente.
Estamos ofreciendo becas escolares
para que los jóvenes de Gambo
puedan estudiar.
Queremos empoderarlos,
queremos darles ese protagonismo,
porque es su país
y porque ellos son los héroes.
Nosotros estamos en segundo plano.