La frontera
entre Colombia y Venezuela
es una de las más peligrosas
del mundo.
Los 2.219 kilómetros
que separan ambos países
están llenos de pasos clandestinos
plagados de narcotraficantes.
Son 90 kilos de cocaína
que trataban de pasar la frontera
de Colombia hacia Venezuela.
Contrabandistas.
Este es el coche, ¿no?
De contrabando.
No es que uno
quiera ser contrabandista,
es que la situación
nos lleva hasta allá.
Y grupos paramilitares.
Hay mucha banda criminal
y presencia de paramilitares
y de guerrilleros.
-Ahí están.
-Están armados.
Hemos comprobado
que toneladas de productos
subvencionados
por el Gobierno venezolano
cruzan la frontera cada noche
para ser vendidos en Colombia.
Cada vehículo transporta
entre tres y cuatro reses
"porcionadas".
En pleno rodaje
con la Policía colombiana,
somos testigos de cómo los agentes
negocian con los contrabandistas
colombianos.
Mira, jefe.
Una mercancía de contrabando
que supuestamente
sale de Venezuela
por culpa de la corrupción.
La Guardia Nacional
es la gente más corrupta
que puede haber en Venezuela,
para mí.
¿Aceptan sobornos?
Claro.
¿Y eso lo sabe todo el mundo?
Lo sabe hasta un bebé de tres años.
Muchos culpan a este contrabando
del desabastecimiento
en los supermercados venezolanos
de esta frontera.
Mucha gente de Colombia viene
y se lleva los productos
de aquí para allá
y nos desabastece
a los venezolanos.
-Estamos aguantando hambre.
¿Sí?
Sí, porque prácticamente
no se consiguen las cosas acá.
Ni pollo, ni ternera, ni cerdo...
No hay carne.
(MUJER) ¡Déjelos que filmen!
No quieren que grabemos, ¿por qué?
Porque no hay nada, señora.
Aquí no hay nada.
-Y productos repetidos,
repetidos, repetidos,
porque tiene la orden
de que tengan eso medio lleno.
Televisión Española ha comprobado
cómo los productos
de primera necesidad
subvencionados
por el Gobierno venezolano
se pueden comprar aquí,
en Colombia,
adonde llegan cada día
producto del contrabando.
No pueden grabar aquí,
no pueden grabar,
porque esto es
mercancía de contrabando.
Les parten esa cámara.
Vale, vale, nos vamos ya.
Aceite de Venezuela.
Detergente
solo para venta en Venezuela.
Productos que no se pueden comprar
en Venezuela porque no hay,
si cruzas la frontera,
los encuentras en Colombia.
Pero la estrella del contrabando
en esta frontera es, sin duda,
la gasolina. En Venezuela,
un litro de combustible
cuesta 1 céntimo de euro,
las ganancias
de los contrabandistas
que la venden en Colombia
son millonarias.
Ese es el camión,
esos pagan para traer la gasolina.
¿Que pagan a quién?
Pagan a los guardias.
Esos son los que traen
grandes cantidades.
Sí.
Ah, que no le grabemos dicen.
Esta es...
Cada día,
cientos de ciudadanos colombianos
cruzan la frontera
para hacer la compra en Venezuela.
El Gobierno venezolano subvenciona
los productos de primera necesidad,
lo que hace que sus precios
sean prácticamente un regalo
para los consumidores colombianos.
Vale, que están pitando.
(Bocinas)
¿Quieren ir todos a Venezuela?
¿Para qué?
Para evitar que los productos
subvencionados por el Gobierno
salgan de Venezuela
y sean revendidos en Colombia,
las autoridades venezolanas
requisan aquellos alimentos
que están a punto
de cruzar la frontera.
¿Sois de Colombia o de Venezuela?
¿Pasáis a Colombia ahora?
Y os están mirando el equipaje,
que no os llevéis
productos de contrabando, ¿no?
¿Por qué lo hacen?
Productos que se necesitan aquí,
en Venezuela.
¿Esto queda requisado?
Sí, sí.
¿Qué es?
Harina de pan.
Harina de pan.
¿Y esto qué es? ¿Atún?
Atún.
Y queso.
¿Y por qué se requisa esto?
Eso lo quita uno
porque no está permitido pasar
esos productos.
Hay una lista de productos
permitidos y otra de no permitidos.
La lista de productos
subvencionados
por el Gobierno de Venezuela
incluye todos los alimentos
de la cesta de la compra básica:
arroz, aceite, azúcar, harina,
legumbres, todo tipo de carnes...
Esta colombiana acaba de hacer
la compra en Venezuela
e intenta llegar a su país,
pero el Ejército revisa
todo lo que lleva en sus bolsas.
Todos los productos venezolanos
se los quedan aquí, ¿verdad?
Lo requisan.
Se los quitan
para que no se contrabandee
con esos productos,
¿usted iba a contrabandear?
Esta es la factura
de los productos que ha comprado.
¿Los ha comprado aquí en Venezuela?
Sí.
¿Y es usted colombiana?
No.
Es venezolana.
Mi mamá es colombiana.
Su mamá.
Le sale más barato comprar aquí.
Aunque viva allá, no le llega.
Lo que incautan,
¿lo meten en este coche?
¿Y de aquí adónde lo llevan?
Al depósito.
¿Todos los alimentos y todo?
Todo.
Y de ahí se dona a escuelas,
se dona a hospitales de niños.
¿Y hay mucha gente que se dedica
a comprar aquí en Venezuela
para vender en Colombia?
Todos.
¿Toda la zona se dedica a eso?
La lista
de productos subvencionados
también incluye los básicos
de higiene personal,
como pasta de dientes,
champú, jabón, pañales...
Todos ellos son confiscados también
antes de salir del país.
¿Esto es contrabando?
Si eso es para la casa mía.
¿Y si son productos protegidos?
Pero son para mi casa.
Yo soy venezolano
como cualquiera de ellos.
-Exactamente,
pero usted no puede pasar...
-Yo prefiero que esto se dañe.
Yo prefiero que esto se dañe
a que ustedes me lo vayan a quitar.
¡Esto es una injusticia!
Si yo fuera un ladrón,
un delincuente, está bien,
pero yo soy un hombre que trabaja.
Sí, señor.
No grito.
Yo vengo de Guatire, hijo.
Yo prefiero que se pierda.
Yo prefiero que se pierda.
¿Me lo va a quitar?
Yo prefiero que se pierda.
Porque yo me jodo mucho,
me mato mucho trabajando...
Yo prefiero que esto se pierda.
A mí me cuesta mucho,
horas de carretera trabajando
para que ustedes
me levanten a mí.
Si yo fuera un contrabandista,
un delincuente, está bien.
¿Sí que se contrabandea?
Ay, mamita.
¿Usted cree que el contrabando
grande se permite
y se castiga el pequeño?
¿Eso queda incautado?
Sí.
Este dispositivo anticontrabando
lo componen
la Guardia Nacional Bolivariana
y el Ejército venezolano.
Mientras grabamos
las incautaciones de alimentos,
un miembro del Ejército venezolano
que piensa
que no está siendo grabado
se nos acerca a hacernos
una asombrosa revelación.
Protegemos su identidad
porque lo que va a contarnos
puede costarle la vida.
La gente se queja porque dice
que sí que dejáis,
como que se permite pasar
contrabando, dice la gente.
¿Por qué?
¿La Guardia Nacional?
¿Y eso lo sabe todo el mundo?
Eso lo sabe
hasta un bebé de tres años.
¿Y aceptan sobornos?
Claro.
¿Le han preguntado ahora?
¿Te ha preguntado a ti
que cuánto cobrarías tú
por dejar pasar un camión?
Este miembro
del Ejército venezolano
acaba de desvelarnos
una de las claves del contrabando
en esta frontera.
Según sus palabras,
los contrabandistas sobornan
a las autoridades de Venezuela
para sacar los productos
subvencionados del país
y venderlos en Colombia,
donde ganarán hasta siete veces más
de lo que han pagado por ellos.
Esta supuesta corrupción
de las autoridades
y las diferencias abismales
de los precios entre un país y otro
forman el caldo de cultivo perfecto
para el contrabando.
Nos dirigimos ahora a uno
de los supermercados venezolanos
de la frontera
para comprobar de qué manera
afecta esta realidad
a los consumidores en Venezuela.
¿Aquí es donde vienen a comprar
productos de primera necesidad?
Sí.
¿Sí? Vamos a ver.
Aquí,
en la entrada del supermercado,
pone los requisitos
que se necesitan
para poder acceder
a estos productos subvencionados.
Son: la cédula de identidad,
que sería como el DNI;
el registro
de identificación fiscal,
que es como un papel del censo
que atestigua que vives aquí;
recibo de servicio público,
que significa que has pagado
el agua y la luz; y cartón del gas.
Si has pagado el gas,
el agua, la luz,
tienes un papel del censo
que dice que vives aquí
y además traes tu DNI,
puedes acceder a estos productos;
en caso contrario,
pues no te dejan comprar.
La verdad es
que están las estanterías vacías.
Aquí también están vacías
las estanterías.
¿Cuál es la cola? No te caigas.
Esa.
¿Esta cola es para comprar
dos paquetes de harina?
Esto está todo vacío, caballero.
Sí, aquí no hay nada.
¿Estáis aguantando hambre?
Y si llega, como usted ve,
está la cola.
O sea, hoy ha llegado la harina.
Sí. Y está corta la cola.
Hoy ha llegado harina y jabón,
por esto están todos aquí.
Y otros días llega otra cosa
y hacen cola para otra cosa.
Usted se ha comprado
bastantes cosas, veo.
Porque hay un límite para todos.
¿Hay aceite?
No, no hay.
¿Hay papel higiénico?
No hay.
Leche no hay tampoco.
¿Tampoco?
¿Arroz?
Tampoco.
¿Qué hacen para comer?
¿Cómo comen ustedes?
Pasta.
Pasta, que de eso sí hay.
A ver, perdona.
Lo más caro es lo que se consigue.
Lo más caro.
¿Lo más caro es la pasta y el atún?
El atún.
En este supermercado,
como en la mayoría
de los establecimientos
venezolanos,
se puede comprar tanto productos
subvencionados por el Gobierno
como género sin subvencionar.
Un miembro de seguridad
del supermercado
nos pide que dejemos de grabar
y nos invita
a salir del establecimiento.
¡Déjelos que filmen!
¿Usted ve que tiene uniforme?
-¡Nosotros estamos
tres y cuatro horas aquí!
¿Nos están defendiendo a nosotros?
Claro.
¿Quieren que entremos a grabar?
Eso no se puede.
No quieren que grabemos, ¿por qué?
Porque no hay nada, señora,
aquí no hay nada.
-Y lo que hay es repetido,
repetido, repetido,
porque tienen la orden
de que tengan eso medio lleno.
Tras la presión ejercida
por los ciudadanos venezolanos,
nos dejan grabar en el interior
de este supermercado.
Pase adelante.
-¡Sí se puede! ¡Sí se puede!
¡Dale, así!
Vamos a entrar.
La verdad es que golosinas,
chocolates, turrones, bombones...
De eso está lleno.
Ni aceite, ni arroz,
ni papel higiénico,
ni pañales para los niños...
Comprobamos que,
además de chocolate,
los únicos productos
que hay en las estanterías
son los productos de limpieza
no subvencionados por el Gobierno.
Servilletas sí que hay,
pero papel higiénico no veo.
No, papel higiénico no hay.
¿Desde cuándo no hay
papel higiénico?
¿Hace tiempo
que no ven papel higiénico?
Nada.
¿Y cómo hacen?
Esta es la carnicería.
Un mostrador vacío,
unas cajas de huevos,
otro mostrador vacío,
otro mostrador vacío.
No hay absolutamente nada de carne,
ni pollo, ni ternera, ni cerdo.
No hay carne.
Y en el mostrador de embutidos
hay queso y jamón.
Nada más.
Tres o cuatro horas
para pagar una pasta de jabón.
Tres o cuatro horas
para pagar tres pastillas de jabón.
Y que Venezuela está bien
y que no le falta nada.
¿Cómo se enteran, por ejemplo,
de que hoy llega harina?
Porque la gente está pendiente.
Y, claro,
se hacen unas colas tremendas, ¿no?
Claro.
¿Cuándo va a llegar arroz? ¿Sabe?
Eso tarda. Cuando venga Maduro
de allá donde está,
a ver si nos manda arroz.
¿Y aceite, por ejemplo?
Nada, no hay azúcar, no hay aceite,
¡nada!
Toda la cola es harina y jabón,
que es lo que toca hoy.
A veces te marcan
como si fueras un animal,
con un marcador con número,
para poderte vender.
Para que no vuelvas a comprar.
Exactamente.
¿Y por qué?
Porque, como estamos en frontera,
mucha gente de Colombia viene
y se lleva los productos para allá
y nos desabastecen aquí
a los venezolanos.
Cuando quieres conseguir
alimentos de primera necesidad,
¿cómo haces?
Pues me voy a La Parada.
Te tienes que ir
de Venezuela a Colombia
para comprar productos venezolanos.
Sí, señora.
Televisión Española
entra en La Parada,
un barrio colombiano
de la frontera con Venezuela
donde ni siquiera la Policía
se atreve a entrar.
No pueden grabar aquí.
¿No podemos?
Al no encontrar alimentos
de primera necesidad en su país,
muchos venezolanos
cruzan la frontera
para comprar arroz,
aceite o leche en Colombia;
allí, el precio de estos productos
puede ser
hasta siete veces más caro
que en Venezuela.
Estamos en Venezuela, en uno
de los barrios de la frontera.
Vamos a conocer a una familia
que vive aquí,
es la familia de Yamil,
y vamos a ver cómo se apaña
la gente en Venezuela
para conseguir
los productos de primera necesidad
que no encuentran
en los supermercados.
Yamil es un ama de casa
sin trabajo
con cuatro hijos que alimentar.
Es en estos hogares venezolanos
sin recursos
donde más se notan
las consecuencias del contrabando.
Hola.
Buenos días.
¿Cómo estás?
Bien.
Enséñame un poco cómo es una casa
aquí en la frontera en Venezuela.
¿Este es tu cuarto?
Sí, señora.
¿Y aquí quiénes vivís?
Aquí duermen los dos niños
y allá duermo yo con mi muchacho.
¿Tu marido?
Mi marido, el papá de los niños,
está desaparecido.
¿Desaparecido?
Sí, el salió de acá
va para cinco años ya.
Salió de acá de la casa
y no volvió.
Esta es la cocina, ¿verdad?
Porque tú te dedicas a...
Yo vendo quesillos por la calle.
Estos son los quesillos.
Sí,
esto se hace con leche y azúcar.
¿Y cuando quieres conseguir
alimentos de primera necesidad?
La Parada es pasando la frontera,
es Colombia ya.
Allá usted consigue arroz,
azúcar, aceite...
Todo lo que necesite. Claro,
más caro, porque es en pesos,
pero sí consigues.
¿Y son productos venezolanos?
Sí.
O sea, ¿te tienes que ir
de Venezuela a Colombia
para comprar productos venezolanos?
Sí, señora.
Acompañamos a Yamil
hasta La Parada.
A pesar del incremento del precio
de los productos en Colombia,
esta mujer
no duda en cruzar la frontera.
Allí conseguirá productos
de la cesta básica
imposibles de encontrar
en Venezuela.
Cruzamos la frontera y entramos
en este barrio llamado La Parada.
Aquí todos los productos
que se venden son de contrabando.
Se trata
de un barrio muy peligroso,
ni siquiera la Policía
se atreve a poner un pie aquí.
Uno de los productos que buscamos
es arroz,
así que preguntamos
en una de las tiendas.
¿Arroz?
Entramos con el vendedor
al interior de la tienda.
-¿11.000?
-Sí.
Pero, de repente...
¿No nos dejan comprar?
¿Porque vamos con la cámara?
La presencia de la cámara
incomoda al dueño de la tienda
y nos obliga
a abandonar el establecimiento
y se niega a vendernos el producto.
Volvemos a intentarlo;
esta vez, el cámara grabará
desde el otro lado de la calle.
Sí, esta es tipo 1.
Una, dos... Esta no.
Y tres. Toma.
Esta vez hemos tenido más suerte.
Continuamos con la compra,
pero empiezan las amenazas.
¿No podemos grabar?
No, no pueden grabar aquí.
¿No podemos grabar aquí?
¿Es una amenaza o es un aviso?
Vale, nos vamos ya.
Ante las amenazas, el cámara
tiene que salir del barrio.
No hemos podido grabarlo
porque nos han amenazado
y la cámara
ha tenido que salir de allí,
pero hemos podido
seguir haciendo la compra.
Vamos a mostrar los productos
que hemos comprado en Colombia.
Aceite de Venezuela,
también el arroz
que acabamos de comprar en Colombia
es de Venezuela,
el azúcar también es de Venezuela,
detergente
solo para venta en Venezuela,
papel higiénico,
pone: "Papeles venezolanos".
Productos que no se pueden comprar
en Venezuela porque no hay,
si cruzas la frontera,
los encuentras en Colombia.
Hemos comprobado
que los alimentos venezolanos
se venden en Colombia,
pero las amenazas que hemos sufrido
por parte de los contrabandistas
han puesto muy nerviosa a Yamil
y se quiere marchar.
Tiene miedo,
sabe que los contrabandistas
están armados
y que ni siquiera la Policía
se atreve a detenerlos.
Ya sabemos que cada día
toneladas de productos venezolanos
llegan a Colombia
fruto del contrabando.
Ahora queremos averiguar
de qué manera los contrabandistas
consiguen atravesar la frontera
con las mercancías ilegales.
Atención, firmes.
Al servicio.
Para ello, acompañamos
a la Policía fronteriza colombiana
a realizar un patrullaje
por los pasos ilegales
de esta frontera.
Lo primero que hacen es
ponernos un chaleco antibalas.
En apenas cinco minutos,
recibimos el primer aviso.
Sí.
Controlar los teléfonos móviles
de los contrabandistas es vital;
si no lo hicieran así,
podrían avisar
a otros contrabandistas
que estén operando en la zona
para que acudan a su llamada
y atacar entre todos a la Policía.
La Policía ha conseguido
interceptar a los contrabandistas,
pero no pueden bajar la guardia.
Hay que estar alerta.
En cualquier momento
podemos sufrir una emboscada.
Un vehículo, el cual transporta,
en condiciones... poco saludables,
carne.
Y la traen de Venezuela
y la meten así a Colombia.
A Colombia, así es comercializada
en varios puntos de venta
de productos cárnicos.
Cada vehículo transporta entre tres
y cuatro reses porcionadas.
El dinero que pueden llegar a ganar
sería, más o menos,
unos 2,5 millones
de pesos colombianos.
El costo para ellos de compra
de las reses
puede estar oscilando
en el millón y medio de pesos.
Si no estuviésemos con la cámara,
¿estarían más bravos?
Sí.
¿Sí?
La verdad, sí.
¿Como una emboscada?
Exactamente,
una turba de gente.
Que de repente
vienen contra vosotros.
Ajá.
Y contra nosotros también.
Por eso nos dices
que nos quedemos al margen.
No es que uno quiera
ser contrabandista,
es que la situación
nos lleva hasta allá.
Y aquí lo único
que genera empleo es...
Ropa, zapatos, crema, jabones...
Todo, todo.
Nos lo fían, nos lo fían.
Cuando parece
que está todo controlado
ocurre algo que no esperábamos.
Asistimos atónitos a la negociación
que la Policía está llevando a cabo
con los contrabandistas.
Vale.
Para no tener problemas con ellos.
Pero ¿por qué os interesa
no tener problemas?
No es sano.
Esa es toda la explicación
que recibimos.
Desafortunadamente,
esto es un tema complicado,
Empiezan a llamar los amigos
y los familiares
y atacan la farsa pública
a piedras.
La idea es salir
de una manera rápida y segura.
Salimos de este paso ilegal.
Finalmente, de los tres coches
llenos de carne
que hemos encontrado,
la Policía solo ha requisado
uno de ellos.
Les acompañamos hasta el lugar
donde llevan
los productos incautados
que necesita refrigeración.
En este caso, ya la carne viene
sin la cadena de frío.
Se procede a bajarla,
pesarla, almacenarla
y ya después vienen una serie
de estudios fitosanitarios
para ver si puede entrar a donación
o se va para destrucción.
El trabajo continúa para este grupo
de la Policía Aduanera.
Recibimos otro aviso.
Al parecer, han localizado un coche
que habitualmente
se dedica al contrabando
intentando cruzar la frontera.
Este es el coche, ¿no?
De contrabando.
Vamos a verificar el contenido.
Trae arroz, pañales
y más arroz.
El coche del contrabandista
lleva 70 paquetes
con 15 kilos de arroz cada uno,
además de 20 litros de aceite
y unas 30 bolsas de pañales,
productos que, al igual
que la carne,
son prácticamente imposibles
de encontrar en Venezuela.
Y luego este producto se dona.
Sí, igual que con la carne,
comenzar el procedimiento
y entraría a ser parte
de las donaciones.
Una vez más,
asistimos, sorprendidos,
a la negociación de la Policía
con el contrabandista.
La pelea de siempre con ustedes,
la pelea de siempre.
Al final, la Policía,
de los 800 kilos de arroz
de contrabando que hay en el coche,
apenas confisca 300.
El aceite y los pañales se quedan
en poder del contrabandista.
Todos estos productos
serán revendidos mañana
en Colombia.
Se escudan en la falta de trabajo,
la falta de oportunidad,
en que, desafortunadamente,
el empleo en el departamento
no los ayuda.
Pero de uno en uno hacen mil.
Y hacen mucho daño
a la economía de Colombia también.
Así es.
Ya nos recomiendas
que a partir de aquí
ya no nos quedemos más.
Ya es recomendable
salir del sector,
ya que ya comienzan a mirar
cuáles son los movimientos
de la Policía Fiscal Aduanera.
Entonces, ya es recomendable
retirarnos del lugar.
El otro gran negocio ilegal
de esta frontera
es el contrabando de combustible.
Venezuela tiene
las reservas de petróleo
más grandes del mundo.
Y su gasolina,
subsidiada por el Gobierno,
es la más barata del planeta.
Según el Gobierno venezolano,
el contrabando saca al día
casi 100.000 barriles
de gasolina del país.
¿Cuánto cuesta
el litro de gasolina?
A ver.
Un litro de gasolina en Venezuela
cuesta 7 céntimos de bolívar.
Al cambio, 1 céntimo de euro.
Así que está todo el mundo aquí
llenando gasolina todo el tiempo.
Tienen que ser venezolanos.
Eso lo lee ese dispositivo
de ahí arriba.
Sí.
Este chip, que los venezolanos
pueden solicitar al Gobierno,
pagando una tasa,
es la única manera
de conseguir llenar el tanque
en Venezuela.
El chip dice los litros de gasolina
que puedes echar.
Depende del tipo de coche...
Motos, 10 litros.
Vamos a comprar agua, a ver
cuánto cuesta un litro de agua
en una gasolinera
en la que un litro de gasolina
cuesta 1 céntimo de euro.
Queremos comparar
lo que cuesta un litro de agua
con un litro de gasolina.
¿Tienen botellas de agua
de litro aquí? A ver.
Tenemos aquí un litro de agua.
¿Qué cuesta?
Eso cuesta 35 bolívares.
35 bolívares.
¿Y un litro de gasolina?
0,070 bolívares.
Un litro de agua
cuesta 500 veces más
que un litro de gasolina.
Pero el chip no es la única medida
que el Gobierno venezolano
establece
para combatir
el contrabando de gasolina.
Antes de cruzar la frontera,
los vehículos son revisados
por la Guardia Bolivariana.
Está prohibido salir de Venezuela
con el depósito lleno.
Todos estos bidones
son gasolina que habéis sacado
de vehículos que querían
pasarla a Colombia.
Sí.
Si el tanque está lleno,
se le quita.
Sí.
Y le dejáis algo, entiendo.
Sí, se le deja la mitad.
La mitad.
¿Y no se queja la gente
de que le quitéis la gasolina?
Se enfadan, ¿no?
Sí, claro.
Cruzamos a Colombia.
Queremos saber
qué ocurre en las gasolineras
al otro lado de la frontera.
Este es el aspecto
que lucen las gasolineras
que están situadas en Colombia
cerca de la frontera con Venezuela.
Como ven, están siempre vacías.
En Colombia todo el mundo reposta
en estos puestos
que hay junto a la carretera.
Los pimpineros son los encargados
de estas gasolineras.
No, ¿no?
Rinde más esta.
¿Es mejor la gasolina venezolana?
Tiene más octanaje.
¿Por eso a la gente le gusta esta?
Claro.
Pimpina le llamáis a cada garrafa.
Sí, esto.
Cada garrafa es una pimpina.
Sí, son 6 galones.
6 galones.
¿Y cuánto cuesta?
No, ¿no?
Habiendo visto
las medidas de seguridad
del Gobierno venezolano
para proteger su gasolina,
nos preguntamos quién y cómo
hace que el combustible
pase de un país a otro.
La respuesta no tarda en llegar.
¿Esos qué? ¿Pagan a quién?
¿Este camión que vemos aquí?
(Claxon)
Ah, que no le grabemos, dice.
Estos son de los que traen
en grandes cantidades
y pagan a la Policía
para que les deje pasar.
¿Por qué lo sabes?
¿Porque le conoces?
Sí.
Me estás diciendo que la gente
que trae gasolina de contrabando
de Venezuela a Colombia
lo hace pagando a la Policía.
¿Por qué la gente echa gasolina
aquí en la calle?
En todas partes hay.
En todas partes, sí.
¿Y es verdad que a veces
las gasolineras oficiales
se quedan sin gasolina?
También.
¿Cuánto le estás echando?
Un galón.
¿Y cuánto le vas a cobrar?
6.000.
¿Y un galón cuánto cuesta
en una gasolinera oficial?
Unos 5.500.
O sea que es más cara aquí.
Esta.
Vale, porque es venezolana.
Sí.
Y es mejor que la colombiana,
entiende la gente.
"Fronteras al límite"
acompaña al ejército colombiano
a erradicar una plantación
de hojas de coca en la frontera.
¿Esto es un cultivo de coca?
Sí.
Tenemos que arrancar la mata
de raíz.
Y conocemos por dentro
un laboratorio de cocaína.
Cada noche, a las 22:00 en punto,
Venezuela cierra
todas sus fronteras,
una medida que se pone en marcha
en agosto de 2014,
para evitar el contrabando,
que, sobre todo,
se produce por la noche.
Desde entonces, cada día,
15 minutos antes del cierre,
los venezolanos apuran
para entrar en su país.
Si no consiguen cruzar la frontera,
se quedarán atrapados en Colombia
y no podrán volver a sus casas
hasta las 5:00,
hora en que vuelve a abrirse
la frontera.
Estamos ahora mismo en la frontera
entre Colombia y Venezuela,
justamente en el puente
que separa los dos países,
y nos encontramos con varios coches
aparcados en el arcén.
Parece que han cerrado la frontera,
vamos a preguntarles
a ver por qué están aquí parados.
¿Cuál es el objetivo de cerrar
la frontera ahora por la noche?
Combatir el contrabando.
¿Y ahora qué van a hacer?
¿Quedarse aquí a pasar la noche?
Quedarnos aquí,
a darle de comer a los zancudos.
(RÍE) A los mosquitos.
Quedarse aquí hasta mañana.
Hasta mañana en la mañana.
¿Y dónde duermen?
Ahí dentro, en la silla de atrás.
Ahí dormimos.
Ahí tiene la mantita preparada,
algo de fruta, ¿no?
Sí, claro.
¿Qué es lo peor
de pasar aquí la noche?
A veces lo agarran
a uno los calambres
y no puede uno
ni estirar el pie,
porque estás encogido, no puedes...
No, no.
Dormir todo encogido ahí,
imagínese usted.
Mientras entrevistamos
a las personas
que van a dormir en sus coches,
en la zona colombiana
de la frontera
ocurre algo totalmente inusual:
dos miembros
de la Guardia Nacional Bolivariana
se acercan hasta la barrera
que separa ambos países
y nos mandan llamar.
Para nuestra sorpresa,
y sin darnos ninguna explicación,
abren la frontera
y nos piden que les sigamos.
El ejército venezolano
nos ha abierto la frontera,
quieren que pasemos al otro lado.
¿Y esto qué es entonces?
Hola.
Los oficiales que nos encontramos
al entrar en la comandancia
parecen tan sorprendidos
como nosotros
de nuestra presencia allí.
En ese momento
nos obligan a apagar la cámara.
Solo nos permiten
volver a encenderla
cuando lo tienen todo preparado.
Quieren que grabemos
cómo uno de sus perros antidroga
encuentra dentro de este vehículo
90 kilos de cocaína
camuflada entre
varias bolsas de ajos.
¡Vamos, chica!
La realidad es que este coche
cargado de droga
ha sido detenido en la frontera
hace dos horas,
pero su intención
es que lo grabemos
como si estuviera pasando
en este momento.
Así, como perfectos actores,
recrean el momento
del importante hallazgo
ante nosotros,
que no damos crédito,
ya que acabamos de ser testigos
de cómo introducían en el coche
tanto la cocaína
como la bolsas de ajos.
Además de controlar
de manera estricta
los tiempos de grabación,
nos prohíben hacer preguntas.
Según nos dicen, las jerarquías
dentro de la Guardia
Nacional Bolivariana
están muy marcadas.
Y en este momento
no hay nadie autorizado
para hacer declaraciones.
Son 90 kilos de cocaína
repartidos en placas como esta
La droga venía en el interior
de este vehículo,
camuflada entre bolsas de ajos,
para evitar que los perros pudieran
detectar por el olor la droga.
Y esto es lo que han encontrado,
90 kilos de cocaína
que trataban de pasar la frontera
de Colombia hacia Venezuela.
Nena.
Una vez terminada la grabación,
nos invitan a marcharnos.
El narcotráfico es uno
de los problemas principales
de Colombia y Venezuela.
La cocaína se fabrica
en laboratorios escondidos
entre los kilómetros de selva
que forman esta frontera,
lugares tan inaccesibles
que solo pueden alcanzarse
en helicóptero.
El grupo de Antinarcóticos
de la Policía Nacional colombiana
se dirige a uno
de estos laboratorios de cocaína
escondidos en la frontera.
Su misión es llegar hasta él
y desmantelarlo,
una tarea muy peligrosa,
ya que los narcotraficantes
siempre van armados
y no dudarán
en disparar a los agentes.
El riesgo de sufrir un ataque
es tan alto
que la Policía colombiana
no nos permite bajar con ellos
a tierra.
Siempre vigilados
desde el helicóptero
que sigue sus pasos desde el aire
y una vez que están seguros
de que los narcotraficantes
han abandonado el lugar,
comprueban que efectivamente
aquí hay todo lo necesario
para la elaboración de la cocaína.
Encuentran una decena
de bidones de gasolina
y elementos químicos
como ácido sulfúrico o cal.
Son los ingredientes principales
para extraer la droga
de las hojas de la planta de coca.
En algún bidón,
la Policía colombiana
encuentra, además,
la mezcla ya hecha de hojas de coca
con gasolina y amoniaco.
Esto es una señal clara
de que el laboratorio se encontraba
en pleno proceso
de fabricación de cocaína,
un detalle que significa
que probablemente
los narcotraficantes
se encuentren muy cerca.
Hay que volver a la base
lo antes posible,
así que prenden fuego
al laboratorio
y comienza la retirada.
Esta ubicación,
en medio de la selva,
responde a dos razones:
por un lado,
la frondosa vegetación de la zona
les sirve como refugio
para no ser encontrados;
por otro lado, esta situación
les permite estar cerca
de las plantaciones
de hoja de coca,
su materia prima principal.
Han conseguido localizar y destruir
el laboratorio de cocaína.
Ahora toca averiguar
dónde se encuentran
los cultivos de hoja de coca
que los narcotraficantes utilizaban
para elaborar la droga
en esta zona de la selva.
Según la Junta Internacional
de Fiscalización
de Estupefacientes,
Colombia es la mayor productora
de cocaína del mundo,
y Venezuela, uno de los mayores
exportadores de droga
a Estados Unidos y Europa.
Estas dos realidades
han convertido a esta frontera
en el motor
del narcotráfico internacional.
El Ejército colombiano
se sumerge en la selva
para tratar de localizar
la plantación de hojas de coca.
Vamos a acompañarles.
La tierra que pisamos
es territorio de narcotraficantes
y grupos paramilitares.
Esto son puntos críticos.
Tiene fuerza el agua, ¿eh?
Ay, madre mía.
Nada, ya me quedo
más tranquila. (RÍE)
Gracias.
El tránsito por la selva
es complicado.
Gracias.
Madre mía.
Los narcotraficantes ponen trampas
para frenar el paso del Ejército.
¿Y ahora qué pasa?
¿Se adelantan ellos para vigilar?
Después de tres horas
andando campo a través
encontramos una casa
en medio de la selva.
¿Viven aquí ustedes?
¿Y cómo lo hacen
para salir de aquí?
¿Campo a través?
Los domingos van al mercado.
Y ya no salen más
en toda la semana, ¿no?
Por ahí, si hay alguna necesidad,
si estamos enfermos.
La cercanía de esta casa
y el campo de coca
que vamos a erradicar
hace sospechar al Ejército
de que el dueño de esta vivienda
es también el dueño
de la plantación ilegal.
¿Y cómo se gana la vida?
Trabajando.
En el campo, cultivando.
Cultivando, jornaleando.
Lo que haya, pa' lante.
¿Y no es peligroso vivir aquí?
Pues no.
Gracias a Dios, pues...
Nosotros vamos ahora
a una plantación de coca.
Sí, eso es por ahí, dicen,
pero por aquí no hay donde...
Por aquí no hay de eso.
Visiblemente nervioso,
el labrador asegura
que nunca ha visto
un campo de hojas de coca.
Pero solo a 200 metros de su casa
llegamos a nuestro objetivo,
la plantación de coca.
¿Esto es un cultivo de coca?
Los militares sospechan
que la familia de la casa
que acabamos de visitar
son los dueños de esta plantación.
Y es que muchos campesinos,
por necesidad
y obligados por los narcos,
se dedican al cultivo
de la hoja de coca.
¿En qué consiste?
Tenemos que arrancar la mata
de raíz.
A mano.
A mano, sí.
Planta por planta.
Planta por planta.
Muy trabajoso, ¿eh?
Siempre.
Hay partes
que tienen la tierra muy seca
y se agarra bastante.
Y si nosotros la cortamos,
ella vuelve a nacer,
vuelve a salir más frondosa.
El Ejército
extrema las precauciones
ante un posible ataque
durante nuestra estancia
en esta zona.
Ya montamos la seguridad respectiva
en la parte alta,
puntos críticos,
que de pronto nos puede atacar
el enemigo en cualquier momento.
Ya tenemos asegurado eso.
Os pueden atacar
mientras estáis erradicando.
La invito a erradicar acá
en tercera modalidad. Vamos.
¿A arrancar, yo?
(RÍE)
Está bastante... (RÍE)
(RÍE)
No puedo.
Voy a ayudarla.
Uno, dos y tres.
Es difícil, ¿eh?
Parece fácil, pero...
Hay unas más duras
y hay que usar el...
La pala.
El barretón.
Tiene raíces fuertes esto, ¿eh?
Y esto es la hoja de coca.
Esa es la hoja de coca.
Esto es lo que luego se cocina
y se convierte en cocaína.
Esta planta, ya ves, así.
Y aquí en Colombia
está prohibidísimo plantar coca.
Prohibido, sí, señor.
Absolutamente.
Acabamos de presenciar
cómo el Ejército colombiano
ha erradicado
una plantación de coca.
Ellos han ido, manualmente,
planta por planta,
extrayendo la raíz de la tierra,
para poder dejar todas las plantas
sobre la superficie
y esperar a que se pudran.
Podrían llevárselas de aquí,
pero el camino hacia aquí
es tan poco accesible
que les resultaría imposible
coger todas estas plantas de coca
y llevárselas,
para poderlas quemar.
Cuando uno sale de estos sitios
tiene que tomar
unas medidas de seguridad
más estrictas.
¿Por qué?
Porque el enemigo nos pudo
haber detectado cuando ingresamos,
de pronto alguna persona
o algún campesino.
O sea que algún campesino
ha podido dar la voz de alarma
y nos pueden estar esperando
a la vuelta.
Sí, claro, exacto.
Atentos
a cualquier movimiento extraño,
y por un camino diferente
al que nos ha llevado
hasta la plantación,
salimos de la selva.
Llegamos.
Sanos y salvos.
Sí, claro.
Eso es lo que se quiere
y así tiene que terminar todo.
Añadir comentario ↓
Anda a grabar en las demás ciudades del país y llevate al equipo de los Deportes, para que veas los "Rines de Boxeo" que se arman frente a los supermercados
programa super guay...