1980
Subtitulado por Teletexto-iRTVE.
-¡Arre!
-¡Que te calles! ¡Que te calles! ¡Cállate o te pongo la navaja!
-¡Eso, eso es lo que harás tú!
Lo que tienes que hacer es trabajar, desgraciado.
-Yo, que tengo que alimentaros a ti y a tu sobrina.
-No te metas con sobrina. -¿Qué, que no me meta?
-A mí no se te ocurra ni tocarme. -Si yo te he sacado del arroyo.
-¿A mí? -¡A ti!
-¡Y te he alimentado! ¡Y te he alimentado!
Ya no queda vino. Voy a por más.
-Fortunata.
-Trae más vino.
-De mi cuarto, niña, ya lo sabes.
Sólo me tiene a mí la pobre.
Y a ese que dice ser picador.
Pero que se deja mantener.
Yo era tan buena hembra como tu Fortunata.
¿Y quién me mira ahora?
Segunda Izquierdo,...
...quién te ha visto y quién te ve.
Cuídate de los hombres, lucero, cuídate.
Si lo sabes hacer... traerás la fortuna a esta casa.
-Aquí estamos esperando a mi sobrina.
Que nos va a traer de comer... -¡Ole!
-Unas muy buenas sardinas.
-¡Ole! (TODOS GRITAN)
-Muy buenas.
-Una, una, dame una. -Están buenas, buenas.
De Levante.
¡Muy buenas!
(TODOS) ¡Ole!
-¡Revolucionario de barricadas, torero de invierno!
¡Piojoso! ¡Quítame las manos de encima o te mato!
Aunque seas mi hermano, te mato.
A Fortunata la he criado yo.
¿Crees que ahora voy a dejar que seas tú quien se aproveche?
¡Ay! ¡Ah! ¡Ay, quita, quita!
(LOS TÍOS DE FORTUNATA GRITAN)
-¿Una flor, mi alma?
-¡Quieto!
-¿Señor Santa Cruz?
-El señor que ha organizado esta fiesta...
...es un inglés que reside aquí, en la fonda.
Se ha casado y les invita a una copa.
¡Vamos! ¡Ele!
¡Dale!
-¡Venga, ahora que es tuyo, venga!
-¡Separadlos!
(HABLAN A LA VEZ)
-Cobarde.
(ALGUIEN GRITA)
-No... -¡Vámonos!
-¡Tú! -Vamos, venga, corre, vamos.
-¡Tú!
Fortunata está de cinco meses.
¿Lo sabías?
¿Es por eso? -Venga, dale ahora.
¡Dale más!
-Vamos, ayúdame que le aguanto.
-¿Cómo va? -Necesito más agua caliente.
-Muy bien, ya es cosa de poco.
-¿Ha comido algo?
-Tendrá sueño, déjamelo.
-Ya está.
...poned más agua.
-¡Enhorabuena! -Gracias.
-Qué alegría.
-Sí. -¿Cómo está Candelaria?
-Muy bien.
-Qué niños tan ricos.
(CANDELARIA LLORA)
-Dios mío...
Somos tantos...
Tú no sabes lo que cuesta criarlos a todos.
-Amaneció aquel día.
Y los 23 pequeños de Dios que yo había recogido...
...estaban en la casa fría y húmeda de la calle del Zarzal.
Aposentados como conejos.
Me miraban.
A mí se me había acabado el dinero y no tenía para darles de comer.
Aquel día...
Era viernes de dolores.
Y yo tenía las siete espadas clavadas aquí.
Entonces... es cuando me vino la idea.
¿Por qué no?
Pedir... Sí, pedir.
Hacía falta valor; pero me vino de pronto.
Trinqué la mantilla y me eché a la calle.
Desde entonces he perdido la vergüenza.
He pedido a duquesas, a mujeres de mala vida...
He llegado desde el último obrero hasta el propio rey.
Sí, señoras, sí.
Pedí audiencia y vi a don Amadeo.
Le conté lo del asilo.
"¿Un asilo de ancianos?". Me preguntó.
-No, señor, de niños.
...y unos días más tarde hizo que me mandaran ropa...
...y piezas de tela.
-Buenas noches, señor. -Buenas noches.
-Esto es no terminar nunca.
Necesito 200 pantalones antes de que se presente el invierno.
-He venido a despedirme.
Me vuelvo a Londres.
No sé si preferiría hoy estar con las mujeres.
-Entonces prefiero buscar la compañía de los hombres.
Corro el peligro de quedarme sin un real.
-Buenas noches.
(TODOS) Hola, buenas noches.
-Pero debiste decírmelo. Yo pude mandarlo a buscar.
Déjelo ahí todo, en ese cuarto. Está vacío.
Y tú ven conmigo. Los vas a ver.
-Bendice, señor, los alimentos que recibimos...
...para que así podamos glorificarte eternamente.
(TODOS) En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vamos, vamos, sentaos y comed.
(RÍEN)
(HABLAN A LA VEZ)
-¡Venga, caballo! ¡Ay, caballo!
¡Ay!
¡Caballo!
-Son unos gatos que han tirado a la alcantarilla.
-Señora, deben ser de la gata de la librería.
Parió anoche y, al no poder mantenerlos, los tiran.
-No se puede, están muy hondos.
-Ya no se oye nada.
Se han ahogado.
-No, señora.
Ya no están.
Déjelo.
-Es para el señorito.
-El señor está dispuesto, señora.
-Está ahí Juan.
-Señora, ¿qué prefiere usted?
"Mujeres célebres", "Mujeres de la historia",...
..."Grandes inventos", "Dioses del paganismo"...
-Oh, no, gracias, yo nunca bebo.
-Yo no me he embriagado jamás.
Perdone, Sr. de Santa Cruz, pero es la verdad.
Mire, alguna vez, así, sin saber por qué,...
...me entra cierta excitación.
Me pongo así, nervioso, como echando chispas.
Me pongo eléctrico.
Mire, ya lo estoy.
Observen el párpado y el músculo de la quijada.
Mire. Así no se puede vivir, no se puede vivir.
Me pongo como un muelle de reloj.
-¿Y si me pongo peor?
-¿Qué?
-¿Les interesa a ustedes que masque?
Como como los pavos.
Así me sienta mejor.
-Mi mujer, la Nicanora, la Venus de Médicis,...
...la de carnes de raso.
-Una hermosura exterior.
Sepulcro blanqueado.
Corazón lleno de víboras.
-¿Una santa? ¿Y usted en qué se funda...
...para asegurarlo sin pruebas?
-Que no les importa.
Ya sé que estas cosas sólo me importan a mí,...
...al marido ultrajado.
Al hombre que sabe poner su honor por encima de todo.
Y para que usted, señora, aprecie la indignación...
...justa de un hombre de honor, sepa que mi mujer es adúltera.
¡Adúltera!
-¿Haciendo a la idea? ¿Y el honor, señor de Santa Cruz?
-Si usted descubre que su mujer, la Venus de Médicis,...
...la de carnes de raso, la de cuello de cisne,...
...si descubre que esa dignidad a la que ama con frenesí,...
...acude a misteriosas citas con un duque, un grande de España...
(SUSURRA EL NOMBRE DEL DUQUE)
-Duelos, eso es para los tontos.
Yo haré justicia. Se lo juro a ustedes.
Espero cogerles in fraganti, Sr. D. Juan.
Aparecerán los dos cadáveres atravesados por una sola espada.
Esta es la venganza, esta es la ley.
Por una sola espada.
Y podré salir enseñando las manos manchadas...
...con la sangre de los adúlteros.
Y decir a gritos: "Aprended de mí, maridos, a defender vuestro honor.
Ved estas manos justicieras. Vedlas y besadlas".
Y vendrán todos. Será un besamanos.
Porque hay tantos, tantísimos...
Y se arrodillarán. Y vendrán a mí...
-Bien, señor.
-Y se arrodillarán. Y vendrán a mí...
-Jacinta.
Te estamos esperando, hija.
-No tienes que hacerlo, si no quieres.
-Ya sé lo que te pasa.
-Claro que sí. Pero no tengas prisa, eres muy joven.
No te apures por los chiquillos, ya los tendrás.
Y te aburrirá, como se aburrió tu madre.
Y terminarás pidiéndole a Dios que no te de más.
¿Sabes una cosa? A mí también me gustaría,...
...pero sé que van a llegar.
Y no me importa esperar. Ahora estamos mejor así.
Llegará. Y con ellos las enfermedades, los disgustos...
No tienes que preocuparte.
-Un edificio ad hoc. -Sí, señor, ad hoc.
Tengo el terreno, los planos y me están haciendo el vaciado.
El arquitecto y los delineantes me trabajan gratis.
Y ahora no es sólo dinero lo que debo pedir,...
...sino ladrillo y materiales.
Conque, a ver. -¿Tiene la memoria de cantería?
Sí, señor. ¿Me quiere dar usted algo?
-Le doy 60 m3 de piedra sillar que tengo en Guindaleja.
-A cómo. -A nada, la piedra es de usted.
-Dios se lo pague. Y el marqués, ¿qué me da?
-Pues yo... ¿Quieres dos vigas de hierro de doble T...
...que me sobraron de la casa de la carrera?
-Cómo no, yo lo tomo todo.
Hasta cuatro ladrillos que me den de cualquier tejar.
¿Ven cómo hacen los pájaros sus nidos?
Así construiré mi palacio de huérfanos.
Cogiendo aquí una pajita, allá otra...
-¿Les has ablandado el corazón?
-Sí, son generosos, pero pueden serlo más aún.
El marqués, que tiene yeserías en Vallecas, me regala vigas.
Dando a entender que el yeso lo tengo por añadidura.
-Cuente con 200 del blanco que es a 9 reales.
-Qué dije yo. Y este señor de Ruiz, qué hará por mí.
-Ah, hija. Yo no tengo ni un clavo ni unas astilla.
Pero si usted quiere mis folletos y comedias para hacer una tómbola.
-¿Lo ven ustedes? Cae el Maná, cae.
Y mi amigo Baldomero qué dice. -Las campanas.
Y si me apuran, el pararrayos y las veletas.
Quiero concluir el edificio ya que Aparisi lo quiere empezar.
-La primera piedra no hay quien me la quite.
-Bien, vamos a echar nuestra partida.
-Algo más daremos, ¿verdad? -¿Qué más?
-La capilla con su órgano, el altar, imágenes...
Y eso que las Micaelas nos han llevado un pico.
Les reparamos casi la mitad del edificio.
Ahora le toca a Guillermina, sabe que puede contar con nosotros.
-¡Ay, qué desigualdades, Dios mío! Unos tantos y otros tan poco.
Falta equilibrio. Y el mundo parece que se cae.
Todo se arreglaría si los que tienen mucho...
...vieran lo que les sobra a los que nada poseen.
Pero qué es lo que sobra. ¡Vaya usted a saber!
-Buenas noches, señor. -Buenas noches.
Buenas noches.
-¿Tiene usted cascote? (RÍEN)
-¿Que si tengo cascote? ¿Es para usted?
-No haga como los gallegos, que contestan con otra pregunta.
Puesto que está de derribo, ¿tiene cascote sí o no?
-Sí que lo tengo. Y pedernal magnífico.
A 60 reales el carro, todo lo que usted quiera.
El cascote a ocho. Porque ya sé de qué se trata:
las santurronas las embauca con el edificio que quiere hacer.
-Cállate y guárdate tus carros,...
...que los pongan en tu balanza el día del Juicio.
Te hundirá, por avariento.
-No si en el otro plato de la balanza ponen lo que me ha sacado.
Seguro que me salvo. -Eres un miserable y un usurero.
Derribas casas viejas para hacer casas domingueras.
-Pero no hagan caso a esta rata, me está arruinando.
-Noticias, traigo noticias.
-¿Qué ocurre? -Escuchadme todos.
El rey, don Amadeo, se marcha.
Es una decisión irrevocable. -¿Seguro?
-Completamente seguro. -¿Don Amadeo? Qué dices, Jacinto.
-A tu marido, con 20 duros es bastante.
(LOS HOMBRES SIGUEN HABLANDO)
-Hijas, el rey se marcha.
-Que don Amadeo, cansado de bregar con esta gente, tira la corona.
-Todo sea por Dios.
-En bolsa no se supo nada. Yo lo supe en el bolsín.
Y fui corriendo al casino a dar la noticia.
Cuando volví, el consolidado a 20.
-Lo hemos de ver a diez. -El banco a 175.
-Perdone, ya está a 172.
Y si me compra las mías a 170, ahora mismo se las vendo.
No quiero más papel de la querida patria. Mañana me vuelvo a Londres.
-Sí, porque la que se va a armar será de órdago.
-No deberíamos ser tan impresionables.
Él se ha cansado.
Ha dicho: "ahí queda eso.
Tendremos algún trastorno un poco de república...
Pero ya saben que las naciones no mueren jamás".
-El golpe viene de fuera. Esto ya lo sabía yo.
Francia... -No involucremos las cosas.
Si hablo ingenuamente, les diré me asusta el republicanismo.
-Señor marqués, el pueblo español es un pueblo digno que en...
-Y qué tiene que ver una cosa con otra, no involucre cuestiones.
Lo que hay que hacer es irse, desaparecer.
Buscar un país civilizado y esperar a que en este se aprenda a vivir.
Será una espera inútil.
-Les aseguro que no pasará nada.
Aquí no se tiene idea de lo que es el pueblo español.
-Si don Juan Prim viviera todavía...
-Estoy viendo a don Carlos entrar en Madrid.
-Vendrá don Alfonso.
-El alfonsismo está en la nebulosa de lo desconocido.
-Será la república. Y no hay que asustarse, no pasará nada.
-Sea lo que sea, pase lo que pase,...
...llamaré a Estupiñá, que compre provisiones. Muchas.
¡Para resistir! Muchas. Para resistir.
¡Primero, Cartagena! ¡Después, España entera!
-¡Viva la República! (TODOS) ¡Viva!
(TODOS) ¡Federalismo, federalismo, federalismo!
¡Federalismo, federalismo! ¡Federalismo!
Durante el viaje de novios, Juan evoca sus vivencias con Fortunata, se emborracha y reconoce ante Jacinta que la verdadera causa de sus tormentos es su conducta hipócrita con Fortunata. Al volver del viaje, Jacinta empieza a colaborar en obras benéficas, se inquieta por la falta de síntomas de embarazo y sufre al enterarse de que Juan tuvo un hijo con Fortunata.
Contenido disponible hasta el 29 de abril de 2030.
Histórico de emisiones:
08/05/1980
11/03/2009
21/08/2017
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Muchisimas gracias por pasar esta obra maestra, "Jacinta y Fortunata" en forma de telenovela. Es una verdadera maravilla y la estoy disfrutando de la misma manera que hice con la obra "Cañas y barro"