(Música cabecera)
El león es majestuoso.
Se le puede admirar,
temer, cazar, dominar...
Gabrielle Chanel
decidió domesticarlo.
El león es Coco,
nacida el 19 de agosto,
bajo el quinto signo del zodiaco.
Ambos números se convertirían
en su amuleto de la suerte.
El león sería su constelación.
(Música)
El león es una personalidad.
Audaz, instintivo,
apasionado, radiante...
"Soy leo y, al igual que el león,
enseño mis garras
para protegerme",
declaró Mademoiselle.
"Pero, créeme,
que sufro más cuando araño
que cuando me arañan", añadió.
El león fue su emblema.
Durante su vida,
Gabrielle Chanel conservó
una estatuilla
del rey de la jungla,
junto a sus cigarrillos
y sus tijeras.
Y lo grabó en lo botones
de sus trajes de "tweed".
El león es una inspiración,
uno de los temas recurrentes
en la joyería de Chanel,
que ruge en collares,
colgantes y broches para proteger
los secretos de Mademoiselle.
Y velar por ella
para toda la eternidad.
El león es el espíritu de Chanel.
(Música)
Érase una vez una pequeña niña
que esconde su origen humilde
toda su vida,
inventando su propia leyenda.
Gabrielle Chanel nace en 1883.
Era hija de un vendedor ambulante
y charlatán,
que falleció cansado
de la vida a los 32 años de edad.
Su padre abandonó a sus cinco hijos
y mandó a sus tres hijas
a un orfanato.
Gabrielle tiene 12 años
y jamás volverá a verlos.
Desde entonces y para siempre,
ella decía que había viajado
hacia las Américas.
La abadía de Aubazine
era un convento-orfanato,
donde Gabrielle
vive casi siete años.
La pureza románica
de ese mundo ascético
le inspiraría
su sentido de la austeridad
y su preferencia
por el blanco y el negro.
A la vez que la opulencia
de los atuendos religiosos
y los objetos ceremoniales
alimentarían su fascinación
por el estilo barroco
y las piedras de colores.
Se convirtió en una hermosa joven
que pasaba sus días cosiendo
y, sus noches,
cantando en un cabaret
para las tropas de caballería.
La llamaban "Coco"
porque solía cantar: "¿Quién
ha visto a Coco en el Trocadero?".
Le gustaba contar que Coco
fue el apodo que le dio su padre.
Érase una vez una mujer joven,
que parece un chico,
negándose a montar al estilo amazona
en los caballos de un caballero
de noble cuna, Étienne Balsan.
Se viste inspirándose
en el guardarropa masculino.
Confecciona sombreros
a los que retira
los pájaros y las plumas
para que luzcan
más sencillos y ligeros.
Aunque sus primeras clientas
son trabajadoras,
conquistó a la alta sociedad.
Su gran amor: Boy Capel.
Inglés, rico y cultivado,
era el hombre de su vida.
Le enseña la literatura,
el oriente y el esoterismo. Con Boy,
Coco se convierte en Chanel.
Y decide abrir
sus primeras boutiques
en París, Deauville y Biarritz,
trabajando para ganar su libertad.
Una revolución
que comienza con una idea genial.
Coco transforma la silueta femenina:
acorta los vestidos,
destapa los tobillos,
libera la cintura,
elimina los corsés,
revive el jersey,
se corta el pelo
y se broncea la piel.
En el número 31 de la Rue Cambon,
Mademoiselle abre
su primera casa de costura
en París en 1918.
La pequeña campesina de Béarnaise
se convierte en la reina de París.
Antes de liberar a las mujeres,
se libera ella misma.
Érase una vez una historia de amor
que se termina súbitamente.
Boy Capel muere
en un accidente de coche.
Por primera y última vez,
Coco Chanel dejó ver sus lágrimas.
"O muero también", dijo,
"o termino lo que empezamos juntos".
Elige seguir adelante.
(Música)
En 1920, Coco se convierte
en Mademoiselle.
Europa construye una paz frágil
y las mujeres prefieren la moda
de quien les ha otorgado
el derecho a la comodidad.
Acaba de perder al hombre de su vida
y apacigua su tristeza en Venecia.
Misia, la amiga eslava
fiel e incondicional,
musa extravagante, seductora,
genial e inspiradora de Proust,
modelo de Toulouse Lautrec,
Renoir, Bonnard y Vuillard.
Gracias a Misia, se enamora
de Italia y los ballets rusos.
Le presenta a sus amigos,
Cocteau, Stravinski, Diáguilev
Ravel y Picasso.
La costurera,
adulada por los artistas,
crea trajes para los espectáculos
de Dullin y Cocteau.
Aloja a Stravinski y su familia,
ayuda a Cocteau
en su desintoxicación
y paga, discretamente,
el entierro de Diáguilev en Venecia.
La fastuosidad eslava
y el gran duque Dimitri,
que huyó de la masacre bolchevique,
fue un amante de mirada melancólica.
Con él, sus colecciones respiran
el viento de las estepas rusas,
fuente de inspiración de bordados,
pieles y joyas bizantinas.
Gracias a él,
conoce a Ernest Beaux,
creador de perfumes
de la corte de los zares.
Y, en 1921, creó el perfume
de los perfumes: Chanel N5.
Por primera vez,
una modista revoluciona
el mundo del perfume, creando,
en 1921, su propia fragancia.
Siendo el origen en su género.
Coco quiere, como ella dice,
"un perfume de mujer
con olor a mujer".
El aroma es tan importante
como la indumentaria.
Una mujer debe perfumarse
allí donde quiere que la besen.
Por primera vez, el N5 desafía
las convenciones de la época
de las fragancias de una sola flor.
Coco recurre a Ernest Beaux,
perfumista de los zares,
quien halla la inspiración
en el aire tonificante bajo el sol
de medianoche del Polo Norte.
(Música)
Con N5 se transforma
la alquimia del perfume,
gracias a los aldehídos que, junto
a los componentes sintéticos,
potencia el aroma,
como el limón resalta
el sabor de las fresas.
Los aldehídos agregan complejidad,
haciéndolo aún más misterioso
e imposible de descifrar.
N5 es un código,
un número de identificación.
Vuelve obsoletos
a los empalagosos nombres
de los trabajos de la época.
Se llama así
porque Coco eligió
la quinta muestra
que le presentó Beaux.
Otros dicen que eligió el número 5
por ser un número mágico,
el número de la suerte.
(Música)
En la liberación de París,
los soldados estadounidenses
hacen cola en la Rue Cambon
para comprarlo y llevarlo
a sus mujeres y novias.
Desde Estados Unidos hasta Japón,
su fama se expande,
convirtiéndose en la fragancia
más vendida del mundo.
Con este lanzamiento se protagoniza
una nueva forma de comunicación.
En 1937, Mademoiselle Chanel
posa en el Ritz
para "Harper's Bazaar"
y, por primera vez,
se anuncia un perfume
en la final de la Super Bowl.
Este aroma goza
de un éxito vertiginoso
y se convierte en leyenda
cuando Marilyn Monroe,
en la cumbre
de su estrellato en 1952,
revela que para dormir se pone solo
unas gotas de este perfume.
(Música)
La elegancia inglesa
y el lujo desenfadado
de la aristocracia se materializan
en el duque Westminster,
el hombre más rico de Inglaterra.
Gabrielle se inspira
en sus chaquetas de "tweed";
sus jerséis,
en el chaleco de sus sirvientes
y en el sombrero de sus marinos.
Están realmente enamorados,
el duque la lleva a sus castillos
y a sus yates,
manda un tren privado a por ella;
la cubre de flores y joyas
pero, al final, se cansan
y ella nunca será duquesa.
Durante la llegada del negro
en la ópera, ante el bullicioso
y el desorden de los trajes,
ella declara que esta época
le produce náuseas, afirmando:
"Voy a vestir
a estas mujeres de negro".
Por aquel entonces,
el negro es el color
de la servidumbre y del luto,
que se convierte en color supremo.
Ha nacido el "little black dress".
(Música)
Las joyas de fantasía
que siempre prefirió
son las piedras preciosas.
Reprochaba a las mujeres
de todo el mundo
que llevaran las cajas fuertes
colgando del cuello.
"Lo que importa no son los quilates,
sino la ilusión".
Hacia 1932, Gabrielle
rompe con su predilección
por la bisutería y se centra
en la piedra más preciada:
el diamante.
Todavía con el recuerdo
de la crisis de 1929,
los diamantistas prefieren a Coco,
en lugar de a los joyeros
de la Place Vendôme,
para devolver al diamante
su verdadero brillo.
Así nace la historia
de esta colección efímera,
donde la diseñadora
simplifica las monturas,
volviendo obsoleto todo lo anterior.
Las piedras preciosas
ya no son las protagonistas,
ahora es la línea y el diseño.
Ella monta sus diamantes,
como lo hacían
con las joyas ofrecidas
por el duque de Westminster,
para crear distintos motivos.
Hace de la fluidez un principio,
y de la libertad, una virtud.
Así quita cierres y alarga collares,
lanza cometas sobre los hombros
y lluvias de estrellas
sobre los escotes.
"Quiero que las joyas
se deslicen por los dedos
como un lazo", decía.
(Música)
Coco descuelga
las estrellas del cielo de París.
"Quise cubrir a las mujeres
de constelaciones, estrellas...
estrellas de todos los tamaños
brillando en sus peinados".
Elige cinco temas para su colección
"Bijoux et Diamants".
Cinco, su número mágico.
Cinco temas simbólicos
que son la clave de su estilo:
estrella, el sol, el lazo,
los flecos y las plumas.
Entre sus recuerdos
de huérfana desdichada,
crea joyas de diamante
que recuerdan las baldosas
de la abadía de Aubazine,
las cuales atravesaba
todos los días para ir a misa.
No exhibe sus joyas
en su tienda de la Rue Cambon,
sino en su casa.
Coco prefiere mostrarlas
sobre maniquíes de cera,
de cabellos peinados
y rostros maquillados.
Los joyeros parisinos
le exigen desmontar las joyas
tras la exposición
y ella les responde
que las cosas bellas deben circular.
Finalmente, en el 32,
idea su primera y última colección
de alta joyería,
pero instaura un código de feminidad
donde la creación prima
sobre la ostentación
y la ligereza sobre la exageración.
El arte de la primera modista
creadora de joyas
se extiende como la pólvora
y despierta de su letargo
a la joyería fina.
Actualmente, las colecciones
se alimentan de las pasadas,
donde reinterpretan
estrellas, flecos y lazos;
integrando más elementos
del universo de la Maison:
la camelia, el león y la perla.
Hoy, un collar de diamantes
sobre una camiseta
es la elegancia en sí misma.
Pero, para Chanel,
la belleza no era
ni obligación ni convención,
sino una manera de ser, un estilo.
Así son las mujeres
que eligen sus diamantes,
convirtiéndose
en símbolos de libertad.
Diamantes que sobre una mujer
le confieren brillo,
fuerza y pasión.
(Música)
Con el anuncio
de la II Guerra Mundial,
a los 55 años,
en la cumbre del éxito,
Gabrielle Chanel cierra la puerta
de la boutique de la Rue Cambon,
convencida de que ya no es
el momento de usar vestidos,
y se exilia en Suiza.
Solía decir:
"Quiero ser lo que vendrá".
Y aún no había dicho
su última palabra.
La chaqueta es, en su origen,
una chaqueta de hombre
convertida en el símbolo
de una elegancia femenina indolente,
ajena al tiempo, a todos los tiempos.
En 1954,
la moda es ostentosa, exuberante.
Los sujetadores "balconette",
las cinturas de avispa
y los frufrús de los diseñadores
evocan una visión indecisa
que no acaba de desbancar
a los éxitos de los años 40.
A mitad de los 50,
Gabrielle tiene 71 años
y está impaciente.
Da un golpe maestro volviendo
a abrir su casa de costura.
Adopta la elegancia,
el movimiento, el minimalismo
y los cortes rectos en un época
que busca en vano la modernidad.
Su lógica funcional es imparable.
¿Qué es lo más difícil
de su profesión?
-¡Ah!
Permitir que la mujer se mueva
a sus anchas
y que no se sienta disfrazada.
Que no cambie de actitud
ni de manera de ser
según el vestido en el que va metida.
Eso es muy difícil.
Y el cuerpo no para de moverse.
(Música)
Desde Escocia, que descubrió de
joven con el duque de Westminster,
trae el "tweed",
materia prima en su chaqueta.
La falda cruzada
llega hasta la rodilla.
La chaqueta,
de inspiración masculina,
es recta y fluida,
sin entretela.
Ahora el conjunto ofrece
libertad total de movimiento.
Cuatro bolsillos verdaderos
y un ribete
en tono conjuntado o contrastado,
botones con símbolo de la casa
y una novedad,
no hay botones sin ojales.
Cosida en el forro de seda,
una fina cadenita garantiza
una caída perfecta de la prenda.
Es una revolución.
(Música)
Un éxito indiscutible.
La prensa internacional,
ávida de modernidad y cambio,
aplaude el estilo
y la elegancia de Chanel.
La chaqueta empieza
a llenar las portadas,
la clientela se multiplica
y las mujeres más bellas las lucen:
Brigitte Bardot,
Grace Kelly, Romy Schneider...
La chaqueta se convierte
en la prenda de moda ineludible.
(Música)
En 1983, el exceso
está a la orden del día.
Karl Lagerfeld toma las riendas
del estudio de creación parisino
y reinterpreta
los códigos de la casa.
Con el tiempo, la chaqueta
se combina con una falda a juego
o con vaqueros,
bordada y en color,
pastel, brillante
o blanco y negro.
Esta prenda se reinterpreta
y se pliega
a las creaciones más audaces.
(Música)
Hoy, casi 60 años después
de su creación por esta mujer,
la chaqueta constituye una pieza
maestra de la moda contemporánea.
En la moda hay cosas
que nunca pasan de moda:
el vaquero, la camisa blanca
y la chaqueta de Chanel.
(Música)
(Conversaciones en francés)
Admiro a la joven Coco.
Con tan poca suerte al principio,
y hacer lo que hizo es fantástico.
Confieso que me inspira
mucha admiración.
No recibió casi educación,
su padres eran muy pobres
y su padre estuvo ausente.
Es decir, partió de cero.
Por tanto, lo que hizo es increíble.
(Conversaciones en francés)
Creo que las religiosas
eran particularmente duras.
Era un entorno difícil.
La higiene debía ser horrible
y la comida también.
En invierno, debía hacer mucho frío.
Los castigos debían ser horribles
y rezaban a horas imposibles.
Es difícil imaginar
cómo sobrevivieron sin coger gripe,
neumonía y otras enfermedades.
Era sórdido.
La carrera de Coco
no se hizo en 24 horas.
Lo único que puede explicar su éxito
es su carisma.
Debía tener encanto y gracia.
Creo que tenía mucha gracia de joven
y que las otras mujeres no tenían.
Ella tenía algo irresistible,
una especie de distinción natural.
Una definición de la elegancia.
En las fotos parece
que tuviera una belleza endiablada
y mucho cabello, la frente baja,
las cejas muy marcadas...
Como una Audrey Hepburn rural.
Lo que vestía era algo sencillo,
casi como una ama de llaves.
Pero eso no tiene nada de malo,
es más elegante que las cursilerías
y los adornos baratos de satén.
Porque si una mujer no lucía
un jardín en la cabeza,
no estaba bien vista.
Usar algo de paja,
redondo, con solo una pluma,
demostraba entonces
una gran valentía.
Era una época terrible,
había que sobrevivir.
Se decía que era la época dorada,
pero no.
El éxito era más difícil
para una mujer que hoy en día.
Había que tener éxito para demostrar
que se había logrado algo.
Es absolutamente normal,
respetable e, incluso, admirable.
(Música)
Comprendo a Coco Chanel,
comprendo su crueldad perfectamente,
porque para llegar adonde llegó
tuvo que triunfar sobre sí misma.
No permitía
que nadie le pasara por encima.
Fue la clave en la leyenda
que se creó en torno a ella.
No tenemos
que rendir cuentas a nadie.
Ella creó una imagen
y le gustaba la idea
de que se conservase
en la posteridad.
Que ahora la gente diga
que así no era, ¿a quién le importa?
El resultado está ahí,
la imagen está ahí,
continúa viviendo y,
100 años después,
hay 300 boutiques Chanel
por el mundo.
Había solo una en Deauville en 1913,
así que, ¿qué importa?
Ella consiguió algo
que nadie más logró hacer.
(Música)
Evidentemente, es lo que buscaba.
Mi objetivo era,
simplemente, crear un estilo.
Un estilo que ya no existe.
-Para mí, Chanel fue
la primera modista que permite
que las mujeres adopten
una actitud moderna.
Es mucho más
que un simple comerciante.
Tenía un look, un estilo y,
probablemente,
era más divertida que el resto.
No comprendía nada y,
sin embargo, lo comprendió todo.
Es decir, se comprendía a sí misma.
Ella se veía perfecta,
se sentía bien con ella misma,
en sintonía con su época.
Nos aportó a ella misma
y eso ya es algo.
(Música)
Chanel deja un estilo,
algo fácil de identificar,
que es a la vez intemporal y de moda.
El suyo es un estilo de otra época,
pero que ha sobrevivido
y se ha adaptado a la modernidad
década tras década.
-La moda siempre avanza,
no va hacia atrás, no retrocede.
-La elegancia de Chanel
es una actitud,
implica cierta abnegación
de una feminidad pomposa.
Yo soy el primero en reconocer
que ella inventó algo único,
el sastre Chanel, el equivalente
del traje masculino de dos botones,
que inició una especie
de avalancha de moda.
Esa es la palabra
que todo el mundo copió,
quiso rehacer y que aún continúa
copiándose de manera sorprendente.
Tiene gracia,
porque los códigos de Chanel,
en realidad, si se miran las
colecciones de final de los 50,
hay muy pocas cadenas,
no hay ninguna doble C ni camelias.
Y en los años 80,
en cambio, todo era exagerado porque,
si no, era como un sastre de burguesa
con un lazo de "tweed" discreto.
Yo todo eso lo llevo al extremo,
lo exagero, y he logrado
que todo el mundo pensara
que ha existido siempre.
Ese es mi trabajo.
(Música)
No me siento y digo:
"Vamos a hacer algo Chanel".
En realidad, llego al punto
de hacerlo inconscientemente.
No puedo dar una receta
porque no la hay.
Cuando se compra un objeto Chanel,
se adquiere una idea,
más o menos inconsciente,
en función del conocimiento
que se tiene de esta historia.
Este estilo es una idea grabada
en una especie de memoria universal
y eso es algo extraordinario.
Es una leyenda,
un fenómeno cosmopolita.
Es la mundialización
antes de la mundialización,
y así nace la genialidad.
(Música)
La muerte llegó un domingo,
el único día que no trabajaba.
Gabrielle Chanel fallece
el 10 de enero de 1971.
Ella había diseñado su propia tumba,
sin piedras encima.
Había dicho:
"Quiero poder salir si me apetece,
para ir al Cielo
y vestir a los ángeles".
(Música)
Ella fue una mujer
que se convirtió en una leyenda.
André Malraux dijo
que de este siglo, en Francia,
tres nombres serán recordados:
De Gaulle, Picasso y Chanel.
La feminidad eterna para siempre
de la mano de esta Maison.
Casi medio siglo después
de su fallecimiento,
el estilo perdura para siempre,
gracias al ingenioso talento
de Karl Lagerfeld,
quien lo nutre, reinventa
y sublima permanentemente.
(Música)
Añadir comentario ↓
Gran documental, me ha gustado mucho! Coco Chanel sin duda fue una adelantada a su época en el mundo de la moda.
De quién es la última canción del documental? Título? Muchas gracias!