(HOMBRE) ¡A formar!
Vamos.
(HABLAN EN PORTUGUÉS)
Rocamora.
¡Rocamora!
¡Rocamora! -¿Qué?
¿Esta es la lista definitiva del San Juan?
Perdona un momento.
¡Silencio!
¡Silencio!
¿Esta es la lista definitiva del San Juan?
Sí, tripulación del galeón y soldadesca.
¿Hay algún problema?
Eh... No.
Nada, nada, nada. Voy a archivar esto, ¿eh?
Vamos, vamos, vamos. Vamos, vamos.
-Mierda.
Julián, cógelo, que no encuentro mi cartera.
¿Quién es?
¿Quién es?
Ah, nadie.
Eres un pesado, ¿lo sabes?
Se habrán equivocado.
No le des más vueltas. Anda, dame la cartera.
Y una mierda. Para que me pegues la gripe.
Estoy a gusto en esta época, pero la jubilación se me quedará en nada.
A la fuerza ahorcan.
Para estar en 2015 pasando calamidades,
en mi tiempo me cunde más.
Ya se dice: "Cualquier tiempo pasado fue mejor".
-Eso no es verdad, te lo aseguro.
¿Quieres pastas? -No, gracias.
¿Qué pasa?
¿Y eso qué quiere decir?
Que va a morir antes de lo que dicen los libros.
(ERNESTO) ¿Algún problema?
El jefe quiere veros.
¿Qué saben ustedes de Lope de Vega?
No, usted no tiene por qué saberlo porque es posterior a su época.
¿Y usted?
Cada vez vienen peor.
¿Y la Armada Invencible le suena?
No, para eso afortunadamente está la señorita Folch.
Bien, como la señorita Folch sabrá, Lope se enroló en la Armada.
Hemos hablado por Skype con nuestro hombre en Valencia
y nos ha confirmado su partida.
Bueno, luego se lo explica Julián.
El caso es que enrolarse fue la condición
que puso la familia de su mujer para que se casaran.
quizá pusieron esa condición pensando que no volvería.
¿Ve lo que se pierde por no leer a nuestros clásicos?
-Lope se embarcó en un galeón
que contó con un piloto conocedor de las costas británicas.
Pudo volver sin demasiados problemas.
con la lista de la tripulación del San Juan.
Lope no está en ella.
Es territorio ministerial.
Deben ir a Lisboa a 1588, averiguar en qué barco se ha enrolado Lope,
impedir que zarpe en él y meterlo en el San Juan
o en cualquiera de los barcos que no se hundieron, que fueron pocos.
Piensen que apenas tenía 26 años
y toda su obra por escribir.
El funcionario que los recibirá se llama Gil Pérez.
Él los pondrá al día.
Es la hora. Llegan tarde.
¿Usted no se cambia de ropa?
Bien, esta es la puerta.
-Cuidado esos gorrinos.
Colocadlos bien en la bodega.
-Ahí va la carga.
-Subidla a babor. -Subid aquí la carga.
¡Eleva la cangreja!
(MARINEROS) (HABLAN ENTRE ELLOS)
-Tranquilo. Soy funcionario del Ministerio.
¿Y vos sois...
Amelia Folch?
Encantado de conocerlos.
Ah, es muy conveniente.
Puedo mover la puerta a cualquier puerto español que me plazca,
incluso a las Indias;
y os aseguro que hay puertas del tiempo
en lugares mucho peores que este.
Pero debemos apresurarnos.
La Armada empieza a zarpar mañana al alba.
Yo mismo me acabo de enterar.
Las listas nos llegan a última hora, justo para aprovisionar los pagos.
Ni siquiera sé en qué barco va Lope.
Solo sé que no va en el San Juan.
Además, ¿qué clase de españoles seríamos
si no fuésemos capaces de hacer el trabajo a última hora?
Dispongo de un pequeño cuarto donde cotejar las listas de embarque.
Nos vemos en el despacho.
Pues sí, pero hay un truco que nunca falla.
Aquí está, ajá.
La buena nueva es que el San Juan es de los últimos en zarpar.
Sale en dos días.
Necesitamos encontrar a Lope y reubicarlo,
aunque parta con un hombre de más.
También es un galeón.
Y es de los primeros en salir, mañana a primera hora.
Vive Dios que dispongo.
Y conexión a Internet, la llamada red de redes.
Menos Lope, si lo encontramos esta noche.
¿Qué hay, Angustias? ¿Está el jefe? -Sí, pero está reunido
con un tal marqués de la Ensaimada. -Ensenada, Angustias,
marqués de la Ensenada. -Ese,
uno con chambergo y una capa más larga que una sotana.
¿Es urgente? -No, no, no. Puede esperar.
(ANGUSTIAS) (SE SUENA LA NARIZ)
¿Le pasa algo, Angustias? -No.
He debido de coger frío esta noche.
Ajá. Ya.
¿Sigue pensando en volver a vivir en 1900?
Por el tema de los recortes, ya sabe.
Aún me lo estoy pensando.
Pues si vuelve tenga mucho cuidado con los catarros, ¿eh?
En cuestión de enfermedades
el pasado nunca es mejor, se lo aseguro.
Lo que ahora se cura con una pastilla, entonces...
la podía llevar a la tumba, ya me entiende.
Pero es mi época.
Usted no debió de ser muy feliz en la suya, ¿verdad?
No.
No mucho.
¿Y usted?
Hubo de todo, como en botica.
(SALVADOR) ¡Que no me dé más la murga!
El Motín de Esquilache se queda como está.
Fue un motín contra Carlos III por prohibir vestir embozado por...
cuestiones de seguridad ciudadana, ya sabe.
Ahora entiendo la vestimenta.
-Ande, váyase, váyase, que no quiero volver a oír hablar del tema.
-Buenos días, marqués.
Lo serán para usted.
Nunca debimos reclutar aristócratas para el Ministerio.
Es que no piensan más que en sí mismos.
Pase.
Y usted cuídese el catarro.
-Sin azúcar, ¿verdad, Ernesto? -A Angustias le pasa algo.
Sí, que está acatarrada.
Sí, eso dice. -Eso dice
y lleva gastado en clínex la mitad del presupuesto del Ministerio.
¿Por qué siempre tan desconfiado, Ernesto?
Bueno, es una de mis funciones.
Solo cuando merece la pena.
¿Qué apostamos a que Angustias dice la verdad?
Salvador, te recuerdo que ya llevamos unas cuantas apuestas
que siempre gano yo. -Sí, pero...
esta vez estoy seguro de ganar. ¿Van 100 euros?
100 euros. -Vale.
(CARRASPEA) ¿Hay noticias de la patrulla?
Sí, y no son buenas.
Amelia me ha comunicado que Lope embarca en el San Esteban.
Y eso significa que... -Que es hombre muerto.
¿Y le ha dicho Amelia algo más?
No, por lo demás todo parece correcto.
Entonces hemos llegado a tiempo, no son tan malas noticias.
Aunque hay algo que no... que no se me va de la cabeza.
¿Cómo es posible que Lope de Vega no esté en las listas del San Juan
y sí en las de un barco que se va a hundir?
Eso significaría que quien lo cambió de lista
sabe qué barco se salva y cuál no. -Sí.
Pero después de lo del Empecinado puedo creerme cualquier cosa.
Dígame, ¿se ha detectado algún viajero del tiempo ajeno a 1588?
No. Y como sabe bien, si hay alguna información
que el Ministerio maneja bien es con la época de Felipe II.
Sí, esa fue una época dorada del Ministerio.
Y quizá la única.
¿Algún problema?
¿Ha oído hablar del efecto mariposa?
El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo.
Sí, es una de las teorías del caos. -Y del azar y de la casualidad,
los enemigos más peligrosos del Ministerio.
Si el enemigo es una persona, tiene cara y ojos
y se lo puede reconocer y hasta perseguir.
Pero el azar y la casualidad son invisibles.
Y lo que es peor,
imprevisibles.
Por eso son tan peligrosos.
-Esa dama estaba conmigo, así que ya os podéis ir con viento fresco.
-¿Quién sois para decirme lo que debo hacer?
Alguien que os partirá en dos si... -Eh, quieto.
Beber turba el sentido,
y por lo que veo, vos debisteis venir al mundo...
en una garrafa de vino.
-Os lo repito. Esta dama estaba conmigo.
¿Por qué una reina querría someterse a un monstruo contrahecho,
pudiendo tener a un rey yaciendo en su lecho?
Menos mal, ya pensaba que iba a tener que explicároslo.
-Merece un escarmiento.
No sé qué me causa más sorpresa,
si que alguien me reconozca
o ver una dama como vos en un tugurio como este.
Busquemos una mesa donde hablar.
(HABLA EN PORTUGUÉS)
Ah, ¿y os gustó?
Vaya.
¿Y a vuestro esposo también le gustó mi obra?
Pues no sabéis lo que os perdéis.
El teatro es...
es el verdadero espejo del mundo.
Convierte en reales los sueños de todo hombre,
sea rico o sea pobre.
Hace vivir aventuras inimaginables a quien solo tiene una mísera vida.
Una obra inspirada en Angélica,
un personaje de "Orlando furioso".
"¿Por qué, pérfido, con placer tan caro
en dos almas discorde amor alojas?
No consientes que cruce el vado claro
y al más ciego y mayor fondo me arrojas".
Nada más lejos de mi intención, buen amigo.
Tan solo compartimos nuestro amor.
Por las letras.
¿Góngora?
Nunca conocí a una dama como vos.
Sois hermosa e instruida.
Permitidme compartir mi última noche antes de embarcarme.
Ajá.
Cuando vuelva de Inglaterra lo dejo.
Sí.
Ya está bien de tentar la suerte.
Buscaré una mujer y unas tierras.
Por mi pueblo, por Benavente.
Cambiaré mi vida, seré feliz.
Nada, no miro nada.
¡Callaos, pardiez!
-¡Soltad a esa mujer!
-Porque vos lo digáis.
Tranquila, no os pasará nada.
Está bien. Si no me escucháis a mí, sufriréis el rigor de mi acero.
Marchaos si no queréis morir.
¿Os encontráis bien, mi señora?
¿A qué os referís?
Os acabo de salvar la vida. ¿Cómo...?
¿Cómo podéis dudar de mí?
Nunca había visto una mujer tan aguda como vos.
Sí.
¿A qué se debe el honor?
¿Puedo preguntar qué buscáis?
No me habéis dicho vuestros nombres.
¿Y vos?
No, no he peleado aún, pero ya soy un hombre.
Además, ¿qué mejor bautismo que la grande y felicísima Armada?
Es tiempo de pelear.
Es tiempo de gloria.
¿Y vos combatís en la Armada?
Entonces fuisteis soldado, tenéis todo el aspecto.
¿Dónde servisteis?
Un soldado siempre recuerda sus hazañas.
No seáis humilde y contadme dónde luchasteis por el rey.
¿De veras? Mi padre también.
Pero vos sois muy joven. No lo conoceríais.
Como yo,
Alonso de Entrerríos.
Localizada. Ha entrado por una puerta,
la 615. -Gracias.
¿Algún problema? -No, no, mera rutina.
-Ajá.
¿Qué tal está Angustias? -Pues parece que mejor,
pero le he dicho que hasta que no se encuentre bien, no vuelva aquí.
¿Pasa algo?
-Estoy preocupado por Amelia y los suyos.
No han vuelto a llamar y la Armada está a punto de partir en 1588.
Dejémoslos trabajar.
Además, Gil Pérez es una de las viejas glorias del Ministerio.
Si hubiera ocurrido algo nos avisaría.
Nada, lo condenarán a muerte.
Tranquilo, la sangre no llegará al río.
Le conmutarán la pena a cambio de enrolarse en cualquier otro navío.
Sentencias de muerte hay muchas,
pero ejecuciones no tantas.
España está metida en demasiadas guerras
y lo que hace falta son hombres.
Eso es la historia,
guerras, muertes y pérdidas.
Pero nunca hay que contárselo a los niños.
He de marcharme.
Tengo que visitar las naves que parten a primera hora.
¿Va todo bien?
Otra vez por aquí.
¿Y por qué no lo dijisteis?
Sí, el caso es que yo diría también que os he visto antes.
Antes dijisteis que luchasteis al lado de mi padre.
¿Estabais junto a él cuando murió?
Mi madre me contó que mi padre murió luchando por su patria y por su rey.
Dicen que aun malherido, acabó con diez enemigos antes de morir.
¿Lo confirmáis?
Estoy orgulloso de mi padre.
Por eso quiero ser un soldado como él lo fue,
valiente hasta la muerte.
Bien. Se casó otra vez.
Todo lo que se puede ser cuando el hombre al que amas ha muerto.
Ella nunca olvidó a mi padre.
¿Sabéis lo que más me duele?
Que mi padre no esté vivo para verme ahora.
Habladme de él, os lo ruego.
¿Y a qué esperáis?
Conocéis los sonetos del gran Garcilaso.
Sois una mujer sorprendente,
además de hermosa.
¿Por qué?
Pues porque un hombre, si lo es,
tiene que luchar por la gloria de su patria.
Solo siento no poder partir en el San Juan.
Es un santo al que tengo especial devoción.
Ir en un barco con su nombre iba a darme suerte.
Los hados del destino.
Una fuerte tormenta me impidió llegar a tiempo de alistarme.
Casi no salgo de Badajoz de tanto como llovía.
(PASADO) "Vuestros ojos son corales.
Vuestros pechos, esculpidos en el mármol de los dioses.
Qué cosas más bonitas me decís, por Dios.
Seguid.
No paréis".
Fue una noche terrible.
Cayeron chuzos de punta, esquivé más de un rayo...
(PASADO) "Diosa de mis sentidos.
Os deseo.
Os deseo. -Y yo a vos.
Seguid.
Seguid. -Os deseo.
Os deseo.
Cabrón, ¿qué hacéis con mi hija?
Sacar conclusiones sería prematuro. No... No es lo que parece, lo juro.
-¿Encima me habláis en rima?
Dios".
Corrí para llegar a tiempo, pero cuando llegué
el San Juan ya estaba completo.
Al final embarcaré en el San Esteban.
Confío en que este santo me proteja.
A mí y a todos estos hombres.
Si tiene que rabiar, que rabie.
Amelia, me quedan pocas horas para partir.
Y tal vez morir,
sirviendo a la patria y a la Santa Madre Iglesia.
Ah, que sois adivina.
Me gusta vuestra predicción.
Amelia,
cuando uno marcha a la guerra,
sabe que tiene una cita con la muerte,
y no siempre se puede esquivar.
Pero yo no tengo miedo a la muerte, Amelia.
No, yo tengo miedo a morir sin antes haberos amado.
Quiero que compartáis conmigo esta noche.
Así, cuando la parca venga a buscarme
en heladas aguas extranjeras,
me hallará feliz,
con una sonrisa en los labios porque...
os habré...
os habré conocido.
¿Qué? ¿Cómo va la cosa?
Hombre, uno no viaja al siglo XVI todos los días.
Si tienen algo que decirme, díganmelo.
Con todo el respeto, señor, creo que deberíamos ir en su ayuda.
No. Confío en ellos.
¿Por qué debería haberla visto?
¿Sabéis a cuánta gente serví vino estos días?
(HABLA PORTUGUÉS)
(HABLA EN PORTUGUÉS)
¿Qué es lo que tú dices? Non quero problemas na miña taberna.
(CONTESTA EN PORTUGUÉS)
(LOPE) (SUSURRA) ...corales.
Vuestros pechos...
esculpidos en el mármol de los dioses.
¿Quién llama?
¿Qué es eso de servicio de habitaciones?
no deja de ser vuestro esposo.
Os lo aviso, no cometáis ninguna locura.
Mirad que estáis ante un hombre que conoce la cárcel y sus durezas,
que sabe manejar la espada,
que ha combatido, herido
y matado en batalla por España.
¿Qué está pasando aquí?
Ah, no, no. Yo soy como esos tres monitos.
Ni oigo maldad ni veo maldad ni digo maldad.
Vamos, que soy una tumba.
¿Qué tal ese catarro, Angustias?
Vamos, enséñeme lo que trae en esa bolsa.
-No. -Por favor.
Quedará entre nosotros, pero no puedo permitir
que traiga nada de valor de su época.
¿Quiere ver lo que traigo?
Pues tenga.
¿Y esto?
¿Esto qué es?
Recuerdos del hombre que amaba.
Para mí no hay nada de más valor que eso.
Lo que sea.
Alonso.
No va a ser fácil".
Has atacado a un soldado español por la espalda.
Eso no es luchar con honor.
Yo. -Aparta, imbécil.
Lo haré yo. -Por encima de mi cadáver.
El sombrero se lo regalé yo.
Estaba guapísimo con él.
La colonia es la que siempre usaba.
Así podré recordar cómo olía.
Lo siento mucho, Angustias.
Debería haber confiado en usted.
Mi marido era agente del Ministerio. -Sí, lo sé, lo sé.
Y de los buenos. -Ya podía serlo.
No paraba en casa.
Yo creía que era...
un conserje en Gobernación. Nunca me habló del Ministerio.
Pero un día se dejó la cacerola con la comida y lo seguí.
Antes no había las medidas de seguridad de ahora.
Y descubrí que viajaba por el tiempo.
Me quedé pasmada.
(LLORA)
Pero cuando me pasmé del todo
fue cuando descubrí que tenía otras dos esposas.
Una en el siglo XVI, en Cartagena de Indias,
y otra en 1789, en Zaragoza.
Era un no parar lo suyo. -Qué bárbaro.
Don Salvador se enteró.
Le debí de dar pena y me reclutó en el 2005.
Y no volví a ver a mi marido nunca más.
Luego me enteré que murió solo,
enfermo, en nuestra casa.
Lo siento de verdad.
Nunca le perdoné que me engañara.
Yo era secretaria, que en 1900 era un lujo.
Y lo dejé por estar en casa.
Luego, con el tiempo,
me daba pena imaginarlo solo,
sin nadie que lo cuidara en sus últimos momentos.
Ahora ya tengo la conciencia tranquila.
Tenga. -Gracias.
(SUSPIRA)
Creo que necesito que me dé un poco el aire.
¿Se encuentra mejor, Angustias?
¿Tanto como para trabajar a estas horas de la noche?
-Sí, estoy mejor.
Vaya.
Veo que he vuelto a perder la apuesta.
No, no la ha perdido.
Angustias estaba acatarrada sin más.
Han zarpado sin mí.
¿Qué hora es? -Ya es mediodía.
Mi barco ya estará en altamar. -Pues ya sabéis lo que os espera.
No me importa la muerte, sino no ser digno hijo de mi padre.
Pena de muerte.
No.
Conmutada si os enroláis en otro navío, como el San Juan,
que zarpa mañana a esta misma hora. -Terco es el destino.
En el San Juan iba a partir, pero estaba la lista llena.
Una pelea en una taberna ha dejado plazas libres.
¿Aceptáis o no? -Pues claro.
Claro. ¿Pensáis que soy un necio?
¿Puedo... retirarme?
Esperad ahí un momento.
Alonso de Entrerríos, ¿no? -Sí, señor.
Pena de muerte. -No.
Pena de muerte que queda conmutada si os enroláis en otro navío,
como el San Juan, que zarpa mañana a esta misma hora.
Gracias, señor, gracias. -Basta, basta.
No seáis tan zalamero.
Tengo además una orden que debéis cumplir.
Lo que sea. -¿Veis aquel hombre?
Ni se os ocurra despegaros de él.
Debe embarcar con vos en el San Juan como sea.
Si no lo conseguís,
no os librará del verdugo ni el mismísimo rey.
Os juro que no os fallaré.
Permitid que me presente.
Alonso de Entrerríos, de Sevilla.
Félix Lope de Vega, de Madrid.
¿Vamos al San Juan? -Vamos.
Eh... Espera.
Antes... Antes podríamos ir a un lugar.
¿Eh? Un lugar en el que el vino es excelente y las mujeres...
parecen ángeles caídos del cielo. -No pisaréis una taberna ni loco,
os lo aseguro.
Son órdenes. Hay que ir derechos al barco.
Vos decidís cómo subir a él,
andando o a rastras después de un buen zurriagazo.
Creo que prefiero hacerlo andando.
¿Os gusta el teatro?
Nada.
-Pues bien empezamos.
Ojalá pudiera salvar más vidas,
con tantas como se van a perder estos tiempos.
Haced llegar mis saludos a Ernesto.
De qué época es Ernesto.
Hay dos preguntas en el Ministerio de las que nadie tiene respuesta.
Una es el origen de Ernesto.
Por qué Di Stéfano jugó en el Real Madrid
si había fichado por el Barcelona.
Que tengan buen viaje.
Han hecho un buen trabajo.
Tranquilo.
Nadie sabrá lo de vuestro hijo.
Si no nos ayudamos entre nosotros tal como están las cosas,
apaga y vámonos.
Cuidado con el cráneo.
Entonces ¿no tienen nada más que decirme?
-Muy bien, pueden retirarse.
¿Gil Pérez se ha quejado sobre cómo hemos llevado esto?
¿Vamos?
Estoy seguro de ello.
Pero ¿quién no oculta algo en este Ministerio?
¿Sí?
¿Y con quién iba a estar, "tontochorra"?
¿Cómo estás?
-Otra vez para Atapuerca.
Cómo odio este trabajo.
Bien.
¿Por qué me preguntas tantas cosas?
¿De quién le tengo que decir que es el regalo?
-Venga, vamos.
que os he visto antes".
(SALVADOR) En 1940 Hitler se entrevistó con Franco en Hendaya
para negociar la entrada de España en la II Guerra Mundial,
guerra en la que nuestro país al final no participó.
España estaba en la más absoluta miseria.
-Todo eso ya lo sabemos. ¿Cuál es el problema?
Hemos recibido una alarma de 1940.
¿Malas noticias? -Las peores.
-¿Dónde estabais? -Salimos
por si venían los compañeros. -Si no han vuelto de Francia
es que están muertos. -Llamada urgente del Ministerio,
repito, llamada urgente del Ministerio.
Juan, nos vamos para volver. -Volver ¿adónde?
Alguien quiere reescribir nuestra historia y no lo consentiremos.
-En España se estudia alemán en todas las escuelas.
Saber alemán es esencial para el futuro de nuestra juventud.
(LOLA) El Ministerio os tiene engañados, Amelia.
¿Preservar el pasado?
(LOLA) Aquí dentro hay una puerta del tiempo, una sola.
Yo puedo enseñarles cientos.
Tienen que impedir que España entre en la II Guerra Mundial.
Gil Pérez, afamado agente del Ministerio durante el reinado de Felipe II, descubre que Lope de Vega, alistado en la Armada Invencible, no va a embarcar en el barco que la Historia dice que embarcó: el San Juan, una de las pocas naves cuyos marineros lograron salvar la vida. A cambio, embarca en otro navío donde encontrará la muerte segura, antes de escribir sus mejores obras.
La patrulla viaja a la Lisboa de 1588 para evitar que esto ocurra. El viaje supone para Amelia una oportunidad de conocer en persona al autor de la Historia de la Literatura que más admira… Para Alonso, viajar cerca de su época y conocer a un hijo del que ignoraba su existencia… Y para Julián, un auténtico quebradero de cabeza al tener que asumir el control de la operación ante la deriva de sus compañeros de patrulla.
Añadir comentario ↓
No sé si ya lo resolvieron pero yo lo hago de la pestaña "Más vídeos y audios" y ahí presiono el número de la temporada en la parte superior y me filtra solo los videos de esa temporada. Pero sí! por favor renueven este sitio y mejoren la navegabilidad...
Hola Javier Quizás ya lo hayas averiguado. Yo cada vez que termino un capitulo vuelvo a escribir en el navegador Ministerio del tiempo Temporada 1 Capitulo...
No encuentro todos los capitulos de todas las temporadas. La verdad es que le doy un premio al organizador de contenido por la facilidad de acceso al contenido Mi mas sincera enhorabuena.