Viernes a las 18.30 horas
Por supuesto que sí.
Porque después de 30 años trabajando en el jardín
y habiendo viajado por todo el mundo viendo jardines
la verdad es que creo que soy un veterano paisajista
y jardinero de vocación.
Montgó es una montaña mágica que, además, te atrapa.
A mí me atrapó.
Yo vivo en Valencia,
pero todo el tiempo que puedo lo paso aquí.
Por supuesto.
Tenemos unas 600 especies autóctonas en el jardín.
Esas especies las vamos...
La naturaleza las va colonizando en el parque,
que es su sitio ideal.
Y dicho por los directores del parque,
la parte que da al jardín es la que mejor se está repoblando
y la que mejor está aumentando la biodiversidad.
Por ahora, no.
Toco madera,
pero, por ahora, no tenemos problemas de agua,
porque, aquí, en el subsuelo, a bastante profundidad,
a 160 metros creo que está el pozo.
Hay bastante agua buena.
En cambio, un poquito más allá, el agua se saliniza.
En la zona del Parque Natural del Montgó,
que es donde estamos ahora, estamos...
Es una zona de montaña.
Es una montaña relativamente pequeña
envuelta de una presión demográfica bastante fuerte.
Estamos en el norte de Alicante, zona de veraneo de mucha gente,
y los retos en el Parque Natural del Montgó
son preservar los valores naturales del parque natural,
que, sobre todo, están centrados en la flora,
de esa presión que hay.
Y, sobre todo, anteriormente, fue urbanística.
Ahora, más que urbanística...
Eso más o menos está controlado,
pero, en verano, sobre todo, hay una presión de ocio muy fuerte.
Excursionistas, ciclistas, etcétera.
Pero lo que es más problemático es el Marjal de Pego-Oliva.
Es una zona llana.
Está separada dos kilómetros del mar,
y la altitud que tiene esta zona húmeda
es prácticamente 0.
Cuando tenemos temporales del mar, las gotas frías y tal,
el nivel del mar sube,
y tenemos que cerrar las compuertas del Marjal
para que no nos entre el agua del mar.
Sí, con Fundem.
El Parque Natural del Montgó tiene un convenio con Fundem,
y nosotros vamos allí
y hacemos visitas guiadas con gente que viene aquí.
Hacemos colaboración con ellos en ese sentido,
y ellos también tienen allí...
Como uno de los valores principales del Parque Natural del Montgó
es la flora endémica,
ellos allí salvaguardan parte
de algunas de las especies que tenemos aquí
y también del Parque Natural del Marjal de Pego-Oliva.
Un tema también muy importante en ambos parques
es el tema de las especies exóticas invasoras.
En el caso del Parque Natural del Montgó,
está rodeado prácticamente de urbanizaciones.
A la gente de las urbanizaciones les gusta tener jardines vistosos
e introducen flora exótica
que, a veces, no siempre, invade las zonas naturales.
El caso del Marjal de Pego-Oliva es bastante más problemático
porque allí hay un medio acuático.
Y allí problemas serios
con muchas especies que van por el agua.
El cangrejo azul.
Tenemos flora acuática invasora que a veces tapona los canales,
y los canales tienen que tener movimiento hídrico
para regular las subidas y bajadas para el cultivo del arroz.
Por supuesto, porque esto es una montaña.
Entonces, en las montañas, el ser humano va creando bancales.
Va creando espacios que luego comunicamos con paseos,
comunicamos con pérgolas y con "folies".
Lo vamos haciendo humano.
Pero la naturaleza siempre es la que impone el ritmo.
Es la que impone la estética.
Aquí tenemos unas 600 especies diferentes,
y no podrías poner...
Nosotros tenemos, por ejemplo, el almez.
Es un árbol que mucha gente no conoce.
En el sur de Francia, estuve hace poco en la Provence,
el almez está por todas partes.
En cambio, aquí, en España,
el almez no es un árbol que esté muy valorado
ni es un árbol que la gente conozca.
Es un árbol maravilloso porque es de hoja caduca,
con lo cual en verano te da sombra y en invierno te da sol.
Fundem, por una cuestión de responsabilidad.
Esto no me lo podía guardar para mí solo, ¿no?
Es que me emociono.
Esto era un campo abandonado de limoneros,
y Enrique empezó a desarrollar en él un jardín renacentista.
Tuvo la gran idea de hacerlo con plantas autóctonas,
con nuestras plantas,
y así ha crecido el Jardín de l'Albarda.
Tenemos, por ejemplo, la silene de ifach,
que es una especie en peligro de extinción
que hemos conseguido reproducir en la zona de la rocalla.
Y, además,
es muy difícil que vaya, y lo hemos conseguido.
Tenemos una gran población en el jardín.
Otra son los robles valencianos,
que también es una especie que está en retroceso,
y a la que ponemos valor monumental en el jardín.
El Jardín de l'Albarda es un jardín formal en su centro,
y alrededor lo recorre un bosque.
Este bosque crea un efecto.
En él vive mucha fauna asociada,
porque no hay el efecto barrera que crean los humanos,
y a esta fauna asociada
le cuesta mucho menos comer en el jardín
que en el propio bosque,
por lo que viene a comer al jardín nuestras plagas
y el jardín queda totalmente limpio.
Lo que nos hace reducir hasta eliminar los plaguicidas.
La zona de la Marina Alta y la Safor
son dos zonas con una pluviometría más grande
que el resto de la comunidad
y que provee de una diversidad muy grande.
De hecho, en el último estudio que se hizo,
en la Marina Alta, por ejemplo, por poner un ejemplo,
hay 1297 especies autóctonas de las cuales 102 son endémicas,
que me parece una auténtica barbaridad.
En Gales somos muy verdes.
Tenemos muchas ovejas, muchas vacas, mucha lluvia
y los colores que tenemos son básicamente el gris del cielo.
Lo que vosotros tenéis aquí son los colores rojos,
púrpuras, naranjas, cielo azul
y, sobre todo, el olor,
la fragancia de los naranjos y limoneros.
En Gales tenemos olores,
casi siempre los que desprenden las ovejas.
Tengo la suerte
de dirigir la National Trust en Gales,
así como la red internacional.
Yo creo
que Enrique tiene mucho que enseñarme
sobre el cuidado de los jardines.
Tiene mucho que mostrarme
sobre por qué los jardines son tan valiosos
para el planeta y la humanidad.
En lo que yo podría ayudar a Enrique es en cómo hacer un lugar como este,
más accesible y más conocido para la gente.
Eso es tan especial...
Es casi como un pequeño secreto,
pero es tan maravilloso e importante que no debiera ser un lugar secreto.
Todo el mundo debería venir y experimentar este espacio mágico.
Tenemos seis millones de socios, miembros que pagan cuotas.
La mayoría de ellas de unos 60 o 70 euros al año.
Ellos lo hacen por distintos motivos.
Algunos se asocian y pagan esas cuotas
para proteger los lugares que aman,
algunos simplemente para aparcar gratis
en algunos sitios.
En este momento de crisis climática,
una de las cosas con las que la mayoría coincidimos
es que tenemos que enfrentarnos a una crisis climática global.
O como quieran llamarlo.
Proyectos como el Fundem,
este jardín o lo que está haciendo Enrique
son como reservorios de paisaje para el futuro.
Si lo que haces es contarle a la gente
acerca de este lugar;
no como propiedad de un hombre rico,
sino como un lugar donde se disfruta y se contempla un espacio
que de otro modo se perdería
tanto para el planeta como para España,
así es como la gente vendría.
Hemos comprado, en Almenara, por ejemplo,
unos campos de arroz.
El arroz además es rentable
por las subvenciones que recibe de Europa.
Y cuesta dinero,
pero estamos con otras asociaciones
consiguiendo que se cree un marjal,
como la albufera de Valencia, pero en Almenara.
En Villacañas, por ejemplo, en Toledo,
hemos comprado lo mismo.
Allí son marjales que se secan en verano
y en invierno están con agua.
Lo que son las famosas Lagunas de Ruidera
y toda la zona esa
es una maravilla.
Por supuesto que sí.
Soy consciente
de que solo no se puede hacer nada prácticamente.
Por eso, hice Fundem.
Para admitir socios
que ponen una cantidad muy pequeña al año.
Con ese dinero vamos comprando territorio
y lo vamos dando a custodios
y grupos ecologistas de cada zona donde vamos comprando.
De esta manera,
el pueblo donde nosotros compramos y la gente interviene
cambia.
Una de las cosas que tiene Fundem
es que tiene territorios de alta montaña valenciana, ¿no?
La tiene en Benifasar.
De montaña media mediterránea, ¿no?
Benimantelle, en el Vall de Gallinera.
Y, también, en el marjal de Almenara,
una zona muy rica.
Acció Ecologista ha tenido siempre un grupo muy activo en esos temas
encabezado por otro viejo compañero.
¿No se molestará?
Con mi edad.
Enric Amer está haciendo una tarea yo creo que estupenda.
Sí.
La figura de custodia de territorio que recoge la ley estatal
está aún por desarrollar
en el sentido de que tiene mucha potencialidad.
Sería importante
hacer entrar en la fórmula de custodia
toda una serie de terrenos
que son de titularidad de las administraciones públicas.
Para empezar, de la administración local.
Si miramos este paisaje,
vemos que han calado desde los años 50 o 60
hasta la cumbre de la montaña, ¿no?
Todos esos cultivos
abandonados aceleradamente a partir de los años 60
con la migración,
con el abandono de ese tipo de agricultura y campo.
Todos esos bancales han sido colonizados
por vegetación forestal.
Con dominio de pinos, de pino carrasco magnífico,
pero no en la extensión que tiene.
Una propuesta es volver a hacer
lo que hicieron nuestros abuelos agricultores
cuidando sus bancales
o lo que hacían los rebaños de ovejas y cabras.
Cuando hacíamos desbroces selectivos
o clareo de pinares y tal,
estamos haciendo lo que hacían las ovejas y cabras
hasta los años 60
o nuestros magníficos agricultores de secano
constructores de un paisaje maravilloso,
como podéis ver en toda la Marina.
La verdad es que era un desastre
porque creo que sacamos alrededor de tres camiones
de enseres y de basura.
Bueno, realmente,
nuestro proyecto era un proyecto de gestión del territorio
que tenía una vocación claramente de proyecto colectivo
y educativo, por nuestra formación.
Entonces,
nuestra idea era que las tareas de gestión del territorio
estuvieran vinculadas a nuestras áreas de conocimiento.
Por un lado, la biología
en el ámbito de la enseñanza secundaria
con actividades de educación ambiental;
y, por otra parte,
la Universidad de Alicante
en el ámbito de la geografía y ordenación del territorio
y nuestros másteres de geografía
que son de desarrollo local y riesgos naturales.
Hacemos un agujero
y vamos a poner la bellota de forma vertical, ¿vale?
La ponemos en vertical
para que a partir de este momento poco a poco vaya germinando
cuando le llegue su momento, ¿vale?
Nos dimos cuenta
de que aunque aparentemente era un terreno agrícola abandonado,
tenía un interés enorme
no solo por el enclave paisajístico en el que está,
sino porque al estar situado en este valle tan pequeñito
encontrábamos terrazas de solana, un bosque de umbría,
teníamos un fondo de valle con un suelo muy profundo y húmedo
donde podíamos reconstruir esas formaciones de bosque mixto
con caducifolios.
Además, nos servía también de base para conocer iniciativas locales,
que es de nuestros puntos de vista como geógrafos.
También contar con la población local,
ver iniciativas de la población local,
buenas formas de gestión, cultura...
Vamos a plantar un quejigo.
El quejigo lo tenemos preparado
y, ahora, poquito a poco, le vamos a echar tierra
para que se mantenga, ¿vale?
Fundem, desde el principio, me dijo:
"No te preocupes si no es parque natural".
Yo tenía la idea de que igual no era valioso
en el sentido de que no es una finca
con grandes masas boscosas bien conservadas y demás.
Pero pensamos desde el principio que podría ser un valor positivo
recuperar territorio en un ámbito que es espectacular
y, de alguna manera, presionar a la Administración
para que esto se proteja.
¿Os parece?
Vamos a empezar por los más rojitos.
Vamos a intentarlo con los que son más oscuros.
Como esté, ¿vale?
Más rojo.
En nuestro caso es más una rentabilidad social,
y, encima, claro, el grupo...
El colectivo que se encarga de gestionar esto
somos fundamentalmente profesores.
Entonces,
aunque hay un cierto aprovechamiento más agrícola
para cuestiones más domésticas, almendra, aceite de oliva, etcétera,
la finalidad es fundamentalmente educativa
y con esa proyección social.
Nosotros nos damos por satisfechos
con que sirva de aula al aire libre para nuestros alumnos
y que vean este tipo de dinámicas de transformaciones del paisaje.
La National Trust va a ayudar a Enrique
porque tenemos una colección de espacios de nuestra organización
por todo el mundo.
Sitios pequeños como el de Enrique y otros a mayor escala.
Todos se ayudan con la creación de nuevos socios,
con el flujo de varias personas que interactúan en red
o compartiendo aspectos ambientales,
por lo que más que dejar que Enrique se las apañe solo
él dispondrá de la ayuda de cientos de expertos
y, además, contará con nuestra difusión.
En España la gestión de la conservación es básicamente pública pero cada vez surgen más entidades privadas que custodian la conservación del territorio. La Fundación "Fundem" compra territorios en distintos hábitats y los entrega en custodia de territorio a agrupaciones ecologistas y colaboradoras.