Fuera de emisión
Buenas, ¿qué tal?
Vamos a hablar de unos consejitos...
Bueno, depende un poco de la cultura...,
del tipo de gasto que tiene cada persona.
Hay personas que a lo mejor gastan mucho en ocio
y lo tienen bastante fácil si quieren ahorrar un poco.
Pero quizás para la típica familia con hijos
lo más interesante
es ver el tema de los suministros, el tema del coche,
la compra semanal
e ir ahorrando en esos puntos.
Pues en la vivienda, por ejemplo, empezando
por los que viven de alquiler,
últimamente han bajado mucho los alquileres.
Y lo más importante es pensar en negociar una rebaja.
A lo mejor se consigue rebajar 50 euros al mes o más.
Renegociar la hipoteca es más complicado,
pero hay temas, como el de la comunidad de vecinos,
donde si una persona se involucra en qué está gastando la comunidad,
puede conseguir
que se reduzcan los gastos de la comunidad
y a su vez, un poco los gastos mensuales.
Exacto, sí.
Por ejemplo, con la luz,
una de las cosas habituales que la gente no suele mirar mucho
es la potencia contratada.
Muchas veces se tiene una potencia contratada superior a la necesaria
y, como se va pagando una parte fija bastante importante
sobre esa potencia contratada,
se están pagando todos los meses cinco o diez euros de más.
Con el agua se pueden hacer pequeños ajustes en casa,
pero en agua se ahorra un poco menos porque suele haber
una parte fija muy grande y la parte de consumo es menor.
Pero, por ejemplo, se pueden poner filtros
en los distintos grifos y en la ducha,
para que haya más presión, pero menos agua
y así se va reduciendo.
Y también son cuestiones
de acostumbrarse a tener un consumo más responsable,
no estar 20 minutos en la ducha.
Pues me parece que ya has ahorrado un poquito con los ahorros de casa.
Con el coche hay dos grandes formas
de ahorro.
Una es a la compra del coche.
En mi opinión, es mejor evitar comprar un coche a crédito,
porque los créditos que hay sobre los coches tienen un tipo alto,
en torno al nueve o diez por ciento.
Entonces, es mejor comprar un coche más pequeño o de segunda mano
si no se dispone del dinero.
Bueno, no sé si quieres otra moneda.
Por el coche.
En el ocio, si miramos el tema de viajes, es bastante evidente
que se puede ahorrar mucho dinero,
simplemente teniendo más flexibilidad
o comparando, usando comparadores.
A lo mejor, dedicando un poco de tiempo,
un viaje un poco largo
puede valer 500 euros o puede valer 800 euros,
dependiendo de cómo...
si hemos mirado mucho o poco.
Otra, otra.
La veo un poco pequeña.
Como Peggy.
La verdad es que muy pocos.
Sí, de trabajar en verano y de lo que voy recogiendo por ahí.
Sí.
No, pocos de momento.
Un poquito. -Pocos.
Difícil, porque la economía ha ido por un lado y los ahorros por otro.
Bueno, todo un poco.
Para viajar.
Me gustaría destinarlos para mis estudios.
Intento montar un nuevo negocio y financiarme para...
Por si me falta trabajo, tenerlo ahí.
Para salir del paso.
Priorizando.
Pues no gastar mi dinero en cosas que no son tan indispensables.
Eh... gastando menos.
Mirar los gastos.
Trabajando y, por mala suerte, heredé un piso de mi padre,
lo vendí y con el dinero...
Correcto.
Gastar menos que ingreso.
Esa es la fórmula.
En una cuenta.
En una cuenta bancaria y en una hucha también.
En diferentes cuentas.
Está en mi cuenta.
En dos.
Para cuando sea un poquito... más mayor.
Alguna vez, si necesito, sí.
Unos los tengo más a largo plazo y otros para proyectos más próximos.
Tendría que pensar en esto.
Pero la verdad, no mucho, no mucho.
Yo lo que hago o lo que pienso hacer con mis ahorros
es el estándar del ciudadano medio,
que es disfrutarlos a corto plazo,
irme a cenar a un sitio chulo si me apetece.
A medio plazo, irme a un viaje.
Y a gran plazo, mi jubilación.
Sí, una pregunta cuya contestación
es bastante difícil de hacer
y que depende mucho...
No, porque vivimos en una época
que, realmente, nunca habíamos vivido.
Estamos en un momento en que los tipos de interés están al 0 %
y el cliente que está acostumbrado a ir al banco a contratar un depósito
casi le tiene que dar gracias al banco de que le acepte el dinero.
Por tanto, estamos en una situación muy difícil, muy compleja
y el ahorrador tiene que hacer mucho más esfuerzo que antes.
Es que sepamos...
dónde metemos nuestros ahorros.
Es decir, si no tenemos una formación previa...
Y en España el problema del cliente medio es que su educación financiera
no se la ha dado en la escuela ni en las universidades.
El ahorrador lo primero que tiene que saber es dónde mete su dinero.
Y para saber dónde meter su dinero tiene que tener la buena costumbre
de coger los contratos y leérselos,
no el día que va a la oficina, con las prisas, nos vamos a tomar café.
Se tiene que llevar el borrador del contrato y leerlo y entenderlo.
Y el riesgo de no leerte el contrato es muy alto.
Lo que tiene que saber el cliente es qué perfil
como ahorrador e inversor tiene,
cuánto dinero está dispuesto a perder, dónde lo tiene,
si lo tiene diversificado o no lo tiene diversificado,
qué rentabilidad quiere obtener, qué liquidez,
cuándo va a necesitar ese dinero.
Y cuando tenemos todo este trabajo,
el banco no nos da consejos de ahorro gratis.
Lo que no nos cobra directamente, nos lo cobra después
o porque nos han dado un mal producto
o porque ese producto genera sus comisiones y sus ganancias.
Tenemos que acostumbrarnos, cuando son importes importantes,
a buscar asesoramiento.
Primero, el asesoramiento que uno puede conseguir online,
el asesoramiento que es gratuito,
pero también un asesoramiento personalizado
y ese asesoramiento tiene un coste.
Es una triada de factores que son bastante sencillos,
al menos, de entender, después hay que profundizar un poco.
Uno es el riesgo.
Es muy importante que la gente
en lo primero que se fije sea en el riesgo.
¿Cuándo puedo perder dinero?
¿Cuándo puedo perderlo?
¿Si le pasa algo al banco, si no se cumple una condición del producto?
Después está la liquidez.
Si yo ese dinero que he puesto a plazo fijo
o en una participación preferente perpetua
lo quiero recuperar, ¿lo voy a poder recuperar?
¿Y a qué coste, el mismo dinero que he invertido, menos?
¿Cómo funciona eso?
Y al final, y eso tendría que ser siempre al final,
la rentabilidad esperada.
La pregunta que se suele hacer es:
yo quiero rentabilidad, pero sin riesgo,
sin arriesgar.
Incluso ya la segunda es:
puedo estar dispuesto a poca rentabilidad,
pero no quiero arriesgar lo que he invertido.
Y la respuesta es que es posible, pero es muy difícil.
En estos momentos, el producto del muy conservador
es el depósito a plazo fijo.
Los depósitos dan un 0,20 o un 0,10 %
y ese es el producto, si tenemos menos de 100 000 euros,
que no tiene riesgo en un banco.
A partir de 100 000 euros, los depósitos también tienen riesgo,
no están garantizados por el fondo de garantía.
Para poder pasar al próximo nivel de inversión,
el cliente que es conservador, y hace bien en ser conservador,
tiene que...
dejar de ser miedoso.
Claro.
Como regla general, cuando el banco nos llame
y nos recomiende pasar a otro nivel,
digámosle que no.
Esa es la regla general.
Y el fondo al que nos dice que tenemos que pasarlo
es un mal fondo casi con toda seguridad.
Fondos de inversión hay muchísimos.
Y además se puede contratar no el del banco en cuestión,
sino de cualquier otro banco o incluso de empresas,
de instituciones de inversión colectiva.
Para ello, no basta con saber el nombre del fondo de inversión.
Tenemos que leer el folleto, irnos a la CNMV y leer el folleto.
Y entender que el fondo lo que hace es con nuestro dinero
comprar muchos activos.
Puede haber fondos muy seguros y muy poco rentables,
son fondos monetarios que invierten a muy corto plazo en deuda pública
y hay fondos muy muy arriesgados, que podemos perder muchísimo,
que invierten en acciones de mercados emergentes.
Hay una gama, un fondo de inversiones es muchas cosas.
Pero alguna de estas muchas cosas
coinciden con las necesidades y el perfil del ahorrador.
a vivir con dudas razonables, no con falsas certezas.
Yo no te puedo contestar más que formación,
información y asesoramiento independiente.
Y eso lleva tiempo y no es la respuesta que estamos esperando.
Pero cada ahorrador, cada familia, es un mundo.
Y según ese mundo que alguien tiene que estudiar,
le convienen unos productos u otros.
La gente ya no está dispuesta a tirar la casa por la ventana. La inflación nos va a la contra y los bancos no están dispuestos a darnos mucho por nuestro dinero, es por esto que este capítulo de "Economía de Bolsillo" nos planteamos: ¿Qué hago con mis ahorros?
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