De lunes a viernes a las 16:30 horas
(Sintonía de "Dos vidas")
(Pitidos de semáforo)
Llegas tarde. Y tienes pintalabios en el diente.
Tu madre te ha reorganizado la agenda.
Tienes cita en la peluquería a las seis.
¿Vas a ir a la cena con ese pelo? El coche te recoge a las nueve.
Uno más.
El viernes.
Tu boda.
Ha llamado Sergio, que tenéis que elegir los músicos.
Mañana tienes videollamada con Londres
y el miércoles cerramos la colección.
Porque son tuyos.
Son bonitos, July, cariño, pero nosotras llevamos las cuentas.
No te ve diseñándolo.
Oye. Julia, no te acomodes,
tienes la prueba del vestido.
Lo cambió tu madre, ¿no te lo dijo?
¡Julia, Julia, el post-it!
(Móvil)
(Pitido)
¡Cogedla, viva o muerta!
¡Está a tiro, abrid fuego!
(Disparo)
¿Dónde se ha metido?
Esa cría no puede conocer la selva mejor que nosotros.
¡Carmen!
¿Qué ha pasado? Estás herida.
¿Qué ha pasado?
¿Qué no querías?
Voy a por él.
Tranquila, tranquila.
Iremos al interior. Nos ayudarán.
(Motor de coche)
¡Ganaré tiempo, corre!
¡Vete, Carmen!
¡Esto no va contigo, aparta!
Tranquilos. No vais a herir a un hermano, ¿verdad?
(TOSE)
(TOSE)
¡Carmen!
¡Carmen! ¡Por aquí!
¡Vamos!
Vamos.
Lo siento.
No tenía opción.
Mi amor, todo va a salir bien.
Todo va a salir bien.
¿Qué, cómo ha ido?
¿Y qué esperabas, July?
¿Cómo te has roto el tacón?
lo único que tengo, mi casa.
Te preguntarás quién soy y si es que estoy loco,
lo segundo, tal vez, lo primero,
soy tu padre, Julia.
Tu padre biológico".
(Risas)
Conclusión: No intentéis regatear con un mecánico sueco.
Eso no te lo voy a negar. ¿Cerrasteis ya el menú, cariño?
Sí, al final nos quedamos con el marisco.
Julia no estaba muy convencida, no le va mucho,
pero es la mejor opción.
Diana nunca se equivoca.
Al final, vendrá Óscar, ¿no?
¿Y lo del permiso de residencia, lo has cerrado ya?
Eh... Para Canadá.
Iba a decírtelo después de la boda,
no quería sobrecargarte con más cosas.
He aceptado un puesto en Canadá. Nos mudamos.
No tienes que preocuparte por nada, he hecho gestiones.
He puesto en venta la casa,
he alquilado un apartamento precioso en Toronto.
Monísimo, te va a encantar.
Si te preocupa el trabajo, te he conseguido un par de entrevistas.
Y si no te cuadra, te puedes coger tiempo para ti.
Descansar, leer, hacer deporte.
Darnos nietos.
Amor, estás hasta arriba de trabajo y muy estresada por la boda,
no te lo hemos dicho para no ponerte más nerviosa.
Cariño, por favor.
(Murmullos)
Os pido disculpas. Voy a hablar con ella.
(Motor de coche)
¿Estás bien?
Dentro tienes ropa para cambiarte.
Y yo a ti.
Cuídate, por favor.
Cuídate.
Corre.
Vamos, vamos.
(Motor de coche)
¡¿Dónde está?! ¡¿Qué le han hecho?!
¡La matarán, tiene que protegerla!
¿Sale del país, adónde va?
Tiene que llevarme con ella, se lo ruego.
Aquí tampoco nos quieren juntos,
y aun así, hemos podido con ellos.
¿Por qué? Porque el amor es más fuerte.
Encontraremos la manera.
(Timbre)
"Te preguntarás por qué te cuento todo esto ahora.
En mis últimos días he estado pensando mucho.
Yo tampoco conocí a mi padre,
y mi madre, aunque dulce y encantadora,
siempre fue un misterio para mí.
Me habría gustado saber algo más sobre mis orígenes
y me pareció injusto privarte a ti de ellos.
La casa que te dejo lleva tiempo cerrada,
pero seguro que podrás convertirla en un hogar.
Y el pueblo...
Bueno, no está en su mejor momento,
pero los vecinos te recibirán con los brazos abiertos, estoy seguro.
Busca a Elena cuando llegues, ella te pondrá al día.
Ojalá encuentres aquí tu historia, la nuestra.
La que yo no supe reconstruir.
Un abrazo, Carlos".
(Ladridos)
(Llama a la puerta)
(Ladridos)
¿Necesitas ayuda?
Anda, trae.
¿Qué prefieres, piel mojada o mierda de vaca?
La piel mojada no huele.
Bueno...
Eres Julia, ¿no?
(ASIENTE)
Están todos en la despedida,
has llegado justo a tiempo.
es más animado. Él lo quería así.
Tu padre ya penó mucho en vida.
¿Vamos?
Venga.
Venga.
Don Modesto, su café con leche templada y una gotita de brandy.
Pero que no se entere su hija.
Ahora estoy contigo. Chicos, ahora os traigo lo vuestro.
Buenos días, Mario. -Buenos días.
-¿Qué te pongo?
-Un cortado.
La hija de Carlos.
Mujer, eres la novedad.
Por aquí no viene mucha gente, y la mayoría están de paso.
Quita la música, Ribero.
Ese es Tirso, el dueño.
Bueno...
Estamos aquí para recordar a Carlos Cruz,
vecino de este pueblo.
Sabéis que no me gusta mucho hablar, así que voy al grano.
Le echaremos de menos.
Bueno, si alguien quiere decir algo, es el momento.
Carlos nunca te decía que no a nada.
Te ayudaba con la faena, te dejaba las herramientas.
Hasta me arregló la moto.
Era un tío de puta madre.
Era muy buen vecino.
Siempre se portó muy bien con mi madre y conmigo.
Para mí era como mi tío.
Era justo y trabajador.
Y como ha dicho mi hija, siempre se preocupó por nosotras.
Bueno, por todos.
Nos mantenía unidos.
Y ya que está aquí su hija, que hable ella también, ¿no?
Vaya hija, que no va a hablar en el funeral de su padre.
-Di algo, lo que sea.
Si no, te arrepentirás. -Claro.
Unas palabras bonitas.
¿Por qué no quiere hablar?
Habrá venido a por el dinerito de la casa y lo demás le dará igual.
-Unas palabras, Julia, algo.
Por el gesto, más que nada. Por tu padre.
(Murmullos)
(Murmullos)
¡Julia!
Julia, espera.
Siento si te hemos presionado, no era mi intención.
Es normal que estés agobiada, esto tiene que ser muy raro.
-Julia, ¿no?
Enhorabuena, nos acabas de dar tema de conversación para dos semanas.
La urna es tuya.
¿Por qué?
¿Solo vienes a por la casa?
Eres su hija. ¿Quién quieres que se las lleve?
¿Verdad? Sí, ¿no?
Sí. -Claro que sí.
Pues es tu problema, no el mío.
A ver...
Eso es.
Y ahora, si me disculpáis.
Anda, ven.
(Gaviotas)
(Música dramática)
(Música dramática)
(Música dramática)
(Bocina del barco)
(Bocina del barco)
(Continua la música dramática)
Como puede comprobar, es el lugar perfecto
para formar una familia.
Tranquilo, en plena naturaleza,
alejado del ruido y el humo de la ciudad.
Nadie les molestará.
Eso es. La tarima es de roble de primera calidad,
al igual que la escalera.
Como ve, la casa es muy luminosa,
gracias a sus grandes ventanas, pero no tema,
es fresca en verano
y la chimenea da calor en invierno a todas las estancias.
Si me acompaña a la planta superior,
le puedo enseñar los dormitorios y el despacho,
ideal para su marido.
Imagino que su marido querrá ver la casa.
Ah.
Si me permite.
Ajá.
Muy bien.
Pues la decisión es suya, usted dirá.
Como ves, hay que limpiar y poner todo en orden.
Pero siempre fue la más bonita del pueblo.
No te extrañe si hay recelo.
Esta casa tiene muchos novios.
Qué maravilla.
Carlos la cerró cuando murió su madre, hace diez años.
Le recordaba demasiado a ella. Nunca quiso volver.
A Carlos no le gustaban mucho las fotos.
No podía vivir aquí, pero tampoco podía desprenderse de este lugar.
Su madre... era una mujer especial, ¿sabes?
Estaban muy unidos...
y esta casa era lo único que tenían.
¿Y tú?
¿Has venido a venderla o te vas a quedar?
Bueno, te dejo, que tengo cosas que hacer.
Ya habrá tiempo, mujer. Y tú tienes que vivir este momento.
Disfruta.
No lo sé, lo que quieras.
Búscale un sitio.
(Música melancólica)
(En sueños: disparos)
¡Ah!
(El bebé solloza)
(Música africana)
Carmencita, hija, que te vas a caer.
Qué maravilla.
Qué angustia.
Uy, qué bonito.
Cuánto verde, ¿no?
(SUSPIRA) Qué nervios.
Hasta el suelo este es raro, si no se puede andar.
Agujero sí, agujero no, de verdad...
Uy, Carmen, hija. Vamos, no te pares. Vamos.
Venga, juntitas.
Y no toques nada, ¿eh? Ni se te ocurra tocar nada.
¿Qué tranquila, Carmen? Es que yo no sé...
Mira el señor. Bueno,... de verdad, de verdad...
Ten cuidado.
Muy barato. -Sí, "barato".
¿Te gusta?
Y si quieres, este también. -Mira, no.
Carmen, hija.
Pero si son ojos. ¿Qué haces?
(CHASCA LA LENGUA) De eso nada.
Carmencita, ni se te ocurra tocar eso.
(SUSPIRA) Si es que...
¿Agustina? -Sí.
Hija. ¿Linda? -Sí.
Ay.
Qué ganas tenía de verte, bonita, de verdad.
(SUSPIRA) Qué bonita eres. Madre mía.
Preciosa. Bueno, vámonos. -Sí.
-Hija.
-Mira, este es el coche de don Francisco.
(Música africana)
(Golpes y ruidos)
(Cristales rotos)
(Música de suspense)
(Graznidos)
Chiquitos, ¿eh? Líbranos de pasar un segundo más aquí.
Sí, señor.
(Motor de coche)
¿Por qué sabe tanto de esta tierra?
No es una broma.
"Esto es una amenaza de manual.
(Ruido)
La selva es un nido de peligros, no solo por los animales,
entre los árboles, al acecho, viven los salvajes.
Son 50 euros, desayuno incluido.
¿Y lo de la fama de acogedores? -Muy acogedores, pero no idiotas.
Es verdad que Carlos no quiso hacerse cargo de ti al principio.
Pero se arrepintió.
Si será una semana.
Me tienes loco. ¡Que solo quiero mi toalla!
(Aplausos)
Intentas dejarle como el malo, pero no me engañas.
"Pueblerina" dice. No sé qué pudo ver en ti.
Esto es África,
y es cierto que todo lo exótico puede resultar atractivo.
Pero también puede resultar peligroso.
Espero que así sea.
Yo voy a cobrarme todo lo que me debes de una u otra forma.
Julia es una joven urbanita que tiene su vida organizada al milímetro, un trabajo perfecto y un novio perfecto con el que está a punto de casarse. Pero días antes de su boda recibe una impactante noticia que la lleva a trasladarse a un pequeño pueblo, a la antigua casa de Carmen, una mujer con la que tiene un vínculo muy especial que cambiará su vida para siempre. Años atrás, Carmen huyó de la Guinea Española tras verse envuelta en un trágico suceso, y se estableció en el pueblo. Un viaje que emprendió cargada con la compañía de sus cuadernos de viaje y el recuerdo de un amor tan pasional como prohibido.