De lunes a viernes a las 16:30 horas
La historia de Julia, una mujer que, en la actualidad, vive una vida que su madre y su futuro marido han planificado para ella y justo cuando está a punto de casarse descubre un gran secreto familiar que le cambiará para siempre.
Al borde de un ataque de nervios decide separarse de ellos. Julia halla refugio en un apartado pueblo de la sierra de Madrid en el que tendrá una complicada misión: hacerse con las riendas de su propio destino.
¿Y por qué tiene que ser algo malo dejarse llevar?
Esos recuerdos no son falsos, Julia. Son nuestra historia.
No, pero eres la Julia con la que he compartido la última semana
y no puedes negar que hemos estado genial,
nos hemos reído, nos hemos reencontrado.
Dentro de unos años,
nos reiremos recordando cómo arreglamos
las máquinas de tu taller.
Les contaremos a nuestros amigos cómo nos quedamos encerrados.
O que estábamos tramitando nuestro divorcio y, de repente,
surgió de nuevo la chispa en este sofá.
Después de tanto bandazo, podemos tener el final que nos merecemos.
Estaba escrito.
¿Qué?
Julia, ¿a qué viene esto?
Deberías calmarte...
¿Tú te estás escuchando?
¿Y qué pasa con eso?
Julia, ¿de verdad me crees capaz de hacer algo así?
Puede que estirase el proceso de reparación.
Lo del divorcio fue un órdago. No pensé que querrías firmarlo.
Pero yo no nos encerré en el taller ni pelé los cables. Te lo juro.
Te estaba perdiendo otra vez.
Estoy desesperado.
No soy nada sin ti, Julia.
Por favor.
Espero que todo esto te salga bien.
(Sintonía de "Dos vidas")
Agustina, ya no queda polvo en esos muebles.
Ay, disculpa, pero es que a mí los nervios me dan por rezar
o por limpiar.
Y después de 20 rosarios, pues ya solo me queda el trapo.
Ay, chiquito, discúlpame.
A lo mejor estoy corrompiendo tu arte.
No se preocupe. Siga, si eso le tranquiliza.
En cuanto se venda el primer mueble,
se me quita este tembleque y paro.
Pero es que no entiendo por qué no entran los clientes.
Traigo noticias fabulosas.
Y eso es lo que traigo.
Si miráis allí, veréis al matrimonio Herranz Larrañeta.
Son los que el otro día,
en la encantadora velada que celebramos en casa,
se quedaron prendados del baúl de Kiros.
¿Quieren adquirir alguna de las piezas?
Absolutamente. Cuando les hablé del evento,
se mostraron muy entusiasmados con la idea.
Seguro que entran y compran algo. Voy a seguir con la promoción.
Ay, sí, sí.
Ahí se acercan.
Bueno, si es el matrimonio Herranz Larrañeta.
¿Cómo se encuentran? -Muy bien, gracias.
Pueden pasar y disfrutar de la exuberancia de la selva
en estas delicadas pinturas en los muebles.
Tener una de estas piezas,
sería como ver crecer la selva en su propio salón.
Él es Kiros, el artista.
Quién, si no un indígena, podría traer con tanta precisión
toda la esencia de Río Muni.
¿Qué tipo de madera ha utilizado? -Iroko.
Gracias, pero no nos interesa.
Bueno, les puedo acompañar en su paseo de vuelta.
Seguro que llegamos a un acuerdo. Perdona.
Sé cómo se siente.
Como si no perteneciera a este lugar.
Igual que yo.
Claro que ha sido buena idea.
Mira lo que has logrado en solo una mañana.
Lo único que tienes que hacer
es dejar salir tu carácter arrollador
y sacarás esto adelante.
Y recuerda por qué estás haciendo esto.
Tome asiento, por favor, señor Caamaño.
Le agradezco que haya venido hasta aquí tan temprano.
Mi marido y yo estamos muy ocupados para desplazarnos hasta Mongo.
Por supuesto.
Las damas de cierta clase siempre están demasiado ocupadas
para dejarse ver en una casa de empeños.
¿Vamos al grano? -Sí.
Estoy seguro de que quiere terminar cuanto antes.
Y yo tengo más asuntos que tratar.
Le aseguro que será el viaje más rentable
que haya hecho usted en su vida.
Aquí tiene.
Es la joya más preciada de mi colección.
Una pieza clave de mi vestuario,
reservada solo para las ocasiones más distinguidas.
Siempre atrae la mirada de los más entendidos.
Porque no solo es la piedra, es el talle,
los ensamblajes.
Lo cierto es que tengo dudas sobre la autenticidad de la pieza.
Pero ¿qué está diciendo? -Ya me ha oído.
Es imposible.
Este collar ha pertenecido a mi familia
y ha pasado de generación en generación.
Es imposible que sea falso.
Solo hay una prueba que podamos realizar
para determinar si el collar es auténtico.
Debo examinarlo en unas condiciones específicas.
¿Cuáles?
¿Necesita usted más luz? ¿Es eso?
Necesito verlo sobre un cuerpo desnudo.
Reconozco que me ha sorprendido, señor Caamaño.
Había oído muchas cosas sobre usted,
pero nadie me había advertido de que era usted cómico.
Yo nunca bromeo con mi trabajo.
Seguro que podemos encontrar otras condiciones para confirmar
la autenticidad del collar.
No, no las hay.
Los diamantes brillan de una forma muy específica
sin el reflejo de las telas.
Solo dejando pasar la luz proyectada por la piel,
puede realmente captarse el valor de una joya como esta.
Es posible.
Pero una mujer de mi condición podría ofrecerle otra clase de...
incentivos.
Contactos en altas esferas, por ejemplo,
que seguro que le serían más útiles
a la hora de "concluir la autenticidad del collar".
Cuando una mujer de su condición acude a mí,
es porque ya tiene poco que ofrecer.
Le aseguro que esta pieza es auténtica.
Este collar perteneció a mi madre.
Falleció en un accidente cuando yo tenía trece años,
y es lo único que tengo de ella.
Pues confirmemos que su madre le dejó algo
que merezca la pena comprar,
o regresaré a Mongo.
Yo habré perdido una mañana de trabajo,
pero la pregunta es, ¿qué habrá perdido usted?
Espere.
(SOLLOZA)
Temo que nuestras expectativas eran muy optimistas.
La verdad es que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.
Tirso solo accedió a hospedarme en un desván sin calefacción.
Unos ornitólogos le reservaron todas las habitaciones,
y me he enterado, que al final no se presentaron.
¿Qué, fuiste tú?
Eres increíble.
Yo no te lo he pedido.
No sé si me gusta verme envuelto en algo así,
ya me he equivocado muchas veces.
¿Fuiste tú la que nos encerró en el taller?
No.
Esta vez es la definitiva.
(Televisión)
Me rindo.
No. ¿qué dices?
Si me has ganado 20 partidos seguidos. Paso.
Ya soy bastante perdedor en la vida real.
¿Lo dices por lo que dijiste de Cloe?
Lo digo porque me pilló diciéndolo.
Si es que es normal que se cabreara, que no pienso las cosas.
Es como si mi cerebro no filtrara las movidas.
Así me va.
Eso le puede pasar a cualquiera.
Yo también estaba allí partiéndome el culo.
Ya, pero tú no hubieras dicho esas cosas de Cloe.
Porque tú piensas, tú filtras las cosas.
Desde que lo dejé con ella estoy atontado, y no tiene sentido, ¿no?
¿Por qué?
La que tiene que estar tocada es ella.
Lleváis mucho tiempo juntos, es normal que la eches de menos.
Hemos recordado un momento muy especial que vivimos juntos.
Nos hemos besado.
Pero ella se ha echado atrás.
Ahí fue donde...
supe que ya no tenía nada que hacer.
¿Y sabes lo que hice, en vez de comportarme y dejarlo pasar?
Le he suplicado una segunda oportunidad. Desesperado.
Es que tiene razón, Diana.
Después de lo que sucedió
cuando les hice creer que me perdí en el monte...
Aun así, no soy capaz de ir con la verdad por delante.
Entiendo que no quiera volver a verme jamás.
Diana, no me reconoce.
Julia dice que no me reconoce...
y, la verdad es que ni yo sé quién soy ahora mismo.
Menos Julia.
Dejarle su espacio...
Julia no tiene epilepsia.
Ella nos hubiera apagado la tele hace dos horas.
Y nos habría convencido para hacerle unas fotos y colgarlas.
Como aquellas en el puente del río.
Qué guantazo se pegó.
Dos horas posando para luego acabar en el agua.
Y fingió que se había hecho daño para que nos tiráramos a por ella.
Qué tía. Lo pasamos bien esa tarde.
Es una lianta.
Como cuando no puede dormir.
Una vez, me llamó a las tres de la mañana.
Casi me da algo.
Lo cojo nerviosísimo y, va la tía y me pregunta que "¿qué tal?".
A las tres de la mañana.
Pero luego nos quedamos hablando de chorradas hasta que se hizo de día.
Bueno, ¿qué, me ganas otra vez?
No.
Quiero que intentes recuperarla. -Tú flipas.
En serio.
¿Cómo me va a perdonar después de la cagada de ayer?
Tienes que decirle lo que sientes, abrirle u corazón.
¿Como lo del bote con papeles de la otra vez?
Eso funcionó porque tú me echaste un cable.
Que esto no da, Mery, que no me filtra.
¿Y tú quieres que me ponga a hablar de sentimientos?
Pues escríbelo primero.
Ya. Bueno, vale, lo escribo y luego lo filtras tú.
Déjate de filtros, tú lo escribes.
Lo reescribes las veces que necesites, lo lees, lo ajustas,
y, cuando lo tengas claro, se lo dices.
Ya. -Venga, escribe.
Buenos días.
Creo que te lo has acabado tú solita.
Y parece que no te hace mucho efecto.
¿De que no vas a contratar a nadie del pueblo para el taller?
No, no me he enterado.
Ah, ¿no?
Entonces, te vamos a tener que estar muy agradecidos.
Si lo conozco del pueblo, por supuesto, sí.
Ni una hora.
No es lo mismo, lo sabes.
A ver, que levante la mano el que la haya cagado alguna vez en la vida.
Vaya..., pues parece que no.
A lo mejor deberías hacer lo contrario de lo que diga tu madre,
y a lo mejor aciertas alguna vez.
¿A nosotros?
Vale.
¿No ha arreglado las máquinas?
Todo era una treta para pasar más tiempo contigo
e intentar volver contigo.
Vale. Y te has dado cuenta ahora.
Por eso, durmió en el hotel.
¿Puedes hablar, por favor?
¿Ha habido fortuna?
Estamos ahuyentando a la clientela.
Bueno, hemos estado muy cerca de vender cuatro piezas.
Yo podría dar un paseo por la plaza.
Las señoras estarán saliendo de misa.
Es buen momento.
Podríamos rebajar el precio de los muebles.
Solo hay que romper la mala racha.
Carmencita.
Aquí no se rinde nadie todavía.
Disculpen que les moleste,
solo les robaré un par de minutitos.
Soy una recién llegada a la colonia
y no sé muy bien cómo funcionan las cosas aquí.
Pero una cosa sí sé: y es que todos tenemos prejuicios.
Yo la primera.
Creía, por pura ignorancia,
que en Río Muni había alimañas,
a cada cual más fea y contrahecha.
Y que había salvajes que comían carne humana.
Nunca había rezado tanto a san Agustín.
Pero todos ustedes me están haciendo ver,
que este puede ser un lugar precioso para vivir.
No un lugar que desprecia a una joven,
cuyo único pecado ha sido mostrarse tal y como es:
apasionada,
hambrienta de experiencias y terca como una mula.
Eso no lo niego.
Pero una joven...
que ama esta tierra.
Y muestra de ello, son los muebles que hoy les ha traído.
No les estoy pidiendo que tomen el aperitivo con ella,
que son muchos y nos arruinaríamos.
Pero sí les estoy pidiendo que le demuestren,
que esta colonia, es el lugar tan especial que ella cree que es.
Que está lleno de prejuicios,
pero también la fuerza para superarlos.
Gracias a todos por su atención.
Ay, Agustina, me has dejado sin palabras.
Y te aseguro que eso no es fácil. Ha sido impresionante.
Tengo el corazón que se me sale por la boca.
Virgen de Guadalupe, no sé ni lo que he dicho.
Ay, Carmencita. Estás disgustada, ¿verdad?
Disculpa, hija, yo no podía quedarme...
Ni el mismísimo Lucifer podría apartarme nunca de ti.
¿Qué quieres? Estoy muy ocupada.
Una chaquetita.
Sí.
Sí, ¿qué pasa? ¿Quieres algo o no?
Ya. ¿Y ya te han hecho el exorcismo?
Bien.
Ya te has disculpado.
Ahora me disculpo yo por no poder aceptar tus disculpas.
Cierra la puerta al salir, por favor.
Qué no quiero el puñetero trabajo. ¿Sabes por qué?
Porque en el fondo, tienes razón.
No tengo experiencia en la fabricación de muebles.
No tengo mucha experiencia en casi nada,
o más bien, poca en casi todo, que es lo mismo que no decir nada.
Pues ya está. Pues vete a contratar a supertrabajadores
que hagan supermesas superprofesionales.
Siempre me quito un par de años en la fecha de nacimiento.
¿Me vas a echar eso en cara?
¿De verdad piensas eso de mí?
Ya veo que es un delantal.
¿De verdad que es para mí?
Es precioso, ¿eh?
¿Te imaginas que después de todo el discurso te digo que no?
¿Cuándo empezamos?
Algo impensable si no fuera por tu tata.
Hay personas que no han comprado, pero lo harán.
Solo tendré que poner un poco de mi labia.
Una paga muy pequeña, porque al peso no la he notado.
Considero que mi irresistible don de gentes
bien merece un... tres por ciento de las ganancias.
¿Y para cuándo nuestro próximo negocio, esta noche?
Y recuerdas bien, recuerdas bien,
por eso, esta vez, podemos centrarnos solo en el placer,
sí quieres.
No deberías cerrarte así al amor.
¿Crees que no conozco la diferencia?
Bueno, pues...
si cambias de opinión, ya sabes dónde encontrarnos a mí y a mi 3%.
Ya está todo recogido, señorita.
Siguen dentro, hablando con los compradores.
Gracias.
Yo no he hecho nada. No sé vender.
Todo ha sido gracias a Agustina y a su novio.
No hago caso de lo que oigo, sino de lo que veo, señorita.
El otro día fui a hablar con usted
y los encontré en la puerta de su casa. Se estaban besando.
Sé lo que vi, señorita.
Señorita, no tiene que explicarme nada.
Nunca le pediría explicaciones de nada de lo que hiciera.
Ni yo ni nadie tiene derecho a hacerlo.
Bueno, usted sabe que no hice esos muebles para colonos,
pero su tata tiene razón.
Todos tenemos prejuicios que que superar.
En algo bueno.
Ya ha visto usted todo lo que tenía que ver aquí hoy.
Deme mi dinero.
Por supuesto.
¿Qué hace, qué es eso?
Lo que vale su collar. Siendo generoso.
El diamante es falso.
¿No cree que ya ha jugado bastante?
Esta pieza es auténtica, ya se lo he dicho.
Si se fija bien,
verá una gran dispersión de la luz
y un resplandor anaranjado más propio de la zirconita,
no de los diamantes.
Usted ya sabía eso la primera vez que lo vio.
¿Por qué?
¿Por qué he querido realizar la última comprobación?
Porque no me gusta viajar en balde.
Y así, me llevo un recuerdo del lugar.
Es usted un gusano despreciable.
No, lo que soy es un caballero.
Porque después de ver "lo que tenía que ofrecerme",
me podría haber cobrado el viaje como Dios manda.
Salga de mi fábrica inmediatamente
u ordenaré a mis hombres que lo trituren como si fuera usted serrín.
No creo que haga eso.
Sospecho que usted tendría mucho que perder
si se descubriera mi presencia aquí.
Volveré a verle cuando no tenga nada que perder, nada,
y usted me suplicará que me olvide de este día, pero no lo haré.
Nunca.
Yo tampoco...,
se lo aseguro.
(SOLLOZA)
Los pasajes y el pasaporte. Ya está todo.
Madre. Qué bien que te encuentro.
Justo me dirigía a un recado.
¿Puede esperar?
Me gustaría hablar contigo sobre un tema que me atormenta.
¿De qué se trata?
Es sobre Carmen Villanueva.
Se trata de ella, pero en realidad, se trata de mí.
Algo... noto que me hace estar asustado.
¿"Asustado"?
No entiendo.
¿Puedes sentarte y hablamos unos minutos?
Claro.
Te escucho.
Carmen
me impactó desde el primer día, ¿sabes?
Y...
desde entonces, se ha convertido en una especie de obsesión para mí.
Quiero conocerla más.
¿Te refieres a conocerla más, como has conocido a otras mujeres?
No voy a ocultar que quiero conocerla hasta ese punto, pero...
No, con ella es distinto.
No llego a entender que te preocupe de semejante modo.
Madre, ¿y si soy un hombre hecho para los amoríos,
y no para el amor?
¿Y soy incapaz de enamorarme?
Pero ¿qué sinsentido es ese?
Claro que puedes enamorarte. -Yo no estoy tan convencido.
Puede que me precipite, pero...
cuando hablas de Carmen Villanueva,
no me suena a un amorío cualquiera.
Esa idea también ha pasado por mi cabeza,
pero... si Carmen no es como cualquiera,
¿por qué la trato como tal? -¿Adónde quieres llegar?
A qué si de verdad me gustara Carmen,
no la trataría como el mujeriego que siempre he sido.
Y sin embargo, mis métodos de acercamiento
siguen siendo los mismos.
Carmen me gusta, y no es como cualquier otra,
pero sin embargo, yo la sigo tratando como tal.
Y solo se me ocurre una respuesta para dicho comportamiento.
¿Y cuál es?
¿Y si soy igual que padre? Incapaz de amar.
Eso es una sandez. -¿Lo es?
Porque no recuerdo haber tenido
un comportamiento de amor verdadero con ella.
Igual que padre conmigo.
De hecho, me cuesta encontrar un momento
en el que padre lo haya tenido contigo.
¿Y si esa indiferencia, ese rechazo
me ha hecho actuar como actúo ahora, y si...?
(LLORANDO) ¿Y si me ha hecho no saber amar o...?
(LLORA)
No quiero ser como mi padre. -Eso no pasará.
Cuando lo dices tú, suena hasta sencillo,
pero, madre, cuando estoy solo, es muy difícil.
Y créeme que me siento solo constantemente,
aunque haya gente alrededor.
(LLORA)
20 de junio, ese fue el día que nos conocimos.
Desde entonces, contigo todo son prisas.
No, "prisas" no, risas.
Me va a dar un "chungo" de los nervios.
(EXHALA)
Cloe. Tengo que decirte una cosa. -¿No te quedaste a gusto ayer?
Por favor, escúchame, y luego, si quieres, me tiras el pincho.
Verás, Cloe,
necesito decirte lo que siento y abrirte mi corazón.
Sé que soy un tío simplón, pero te quiero y necesito tu perdón.
¿Ahora eres poeta?
Ya, no sé, me ha salido un pareado raro.
Pero lo que quería decirte es, Cloe,
te quiero desde el 20 de junio, el día que nos conocimos.
Desde entonces, contigo todo son misas.
¿"Misas"? ¿Tan aburrida soy para ti?
No, risas. Es que me está sudando la mano.
Como no te apartes, del pincho solo te voy a tirar el tenedor.
Haz lo que veas, esto te lo digo aunque sea sin filtrar.
Pero ¿qué dices de filtrar?
Que soy un imbécil, Cloe, eso es lo que digo.
Eres lo mejor que me ha pasado en la vida,
y no sé cómo lo hago, pero siempre la cago contigo.
Como lo que dije ayer, que no tiene perdón, lo sé,
pero aun así, espero que me perdones, siempre lo haces,
y aunque no me lo merezca, tú te lo mereces todo.
Y si estoy así de raro es porque no soporto haberte perdido.
Que todos estos días tengo
una cosa aquí en la garganta que me hace bola y no trago, me ahogo.
La vida sin ti se me hace bola, Cloe.
Jo, Ribe, es lo más bonito que me has dicho nunca.
Ah, ¿sí? -Sí.
A mí también se me hace bola. -¿De verdad?
Sí, estoy cabreada todo el día,
odio a todo el mundo,
pero en realidad, a quien odio es a mí,
porque sé que me gané a pulso que me dejaras.
Tú te mereces a alguien bueno, y yo no lo soy.
Sí que lo eres.
Porque tú me ves así, me ayudas
y porque eres paciente con mis idas de olla.
Y porque te pasas horas escuchándome
y haciéndome fotos.
¿Tú sabes lo difícil que es encontrar a alguien
que te haga 47 fotos en un puente hasta salir perfecta?
Entonces ¿me perdonas?
Solo si tú me perdonas a mí.
(Suenan las máquinas)
Doña Inés,
¿por qué no se va a casa y descansa?
Yo me puedo encargar del cierre.
Te lo agradezco, pero tengo asuntos.
Buenas tardes. -Buenas tardes, Ángel.
¿Qué puedo hacer por ti?
¿Me harías el favor de ir a conseguir cambio?
Siempre andamos escasas de monedas. -Sí.
¿Por qué no has venido?
Pensaba que Ventura podía haberte descubierto.
No es el momento de hablarlo, Ángel. Alicia volverá.
No me voy a mover hasta que me cuentes qué ha ocurrido
para que no aparecieras.
Porque no te amo, Ángel.
¿Qué estás diciendo?
Me pareció divertido.
No pensaba que fueras a enamorarte de mí.
Todo se me ha ido de las manos.
No puede ser. Nadie puede fingir lo que hemos vivido tú y yo.
Eres muy joven. No sabes nada de la vida,
ni de lo que la gente es capaz de fingir o no.
Vuelve a decirlo.
Mírame a los ojos y vuelve a decirme que no me amas.
No te amo.
¿Por qué aceptaste fugarte conmigo entonces?
Me pareció divertido y romántico.
Pero no imaginé que fueses a tomártelo tan en serio.
Suele pasar con los libros, las portadas suelen ser engañosas.
Es evidente que no buscamos lo mismo.
Doña Inés,
el estanco no tiene cambio y el quiosco está cerrado.
No te preocupes, Ángel me ha entregado el dinero justo.
Por fin ha llegado el libro que me encargaste.
¿El libro? Cierto.
"Luz de Agosto", de Faulkner.
Qué raro, Ángel nunca se va sin despedirse.
Alicia, ¿te importaría hacer el inventario
mientras yo voy haciendo la caja?
Sí, claro.
Don Francisco, escuche a su hija, por la virgen de los Milagros.
Por favor, diga que es suficiente, don Francisco.
¿Qué se le ofrece, señor?
Un santo, que escuchó mis plegarias.
Creo que somos nosotras las que debemos darle las gracias.
Gracias.
¿Qué sucede?
Chicos, ¿podéis escucharme todos un minuto?
¿Podéis venir?
¿Qué sucede, Kiros?
Todos hemos tenido una semana muy dura.
Hemos perdido a un hermano que luchó por una buena causa
Sé que esto no sustituye lo que nos debe el patrón,
pero sí ayudará con el hambre de nuestras casas.
Esta es mi manera de pediros perdón
y demostraros que estoy de vuestra parte.
Todos nos equivocamos.
Kiros está pidiendo perdón de una forma sincera.
Y yo le perdono.
Ha sido un gesto muy noble.
Es bueno saber que volvemos a tenerte de nuestro lado.
Hice caso a lo que me dijiste.
Blancos y negros no estamos en la misma orilla.
Me alegra saber que mi consejo te ayudara.
Pero podemos nadar de una a otra orilla y encontrarnos.
¿Qué se supone que estáis celebrando?
Enhorabuena a las dos.
que algún milagrito ha hecho.
Por supuesto.
Si me disculpáis. Hoy ha sido una jornada agotadora.
(Risas)
(Cristales rotos)
¿Qué tiene que ver eso conmigo?
Valoro comenzar los estudios por mi cuenta.
Pero dejarías de ser el pupilo de Ventura.
Así es, sí.
-"Mira, María,"
una cosa es que vayamos a trabajar juntas,
y otra muy diferente, es que volvamos a ser amigas.
¿Tienes dudas?
-"Que vas a llevar la página web" y las redes sociales del taller,
siempre te ha encantado todo eso. -No voy a aceptar.
Si me disculpáis, me debería ir a la librería.
-No. Eres una mujer de modales exquisitos,
y nuestro invitado está todavía en la mesa.
¿O acaso me he casado con una indígena?
Hasta el momento, si quería conquistar a una mujer,
le invitaba a bailar, le hacía regalos,
flores, pero con Carmen, eso no sirve.
Deberías cambiar tu manera de pensar.
¿Te tengo que recordar los problemas que tuvimos
por tu empeño en contratar a más gente?
De negocios te quería hablar yo.
Pero no quiero interrumpir este momento dulce.
¿Y si nos vemos esta noche y te comento la propuesta?
-Esta fábrica es tan tuya como mía,
así que no habría estado de más que me hubieras consultado a mí.
Yo no pedí cobrar más.
¿Qué se supone que debería haber hecho?
Nuestros actos nos definen, Kiros, y los tuyos no son claros.
¿Cuáles son tus intenciones,
ganarte el favor del patrón
o solo el de su hija?