Vuelven Miquel Silvestre y su Gorda,
el escritor que viaja en moto
para enseñarnos que el mundo
es un lugar apasionante
pero, sobre todo,
que la gente que vive en él
es mucho mejor
que lo que nos hacen creer.
Comienza un viaje
apasionante por Mongolia
para seguir las huellas
imborrables de Gengis Khan.
Segunda parte.
Acompáñanos a la 11 temporada
de "Diario de un nómada".
Episodio 13.
Despedidas de Oleg,
Gengis y La Gorda.
Estamos en Ulán Bator,
capital de Mongolia,
una evolucionada urbe
de un millón y medio de habitantes
que procede de un primitivo
centro budista nómada.
Estar aquí significa el final
de nuestro viaje por Asia central.
Dentro de la ciudad,
estamos en un modesto y destartalado
barrio obrero a las afueras,
de calles sin asfaltar
y edificaciones casi en ruinas,
pero aquí se encuentra
la casa de huéspedes Oasis,
centro de reunión y alojamiento
de los viajeros "overland"
que vienen a Mongolia.
(Música animada)
(HABLA EN INGLÉS)
(Música suave)
(HABLA EN INGLÉS)
¿Aquí?
(HABLA EN INGLÉS)
(HABLA EN INGLÉS)
Ah, están aquí las normas.
(HABLA EN INGLÉS)
Ya lo he entendido.
(HABLA EN INGLÉS)
(RÍE)
Hasta la una tenemos tiempo.
Voy a visitar algo en la ciudad
pero voy a dejar aquí la moto
y me voy a ir en taxi
a conocer un par de sitios clave.
Paso de meter la moto
más dentro de esta ciudad,
aunque hoy sea sábado,
porque para ir
hacia la estatua de Gengis Khan,
ya puedo seguir directamente,
no tengo que meterme en la ciudad,
así que desde aquí saldré
hacia la estatua de Gengis Khan,
pero antes visitaremos
algo digno de ver.
Pero antes de irnos
tendremos que comer algo.
Hay que desayunar.
(HABLA EN INGLÉS)
(RÍEN)
(HABLA EN INGLÉS)
Esto es arena del Gobi
que guardé.
No tengo que...
(HABLA EN INGLÉS)
Lo mejor son
huevos revueltos con pan y listo.
(HABLA EN INGLÉS)
Esto son huevos fritos.
"Sunny side up".
Me encanta.
Como dos huevos
con el lado del sol arriba,
es la traducción literal.
Huevos fritos,
que se les vea la yema.
Nada, esto es un milagro, ¿eh?
Auténtico café.
Pan semiintegral, vamos.
Vamos a tostarlo.
Cómo se disfrutan
las pequeñas cosas, ¿no?
El hecho del café de verdad...
Una ducha caliente,
café de verdad, wifi,
un colchón, porque en todos
los sitios donde hemos dormido
no había colchones,
era la tabla directamente.
Claro, yo creo
que es mejor empezar el viaje
desde el oeste hacia el este
porque llegas a Ulán Bator
y es como el premio.
En cambio, si vienes por Rusia
la primera etapa ya es Ulán Bator
y entonces Ulán Bator
es como muy confortable
y después
lo que te espera es la nada,
entonces es mejor
ir de la nada al todo
que ir del todo a la nada.
Es más fácil acostumbrarse
a lo malo y luego a lo bueno
que empezar por lo bueno
y luego lo malo.
A eso te acostumbras fatal.
También me preocupa un poco la moto
porque está perdiendo mucho aceite.
Ayer, con el calor en Ulán Bator,
prácticamente
era un chorro constante
y luego, claro, está la historia
de qué hago con la moto
porque mi plan inicial
era dejarla aquí aparcada
para volver el año que viene
y hacer otra etapa
de la vuelta al mundo
pero de aquí a Vladivostok
son 5000 kilómetros,
todo Siberia,
un solo país, que es Rusia,
una carretera
más o menos bien asfaltada
y un mismo paisaje,
el bosque de la taiga
y creo que eso no es interesante,
ni para hacer la serie
ni para mí personalmente,
y simplemente hacer eso
para decir: "He dado una segunda
vuelta al mundo en moto",
creo que carece de sentido,
así que he decidido
cambiar de planes,
no voy a dejar la moto aquí.
Va a venir...
Yo tengo que irme a casa
porque ya he quedado con mi mujer
que volaba desde aquí,
tengo cosas que hacer,
compromisos y, sobre todo,
la palabra dada a Teresa
de que volvería,
pero me he buscado un plan B
y ese plan B es otro miembro
de la familia Silvestre.
Va a venir aquí un Silvestre,
también muy aventurero,
y se va a llevar la moto.
Igual hace el viaje
incluso hasta España.
No sé, está tan chalado como yo,
lo que pasa es que él
no tiene un programa de televisión
y le importa tres...
...hacer videos y contarlo,
pero ya lo conoceréis,
mi primo Rafa.
Tiene que venir hoy
a llevarse la moto
pero no antes de que vayamos
a la estatua de Gengis Khan.
El ambiente de este sitio
me recuerda a cuando hicimos
el paso del Darién
entre Colombia y Panamá,
en un barco
que, por cierto, se ha hundido,
de un capitán esloveno.
Era como un barco festivo
para mochileros.
Íbamos parando
en todas las islas del Caribe
y ahí había un ambientazo
en el barco ese...
Era muy pequeño,
no había camarotes,
había que dormir donde se pudiera
y las motos
iban, digamos, en cubierta.
Viajé
con unos cuantos motoristas más
con los que tengo muy buena relación
y aquello era un mogollón.
Me encantaba ese barco,
fue un momento muy guapo
ahí, bañándome en el mar y tal,
visitando las islas del Caribe
y luego desembarcamos
en las playas de Panamá,
donde los indios kuna
y hubo que hacer
la importación de la moto
en el aeropuerto,
como si hubiéramos llegado
con las motos por avión.
En fin, fue muy curioso.
Venga, vamos a comer los huevos.
Esto son huevos "sanishaita".
Ha llegado
el triste momento de la despedida,
de la despedida física,
porque no de la despedida espiritual
ya que Oleg y yo,
después de estos días de aventura,
nos hemos hecho íntimos,
pero lo bueno que tienen
las amistades del camino
es que son breves e intensas
pero no fugaces,
porque a partir de aquí
comienza una larga amistad
ya que Internet
nos facilita el contacto
y por lo tanto, a través
de las vías de comunicación,
redes sociales,
WhatsApp, etc.,
puedo mantener contacto con Oleg,
al cual invito a que venga a España,
ya que es
un profesional de la soldadura
y yo creo que en España
puede encontrar, incluso,
un trabajo y, lo que es mejor,
montar todo el año.
Le voy a echar de menos
porque ha sido un tiempo...
La verdad es que ha sido
muy agradable tener un compañero
con el cual me compenetraba tan bien
y que ha sido muy fácil
la convivencia.
(HABLA EN INGLÉS)
(HABLA EN INGLÉS)
La camiseta conmemorativa
de este viaje,
que es una edición limitada,
que he estado vistiendo.
Esta es la camiseta
de las huellas de Gengis Khan.
La diseñó Lucas Baró
especialmente para este viaje
y, como todas estas camisetas,
para mí tienen
un valor sentimental excepcional,
son un trozo de tela,
no es valioso
pero emocionalmente y
espiritualmente tienen gran valor.
Esta, por ejemplo,
es la que utilicé
para hacer
gran parte de la vuelta al mundo
y la conservo todavía
y la visto con mucho gusto.
Mi mujer por supuesto
quiere tirarlas todas
pero yo no le permito eso
porque me sigue gustando
llevar estas camisetas,
siempre negras...
(HABLA EN INGLÉS)
(HABLA EN INGLÉS)
"Tovarish".
(RÍE) "Rurise".
"Rurise".
(HABLA EN INGLÉS)
"Mongolian style till the end".
(Música animada)
Este es uno de los puntos
que os quería enseñar
de la ciudad de Ulán Bator,
el Memorial Zaisan
o el Zaisan Memorial Monument.
Desde aquí
tendremos unas vistas espectaculares
sobre una de las ciudades
más feas del mundo
y también accederemos
a un monumento conmemorativo
de un aspecto
de la historia reciente de Mongolia
que vale la pena conocer,
pero para llegar hasta allí
hay que subir unos cuantos escalones
en el mejor estilo mongol,
"mongolian style till the end".
Voy a ver si llego vivo.
(Música animada)
"Spain". Madrid.
Ah, Madrid.
(HABLA EN INGLÉS)
Trabajo en Argentina,
Buenos Aires.
¿Ah, sí?
Película.
Muy bonita.
(RÍEN)
(HABLAN EN INGLÉS)
(Música suave)
"Goodbye".
De nada, de nada.
Estas escaleras
son como el largo camino
que nos ha traído hasta aquí,
te encuentras
con gente de todo el mundo.
Son rusos y me ha dicho la señora,
que hablaba un poco español,
que trabaja y vive en Buenos Aires,
así que el mundo es un pañuelo
y Ulán Bator
es solo un pliegue de ese pañuelo.
(Música animada)
Y aquí estamos coronando
el Zaisal Memorial,
erigido en honor
a las tropas soviéticas
que ayudaron a los mongoles
a derrotar al ejército japonés
en 1939
durante la Segunda Guerra Mundial.
Como vemos, es una magna obra
que conmemora la relación de amistad
entre la Unión Soviética
y la República Popular de Mongolia,
que provocó el establecimiento
de un estado comunista
de influencia soviética
en la frontera con China,
ya que eran dos comunismos
distintos y rivales.
Lo curioso es
que, una vez que cae el comunismo,
este monumento se mantiene
prácticamente inalterado
pero presidiendo o enfrentado
a una urbe
de estilo capitalista puro:
grandes promociones inmobiliarias,
rascacielos que pugnan por elevarse
ante el cielo contaminado...
Esta ciudad es
como una especie de hidra malévola
que drena los recursos del campo,
dejándolo en la miseria,
mientras que aquí brota
la nueva economía de los oligarcas.
Es lo que siempre suele suceder
en este tipo
de ciudades postcomunistas.
(Música animada)
Lo que acabamos de presenciar
me parece lamentable.
No les voy a decir nada
pero ya son mayorcitas
para saber que los animales
que están aquí expuestos sufren
y que hacerse fotos con ellos
para llevarse un "souvenir"
supone colaborar en la explotación
de un animal salvaje
para una cosa...
Me parece lamentable, vamos.
Es, no sé...
Creo que es fácil de entender
que eso es un águila salvaje,
que este no es su hábitat
y que, para hacerse una foto
de tu viaje de colegialas,
es...
No sé, la imagen
habla por sí sola.
(RÍEN)
Este es, sin duda,
el edificio histórico
más representativo
y espectacular de Ulán Bator.
Es el llamado palacio de invierno,
Bogd Khan.
Esto lo construyó
a finales del S. XIX
un líder espiritual
del budismo tibetano
cuyo nombre
es absolutamente impronunciable
pero que llegó a ser
khan de Mongolia
al acabarse
el dominio chino en 1911,
pero duró poco, ya que en 1924
se acabó con este kanato
por la irrupción
o el advenimiento
de los comunistas al poder
y ahí comenzó un mal periodo
para la religión budista,
para los templos,
sin embargo este se salvó
porque se convirtió en un museo
donde explicar y contar
la historia milenaria
del pueblo mongol.
Espectacular,
bellísimo,
recargado y maravilloso.
Es, quizás, lo único
realmente bonito
que tiene esta ciudad.
Me encanta esta visión de corredor
por las puertas sucesivas
que dan a los patios
porque en realidad
son como los refectorios
de nuestros monasterios.
Esto no es muy diferente,
todas las construcciones religiosas
tienen un aire similar:
espacios centrales, corredores,
alas a los lados...
Aquí se preparaban los monjes,
los monjes budistas.
Hoy es muy frecuente
verles por las calles
de ciudades como Bangkok,
aquí mismo en Ulán Bator,
con sus trajes azafrán,
sus túnicas azafrán.
Es curioso porque,
aunque hacen voto de pobreza,
sus comunidades
pueden tener mucho dinero,
se les ve
comprando en los grandes almacenes,
se les ve conduciendo
grandes coches, coches lujosos,
pero no son suyos,
son de la comunidad.
El poder terrenal que tenían
en Mongolia y en otros países,
pero en este caso en Mongolia,
ese poder terrenal y político,
que también
se dio en Europa con la religión,
pues hizo que la revolución
comunista y proletaria
se dirigiera contra ellos,
por eso tantos monjes
fueron asesinados y encarcelados,
porque eran el poder político
y no solo religioso
contra el que se manifestó
la revolución.
En Rusia eran los zares,
pero también los clérigos ortodoxos,
los sacerdotes, la Iglesia,
y en Mongolia era
la oligarquía religiosa budista.
Lo que nunca dejó de sorprenderme
es la capacidad de contagio
que el budismo ha ejercido
sobre algunos occidentales.
Una de las cosas
que me llamó la atención
cuando estuve en Katmandú
fue, en el aeropuerto,
ver cómo venían
monjes budistas rubios y pálidos
de países como Canadá.
Eso me dejó patidifuso,
con sus trajes azafrán,
con sus túnicas.
En fin, también
hay budistas Richard Gere.
Yo les llamo
los "budistas Richard Gere".
El turismo
ha terminado en Ulán Bator
y aún nos queda una cosa por hacer,
tenemos que ir a encontrar
a nuestro Gengis Khan,
la estatua que tiene enorme
a unos 55-60 kilómetros de aquí.
Me han informado que
todo el camino no está asfaltado.
En fin,
"mongolian style" hasta el final.
Hasta que no le veamos
y le saludemos,
no habremos
completado nuestro proyecto,
y luego nos quedará
empaquetarlo todo,
encargar a alguien de mi confianza
que se lleve la moto para España,
que es mi primo Rafa,
y volar hasta España,
y luego ya veremos
dónde recuperamos la moto,
pero hasta que la moto
no esté aparcada en mi casa
no consideraré
que está el viaje completado,
pero vamos quemando etapas,
una tras otra.
(Música animada)
Miquel se pone de nuevo en marcha.
Será su último trayecto
con La Gorda.
El viaje no terminará
hasta que encuentre
la estatua ecuestre de Gengis Khan.
(Música animada)
Al principio la cosa parece fácil,
pero no debemos olvidar
que estamos en Mongolia
y aquí no hay viaje fácil.
Pronto desaparece el asfalto,
como de costumbre.
(Música animada)
No hay tramo sencillo en este país
y la carretera agrietada
y el polvo omnipresente
acompañan al nómada
hasta en su último recorrido,
pero así es la aventura
y así hemos venido a vivirla
y, como dice Miquel:
"Al que no le guste, que no venga".
(Música animada)
La maldición de Gengis Khan.
No podía ser fácil ningún día.
El camino hasta el
complejo turístico de Gengis Khan,
que tiene que ser
una de las rutas transitadas
y, de hecho,
vemos que es muy transitada,
está hecho un patatal.
No es que sea
muy complicado de recorrer,
el problema es el polvo
que levantan todos los coches,
que me ciega,
me ciega y me ahoga.
En fin, es muy incómodo
pero, no solamente hay que rendir
nuestros honores a Gengis Khan,
sino volver,
o sea que todo este marrón
me lo tengo que comer dos veces.
(RÍE)
Voy a intentar
ir por estas pistas
paralelas a la carretera,
a ver si son
un poquito menos concurridas,
lo que pasa es que se suelen cortar
con acequias, zanjas...
Ya veremos qué pasa.
(Música animada)
(Música animada)
(Música animada)
Resulta alucinante
que en Mongolia
tengan estos peajes
para las carreteras normales
cuando acabamos de ver
cómo son de asquerosas.
Dios, es que alucino.
Las motos son gratis,
menos mal,
pero que pongan peajes para esto
es que es flipante.
(Música animada)
Tras superar el surrealista peaje,
aparece sobre el horizonte
la gigantesca escultura
ecuestre de Temuyín,
Gran Khan o Gengis Khan,
quien llevó a los mongoles
a su máximo poder
político y militar
de 1206 a 1227.
(Música animada)
(Música animada)
Gengis Khan
en su gigantesca estatua ecuestre
en dirección al lugar donde nació.
No hemos encontrado su tumba,
nadie sabe dónde está.
No era nuestro propósito.
Nuestro propósito
era llegar hasta aquí,
esto significa que
mi recorrido por Mongolia termina
y hay una cosa que nunca he contado
y que voy a confesar ahora mismo.
En el año 2009,
cuando yo salí con esta moto
antes de su transformación,
llegué hasta la frontera
con China, hasta Kazajistán,
era una de mis primeras aventuras y
mi propósito era llegar a Mongolia,
y no llegué a Mongolia porque
no estaba preparado para ello,
no sabía nada de este mundo,
no sabía, ni siquiera,
que quitaban los visados
y me detuvieron varias veces
en las fronteras
y lo pasé muy mal.
Cuando llegué
a la frontera con China,
decidí regresar,
regresar por Kazajistán
y Uzbekistán.
Para mí fue un viaje trascendental,
ahí redescubrí la fe,
viajé a Tierra Santa...
Fue un viaje
completamente iniciático
que me transformó como persona
y ahí decidí convertirme en
esta suerte de viajero profesional
para no tener fecha de regreso,
pero siempre
se me había quedado la espina
de llegar a Mongolia.
Nunca dejó de estar
ese sueño en mi cabeza.
Hice otros viajes,
di la vuelta al mundo,
recorrí otros continentes,
pero Mongolia seguía ahí
como una especie de piedra de toque
y no las tenía todas conmigo,
siempre pensaba: "Algo va a pasar
y no lo voy a conseguir".
Y de eso hace justamente diez años.
He llegado a Mongolia
con la misma moto
con la que lo intenté,
con una década de conocimiento,
una década de experiencia,
pero el mismo espíritu.
Creo que sigo siendo,
en el fondo,
la misma persona que se descubrió
en las estepas de Asia Central.
Por lo tanto,
una vez he cumplido mi objetivo
y que he llegado a Mongolia,
que era a donde quería haber llegado
y, nunca se lo he dicho a nadie,
que no conseguí aquel sueño,
ahora que lo tengo en el bolsillo,
ahora que
me lo he metido en la buchaca
de los destinos conseguidos,
ahora me apetece
que la moto vuelva a España
y cambiar
completamente de escenario.
Todavía no sé lo que vamos a hacer
pero algo haremos.
No sé qué continente hallaremos,
no sé qué destinos visitaremos,
no sé cuáles serán los países,
pero esta pulsión
no la voy a dejar,
así que esta ha sido
mi reflexión y mi confesión final
al llegar
a la estatua de Gengis Khan,
que no ha sido más que otra excusa
para ponerme en movimiento
y chuparme
5000 kilómetros del tirón.
Espero que hayáis disfrutado
tanto como yo en este viaje
y aún nos queda todavía
terminar esos asuntos,
entregar la moto a mi primo,
regresar en avión a España
y hasta que esto
no termine del todo,
será cuando la moto
esté de nuevo en Madrid
y la podáis ver,
iba a decir en carne y hueso,
más bien en hierro y tornillo.
(Música animada)
# Decían mis vecinos
# que llevaba mal camino
# apartado del redil.
Añadir comentario ↓
Completamente de acuerdo con Xabier Larrañaga, Ismael y tantas personas que seguramente disfrutan viendo a este ilustrado aventurero que es Miquel Silvestre. Muchas gracias a él y a la 2 de TVE.
Opino lo mismo que Xabier Larrañaga, Ismael, y muchas más personas.
El viaje por Mongolia de lo mejor que has hecho. Una pena no poder seguirte en la 2, que es lo único que veo de la cadena, por cierto...Espero que el no renovarte, no tuviera que ver con tus comentarios en el Confinabloq, dado el sectarismo de RTVE. Un saludo, ráfagas y fuerza. ¿¿
Magnifico!! Por una parte, esperábamos cada semana que llegases a Ulán Bator y por otra, deseábamos que el viaje (que es lo que nos apasiona) no acabase nunca... Un saludo desde Euskadi esperando a ver tu próxima aventura.
Grande !!!! como cada serie de Miquel. Queremos muchos más capítulos de Miquel y la "Gorda"