Lunes a las 20.00 horas
(Música ambiente)
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Almáciga es una palabra que viene del árabe
y que es lugar del huerto donde tú haces brotar
y germinar la semilla.
Esperas a que crezca y cojan fuerza
para trasplantarla definitivamente al huerto.
Me empujan varias cosas, varios momentos de mi vida.
Yo soy veterinaria, he pasado seis años trabajando
por todo el territorio,
por las diferentes comunidades autónoma con...
ganaderos y ganaderas de cabras de leche,
entonces es muy bonito ver cómo cambia,
incluso en una misma provincia, si te vas de la sierra a la campiña,
cómo para llamar a ciertas cosas se cambian los nombres
o un mismo nombre significa otra cosa en otro sitio.
Y luego, pues ese miedo... de ver a mi abuela hablando,
que ya es mayor, oír las expresiones que usa ella,
y decir: "Adónde irán estas expresiones
si no... si no les doy... si no las cobijo;
si no le encuentro un sitio".
Y sobre todo también porque creo que hay que poner en valor
todo el conocimiento y todas las lenguas y los acentos
que tenemos en nuestro territorio.
Esas lenguas oficiales,
pero también todas esas lenguas no oficiales y hablas
que no están reconocidas
y que creo que es cultura y patrimonio de todos
y que debemos de cuidar y valorar.
Pues perderíamos muchísimo porque, ya te digo,
no son solo las palabras y cómo suenan,
si nos pareces bonitas, o el acento o la lengua,
que para mí eso es cultura y patrimonio,
sino todo lo que hay detrás de una palabra.
Son historias, son oficios, son saberes...
Son conocimientos ligados a un territorio, a un lugar...
Claro.
"Agüilí" es un nombre para referirse a un pájaro pequeño
como del tamaño de un gorrioncito.
Es una palabra que es de Huesca
y es cuando hace niebla y hay helada en el campo.
Melosa es una palabra que yo oigo muchísimo en mi tierra.
Yo soy de la tierra norte de Sevilla,
donde hay muchísimas encinas y alcornoques,
donde hay dehesa,
y la melosa es cuando un tipo de miel que hay en los árboles
de las bellotas,
las abejas las aprovechan y hacen miel con ellas.
Y además, se dice melosa a esas bellotas verdes
que caen con las primeras lluvias después del verano.
"Cosirar", para mí, creo que es la favorita del libro de "Almáciga".
Es una palabra del aragonés,
que significa ese vigilar con cuidado, con cariño.
"Oriscana" es otra palabra que me encanta.
Es la última luz de la tarde.
Enlazando un poco con "cosirar",
que es cuidar y a dar una vuelta,
pues vamos al trabajo comunal,
que es el trabajo que surgía del pueblo voluntario por el bien común,
por esos espacios que compartían,
y gallofa es cómo se designa ese trabajo en Canarias.
A ver qué sale.
Colonizar.
Conquistar.
Invadir.
Someter.
Dominar.
Oprimir.
Explotar.
Todos eso verbos tienen algo en común:
Si los pronunciamos, no sabemos si nos estamos refiriendo
a la tierra o a la mujer.
Y si jugáramos al juego de adivinar de qué hablamos
cuando hablamos de tierras o de mujeres,
nos daríamos cuenta de que a veces sus historias
son terroríficamente intercambiables.
Hablar de la tierra es hablar de la conquista.
Colonizar un continente.
Invadir un territorio.
Someter a los pueblos que habitan esos lugares.
Qué verbos más violentos.
Eso es lo que pasa cuando se nos enseña
que nosotros, los hombres blancos europeos,
tenemos derecho a apropiarnos de los que sea.
Al fin y al cabo esa es la retórica de los libros de historia
que estudiábamos en el colegio.
Esa es la celebración de las estatuas
que presiden las grandes plazas de nuestras ciudades.
Eso es lo único que para algunos parece conformar nuestra cultura:
ganar, ganar y ganar.
Forzar, forzar y forzar.
Arrebatar, arrebatar y arrebatar.
¿Qué tal? Muy buenas.
Muy buenas. ¿Cómo estás?
Ahí le dejo. -Venga. Muchas gracias.
Que aproveche. -Gracias.
¡El tenedor! El tenedor.
Pues es un nombre raro el que le damos en castellano,
porque, en realidad, el tenedor es el que tiene,
y, tradicionalmente, en castellano tenedor era como tenedor de libros,
el que llevaba la contabilidad.
Y si te fijas,
la forma en la que llamamos a este utensilio en castellano
es muy rara comparándola con el resto de lenguas latinas
que hay alrededor.
En catalán, esto es una "forquilla".
En francés es "fourchette". En inglés es "fork".
En italiano es "forchetta".
Y, sin embargo, nosotros decimos tenedor.
En todos los demás idiomas que vienen del latín,
incluido el inglés, aunque no viene del latín,
forman el nombre a partir de la raíz de "forca".
Es una "forca" pequeñita, una "forquilla".
Y la "forca" era un instrumento que se usaba para aventar el trigo.
En España tenemos la palabra "forca",
pero no lo hemos llamado "forquilla a la "forca" pequeña
como debería haber sido normal.
Lo llamamos tenedor que es un neologismo
porque el tenedor en España es muy reciente.
El tenedor en España, realmente, se empieza a usar en el siglo XIX.
Es un instrumento que lleva muy poquito tiempo con nosotros,
y que, fundamentalmente, era urbano.
Era urbano porque la gente en el campo no sabía usar el tenedor.
Usar el tenedor era un síntoma de sofisticación.
Entonces, cuando empieza a... a generalizarse su uso,
se le empieza a llamar con un nombre
que no recuerda para nada su origen agrícola.
Entonces, es un elemento profundamente elitista
y profundamente urbanita
que marca una diferencia, el abismo insalvable que hay,
y que ha habido, tradicionalmente, en la cultura española
entre lo urbano y lo rural.
Hoy vemos todavía cómo pervive ese desprecio.
Por ejemplo, en el mero uso del adjetivo rural.
Rural es un eufemismo para no hablar de campo,
para no hablar de campesino;
para sofisticar un poco una terminología,
un campo semántico,
que consideramos que no es apropiado para un lenguaje culto.
No solo hay una expresión, hay una tipografía,
una marca tipográfica que define el siglo XXI
y que viene del campo, que es la arroba.
La arroba está documentada que aparece por primera vez
en un documento de mediados del siglo XV en Aragón.
Un documento aduanero en el cual se establecía
un impuesto por una arroba
y estaba la a rodeada por un circulito.
Es la primera vez que aparece la arroba como símbolo
y ese símbolo rural, que se usaba en la aduanas
y se usaba para marcar las arrobas de trigo,
es lo que marca la modernidad
y lo que nos permite mandarnos correos electrónicos
y lo que funda Silicon Valley.
El trasvase imagínate lo que es:
desde las profundidades del Reino de Aragón en el siglo XV
hasta Silicon Valley.
Te abruma y te desconcierta mucho,
porque, realmente, tú estás acostumbrado a que la literatura
funcione por irrelevancia,
y tú sabes que cuando escribes un libro
lo más habitual que pase es que no le importa a nadie.
Y cuando un libro prende esa mecha,
pues te asombra y te desconcierta,
y a la vez te sientes un poco extraño también,
porque, al fin y al cabo, cuando eso sucede
es que esa expresión ya no es tuya, ya no tiene nada que ver
con cómo la habías concebido tú para dar forma literaria
a un ensayo literario y que tenía una potencia poética
Para mí "la España vacía" es una expresión poética fundamentalmente.
Y ya cuando se usa en un debate político
ya ha perdido toda la poesía posible.
La ves con cierta distancia y con asombro.
Yo ya la veo como un espectador más. Es algo que no...
Ya casi me he desentendido de ella.
Pues para mí la trashumancia significa muchísimo.
Es una actividad casi milenaria de nuestros paisajes,
fundamental para conservar la biodiversidad
y la ganadería extensiva y nuestro territorio,
y fíjate si es antigua, que venimos de ahí,
que hace poco se ha descubierto restos de un rebaño trashumante
de hace 7500 años en una cueva del Pirineo.
Para mí la ganadería extensiva es fundamental,
sobre todo en esta época que estamos de emergencia climática,
porque es la que conserva el territorio,
la que protege la biodiversidad.
No nos podemos olvidar que todos los parques,
todos los espacios naturales protegidos,
parques nacionales y naturales de todo el país.
Son resultado de la ganadería extensiva,
la trashumancia y sus pastores.
Siempre la navaja.
A mí me gusta coger plantas porque me gusta secarlas,
unos buenos prismáticos y una guía de pájaros.
Por supuesto.
Estoy viendo una cosa muy característica de la trashumancia,
que se llama colodra.
La colodra se hace con un hacha que suele ser de un bóvido,
de una vaca o de un toro,
y la usaban los pastores para el vino, para el agua,
como vaso para recoger la leche, ¿no?
También los segadores la usaban para guardar la dalla,
para afilar la guadaña.
Sí.
Pues mira, la oveja negra en muchos sitios de Aragón
se conoce como Marta,
y hubo un tiempo que las ovejas negras eran el amuleto del rebaño.
estabas protegido frente al lobo, frente a las tormentas.
¿Qué pasa? Que llega la mesta
y, claro, la lana era muy preciada,
pero, antiguamente, como la lana no se podía teñir,
solo querían la lana blanca.
Entonces, la lana de las ovejas negras como es negra
pasó a ser despreciada
y se convirtió, pasó de ser el amuleto
a, lo que tú dices, ser la oveja negra;
a ser la rara, la extraña,
la que va a contracorriente...
Esto es muy característico también de la trashumancia.
Es la palabra "tárama".
Es cómo se llama a los restos de la lana
que se quedan enganchadas en los corales de madera.
Pues esa planta, seguramente la que estés viendo,
es la briza media, que se llama también Lágrima de San Lorenzo
y Tembladera.
Estas plantas junto a otras, cuando llega el verano y se secan,
son las típicas que cuando vamos de paseo por el campo
y también en primavera,
se enganchan en los zapatos y en los pantalones,
y se llaman pergañas.
Ahora que hablamos tanto de la España deshabitada,
en "Deslenguados" queremos hablar del vocabulario deshabitado.
Esas palabras que se pierden
cuando una persona va del campo a la ciudad:
las palabras de la tierra.
Y hablando de la tierra nada como una hoz,
que todos conocemos, ya lo sé, pero algunos urbanitas, quizás,
no sepan lo que es una zoqueta.
Sí, un zoquete todos sabemos que es un trozo de madera
o un mendrugo, y, de hecho, llamamos así a los tontos también.
Pero una zoqueta... es esto y viene de zueco,
porque, al fin y al cabo, es como un zueco que se pone en la mano
y protege el meñique, el anular y el dedo corazón,
aunque en este caso también otros,
y nos deja libres el pulgar y el índice
para no cortárnoslos con la hoz
cuando estamos cogiendo un manojo, una gavilla o un haz,
que así se llaman estos grupos de espigas, ramitas o hierbas
en función de su tamaño.
Otro de los trabajos artesanos que se ha perdido en muchos pueblos
porque ya no hay tanta mula que herrar
ni tanta reja que forjar, es la fragua tradicional.
Y desde hace miles de años,
una de las tareas más importantes en cualquier fragua que se precie
es mantener avivado el fuego del horno o del crisol.
¿Y eso quién lo hacía? El follador. Sí, sí.
¿Con qué? Con un fuelle.
¿Y qué se hace con un fuelle? Follar.
Efectivamente.
Pero bueno, no penséis mal.
Follar viene del verbo latino "follicare",
que ya significaba entonces, pues eso, resoplar, respirar,
y eso dio origen a otros dos... términos,
que son holgar y huelga.
Y, curiosamente, los andaluces huelga lo pronunciaban como juerga,
así que, al final, si os dais cuenta todo tiene que ver con jolgorio,
jarana y con resoplar.
¿Y qué decir de la sabiduría popular
y de la tierra plasmada en los refranes?
Por ejemplo:
Pero, sin duda, el verano es el tiempo preferido para todos
porque es cuando llega el sol, los días son más largos,
celebramos la cosecha y, en general, muchos de nuestros bailes regionales
precisamente nacieron ahí,
en esos momento de espera o de descanso en la siega
o en la molienda cuando íbamos a moler el grano.
De hecho, el baile más típico de mi tierra, la muñeira,
significa en castellano: molinera.
Así que yo, precisamente, me voy bailando una muñeira.
Buenos días.
Bien. Muy bien.
Pues "la mingaña" es una jerga de oficio
que hablaban los esquiladores de ovejas
y que tenían la intención que los dueños del ganado
no se enteraran de lo que hablaba la cuadrilla.
No llevaban intención de ningún tipo de ocultismo,
sino que el dueño del ganado estaba ahí siempre muy pendiente
de ellos y de cómo trabajaban.
Y entonces, no les daban margen para tener cierta privacidad.
Con lo cual, esta falta de privacidad
les obliga a inventarse una jerga
para poder hablar ellos de sus propios pactos internos.
Exactamente. Lo has dicho muy bien.
"Mingaña": Me-engaña.
Pues mira, esta jerga se habla en Fuentelsaz del Campo,
que está en la provincia de Guadalajara.
Y es propia de mi pueblo.
Pero también se habla en Milmarcos, que es en el pueblo de al lado.
Pues mira, Dani, de alguna menara te he invitado
a que vengas al pueblo, y te decía, que si aprendes a esquilar ovejas,
te contratarán para que seas un buen esquilador.
Que quiere decir:
Yo tengo una máquina de esquilar la lana de las ovejas
y unas cardas para cardar la lana.
El cardar son como dos peines
que, de alguna manera, tienen que friccionarse
para que la lana sea más hueca.
Sobre todo, sobre todo, las cardas se utilizan al final,
después de haber vareado la lana,
las vedijas, estos trozos pequeñitos de lana que quedan,
para que no se desaprovechen,
se limpian de alguna manera y se cardan.
Pues mira, la relación no es ni más ni menos
que la puramente sentimental,
porque, claro, mi padre era esquilador de ovejas
y la familia de mi padre también.
Entonces, delante de este vínculo no tengo más remedio que amarla,
quererla, protegerla y sentirla como mía.
Y en consecuencia, pues se me ocurrió la idea
de hacer unos cuentecillos,
a través de los cuales, lógicamente, era una forma de recuperarlo
y, además, no solo para la gente mayor del pueblo,
sino que fuera intergeneracional.
No, no, sigue la misma construcción gramatical que el castellano.
Exactamente.
Y creo que las han ido, tal cual indica el término,
inventando en función de la necesidad y tal,
por lo tanto, creadores de esta jerga.
Pero luego cohabitan con otras lenguas, con otros idiomas.
Por ejemplo, del catalán...
En catalán es "mongeta". En "mingaña" es "morcheta".
Por ejemplo, del francés "vilache".
Del castellano antiguo
sería "falar", hablar, "filandiar", hilar...
Eso significa que estoy muy contenta de participar en "Deslenguados".
"Desmingañados".
Muy bien.
No son solo las palabras, sino todo lo que hay detrás de una palabra:
son historias, conocimientos ligados a un territorio,
a un lugar...
El trasvase imagínate lo que es:
desde las profundidades del Reino de Aragón en el siglo XV
hasta Silicon Valley.
"Si acurbas al vilache de los confesares
y falas mingaña,
te endonaran de tocalas una juanmonda".
Dani, junto con la escritora y veterinaria de campo María Sánchez, preparará una almáciga de palabras semilla. Con escritor Sergio del Molino reflexionará sobre la relación campo-ciudad y la maestra y artista, Blanca Gotor, le hablará en "mingaña", una jerga de esquiladores en peligro de extinción.