Jueves a las 22:10 horas
¿Cuándo tienes la selectividad? -¿Selectividad?
Menudo "boomer" estás hecho. Ahora se llama EVAU.
Empezamos el 6 de julio.
-¿"Boomer"?
(VOZ EN OFF CARLOS) "El final del confinamiento
hizo visible una realidad que había permanecido oculta
en muchos barrios como San Genaro:
la de miles de personas que, golpeadas por la falta de ingresos,
se vieron obligadas a recurrir a la solidaridad vecinal
para poder salir adelante,
aunque para ello tuvieran que dejar de lado
ese sentimiento que conocemos como vergüenza".
-Me muero de tristeza.
-Y yo siento que debería hacer algo,
pero siempre me quedo con las ganas y nunca hago nada.
-¡Mar!
Toma, hija. -¡Luis!
-Carlos.
¿Qué tal, familia?
-Eres un campeón, macho.
Siempre dispuesto a arrimar el hombro.
-No soy yo solo.
Mira, ahí está Mar. Mi hija, mi orgullo, Carlos.
-Hasta ahora. -Hasta ahora.
-Adiós.
(VOZ EN OFF CARLOS) "28 años atrás, aquel Jueves Santo de 1992,
mi hermana María se convirtió en la protagonista involuntaria
de un calvario en el que la deshonra, la culpa
o la vergüenza parecían tener más fuerza
que la propia razón".
-¿Has visto, Maite, cómo han puesto la calle?
Hay que ver.
Y luego lo que ensucian.
La manía de empapelar las paredes. ¡Oh!
-La verdad es que sí, Herminia. -Claro.
-Qué gentuza.
-Habrá que traer una brigada de limpieza, ¿no?
-Sí. -Para que quiten todo eso.
-Como mínimo.
(Sintonía "Cuéntame cómo pasó")
# Cuéntame cómo te ha ido,
# si has conocido la felicidad.
# Cuéntame cómo te ha ido,
# si has conocido la felicidad.
# Te soñaba. -# Sin cesar.
-# Y acerté. -# Ya lo ves.
-# Y una voz. -# En mi ser.
-# Volverá. -# En un nuevo día.
-# Cuéntame cómo te ha ido,
# si has conocido la felicidad. #
Pues usted dirá por dónde sigo. -¿Inés?
-No sé, hasta el fondo y otra vez a la izquierda.
-¡Acabamos de pasar por esa calle!
Al final perdemos el avión. -Hijo, una vuelta más.
No sé, ¿cuánto tiempo tenemos?
-En una hora y media sale, pero hay que facturar.
-¿Ves? -Oriol, no puedo dejarla sola.
-Entonces, ¿nos la llevamos a Eurodisney?
-¿No es esa de ahí?
-Sí.
-¡Pare, pare!
Te acompaño. -No.
Quédate ahí por si aparece el tío este.
-Qué mala suerte. Todo me pasa a mí.
-¡Cata!
-Inés. -¿Estás bien?
¿Qué pasa? -Se ha vuelto loco.
-¿Qué? -Iván.
-¿Te tiene amenazada?
-Secuestrada.
-Y dopada.
-Atropelló a tu padre.
-¿Qué?
Joder.
Entonces, también es el del "parking".
-Lo siento, lo siento. Lo siento.
Lo siento, Inés. -Tranquila.
A ver, lo que tenemos que hacer es salir de aquí.
-¿Adónde?
-A que te tomes un café doble y después vamos a la comisaría.
-No, pero ¿y si está por aquí?
-Inés, no podemos seguir parados. Vamos a perder el avión.
¿Está todo bien? -No puedo dejarla sola.
-¿Cómo? -Tengo que ir con ella a la policía.
-¿Ahora? -Por el atropello de mi padre.
-Mamá, ¿qué pasa?
-Pilla un taxi para nosotras, ¿eh?
-Pero, Inés, ¿y el viaje? -Venga.
Hazme este favor. Te lo debo, ¿eh?
Venga. -Vale.
-A ver, Cata.
Quédate con él, ¿eh? Quédate con él, que ahora vengo.
Vigílala, porque está fatal.
-No te preocupes.
-Cariño, no puedo ir con vosotros. -¿Qué?
-Es una faena, pero Cata está en peligro
y debo llevarla a comisaría.
-Como no vengas, no te vuelvo a hablar.
-A ver, Oriol, escúchame bien.
Si le pasa algo, la que no se lo perdona soy yo.
Venga. Pásame el bolso, Sandra.
Pásatelo muy bien, ¿vale?
Disfruta mucho, cariño. Te quiero mucho. Venga.
(Claxon)
Hace falta ser mala persona. -Pues sí.
¡Hostia, Herminia! -¿Qué?
-La abuela no puede ver esto. -Si lo ve, le da algo.
-Abre, que está Clara con ella.
El que lo ha hecho se ha lucido, ¿eh?
Ha empapelado el barrio en un momentito.
-Menos mal que les ha pillado fuera.
Si Antonio se encuentra con esto a María le rompe la cara.
-¿Qué dices? ¿Qué dices? Al que habría que matar
es al desgraciado que ha pegado los carteles.
-Pero si la niña no se hubiera hecho la foto, no habría carteles.
-¡Madre mía! Madre mía, qué inteligente fue Dios
no dándote hijos, Ramón.
Tira. -Me cago en la leche.
¡Herminia, meto las croquetas en el congelador!
-No, no. En el congelador no, son para la cena.
Aguantan en la nevera. -Ah.
(Teléfono)
Coge tú el teléfono, yo voy bajando.
-Voy.
(Teléfono)
(Teléfono)
¿Dígame?
Ah, hola, mi vida. ¿Qué pasa?
No, ya ha salido.
¿Qué?
Hola, Casandra. -¡Hola, Herminia!
-¿Estás limpiando la calle? -Sí, sí.
-Hay que ver.
Qué manía de empapelar las calles. -Pues sí.
Sí. ¿Adónde va?
-Voy a la iglesia a ayudar al padre Nivio.
Porque aunque a vosotros os da lo mismo,
hoy es Jueves Santo. -Claro.
-Oye, ¿y esas fotos qué son?
De una mujer desnuda.
-Bueno, propaganda.
(Pasos)
¡Herminia! -¿Qué?
-¡Herminia! -¿Qué?
-Herminia, ¿cómo se le ocurre? -¿Cómo se me ha ocurrido qué?
-Pues bajar así. Sin un abriguito, sin nada.
-Está el día rarito. -Sí.
-Raritas estáis vosotras.
-¿Nosotras? -¿Pasa algo?
-Nada, ¿qué nos va a pasar? -No, nada.
-Vamos a por el abrigo,
que hace mucho frío. -¿Has visto, Clara?
Mira, han empapelado la calle
con mujeres en cueros.
-Sí. -En Semana Santa, ¿eh?
-Sí, venga, que el padre Nivio nos está esperando
y vamos a llegar tarde.
-¡Ay, Dios mío!
¡Es María!
-No. No, María no es.
Se parece mucho, pero no es.
-¡Es mi nieta, Clara! ¡Es mi nieta!
¡Ay, Dios mío!
Pero ¡María, por Dios! Pero ¡María!
Pero ¿qué haces desnuda en las paredes?
¡Ay, Dios mío! ¡Ay!
-Tranquila, Herminia.
-¡Ay, Clara! -Tranquila, Herminia. Tranquila.
-Tranquila. -¿Tranquila?
-Que sí, que Ramón ya está sacando todos los carteles de la avenida.
-¿Cómo? -Fuera.
-¿En la avenida? ¿En la avenida también?
-Cuidado, cariño. -¿No prefiere usted ir a la iglesia?
-¿Cómo voy a ir a la iglesia?
Para que se me caiga la cara de vergüenza.
Vamos, vamos a casa. Ay, qué vergüenza.
¡Ay, qué vergüenza, Dios mío!
¡Ay, qué vergüenza!
(TELEVISIÓN) "La Expo 92 ultima sus preparativos
para la inauguración...".
(Gemidos)
(TELEVISIÓN) "Miles de obreros trabajan...".
(Gemidos y risas)
(Gemidos)
-Ven aquí, ven.
Te voy a dar una cosa. -¿Qué me vas a dar?
Un momento.
¿Adónde?
Aquí estamos bien, nadie nos da la vara.
Ligar un poco de bronceado, ¿qué pasa?
(MURMURAN)
¿Qué haces?
Vitamina C para el catarro.
Esto lo recogemos en un momento, te lo juro.
Tu hermano no se va a enterar y luego lo recogemos.
-Déjala, se está agobiando.
Relájate un poco, porque esto si no...
No va a ningún sitio.
Vale, perdón.
-Dame un poquito.
-Venga, Mary.
Te ayudo a recoger.
¿Sabes lo que yo no controlo?
Esa mirada tuya. Me pones a mil.
¿Qué pasa? ¿Estamos en abstinencia por Semana Santa?
Si quieres, te dejo que me des latigazos.
¿Algo más que declarar?
-Yo creo que ya lo he contado todo.
-Imprime, Velilla. Control P.
Todavía se lían con el ordenador.
Ahora usted lo lee
y si está de acuerdo, firma. -¿Ha terminado?
-Ya puede pasar.
Necesito que esté usted localizable. ¿Dónde va a pasar los próximos días?
-No lo sé. En mi casa no.
-No. Tiene que ser un lugar seguro y que él no conozca.
¿Tiene algún familiar o alguien?
-Quédate en mi casa, Cata.
-¿Seguro? -Sí, claro.
-Es que puede ser peligroso, Inés.
No te quiero meter a ti en problemas. -Bueno, pero Iván no sabe dónde vivo.
-Si ella se lo propone
y hasta que esto se resuelva...
-¿Cuándo se va a resolver? -Espero que pronto.
De momento, vamos a poner al señor de la Torre
en busca y captura.
-Gracias.
Me imagino que nos van a poner protección, ¿verdad?
-Haré lo que pueda, pero no disponemos de tanto personal.
Esto no es como en las películas,
pero le diré a los compañeros que patrullan su zona
que estén muy pendientes.
Lea y firme.
Buenas, ¿ustedes han llamado a un taxi?
Pues aquí estoy. ¿Adónde les llevo?
¿Solo el señor?
¿Usted no viene?
Un momento, ¿no camina?
Mire, señora. Yo llevo un marcapasos y tengo una hernia de hiato.
No me puedo hacer cargo.
La verdad es que yo no puedo hacer este tipo de esfuerzos.
Mire, llame a este número
y un compañero mío le hará el servicio.
Lo siento, de verdad que lo siento.
Lo han pegado bien estos cabrones. -Tampoco sabemos quién ha sido.
-Hombre, yo tengo una ligera sospecha. ¿Tú no, Ramón?
-La misma que tú. -Me apuesto la mano izquierda.
-Y yo la derecha.
-No tenemos pruebas, pero bueno. -Ya.
-Hablando del rey de Roma...
-¿Creéis que ha sido él? -Se la tiene jurada a la agencia.
-Sobre todo a Antonio y a Mercedes. -¿De dónde ha sacado la foto?
-Buenos días.
-Buenos días. -Hola.
-¿Por qué lo quitáis?
Es una alegría para la vista. -No te entretengas.
-Mamá, ¿no es la pequeña de los Alcántara?
-Vamos, tengo que hacer la comida. -Se ha hecho actriz como la hermana.
-Vámonos. -Cuando esté la película
en el videoclub avisadme, que quiero verla, ¿eh?
-Como se entere Antonio, lo mata.
-Que no se entere. -No, que no se entere.
(TELEVISIÓN) "Uno de los elementos...".
-A mis nietos les han pasado muchas cosas, pero ¿esto?
(TELEVISIÓN) "...por posibles problemas legales...".
-Lo único que quiero ver es la tele.
(TELEVISIÓN) "Ocho kilos de hojas de coca...".
-Es lo único que quiero ver. -Tranquilícese, Herminia.
Se va a tomar una tilita... -¿Qué tila ni tila?
El barrio ha visto a mi nieta en cueros.
-Esas cosas ya no tienen tanta importancia como antes.
-Ya, ya, sí. Ahora somos muy modernos.
Nada tiene importancia.
Empezando por mí. -¿Le pongo azúcar?
-¡Matarratas es lo que le tienes que poner!
(TELEVISIÓN) "El presidente del país, Jaime Paz Zamora...".
-¡Herminia, por Dios, ya está bien!
(TELEVISIÓN) "...que han hecho los indígenas.
Según el arquitecto del pabellón de Bolivia,
que está incluido junto a otros 16...".
-¿Cómo ha sido capaz de hacer una cosa así?
-Ella no ha hecho nada.
-No, no. -No.
La culpa no es de su nieta.
La culpa es de ese canalla que ha colgado
los carteles por el barrio. -Ya.
Para colgar esos carteles
se ha tenido ella que hacer una foto antes, ¿no?
¿Eh? -Sí.
-¿A que nadie ha visto una foto mía como mi madre me trajo al mundo?
¿Dónde se habrá metido esta niña?
Tengo que hablar con ella antes de que vuelvan los padres.
Ve al piso de enfrente, anda. Coge las llaves, están allí colgadas.
A ver si está ahí.
Y si no está, Clara, busca aquí, en la agenda,
el teléfono de esa amiga que tiene que es un pendón.
¿Cómo se llama?
(RÍE)
Drogada y perdida son muchas cosas, ¿no?
¿Tú sabes qué me conviene?
¿Y Álex?
¿Es mejor bicho que Fierro?
(RÍE)
¿Por qué?
Porque nos enamoramos.
El príncipe azul.
Tengo al batería de Metallica tocando en mi cabeza.
Me duele mucho la cabeza, me va a explotar.
¿Qué?
Vale, pero déjame dormir un rato.
Poco a poco.
(SUSPIRA)
(Saeta)
# Y tampoco... #
Anda, pasa la procesión por aquí.
-Sí, la del Cristo pobre o no sé qué.
-¿Jesús el Pobre? Anda, el de la peluca es ese.
-Ese. ¿Dices que lleva peluca?
-Sí. Sí, tiene el pelo tallado en la madera
pero le ponen una peluca de pelo natural larguísima.
-Qué horror. ¿Por qué hacen eso?
-No sé, cosa de los cofrades.
-Bueno. Anda, ven, que te he hecho una infusión...
-No, no. Tengo que vigilar por si aparece.
-Que no, aquí estás segura. No sabe dónde vivo.
Venga, ven, que te sentará bien.
-Tienes razón, estoy completamente... -¡Cuidado!
¿Te has dado? -Un poco, sí.
-Lo de la paranoia es normal cuando te quitan los antipsicóticos.
-¿Sí? -Claro.
-Bueno, y que estuve mucho tiempo metida en ese sótano.
-Ya lo sé.
-¿Se me venía todo el rato a la cabeza sabes qué?
"El silencio de los corderos".
¿Tú la has visto? -Sí.
-Y pensaba: "Dios mío, que venga una Jodie Foster
a rescatarme, por favor".
Pero vino Inés Alcántara.
-Algo es algo.
-Está muy trastornado. Mucho, mucho. Es capaz de cualquier cosa.
-Tanto como para atropellar a mi padre.
-Hay una cosa que yo no entiendo.
Él no sabe conducir.
No tiene coche, no tiene ni carné.
-¿No?
Ya, bueno, pues...
No sé, hay gente que no tiene carné y conduce, ¿no?
-Sí. Sí, sí.
Pero ¿con qué coche lo hizo?
¿De dónde lo sacó? No sé, ¿lo robó?
-Eso tampoco te tiene que obsesionar. Ya lo averiguará la policía.
-No sé cómo ha podido cambiar tanto ese hombre. Es otra persona.
Claro que yo también soy otra persona. Soy otra mujer.
Bueno, ¿y tú cómo estás? -Pues mal.
Estoy sin trabajo.
Mi hijo está cabreadísimo conmigo, así que no sé. Bueno, da igual.
Aparte, estoy esperando una prueba médica que me preocupa,
porque un amigo...
íntimo ha dado positivo en la prueba del sida.
-¡Ay! Ay, ay.
Ay, Inés. -Pues sí.
(Teléfono)
No te preocupes, ese debe ser Oriol.
Está de viaje.
(Teléfono)
¿Sí?
-Inés Alcántara. -"Sí, soy yo".
-Sí, le habla la Policía.
Es en relación con Catalina Marini.
-Está aquí, ¿quiere que se ponga?
-No, no. Solo llamaba para saber que efectivamente está allí
y comprobar que está todo en orden.
-Sí, en principio está todo en orden.
Pero dijeron que iba a venir una patrulla
y aquí no ha pasado nadie.
-No dude en que tarde o temprano van a pasar por ahí.
-Bueno, ¿y se sabe algo de este hombre?
-¿Qué hombre?
-"El secuestrador".
-Presunto, ¿no? -"¿Eh?"
-Presunto secuestrador.
-Bueno, como quiera llamarle, pero ¿se sabe algo sí o no?
¿Oiga?
"¿Está ahí?" -Me va a disculpar,
pero esa información no se la puedo dar.
Con cualquier cosa ya sabe dónde estamos.
Buenas tardes.
-Es la policía, ¿no? -Sí, sí.
-Bueno, por lo menos no se han olvidado de nosotras.
-Sí.
María.
¿Quieres que pase luego a por ti?
¿Paso a buscarte a casa de África?
¿Vas a volver a vivir con tus padres?
¿Te he hecho algo?
¿Tu madre?
Pero ¿qué coño voy a saber yo?
¡Ten cuidado con el coche!
(Motor)
¿Le decimos algo?
-¿Qué le vamos a decir?
(Motor)
Menudos máquinas los de la agencia.
No se han dejado ni uno.
Tú, tú, los duques de San Genaro.
Luis.
-Pero ¿qué hacen aquí? -No lo sé.
Yo creo que tenemos que decírselo.
-¿A Antonio? -Sí.
-Que no, que a Antonio no.
-Tarde o temprano se van a enterar. -Que no sea por nosotros.
-No se van a enterar...
Pues está muy bien, Mercedes. Está muy enmadrada.
Sí, quiere estar todo el rato en brazos.
¿No ibais a Sevilla?
-¿Puedes tú solo?
Maite.
Ayúdame, anda. -Sí.
-Qué vergüenza.
Te ha visto todo el barrio.
Un poco más y se te ve la partida de nacimiento.
Uy, muy artísticas.
En el pueblo el del estanco se las vendía a esos chicos
a escondidas.
¿Sabes para qué las querían?
¿Tu problema?
Verás cuando se enteren tus padres.
Es que se van a enterar porque se lo voy a decir yo.
¿Prefieres que se lo digan los vecinos?
Clara, ¿cómo es lo que hacen los jóvenes ahora, hija?
-Pasar de todo.
-Pues eso, María. ¡Tú pasas de todo!
Pero ¿cómo te va a dar igual, criatura?
¿No ves que te has puesto desnuda y te ha visto todo el mundo?
-Pero, por favor, no discutáis en la calle.
Venga, vamos para dentro.
Venga, vamos.
-Esta niña me quita a mí del mundo.
Naranja.
-¿Qué presidente fue elegido para gobernar Estados Unidos en 1980?
-¿Carter, Jimmy Carter?
-(IMITA A UNA BOCINA) Ronald Reagan.
El actor.
-¿Fue actor? -Sí. Malo, pero actor.
Cuatro. Un, dos, tres, cuatro. Azul.
A ver, ¿por qué fue famosa Marie Curie?
-A Marie Curie le dieron el Nobel
por la radioactividad. El Nobel de Física.
-No sé, Cata.
-Sí.
-La llamada esa de antes... -¿Qué?
-Me tiene mosqueada.
Voy a darles un toque.
A ver.
¿Cómo se llamaba el inspector?
-Flores. -Flores, Flores.
Hola, ¿me podría poner con el inspector Flores, por favor?
-Sí, un momento. Es para usted, inspector Flores.
-Flores al habla, ¿dígame?
-Hola. Mire, soy Inés Alcántara, he estado esta mañana.
-Lo recuerdo perfectamente. ¿En qué puedo ayudarle?
-Bueno, verá. Es que, a ver, llamo porque...
nos ha llamado un compañero suyo.
-¿Un compañero?
-Sí, un policía. Ha llamado de su parte, ¿no?
-Solo he dado orden a la patrulla de su zona para que esté alerta.
-Qué raro, a nosotras nos ha llamado alguien.
No sé, ¿se puede asegurar? -Ya le digo yo que no.
-Pero compruébelo y... Es que es muy raro.
-¿Tú has llamado a la artista?
-Pinta que no.
-No sé. Pinta raro, sí.
-¿Qué hacemos? -Yo qué sé.
-Alcántara, ¿sigue ahí?
-Sí, sigo aquí, sí.
-¿Cuánto tiempo hace que recibió esa llamada?
-A primera hora de la tarde. -"¿Eso es todo?"
Quiero decir, ¿no ha notado nada fuera de lo normal?
-Eso le estoy diciendo, que ha sido una llamada extraña y no sé...
¿Qué pasa? ¿Nos tenemos que preocupar o qué?
Nada.
Será mejor que no lo veas.
¡Antonio! -Clara, Clara. Enséñaselo.
Es su padre.
Lo ha visto todo el mundo, hijo.
En el Bistrot, la peluquería... ¡En la pared de la iglesia!
¡María! María, chiquilla, no los dejes así.
Pídeles perdón por lo menos.
Ay, María.
Que Dios tenga en su gloria.
Venga, Cata. Va, recoge tus cosas, que nos vamos.
-¿Adónde? -No sé, pero aquí no estamos a salvo.
¡Venga! -Ha dicho el inspector este, Flores,
que nos mandan una patrulla ahora mismo.
-Hace 20 minutos y no aparecen.
-Volvemos a llamar.
-No, porque ese hombre no nos hace ni caso.
-Nos tiene que hacer caso,
que el sueldo se lo pago con mis impuestos.
-Ya.
Cata, nos vamos a casa de mis padres.
-No, no. Yo no puedo ver a tu padre todavía.
-Cata, confía en mí. Mi padre no está, de verdad.
Está en Sevilla, en la Expo. ¡Venga, va!
Cogemos el coche y les llamamos.
(Portero automático)
¿Lo ves? Es la patrulla.
-O tu exmarido.
-Voy a mirar. -Corre.
-Sí, es la policía. Abre.
-¿Sí? -¿Inés Alcántara?
-Sí, soy Inés Alcántara, sí.
-Policía. Sube una compañera
a revisar que todo está en orden. ¿Puede abrir?
-Sí, sí. Le abro, le abro.
-Me suenan las tripas, macho. -Yo estoy muerto de hambre.
-Podíamos ir luego al sitio de las salchichas fráncfort.
-Hecho. -Bajo enseguida.
(Pitido)
Joder, otro cuarto sin ascensor.
-(RADIO) "Así haces piernas".
-Bueno, bueno, qué recibimiento.
¿Puedo pasar? -¿Vive aquí?
-Pues va a ser que sí.
-Pase. -Gracias.
(SEGIS) Buenos días, jefa.
El otro día estaba usted muy sexi conduciendo el autobús.
Yo comprendo que no tendréis hambre, pero algo hay que comer.
¡Antonio! ¡Antonio, por Dios! No te levantes, hijo.
Con lo encabritado que estás te puedes caer.
Si te caes, yo no puedo levantarte.
Mira, Mercedes.
-¿Dónde irá? -Irá a por el coche.
-Todo por culpa de la dichosa niña. -Venga.
-Si fuera hija mía... -No empieces, Ramón.
-¿Que no empiece a qué?
-A enseñar el facha que llevas dentro, cariño.
-Mira, no te he oído.
¿Ahora? ¿Por qué?
(Timbre)
¿Qué ha pasado?
Sí, abre. ¿Con quién?
¿No estaban en Sevilla?
-Buenas noches, ¿puedo pasar? -Un momento, por favor.
¡Antonio!
¡Antonio! No seas criatura, ¿eh?
¿No ves que no estás en condiciones?
¡Hazme caso! Hazme caso, Antonio.
¡Antonio!
(GRITA) -Joder, Antonio.
-¿Qué pasa? -Coño.
-La madre que me parió.
Porque tengo un lío en casa que no veas. Ya te lo contaré.
Vale, vale. Que le duele, le duele. -Más despacio.
-No nos cuesta nada.
Déjale, déjale.
-Lo siento. En cuanto pueda te llamo y me cuentas bien.
Venga, vale. Un besito.
-Estos cerrojos son antiguos. De una patada se vienen abajo.
Tendrían que poner una cerradura de seguridad.
Esto es como no tener nada.
-Mañana por la mañana lo cambio y ya está.
Pero esta noche se quedan, ¿no? -No, yo tengo que hacer la ronda.
-¿Y su compañero? -Abajo.
-Como está abajo, que haga la ronda y usted se queda aquí.
-La ronda es por parejas. -O sea, no nos dan protección.
-Iremos pasando cada hora u hora y pico.
-¿Y si justo viene en ese momento qué?
-¡Venga para arriba!
(HERMINIA) ¡Santos, subidlo a casa!
¡Subidlo a casa enseguida!
Mira, Antonio.
¡A ti, a mi hija y a mi nieta que os zurzan!
-Cuidado, cuidado. -Joder.
-¿Qué hace Mercedes ahí? ¡Mercedes!
-No, no.
-(GRITA) -Joder.
Me cago en la...
-Lo han vuelto a hacer, me cago... -Ay, Dios mío.
(Portero automático)
¿Sí? ¿Quién es?
(CHISTA) Es Mercedes.
-No abras. No me abras la puerta, mamá.
-Pero... -Que no abras.
Di que estamos cenando, coño.
-Es que estamos cenando.
"Oye, ¿no puedes esperar hasta mañana?"
Mamá, no. -(CHISTA)
Tengo que abrir. -¡Coño!
-Tengo que abrir.
(Puerta)
(Timbre)
Métete.
¿Qué es eso tan urgente, Mercedes?
Segis no está.
Sí, me has pillado fumando.
A Segis no le gusta...
Sí, yo estaba cenando,
pero Segis está trabajando en una obra, de vigilante.
¿Has venido a pedirle que vuelva con vosotros?
Ay, qué pena. Nunca le había visto tan ilusionado con un trabajo.
¿No puedes darle otra oportunidad?
Tiene un mal pronto, es verdad, pero en el fondo es un buen chico.
¿Qué?
No sé de qué me hablas.
¿Robar?
Esa es una palabra muy fuerte, Mercedes.
¿Qué otra cosa puedo hacer?
Visto lo visto, no hace falta que pase. Nos vamos.
-¿Se van a dónde? -A casa de mis padres.
-Entonces, tienen que informar en comisaría.
-Te informo a ti. San Genaro, travesía de Tito Fernández.
(Teléfono)
(Teléfono)
Ese puede ser él. -Entonces, no lo coja.
-No, no lo cojas. -Es que...
puede ser mi hijo, tengo que cogerlo.
(Teléfono)
¿Sí?
-¿Mamá? -Oriol, mi vida.
-Bueno, yo voy bajando.
-¿Sigues enfadado?
-"Sí". -Faltaría más.
-"No entiendo por qué no estás aquí".
-Por causa de fuerza mayor, Oriol.
-Tú no querías venir y ya.
-No he podido hacer otra cosa. -"Ya, claro".
-Vale, no quería ir.
Iba por ti. He hecho mucho por ti aunque no lo creas.
-A ti Cata ni te va ni te viene.
-Es mi representante y está en peligro.
-"Que se ocupe la policía".
-En eso estamos, Oriol. En eso estamos, ¿entiendes?
Mira, tienes que empezar a ser un poco menos egoísta, ¿eh?
-Tú deja de pensar en los demás y más en tu familia.
-Es lo mismo... -(GRITA)
¡No!
-Oriol, tengo que dejarte.
-Cuelga el teléfono. Cuelga. -Ya, ya, lo he colgado.
-Me tienes que ayudar. -No.
-Me van a volver a meter en la cárcel.
-Es donde tienes que estar. En la cárcel o en el hospital.
-No puedo volver a la cárcel.
Me tiro por la ventana... -Pues tírate.
-¡Fuera de ahí!
-¡Déjala en paz! No tiene nada que ver con esto.
-Tú tienes coche, ¿verdad? -Sí, sí.
-Venga, vamos. -Sí, estaba abajo.
-Me tienes que ayudar a salir de Madrid.
-Vete tú solo. -Yo no sé conducir.
-Lo suficiente como para atropellar a mi padre, ¿no?
-No fui yo.
Fue él.
-¿Él? ¿Quién?
-El que hace cosas que luego la gente se cree que las he hecho yo.
-Iván, el que hace cosas y tú sois la misma persona.
-Eso no es verdad y tú lo sabes. -Sí.
-¿Por qué dices eso? -Es verdad, estás enfermo.
-Estoy enfermo por tu culpa.
-Bueno, por mi culpa, pero necesitas ayuda.
Yo no te la puedo dar. Inés tampoco.
-No sé, Cata. ¿Y si hacemos lo que nos pide?
-¿Qué? -Sí, podemos coger el coche los tres
y salir de Madrid. Es lo que quieres, ¿no?
Despistar a la policía. -Quiero no volver a la cárcel.
-Bueno, el coche está a tu disposición. Tú decides.
-Venga, vamos.
(Portero automático)
Hay por todo el polígono hasta la entrada de Los Altos.
Las fotos eran para ella.
La que cogió algo que no era suyo fue usted.
¡Rubia!
Rubia.
No amenaces a mi madre. Llamo a la policía
y tenemos un problema.
¿No es rubia? ¿Cómo quieres que la llame, pelirroja?
¡Siempre acabas igual!
No sé qué veneno llevaba yo en la leche que te crio.
¡Toma, ahí lo tenéis todo!
-¿Cómo?
Mamá, tráeme hielo.
Tráeme hielo, mamá, coño.
(Pasos)
Corre. ¡Es él, es él!
-¿Va armado? -¡No lo sé!
-¡Pide refuerzos!
(Sirena)
Es una pena.
Las fotos son cojonudas.
Ahí van tus días de gloria.
Para los mediocres es vergüenza. Para otros, orgullo.
Espera, Mary...
¡He estado con mil pibas mejores que tú!
¡No eres tan guapa como te crees! ¡Con mil! ¡Mil tías!
Venga, al tajo. -Vamos.
-Ya sabéis: si mojáis el papel antes sale mejor luego.
-Qué bien se te da esto, ¿no?
-Hombre, como que se pasó toda la campaña electoral del 77
quitando carteles del Partido Comunista.
Sí, que te veía yo desde mi ventana.
-Todos tenemos un pasado, ¿eh, Ramón? -Anda que el tuyo, Rogelio.
-¡Herminia, tranquila, que enseguida los quitamos!
-Aquí tenéis un montón de croquetas para cuando terminéis.
-¡Olé! -Las he hecho yo, además.
(VOZ EN OFF CARLOS) "Aunque en aquellos años 90,
con los cambios que se iban produciendo
en la sociedad, la vida del barrio ya no era la misma que años atrás,
la gente de San Genaro
todavía sabía unirse cuando hacía falta.
El dolor de uno aún era el dolor de todos.
La vergüenza de uno aún era la de todos".
-¡Antonio!
Súbete para arriba, que te vas a enfriar.
Oye. Me han dicho que le has roto la nariz a Segis.
Hombre, para variar.
¿Por qué?
¡Hostia!
Ni el pajarito ni tú, Antonio.
Eres un hombre, solo eso.
Completo.
¿Te saco algo o qué?
¿Un coñac?
("Shame on the Moon")
¡Ánimo, Merche! Esto ya está liquidado.
-Tened cuidado, no raspéis el cristal.
-De verdad, tengo los brazos que no lo siento.
-¡Chicos, que nos queda el otro lado!
(VOZ EN OFF CARLOS) "Todavía hoy,
cuando los vecinos son de otra generación
y han llegado de otras partes del mundo,
la solidaridad vuelve por donde solía.
Porque necesitar la ayuda de los demás
no es ninguna vergüenza.
Lo que es una vergüenza es no prestarla".
-Eres igualita que tu madre.
No ha habido en el barrio cosa más bonita que ella.
La falta de ingresos durante el confinamiento en 2020 ha hecho mella en muchas personas que tienen que recurrir a la solidaridad para salir adelante Una vergüenza simular es lo que siente María, en 1992, al ver como el barrio aparece empapelado con fotos suyas desnuda. Mercedes y Antonio van camino de la Expo de Sevilla. Él con el entusiasmo que le caracteriza, pero ella no puede quitarse de la cabeza las fotos de su hija. Mercedes reconoce a Antonio que perdió el sobre con ellas. Por otro lado, después de la desaparición de Cata en el capítulo anterior, Inés intenta encontrarla por todos los medios; tanto que está dispuesta a renunciar a un viaje con su hijo, Sandra y Miguel Ángel a Eurodisney. Cree que no puede dejarla sola en estos momentos.
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