Martes a la 1.30 En 24 horas y domingos a las 6.30 en La1 y 24 horas.
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(Música de Cabecera)
Muchas gracias por tenerme en el programa, Julio.
Soy yo la agradecida.
(Risas)
Suerte.
Mucha suerte y, bueno, trabajo también.
Pero hay gente que trabaja más que yo
y no ha tenido tanto reconocimiento.
Así que me siento muy afortunada.
Y además yo creo que me ha servido
vivir en EE.UU.
Donde hay espacio para todo el mundo.
Chile es un país pequeño.
Donde hay lo que nosotros llamamos "chaqueteo".
Y es cualquiera que salga por encima de la media
lo cogen de la chaqueta y lo tiran para abajo.
"El Chaqueteo chileno".
¿También?
Bueno, entonces es mucho más difícil hacerse un espacio en Chile.
Especialmente si eres mujer.
Yo me preparo bastante para cada libro.
Porque escribo mucha novela histórica.
Y cuando investigo la historia...
Tengo la mitad del libro hecho.
Porque la historia te da tanto, te da tanto material.
Y eso lo hago con mucho cuidado.
Con tanto cuidado...
Que me van a dar el premio por novela histórica
el Premio Barcino en Barcelona.
O sea que me reconocen que investigo.
Es una cita de Pablo Neruda.
Describe a Chile como "Largo Pétalo de Mar, Vino y Nieve".
Es un país larguirucho...
En el mapa, que tiene la forma de un pétalo.
Y lo describe él con su...
Con su tono poético como un largo pétalo de mar.
Es un homenaje a Neruda porque
a pesar de que es un personaje muy controversial en Chile
en este momento,
por su vida privada, no por su obra.
Em...
No sería posible que estos dos militantes refugiados
republicanos, españoles, llegaron a Chile
sólo por Pablo Neruda
que primero consiguió que el gobierno chileno los aceptara
como inmigrantes.
Los mandaron a Francia
con la misión de traer a estos refugiados
sin darles ni un peso.
Tenía él que conseguir el dinero.
Y consiguió el dinero para comprar el barco el Winnipeg
acondicionarlo porque era un barco de carga.
Y traerse a la gente.
Una odisea verdaderamente.
Y a él le tocó seleccionar a los refugiados también.
Neruda estaba en Chile.
Pero tenía muchos amigos españoles
y él vivió muy de cerca y con mucho corazón
la Guerra Civil.
Era amigo de Federico García Lorca, de Machado, de esa gente.
Y le pegó mucho
la derrota de los republicanos en la guerra.
Entonces consiguió con el gobierno
que pudieran aceptar estos refugiados
Fue una cosa...
Difícil porque había una tremenda oposición en Chile.
De la derecha y de la Iglesia Católica.
Víctor está basado en un amigo mío que se llamaba Víctor Pey.
Se acaba de morir.
Murió una semana antes
de que yo alcanzara a mandarle
el manuscrito
del libro dedicado a él.
Se murió de 103 años.
Totalmente lucido.
Trabajando.
Manejaba su carro.
Bueno, y él me contó la historia.
Yo conocía más o menos la historia del Winnipeg
pero muy vagamente.
Hasta que conocí a Víctor Pey en los años 70 en Venezuela.
Y el me contó su vida.
Y él era uno de los refugiados del Winnipeg.
Y en los años posteriores
cuando me dio,
cuando tomé la decisión de escribir esta historia
me volví a poner en contacto con él
y nos mandábamos e-mails, duro y parejo.
Y el me iba dando los detalles de una historia
que yo no habría podido conseguir en un libro de historia.
Y detalles personales.
Y Roser
está basado también en un personaje maravilloso.
Una española que venía en el Winnipeg
que llegó a ser la decana de música
de la Escuela de Música en Chile.
Pianista.
Yo creo que porque el tema de los refugiados en el mundo
está en el aire.
Entonces mis últimas tres novelas
tocan el tema de la inmigración, el desarraigo.
El tratar de encontrar otro lugar en la vida donde plantar raíces.
Tiene un poco lo que ha sido mi vida también.
Una vida de...
De eterna extranjera.
Muchos de vascos ¿eh?
Muchos de los vascos también.
Exiliada por unos años en Venezuela.
Y después inmigrante en EE.UU.
Donde he vivido 30 años.
Pero me siento extranjera.
Hablo ingles con acento.
Y soy latina.
Soy una extranjera en EE.UU donde me ha ido muy bien.
Y cuando voy a Chile
también me siento extranjera en Chile.
no en la calle con la gente pero...
Si me quedo por más de una semana
ya me doy cuenta que no es el país que tengo inventado en la memoria.
Claro del Chile de antes.
El Chile antiguo.
Anterior a la dictadura.
Cuando era un país sobrio, pobretón.
Muy politizado.
El país donde yo me crié.
Completamente.
Chile ahora de, de...
Es un país súper capitalista.
Con una clase de nuevos ricos que no existía antes.
Con ostentación.
Chile antes era un país donde si tú tenías...
Dinero, lo ocultabas.
Porque se trataba de no...
De no...
Hacer ostentación. Era el peor pecado.
La vanidad y la ostentación eran el peor pecado.
Hoy en día no, ya se ha cambiado muchísimo.
Sigue siendo un país muy clasista.
Eh...
En Chile decimos que no somos racistas.
Pero el sistema de clases de Chile
es como racismo.
Y ahora que tenemos mucha inmigración alguna de haitianos también.
También se nota el racismo.
Que lo había contra los indígenas.
Eso, esos republicanos se establecieron en Chile.
Muy pocos regresaban a España después.
Se quedaron. Se hicieron chilenos.
Entonces para mí era fácil contar la historia también de Chile
a través de la vida
de estos personajes españoles que se quedaron allí.
Me encantan esas historias que son épicas.
Que abarcan mucha gente, mucho tiempo.
Muchos acontecimientos.
Esas como sagas largas.
Eso me encanta.
Lleva menos trabajo que una historia intima, personal, psicológica.
En que tienes que meterte en la minucia
de lo que piensan y sienten los personajes.
Esta obra es así como...
Una fiesta de contar.
¿Mi día a día?
Depende.
Si estoy escribiendo y en este momento no estoy escribiendo.
Si estoy escribiendo no viajo.
Hago muy poca vida social.
Tengo una vida muy cerrada. Muy íntima.
Me levanto temprano.
Saco a pasear al perro.
Y después me siento a escribir.
Y escribo...
Antes podía escribir 10 horas seguidas, ya no.
Ahora seis, digamos.
Y tengo que hacer mucha investigación mucho trabajo
de estudio, que no es propiamente la escritura.
Pero es parte de la escritura.
Y luego viene...
Todo eso que no tiene nada que ver con escribir.
Que es promover los libros, revisar traducciones,
ver contratos,
hablar con los periodistas,
toda esa parte que no tiene nada que ver con escritura.
Y eso, para tanto tiempo,
que si no tuviera un momento para empezar a escribir
que es el ocho de enero
no tendría el silencio necesario en la vida para poder escribir.
Claro, ese es mi día...
Mi día sagrado.
Y reservo varios meses en el calendario
para escribir.
A partir del ocho de enero.
Tengo la disciplina de empezar ese día.
Y el gusto de que hago lo que me encanta.
Pero siempre empezar un libro...
Da terror.
Es un momento de pánico
porque no sabes si vas a poder escribirlo.
si los personajes se van a revelar.
Si vas a encontrar...Tono.
La voz narrativa.
Eso demora semanas.
Y esas semanas son pavorosas.
Pero una vez que los personajes
empiezan a hacer cosas por sí mismos
entonces ya se que voy por buen camino.
Y ya lo demás es pura fiesta.
Justamente.
Claro, porque yo puedo tener una idea
De quiénes son mis personajes.
Y que es lo que mis personas van a hacer.
Pero en el proceso de la escritura
van saliendo cosas que uno no esperaba.
Y ahí te das cuenta de que tienen vida propia.
Que, que ellos están en el éter.
En la conciencia colectiva.
Y han venido a contarme sus vidas.
Y ahí entonces ya todo es fiesta.
(Risa)
No sé cómo va. Ni siquiera para donde va.
A veces tengo la idea de que voy a escribir sobre un tema
y se me dispara en otra dirección.
Cuando escribí "La Isla Bajo el Mar"
yo quería escribir sobre los piratas del Caribe.
Me fui a investigar a, a...
Donde estaban los piratas del Caribe
que era en Luisiana y en Nueva Orleans.
Y dije ¿pero por qué esta ciudad tiene este tono tan francés?
¡Bah! Porque llegaron
diez mil refugiados de Haití en el 1800.
¿Y por qué llegaron?
¡Ah! Porque había la revolución de los esclavos en Haití.
Y terminé escribiendo sobre eso.
Y se me olvidó Nueva Orleans
y se me olvidaron los piratas del Caribe.
Bueno, por suerte.
Porque después salieron las películas
que eran mucho mejores
que cualquier cosa que yo hubiera podido escribir.
No sé. Pero como...
Las cosas a veces coinciden de manera casi trágica
el libro salió a la semana
en que ocurrió el terrible terremoto de Haití.
Mira que coincidencia... Tremenda.
sin que yo lo pensara
cuando se va a celebrar
80 años del Winnipeg.
Iba a haber una exposición en Barcelona.
Una exposición itinerante.
Con fotografías y con testimonios que creo que va a ir a Chile también.
Me encantaría poder hacer eso.
(Risas)
Pero soy incapaz de seguir instrucciones.
No podría seguir ni siquiera una receta de cocina.
Mucho menos hacerme un guión y poder seguirlo.
Eh...
Voy tanteando.
Mira escribí una novela policial y se supone
que la novela policial
sabes perfectamente quién es el asesino
cómo va a terminar la novela
plantas todas las claves
vas engañando a tu lector para que no adivine quién es.
Bueno, nada de eso.
Lo único que yo sabía es que tenía que haber algunos muertos.
Entonces en la página 5 ya hay el primer cadáver.
E iba en la página 20 y ya había otro cadáver.
En la página 35 el tercer cadáver.
Pero ¿quién era el asesino? todavía no sabía
y por qué estaba matando a la gente tampoco.
(Risas)
Y llego hasta el final
del, del libro y bueno, ya finalmente
más o menos armé un asesino
y hay una escena final
en que la gente me reprochó mucho
mis lectores me reprocharon que mi héroe muere
en la escena final.
Bueno, yo tenía que elegir entre matar al héroe o matar al perro
Bueno, ¿qué habrías hecho tú?
Y dejas al perro. ¿Cómo vas a matar al perro?
No puedes.
(Risas)
Esto me lo habrían reprochado más.
Separados, absolutamente.
Porque si no tenemos que juzgarlos a todos.
Y la cultura se reduce en un 90 %.
Porque quién, ¿quién se salva?
Ninguno de los moralistas mejicanos.
Habría que descubrir toda la obra.
Grandes escritores habría que descubrir la obra también.
Si vamos a aplicar ese tipo de censura
nos quedamos sin nada.
Y también habría que aplicarla no sólo a la cultura
habría que aplicarla a la ciencia,
a, a todo.
Entonces ¿vas a eliminar el trabajo de un científico
porque el tipo tiene una vida reprochable?
No puedes hacer eso.
¡Que me importa!
Estoy hasta aquí del políticamente correcto.
No se puede hablar de nada.
Hay que censurarlo todo.
En EE.UU ha llegado un punto en el que no puedes decir:
¡Hola, chicos!
Ya eso está mal visto.
¡Ah! Y si vas a tocar a alguien mucho cuidado.
Esto de andarse besuqueando como aquí en España...
¡Jamás!
Jamás.
(Risas)
Yo creo que es uno de los grandes
motivadores.
Por supuesto hay otras motivaciones
humanas.
El miedo, por ejemplo
que es tan fuerte casi como el amor.
Pero para mí el amor mueve todo.
Justifica muchas cosas.
Y literariamente es imposible de obviar para mi.
¿Cómo cuento esta historia
para que el lector sienta el Winnipeg?
Sienta a los refugiados, sienta lo que fue esa odisea
sino es a través de personaje que aman, que sufren
que tienen miedo, que buscan sus raíces.
De eso se trata.
(Risas)
Mucho rato que pasé el Ecuador.
Pero eso es porque cambio de enamorados.
Si fuera siempre el mismo yo creo que ya estaría aburrida.
Pero tengo dos divorcios a la espalda
y ahora estoy enamorada por tercera vez.
Y lo que estaba diciendo
en la conferencia de prensa
que a mí los amores me duran
como 20 años más o menos como promedio.
Que es bastante largo si tu piensas 20 años.
Y luego paso como unos ocho más
dudando hasta que me divorcio.
Más o menos, sí.
No voy a alcanzar a pasar ese período de 28 años con este último amor.
Porque ya vamos a estar muertos mucho antes.
Dios quiera.
Tuvo una historia excepcional
porque ellos empiezan como un matrimonio de conveniencia.
Porque tienen que emigrar casados.
Y luego, desarrollan una complicidad, una amistad,
de años, de décadas
hasta que llegó un momento
en que están a punto de perderse mutuamente.
Están a punto de morir.
Él está a punto de morir.
Y ahí se dan cuenta los dos
que se han amado profundamente todos estos años.
Y de ahí para adelante un amor de la madurez.
Que es un tema que me ha gustado desarrollar.
Bueno, en parte porque con la edad mía
por la situación en la que yo estoy
pero ya llevo desarrollándolo en los últimos tres libros.
El amor a los sesenta años, a los setenta, a los ochenta...
La urgencia.
Que no tienes tiempo.
No puedes perder el tiempo en tonterías.
No puedes perder el tiempo en infidelidad,
en celos,
en mezquindades
en peleas por tonterías
porque dejaras los zapatos tirados.
¡Qué se yo!
No. Te, te preocupas de lo fundamental.
Y salvas cada minuto
porque es precioso.
Yo diría que es un amor más limpio de lo pequeño.
Pero también es cierto
que nos toma en un momento de la vida
que no tenemos que lidiar con niños pequeños
en que, a menudo, ya nos hemos jubilado
o tenemos suficientes recursos económicos como para no estar...
Con el agua al cuello porque no puedes pagar las deudas.
Como sucede en la juventud.
Hay tanta cosa de la vida cotidiana
que molesta a la pareja
que impide que la pareja se desarrolle
en la juventud
pero ya en la edad mía
todo eso ya no existe.
Además, no tengo temor de quedar embarazada.
¡Mira tú que maravilla!
(Risas)
Nada más que eso, es la gran ventaja.
(Ella asiente)
Yo creo que es un amor muy intenso.
Porque nosotros, los chilenos, descendemos
de esos conquistadores feroces que llegaron a Chile.
Y de sucesivas inmigraciones que hemos tenido
de castellanos, de vascos, de gallegos, de catalanes,
que han llegado a formar lo que somos nosotros.
Con una mezcla de indígena.
Y yo creo que la lengua, la religión
la idiosincrasia española la tenemos ¡tan metida!.
Tan metida.
Yo cuando vengo a España siento que...
Siento que conozco exactamente como reacciona la gente.
Porque así somos los chilenos.
Con esa hospitalidad, esa generosidad, sin sentimentalismos.
Esa especie de brusquedad.
Eh...Eh.
Que nos da como vergüenza ser sentimentales o románticos.
Pero en el fondo lo somos.
Eh...
Una ironía, una manera irónica de...
La sobriedad.
Que, que...
Se ha ido perdiendo en Chile
con este nuevo "riquismo".
Pero que sigue existiendo.
Pero, por supuesto.
Y además tengo la lengua aquí.
No tengo que hacer el esfuerzo de pensar en ingles.
No sabría contestar a esa pregunta
porque el mundo está más globalizado.
Y ahora hay influencias de otras partes en Chile.
Chile antes era una país muy cerrado.
Y ahora es un país abierto al mundo.
Así que hay influencias de todas partes.
En los últimos años, hemos tenido fuertes inmigraciones.
De Venezuela, Colombia, Perú, Haití, como te decía.
Entonces se ha ido...
Diluyendo la influencia española.
Recuerdo la sorpresa tremenda de que primero se publicara.
porque escribí ese libro en una máquina portátil
en la cocina del apartamento donde vivía en Caracas.
Sin ni siquiera una copia
porque las copias se hacían con papel carbón y eran un asco.
Y ese manuscrito todo sucio de la cocina
llegó a manos de Carmen Balcells
y ella me dijo: "Mira no es un gran libro.
Pero cualquiera puede escribir una buena primera novela.
Porque ahí pone todo lo que sabe, todo lo que es.
El escritor se prueba en el segundo libro.
Pero yo voy a ver que esto se publique"
Y gracias a ella, se publicó.
Y cuando el libro
tuvo éxito y fue traducido y todo eso yo estaba en Venezuela
y ni me enteré de lo que estaba pasando en Europa
hasta un año más tarde.
Cuando empezaron a llegar los contratos y los cheques.
Entonces, ¡Ah, qué está pasando!
¡Dios mío!
Pero yo ya tenía lo que me había dicho Carmen.
Que el escritor se prueba en el segundo libro.
Yo ya estaba embarcada en escribir el segundo
que era De Amor y de Sombras.
Y de ahí me lance a la escritura como camino.
El segundo libro fue el más difícil de todos los que he escrito.
Porque tenía la sombra de La Casa de los Espíritus encima.
Y la amenaza de Carmen Balcells.
(Risas)
Claro, que el escritor se prueba, y ¡que se yo!
Fue más difícil.
Y después de eso, con los años,
pedí la inocencia y la alegría así espontánea
de escribir La Casa de los Espíritus.
Pero gané en oficio.
En sentirme un poco más segura con lo que hago.
Me siento más segura.
Si tu me das tiempo y silencio
puedo escribir sobre casi cualquier cosa.
Pero eso no lo sabía antes.
He necesitado 35 años de escritura
para tener esa seguridad.
(Risas)
Eso es un honor
enorme para mí
poder inspirar a otro creador para que haga lo que quiera
con la historia que yo conté, es maravilloso.
Y cuando me toca verlo,
por ejemplo ir a ver una obra de teatro basada
en La Casa de los Espíritus
aunque no tenga mucho que ver con el libro no me importa
porque ese creador se inspiró.
Ahora acabo de leer los guiones para Inés del Alma Mía
que va a ser una mini serie filmada
con una coproducción de la Televisión Española
y la Televisión Chilena.
Y al leer los guiones
y ver que otra persona trabajó un año
con ese material para hacer una cosa distinta,
con otro lenguaje,
el lenguaje visual, el lenguaje de la televisión,
eso es un honor.
Y además, mira, cuando la gente me dice
bueno, ¿te gustó la película de La Casa de los Espíritus?
Digo ¡qué importa si me gustó o no me gustó!
Si la película fuera mala, vana a decir,
"Ah, bueno, pero el libro era mejor"
Y si la película es buena, comprarán el libro.
Así que no hay pérdida.
(Risas)
Lo que nosotros hacemos con la Fundación
es financiar programas que ya existen.
No inventamos nada nuevo.
Y se trata de ayudar a mujeres y a niñas
niñas sobre todo de alto riesgo.
En temas muy concretos.
Derechos reproductivos.
Defensa contra la explotación
y la mujer que no tiene recursos propios
está siempre sujeta a la explotación.
Y también trabajamos con educación,
trabajamos con esos programas que ayudan a la mujer
a salir de su situación de alto riesgo.
Claro, por ejemplo, hay en Nepal
tenemos programas en Chile, en la frontera con...
Muchos programas de refugiados.
Actualmente en la frontera entre EE.UU y Méjico.
Pero también en otras partes.
Una organización que trabaja con refugiados en Europa.
Que también nosotros apoyamos.
no por el nosotros real
sino porque el trabajo
lo hace más que nada mi nuera Lori Barra,
que es la que maneja la Fundación y hace todo el trabajo.
Claro, claro que sí.
Hay, hay esas mujeres extraordinarias
que han pasado por todo.
Que están marcadas de machetazos.
Que han sido violadas.
Que les ha pasado de todo.
No sólo sobreviven
sino que...
se fortalecen.
Y se concierten en líderes de su comunidad.
Esas otras mujeres
humildes
analfabetas
que vienen de Guatemala
que llegan a los EE.UU indocumentadas
y que lo único que saben es hacer tortillas.
Y tú les pones una cocina industrial
y se convierten en dos años
en dueñas de su negocio.
Y tienen su pequeño restaurante.
Eso es maravilloso.
El trabajo, cuando tu ves a la gente uno por uno,
¡Son! ¡Son, de ahí salen!.
Cuando me dicen ¿de dónde sacas estas mujeres fuertes?
No tengo que inventarlas.
Tendría que inventar a una mujer débil, privilegiada,
que vive en un suburbio que tiene su perrito pug.
Tendría que inventarla.
Gracias, Julio.
Gracias.
Gracias.
Subtitulado realizado por María del Carmen Casado Rubio.
(Sintonía Final y Créditos)
Un programa de entrevistas a personajes de reconocido prestigio que pretende profundizar en la riqueza y la diversidad de las sociedades latinoamericanas.
Entrevista a Isabel Allende, autora de 'Largo pétalo de mar'.
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