Martes a la 1.30 En 24 horas y domingos a las 6.30 en La1 y 24 horas.
Martes a la 1.30 En 24 horas y domingos a las 6.30 en La1 y 24 horas.
(Música)
Un placer estar aquí.
Bueno, en primer lugar,
saber que tenemos motivos para estar más negativos.
Tenemos motivos,
hay gente que está perdiendo el trabajo.
Hay gente que está muy preocupada.
Tenemos motivos.
Pero también saber que la negatividad
nunca nos ayuda en nada, en nada.
Entonces, si bien tenemos razones y motivos,
también saber que la negatividad lo único que hace
es bajarnos la energía física
y bajarnos la capacidad mental.
Nuestro cerebro está preparado para funcionar mucho mejor,
es decir, para encontrar soluciones, para ser creativo,
para encontrar la salida cuando todo parece difícil
bajo la influencia de emociones positivas.
Entonces, ¿qué significa?
¿que si yo estoy enojado o preocupado no puedo pensar?
Sí puedo pensar, pero con más desgaste,
con menos velocidad, con menos efectividad.
Si nos queremos ayudar a nosotros mismos
a salir de este estado de ánimo en el que estamos.
Necesitamos saber que hay ciertas herramientas
―y me encanta que me hayas invitado a conversarlo―
para sacarnos a nosotros de ese estado de negatividad.
Porque nunca ayuda.
Entonces, si quieres,
podemos empezar a conversar cuáles son algunas de esas ideas,
como, por ejemplo,
una cosa muy práctica que podemos hacer hoy mismo
es empezar a prestar atención
a cuáles son las palabras
que nos decimos para describir la realidad que nos rodea.
Hay ciertas palabras y expresiones
que es como que dictaminan las emociones que sentimos.
Por ejemplo,
si yo llego a casa y digo: "Mi casa es un caos",
es muy distinto a "mi casa está muy desordenada".
La emoción que yo siento con la palabra caos
me lleva a una frecuencia malísima.
Si yo digo: "Mis hijos son un desastre",
es muy distinto a decir
"mis hijos están en un momento difícil"
o "una etapa desafiante".
Si yo digo: "Si esto no termina, me muero"...
Mucha gente dice:
"Me muero si esto no termina pronto",
"si esta crisis, esta situación, no termina, me muero".
Cada vez que decimos algo así, nuestro cerebro lo escucha,
nuestro cuerpo lo escucha, nuestras emociones cambian.
Así que podemos empezar a cambiar nuestra vida
en el momento donde nos damos cuenta
de que lo que pienso cambia lo que siento,
lo que siento cambia lo que hago
y lo que hago cambia el resultado.
Entonces,
nos podemos adueñar de nuestra vida.
En primer lugar,
dándonos cuenta de cómo describimos la realidad
y dejando de usar palabras tremendistas
que lo único que hacen es hacernos sentir peor.
Pura y dorado.
Y ahora gente que diga:
"Ya, pero, al final,
lo que hacemos es utilizar los eufemismos".
Sí y no.
Sí y no.
porque lo podemos ver como utilizar un eufemismo
o lo podemos ver como utilizar el tremendismo,
porque "tus hijos son un desastre,
no hacen nada bien"...
¿De verdad te vas a morir si esto no termina pronto? No.
Usamos la exageración para hacer una descripción.
En esa exageración nos sentimos peor,
y lo peor que podemos hacer
es usar ese tipo de palabras con nosotros mismos.
Si queremos empezar a cambiar cómo nos sentimos,
tenemos que empezar a cambiar cómo nos tratamos.
Esto se llama la autocompasión
y yo sé que esa palabra
puede sonar a tenerse lástima a uno mismo
y es todo lo contrario,
es todo lo contrario.
Mira,
una vez le preguntaron al gran tenista Roger Federer
que cuál es tu secreto
para haberte convertido en un número uno.
Y él dijo: "Cuando yo era chico, era muy irascible, me enojaba mucho,
reventaba las raquetas contra el suelo
si algo me salía mal, me enojaba, me criticaba,
y un día me di cuenta de que si quería llegar a ser
un campeón, tenía que aprender a pensar como un campeón".
"¿Cómo piensan los campeones?", le dijeron.
-"Los campeones cuando están jugando mal,
'el próximo punto lo voy a ganar'".
Él dijo: "Vi que el secreto estaba en no criticarme jamás.
Especialmente, cuando las cosas me salían mal".
¿Qué tal si lo empezamos a aplicar a nuestra vida?
Esto de no criticarnos cuando las cosas van mal,
porque lo único que hacemos es entorpecer
nuestra salida de esa situación.
Entonces, si supiéramos el daño que nos hacemos
cuando nos decimos cosas como "soy un fracaso",
"todo lo hago mal, mira la vida de otros
y la mía es un desastre".
Si nos diéramos cuenta del daño que nos hacemos,
de que esa es la raíz muchas veces de la ansiedad,
de la depresión, del bloqueo en el amor, el bloqueo laboral,
dejaríamos de decir esas palabras despiadadas
y empezaríamos a tener un diálogo interior muy distinto.
Y podemos también hacer una práctica: el minuto de gratitud.
La emoción de la gratitud es la emoción que más rápido nos saca
de un estado de negatividad, y a veces,
el mismo motivo que te está haciendo quejarte,
te estás quejando de tu trabajo, suponte.
"Mira la cantidad de trabajo que tengo hoy. No lo puedo creer".
Practica el minuto de gratitud.
¿Qué tal si das gracias porque tienes trabajo?
¿Qué tal si das gracias porque tienes trabajo
y hay millones de personas que desearían estar en tu lugar?
Te quejas de tus hijos, ¿qué tal si te detienes
y das gracias porque tienes hijos?
Es un minuto, te cambia completamente
la química corporal, porque lo increíble es que nosotros
podemos cambiar nuestra química corporal,
decidiendo a conciencia, eligiendo sentir
gratitud por lo que me rodea, aun en situaciones difíciles.
Esa es otra. Practicar la gratitud todos los días.
Algo más que podemos hacer...
Sí.
Perfecto. Algo más que podemos hacer para salir de la negatividad
es practicar el reconocimiento efectivo.
¿Sabes cuál es la causa número uno por la cual una persona
deja un empleo?
¿Y la causa número uno por la cual una pareja se distancia?
No hay suficiente reconocimiento efectivo.
No hay el que alguien te diga: "Gracias por lo que has hecho".
Entonces, una de las maneras más rápidas de regenerar
un vínculo con otros y lo mágico del reconocimiento
es que cuando yo se lo doy a alguien,
no solo se siente bien el que lo recibe,
sino yo al darlo y que puede transformar
una situación muy mala en un instante.
Entonces, les animo a que lo hagan.
Hay muchas actitudes que no nos damos cuenta
de que nos van robando la energía todos los días.
Primero, saber que la cantidad de energía
que tenemos por día es limitada.
Hay que cuidarla, y la malgastamos haciendo cosas
como la actitud número uno que roba energía,
es la actitud de la queja.
Y yo sé que todos nos quejamos, yo me quejo.
Tenemos motivos para quejarnos, sí, tenemos.
Pero la queja es una trampa.
Por un instante, me alivio, me quejo de mi trabajo,
de mi pareja, me quejo del país, me quejo del COVID, de la situación,
me alivio por un instante.
Pero la trampa está en que nada cambia, nada cambia.
De eso que me estoy quejando, nada cambió
y viene el bajón energético.
Después de quejarnos un buen rato, en general, sentimos:
"Qué cansado estoy. No tengo más energía para nada".
Claro. La gastaste toda ahí. La malgastaste toda ahí.
Entonces, ¿qué hacemos?
Tres caminos.
Para eso de lo que te estás quejando todo el día,
tres caminos para tomar.
El primero, cambia algo tú.
Capaz de algo que pueda cambiar: mi manera de decirlo, de pedirlo,
de pensarlo, de encararlo...
Segundo camino, puede tener que ver...
capaz que ya cambié todo lo que tenía para cambiar.
El segundo camino a veces es decir "basta".
Si hace diez años que me quejo de un trabajo
al que voy todos los días, capaz que sea momento de decir:
"Ya está, me alejo". Segundo camino, me alejo.
Y si ya cambié lo que tenía para cambiar,
y no me quiero alejar, porque es una persona
o un trabajo del que no me quiero ir, ¿qué hago?
Lo acepto. Y la aceptación no es resignación.
Cuando me resigno, me resiento. Cuando acepto, entro en paz,
de decir: "Me dejo de pelear con esto,
dejo de darle toda mi energía a esta queja, basta, basta".
Y otra cosa que nos roba muchísima energía,
muchísima, es estar todo el tiempo diciendo:
"Tengo ganas de hacer esto, pero lo hago mañana".
Lo voy como dilatando, voy como procrastinando,
voy diciendo "en otro momento", y nos roba energía,
porque quiero hacer algo, pero no lo hago.
Y entonces ¿qué hacemos?
Un consejo muy concreto, y esto va para cualquier persona,
para alguien que esté con... Les contaré una historia,
antes de contarles el consejo.
Para que vean el poder que tiene alguna herramienta muy sencilla,
tan sencilla como poner por escrito los objetivos.
¿Sabías que las personas que los ponen por escrito duplican
sus chances de lograrlo?
El doble. La Universidad de Virginia hizo
una investigación superinteresante donde dieron cuenta,
y las personas que, además de escribirlos,
los releen una vez por semana,
aumenta sus chances en un 200 %.
O sea, con el solo hecho de ponerlo por escrito y releerlo.
Y te contaré una historia
que puede parecer medio increíble, pero es real.
En el año 2010, mi madre y yo publicamos nuestro primer libro,
"Confianza Total".
Hoy. En ese momento, nuestro propio editor nos dijo:
"Si llegan a 5.000, será muchísimo, muchísimo".
Lo publicamos, salió al mercado y le dijimos:
"¿Habrá publicidad o algo?". "No, no las conoce nadie".
Bueno, ok, pero nosotras teníamos un sueño.
A las tres semanas de publicarse, nos llama el editor.
Camino a la ciudad, en nuestro coche,
Suena el móvil, atiendo, habla el director de la editorial:
"Felicitaciones. El libro entró en la lista de best sellers".
Se lo digo a mi madre y mi madre me dice:
"¿Qué fecha es hoy? ¿Qué día es hoy?".
"No sé, ¿qué importa? Te estoy contando algo...".
"No, ¿qué día es hoy?".
"Agosto". "¿Qué año? Año 2010".
"Sí, mamá. ¿Te sientes bien?". "Te tengo que mostrar algo".
Volvimos a la oficina, empezó a revolver cajones, carpetas,
dice: "Lo veía todos los días, hasta hace pocos, lo miraba.
Aquí está".
Dimos vuelta, llegamos tarde a la reunión
de trabajo de lo importante que era mostrarme eso.
Llegamos y me entrega un papel todo arrugado, viejo.
"Mamá, ¿qué es esto?". "Ábrelo". Lo abro y el papel decía:
"Estoy escribiendo mi primer libro best seller en agosto de 2010".
Había sido escrito diez años antes, en el 2000.
Había sido escrito diez años antes y se dio en el mes y en el año
en que se había escrito, cuando no era ni un sueño todavía.
Así de poderosas pueden ser algunas herramientas.
Poner por escrito lo que uno quiere, releerlo cada día,
poner una fecha, deja de estar todo el tiempo
pensando "mañana, mañana, mañana".
Empieza hoy, porque eso te roba la energía.
Tener un sueño, pero nunca empezar. "Empezá".
Totalmente. Cuando hablamos de sueños y objetivos,
tenemos que pensar en que sean específicos, medibles,
alcanzables; la A de alcanzable no es menor.
Alcanzables significa que si yo hoy empecé a tomar
clases de tenis, no puedo proponerme en un año ganar un Grand Slam,
porque no va a suceder.
Y hay gente que sin darse cuenta se propone metas totalmente
fuera de su realidad. Entonces sí, claro.
Compararnos, compararnos con otras personas.
Y en esta era de las redes sociales, donde está tan de moda estar mirando
la vida del otro y pensando:
"¿Por qué no tendré una casa tan bonita
o una familia tan perfecta o un trabajo tan ideal
o unos viajes exóticos tan alucinantes?
¿Por qué no podré?". En general miramos a otros
para compararnos y sentirnos menos: menos talentosos, menos efectivos,
menos exitosos, menos inteligentes, menos atractivos...
Y lo que hacemos al compararnos con los demás es darle un golpe
a nuestra autoestima, a nuestra confianza,
que es, sin duda, la llave para lograr cualquier cosa
que queramos en la vida.
Nada se logra sin creer en uno mismo.
¿Y qué hago cuando estoy todo el día mirando al vecino?
Me siento mal.
¿Y qué puedo hacer si soy de esas personas que...?
A mí me entrenaron en compararme con otros.
Fui a la escuela, desde que entré a la escuela
me comparan con el otro, y a ver quién tiene
la calificación más alta. ¿Qué hago? Me comparo conmigo mismo.
Me propongo metas y objetivos y voy mirando hacia atrás y digo:
"¿Cómo estaba hace un tiempo y cómo estoy hoy?".
Pero dejo de compararme con los demás.
(RÍE)
A ver qué más podemos hacer para dejar de estar bajoneados.
¿Sabes qué podemos hacer?
A veces también esperamos que la motivación...
Porque la gente dice: "Quiero estar motivado,
quiero sentirme energizado, motivado. Qué puedo hacer?"
Dejar de esperar que la motivación llegue
como si la motivación fuese una señora
que va a entrar por la puerta y te va a decir:
"Hola Julio, buen día,
vengo a ayudarte a cumplir todas tus metas".
Dicen: "no llega, no sé qué pasa,
no viene la motivación, entonces no puedo hacer nada,
no puedo hacer ejercicio físico,
no puedo plantearme metas profesionales,
no puedo mejorar en nada. ¿Qué hago?"
La motivación llega con la acción.
Empieza, ponte en movimiento,
da un paso y te va a llevar al otro.
Y te vas a dar cuenta que a medida que empiezas
te sentís mejor.
A ver, vamos a un ejemplo muy cotidiano,
en esta cuarentena que hemos estado encerrados en casa.
¿Quién no ha tenido la experiencia de decir:
"Mi casa es un desorden total.
Voy a empezar por ordenar este pedacito y nada más,
que no me da la energía".
Y ordeno ese pedacito de mi casa
y de golpe me motivé
y sigo un poquito más y un poquito más.
O voy a hacer actividad física
y digo: "Bueno, cinco minutitos".
Y de golpe me motivé y seguí.
Yo soy escritora.
No siempre digo: "Ay, qué ganas de escribir hoy el día entero.
Me llueven las ideas y he tenido una inspiración nocturna".
Mentira, mentira.
Me tengo que sentar cuando no tengo ganas.
Es decir, voy a empezar
y las primeras ideas no me van a gustar.
Y que la inspiración me pille trabajando,
como decía Picasso.
La inspiración te va a encontrar haciéndolo,
la motivación también.
Deja de esperar.
Entonces...
Es una pregunta interesante
porque mucha gente se puede plantear:
"¿Qué hago yo si estoy rodeado de personas que están negativas?"
Varias cosas.
En primer lugar, primero un concepto general
sobre las personas que nos rodean y luego vamos a lo particular.
Conceptos generales:
Prestemos atención a las personas que nos rodean.
Las investigaciones muestran que terminamos pareciéndonos
a las cinco personas con las que pasamos más tiempo.
Y yo sé que quizá digo esto en casa digan:
"Sí, bueno, qué bonito el consejo,
que yo no puedo elegir ni con quién trabajo
y a veces no puedo elegir miembros de mi familia". Es verdad.
Totalmente, a veces no nos damos cuenta
de que en la vida estamos invitando a participar
no solo al que vive conmigo,
estoy todo el día consumiendo redes sociales.
Esa persona a la que yo sigo en la red social
es parte de mi vida y me está influenciando.
Y de las personas reales, físicas que me rodean,
si bien no siempre puedo elegir quienes sean,
siempre puedo elegir con quién compartir sueños y proyectos.
Mark Twain decía: "Aléjate de las personas
que quieren empequeñecer tus sueños y tus proyectos".
La gente pequeña de espíritu siempre hace eso.
te va a decir: "No vas a poder,
baja a la tierra, ¿qué estás pensando?
¿quién te has creído?"
Pero hay gente que te hace sentir
y creer que sí vas a poder,
que te pone un voto de confianza.
Esas son las personas para compartir sueños y proyectos.
¿Pero qué pasa si yo estoy en casa
y convivo con alguien a quien quiero mucho
pero que está muy negativo,
o que tengo en mi trabajo alguien a quien respeto
pero que realmente es pesimista.
¿Qué hago ahí? En primer lugar,
delimitar y poder decir:
"Tu negatividad es tuya, no me pertenece a mí".
No convertir la negatividad de otros en algo propio.
No convertirla, hacer como una barrera interna,
decir: "Estás enojado, está bien.
Yo no me voy a enojar también.
Estás frustrado, triste, está bien.
Yo no me voy a sumar a eso".
Y una vuelta más que le podemos dar a esto,
que ya requiere más entrenamiento,
sería ser más positivo
con la persona que está más negativa.
A veces la persona que está muy negativa,
El otro día nos escribió a una de nuestras redes sociales
una madre que nos dijo: "Estoy desesperada,
mi hijo está pasando por una etapa fatal.
Está encerrado en la habitación.
Lo único que hace es jugar videojuegos.
Ni se asoma. ¿Qué hago?
La negatividad en él es total."
Y le dijimos quizás lo que...
Me la paso diciéndole: "Que cambie esa cara, esa actitud,
que no se puede con esa actitud".
Y a veces la persona
que está pasando por un momento de negatividad,
lo último que necesita es que venga alguien y le recuerde
y le refleje todo lo negativo que está siendo.
A veces necesita que vengan y les digas :
"Hoy te pesqué haciendo algo bueno".
Y de pronto dice: "Ah, ah..."
Esta madre le propusimos que le escribiera una carta
al hijo adolescente pescándolo haciendo algo bueno
y diciéndoselo.
"Es que no hace nada bueno".
Vamos, haz el esfuerzo, algo, algo, algo hay, algo hay.
Hasta que lo encontró y se la escribió y dijo:
"Era tal la situación que la tuve que pasar por debajo de su puerta".
"Por primera vez en mucho tiempo,
salió de su habitación con una sonrisa,
me abrazó y me dijo: 'Pensé que hacía todo mal'.
Entonces hay maneras
de lidiar con las personas que nos rodean.
Bien, es una pregunta interesantísima
porque yo creo que las creencias limitantes,
si entendiéramos el poder que tienen en nuestra vida,
que gobiernan nuestra vida,
porque creemos que nos manejamos en la vida
por la mente consciente,
entonces decimos cosas como quiero tener más éxito,
quiero ser más feliz, quiero tener una pareja que me quiera,
quiero tantas cosas...
Eso es a nivel consciente,
la mente consciente es un pedacito así de la mente.
Por debajo de eso, como si fuera un iceberg,
donde la gran cantidad, la masa enorme,
queda por debajo del agua, está la mente subconsciente.
Ahí está la verdad.
Ahí están las creencias que te dicen:
"¿Tú, éxito? Vamos...
¿Ser feliz en este momento de la vida?
Imposible, ya es tarde.
En este país, en este contexto, con tu historia, con tu... No".
Y esas creencias son tan poderosas
que van a hacer que cualquier cosa
que yo piense o desee, no se puedan lograr.
La creencia más importante que hemos visto nosotras
en nuestra experiencia y hablamos todos los días,
tenemos redes sociales súper,
tenemos medio millón de personas que nos siguen.
Hablamos todos los días con las personas y nos dicen...
Lo que tenemos en común
es la creencia de: "No soy lo suficientemente bueno para.
No soy lo suficientemente talentoso,
no soy lo suficientemente exitoso,
no soy lo suficientemente atractivo,
no soy lo suficientemente inteligente,
no soy lo suficientemente joven".
No soy lo suficientemente bueno para.
Y es una creencia tan poderosa,
es una creencia que genera desde adicciones hasta depresión,
ansiedad, bloqueos laborales,
bloqueos amorosos que tienen que ver en el fondo
con el mensaje: "No confío en mí".
Aunque al mundo le pueda mostrar otra cosa,
muy en el fondo de mi alma y de mi corazón,
yo no confío en mí.
Y fíjate que esto le puede pasar hasta a las personas
más exitosas del mundo.
Te voy a contar una historia.
Hace un tiempo nos vino a ver
uno de los mejores deportistas del mundo.
Por supuesto, no puedo decir su nombre.
Y nos dijo: "Miren..."
Nos dijo: "Estoy pasando por un momento de bloqueo.
No sé qué me pasa.
Hace varios partidos que vengo jugando fatal,
estoy bloqueado".
Dijimos: "Tiene talento, sí, tiene trayectoria, sí,
debería tener confianza, sí, no la tenía".
Nos dijo: "Tengo muy poco tiempo para cambiar,
porque el próximo partido es definitorio".
El próximo partido de la final
de la Copa de la Reina de Inglaterra,
se llama así porque es la que entrega la Copa al final.
"Tengo que cambiar ya".
Entonces le dijimos: "Bueno, bien, queremos que elijas una creencia,
un pensamiento, uno solo, porque tenemos poco tiempo,
uno solo, que con solo decirlo,
con solo pensarlo, con solo leerlo,
te llene de energía y de motivación".
Y pensó un poco y dijo: "Bueno, mi frase va a ser
'yo creo en mí', cuatro palabras, 'yo creo en mí'.
Le dijimos: "Bien, de aquí al partido,
repítela como un loco,
escríbela por todos lados.
Mientras te estés luchando, mientras estás entrenando, comiendo.
"Yo creo en mí".
Llegó el día del partido.
Sí, totalmente.
Haciendo un nuevo camino neuronal.
Llega el día del partido.
Entro a la cancha, empieza a jugar,
empiezan los comentarios de los comentaristas
de ESPN, de "Fox Sports" diciendo:
"Bueno, volvió a ser él. ¿Qué pasó? ¿Qué pasó?
Parece tocado por la varita mágica.
Empieza a jugar extraordinariamente bien".
Cuando quedan unos solos...
El partido venía empatado.
El rival venía jugando fenomenalmente bien.
Quedaban unos segundos para terminar
y nuestro jugador coge la pelota desde el fondo de la cancha
la atraviesa entera, como si no hubiera rivales, Julio,
iba atravesándolos.
Yo lo iba mirando y decía: "Ah, así, así, así".
Como si estuviera solo.
Mete el gol de la victoria.
Va, recibe la copa de manos de la reina de Inglaterra,
se toma una foto y nos dice:
"Miren mi mano, miren lo que yo llevé escrito ahí".
En su mano decía: "Yo creo en mí".
Nos dijo: "Lo único que yo pensé mientras agarré esa pelota
desde el fondo de la cancha...
No pensé en eludir al rival, ni siquiera en meter un gol.
Lo único que me repetía a mí mismo era: "Yo creo en mí".
"Yo creo en mí", cuatro palabras que nos pueden cambiar la vida
y nosotros hemos visto la vida de millones de personas
transformadas cuando empiezan a confiar en sí mismas,
en sus capacidades
y en su habilidad para salir adelante.
Por eso nos apasiona lo que hacemos,
porque ves las vidas transformadas a veces en cuestión de instantes.
A veces toma un poco más de tiempo,
pero la transformación cuando viene de la mano de la acción...
Por eso nuestros libros, cursos,
todo tienen que ver con invitar a las personas a moverse,
no solo a decir: "Ay, qué bonito".
Qué bonito o qué interesante para una charla de café.
Para transformarte, acción.
(RÍE)
Bueno, esto, crean en sí mismos,
crean en sus sueños.
A ver, uno más, si tengo poco tiempo,
¿qué soñaría soy si supieras que no vas a fracasar?
Al que está del otro lado, que lo anote
y que se dé un tiempo para responder.
¿Qué soñaría yo si supiera que no voy a fracasar?
Que lo escriba, que lo piense,
que lo medite y que luego empiece
a transformar algunas cosas internas,
sus pensamientos, sus emociones.
Los invitamos a seguir en acción.
Si esto te disparó algo, bucea un poco más.
Las personas...
Sí.
¿Cuál sería?
¿Cuál sería ese sueño que con lograrlo dirías:
"Mi vida cambiaría"?
Y a veces no hace falta hacer algo muy transformador,
a veces es algo más pequeño,
pero se trata de tener un sueño
que al levantarte a la mañana digas:
"Mi vida tiene sentido porque estoy caminando hacia allí.
No porque ya lo logré, porque sé hacia dónde voy".
Entonces todo cambia.
una anécdota jugosa y picante para contarte,
y no la tengo porque es un placer trabajar con mi madre.
Tenemos una admiración mutua. Cada una ocupa su espacio,
sabe quién es, nos respetamos, nos motivamos, nos peleamos,
discutimos, aprendemos a decirnos las cosas,
pero lo que más nos impulsa es que siempre tenemos
un nuevo sueño por cumplir, aun en los momentos más difíciles,
y venimos de un país difícil, venimos de la Argentina,
donde nada es fácil, nada.
Todo el tiempo tenemos que superarnos
a nosotras mismas y poner la meta en un nuevo sueño,
y cuando la energía baja es porque nos falta un nuevo sueño.
Entonces, la verdad es que es muy divertido trabajar
con mi madre. Algún día ojalá la conozcas.
Es un personaje muy divertido, muy interesante y es una sabia,
aprendo mucho de ella.
aquí en España. Quiero que mucha gente lo conozca.
Tenemos además un... estamos montando,
lanzando un curso nuevo, que los que nos quieran seguir
en redes sociales nos pueden seguir y enterarse,
porque está superbién.
Muchísimas gracias. Si nos quieren seguir,
estamos en Instagram, @confianza.total,
y en Facebook, Confianza total sitio oficial.
(Música)
Conversatorios en Casa de América
El administrador de la página ha decidido no mostrar los comentarios de este contenido en cumplimiento de las Normas de participación