Domingos a las 09.45 horas
(Música)
(Música)
Conocí a Keyla estudiando en la Facultad de Teología.
Solo estudiaba yo allí, ella no.
Lo que pasa es que en un cumpleaños
de un profesor muy querido allí, ella también lo conoce,
nos juntábamos, estábamos allí comiendo,
y fue donde nos conocimos realmente por primera vez.
-Y ahí ya nos echamos el ojo y empezamos a hablar desde entonces.
Y sí que teníamos claro desde el principio
que no era una tontería,
sino que íbamos en serio y queríamos llegar a algún sitio.
-Yo empecé a hablar con ella,
me gustó, las cosas...
Y después de unos cuantos años, estamos casados.
-Me aporta calma en medio de algunas de mis locuras.
Me aporta amor, por supuesto, me aporta cariño.
Es paciente conmigo.
Seguridad también en muchos sentidos, emocionalmente,
me aporta seguridad.
Y le quiero mucho.
-Me aporta amor, me aporta ayuda,
cariño, consuelo también,
ánimo cuando pueda estar más triste o más decaído.
Todo eso.
-Me gustó mucho la boda.
A ver, es mi boda, obviamente me gustó,
pero fue muy especial porque estábamos tranquilos
en la ceremonia y pudimos decirnos
todo lo que queríamos decirnos y, sobre todo,
también la gente a la que amamos, pues estuvo ahí presente,
escuchó lo que teníamos que decirnos y el Señor también.
Nos prometimos delante de él y fue muy muy bonito,
la verdad.
-Fue el día más...
más feliz por poder casarme con la mujer de mi vida.
Y, por otro lado, también es verdad que fue un momento
de crecimiento.
Fue un momento de crecimiento,
porque era dejar la casa de mis padres
y empezar una nueva etapa,
un nuevo camino en mi vida al lado de Keyla.
-Me preocupaba del futuro, pues la situación familiar,
Jesús y mía,
en el sentido de si podremos comprar un piso pronto o tarde,
o de qué trabajaremos,
dónde nos conducirá el Señor.
Quizás no es tanto preocupación, sino incertidumbre,
por querer saber las cosas rápido,
pero podemos descansar en el Señor,
en que él nos irá mostrando dónde estaremos y qué haremos.
(Música)
Llegué a conocer al Señor en una etapa un poco difícil
de mi vida.
Es verdad que por un lado estaba la enfermedad de un familiar
en concreto,
pero también estaba estudiando filosofía en esa época
y yo estaba muy abierto a muchos tipos de ideas,
sobre todo las que tenían que ver con espiritualidad
y todo eso.
Entonces, me atraían algunas cosas como otro tipo de religiones
incluso, a lo mejor orientales,
y me atraía la idea del amor también,
un poco un amor como altruista, que se da a los demás.
-Yo de pequeñita ya conocía que existía un Dios,
porque mis padres son pastores y siempre me lo han inculcado
y lo que sí que yo tenía claro es que llegaba un momento
en el que tenía que tomar una decisión personal por mí misma,
que no tenía por qué seguir el mismo camino que mis padres.
Y tomé la decisión de hacerlo. También fue una cuestión progresiva.
Cuando eres una niña de iglesia que está todos los domingos,
todos los fines de semana, prácticamente en la iglesia,
pues lo escuchas todo el rato.
-Lo que más me marcó fue que fui consciente
de que existía el mal.
Entonces había alguien que representaba ese mal,
que era el diablo.
Entonces, como en ese momento, me di cuenta de que,
de alguna forma, yo estaba atrapado ahí
o bajo su dominio, por así decirlo,
sentí la necesidad de que tenía que haber alguien
que me liberara de eso.
Y la verdad que la experiencia fue instantánea.
O, sea, de repente creí que Dios existía, tal cual.
Entonces, en ese momento sí que me sentí muy muy liberado.
Y fue así como llegué a contarlo.
-Te han enseñado siempre a portarte bien, a ser bueno,
a hacer las cosas que tienes que hacer.
Pero cuando conoces a Jesús,
pues hay un cambio interior
y aunque quizá exteriormente no fuera tan grande,
en mi interior sí fue bastante grande,
porque había efectivamente áreas de mi vida
que yo no había entregado a Dios, no le dejaba tocarlas.
Son como las habitaciones que tienes sucias en tu casa,
que ahí no le dejas entrar a Dios.
Ahí dices: "No quiero que entres".
-Lo primero que hice fue coger una Biblia que tenía en casa,
no porque hubiera creído ni nada,
sino porque como estudié en un colegio religioso tenía una.
Y entonces fue la primera que cogí y recuerdo que cuando lo abrí
lo primero que hice es leer los Evangelios,
como que directamente fui para allá, no sé ni porqué.
Y creo recordar que empecé leyendo el Evangelio de Juan.
Y lo curioso era que mientras yo leía y veía
lo que Jesús iba haciendo, las cosas que decía,
me lo creía de arriba abajo.
Antes no hubiera dicho que eso fuera real para mí
ni que nada de lo que había ahí, de sus milagros y de sus enseñanzas,
pero, de repente, lo creía todo.
El área emocional
siempre ha sido una de mis asignaturas pendientes,
sobre todo, en la adolescencia,
solemos darle mucha prioridad a las cosas que sentimos,
exteriormente acabas manifestando cierta amargura y, sobre todo,
te quejas constantemente de todo lo que pasa a tu alrededor.
Y eso no es algo que sea ni agradable para los demás
ni para ti mismo.
Así que el Señor también me dijo que esa parte tenía que ser cambiada
y esa yo creo que fue una de las cosas
que más me costó rendirle a él,
de hecho, todavía sigue trabajando en mí en esa parte.
¿Cómo me acerqué también a la iglesia?
Eso sí que tardó un poco más.
Tardé como unos meses hasta que me acerqué
a una iglesia evangélica,
pero la experiencia fue buena,
porque lo que me gustaba era que estudiaban la Biblia,
que cantaban cosas que para mí eran muy profundas.
-Vivir al lado de Dios merece mucho la pena, realmente.
Yo he aprendido dos cosas y las tengo muy claras,
las tengo grabadas en el corazón:
una de ellas es que Dios es paciente conmigo hasta más no poder,
muy paciente, misericordioso.
Y siempre está detrás mía esperándome para que vaya a él.
-Cuando oraba, lo hacía creyendo firmemente que había un Dios,
ese Dios que me escuchaba, que me atendía.
Y, de hecho, lo bueno fue cuando lo más...
Lo que más me sorprendió fue cuando de repente había respuestas
que no esperaba, porque como eran solo cosas que él
conocía, Dios conocía,
no se lo había dicho a nadie más y eran circunstancias
que se daban de repente,
pues me sorprendía, ya fuera la llamada de alguien
o estar en una conversación con una persona
y que se hablara a lo mejor de un tema en concreto
por el que yo había estado orando. Me sorprendía muchísimo.
-Y la otra cosa es que él es fiel,
cualquier cosa que le he pedido,
quizás no de la manera en la que yo quería
o en el momento en el que yo quería,
pues él me lo ha concedido y siempre,
siempre cumple sus promesas.
-Hubo un momento en concreto
en el que Keyla se quedó sin trabajo
y recuerdo que volvíamos a casa
después de estar haciendo algunas gestiones y demás.
Y cuando llegué, me puse a mirar un poco las redes sociales,
en este caso por Facebook,
y recuerdo que una página que yo sigo,
que la verdad nunca me habían escrito ni nada,
pero ese día me enviaron un texto como con una reflexión
y yo sentí o creí firmemente
que de alguna forma Dios nos estaba hablando
y nos estaba mostrando algo al respecto, de hecho,
tengo el texto en concreto aquí, dice:
"No tendrá temor de malas noticias.
Su corazón está firme, confiado en el Señor".
-Noto la ayuda de Dios en la crisis de una manera milagrosa de verdad,
porque cuando no llegas,
él hace que los recursos salgan
de los sitios de donde menos te lo esperas
y eso responde a su amor y al cuidado que tiene de nosotros
y no tenemos ninguna duda de ello.
En ese momento sentí paz y también alivio,
y, sobre todo,
estaba contento dentro de que era una circunstancia
que no parecía ser muy alegre,
pero estaba contento porque fue tan directo
que sabía que realmente Dios estaba prometiéndonos estar con nosotros.
# Al profundo anhelo dentro # de mi corazón...
# Vivo en Jesús... #
Mi yayo se puso malito,
y tuvo que ingresar en el hospital de urgencia.
Si le sumas, pues,
todas las circunstancias sanitarias que estamos viviendo,
pues era más grave aún, porque no podíamos hablar con él
ni teníamos noticia ninguna.
Y también se produjeron algunas situaciones injustas
por lo que está pasando.
Y, en esos momentos,
cuando tienes incertidumbre
y ves que todo se te escapa de las manos
y no puedes hacer nada,
lo único que te queda es confiar en que el Señor está cuidando,
y, en ese caso, te estaba cuidándole
y gracias a Dios,
pues se está recuperando muy bien.
-Ahora con Keyla
estamos en un barrio de Madrid,
haciendo allí algunas actividades,
algunas reuniones también para conocer a más gente,
ganar amistades y de esa forma compartir
lo que somos de manera natural,
y, por supuesto, entre ello está las buenas noticias de Jesús.
-He experimentado varios momentos en los que mis personas queridas
han enfermado,
y la verdad es que no siempre tienes la esperanza
de que todo vaya a salir bien, porque es verdad.
Pero lo importante es saber que, independientemente de lo que pase,
tanto para bien o para mal, pues el Señor sigue siendo bueno,
sigue siendo fiel y siempre te va a consolar y te va a ayudar.
Y yo creo que eso es lo más importante.
# Dios, dame un nuevo corazón... #
(Música)
Es evidente que el mal existe, solo hay que leer el periódico o un libro de historia para reconocer la maldad que siempre rodea al ser humano. ¿Dónde nace esa maldad? ¿Es posible vencerla? Responderemos a esas preguntas en nuestro programa hoy.