Sábados a las 22.00 horas
¿Por qué has dejado Moscú?
Tu madre ha muerto. -¿Por eso has venido?
¿No te parece raro que haya aparecido de repente?
Todo el mundo tiene derecho a volver a casa.
Su padre murió en Moscú. No tiene a nadie.
(PILAR) ¿Solo me quieres para alegrarte las noches?
(PACO) ¿Qué dices?
Si algún día estás preparado para un compromiso, me avisas.
(PACO) Mi mujer murió mientras yo huía.
Me acusaron de su muerte, no pude demostrar mi inocencia.
Desde entonces, no me había sentido tan enamorado.
No podemos llevar una vida normal.
Esta es la miseria de vida que te ofrezco.
Cuando cierres, ni bailes ni trastiendas.
Llévame a tu casa.
He venido a ver a Beatriz.
Me gustaría...
invitarte a dar un paseo un día.
Claro.
Me alegra que hayas vuelto sano y salvo.
La despensa está vacía. Debemos cerrar el comedor.
Ya me encargo yo.
¿Tendrían legumbres o algo de arroz para salir del paso?
Soy monja.
(HUGO) ¿Que vas a participar en la comisión?
Esos rebeldes mataron a tiros a civiles inocentes.
Entre ellos, Isabel.
(ENCARNA) Debes contar la verdad.
Será la palabra de un héroe contra la de mercenarios.
Alcázar va a testificar.
Por culpa de Fernando y esa socialista amiga suya.
¿Qué puedo hacer?
Impedirlo, Agustín.
Los intereses personales del coronel Alcázar
ponen en duda la veracidad de su testimonio.
Por tanto,
la declaración del coronel no será tenida en cuenta
ni constará en el acta final.
Alejandra está fuera.
Han vuelto a prohibirle la entrada.
Sí. Esta vez, ha sido a petición mía.
Creo que es lo mejor para los dos.
Dos días...
Guau...
Al menos, la espera será corta.
No, no, no. Basta ya.
Desobedecí una orden y tengo lo que merezco.
Sí.
Y otros pagaron las consecuencias.
Ahora me toca a mí.
Bueno...
Parece que, por fin, la República va a hacer justicia.
¿Más café?
¿No estás de acuerdo?
Fernando Alcázar es un traidor.
Su rebeldía debe ser castigada.
A esta familia en particular,
le ha causado una desgracia irreparable.
Hombres como él justifican la triste necesidad
de reinstaurar la pena capital.
Pero no hay nada que podamos hacer, así que... dejémoslo estar.
¿Me disculpáis, por favor?
Creo que desembarca hoy.
Mercedes.
Tienes que ayudar a tu marido. A nosotros no nos escucha.
Sí, como Alcázar.
Se está significando demasiado y eso es peligroso.
Especialmente, cuando se es un personaje público.
Las malas compañías definen a un político.
Enséñale a mirar para otro lado.
Hazlo.
O un día será su foto la que aparezca en el periódico.
Agustín.
Isaías... -Te acordarás de nuestro amigo.
Por supuesto. Señor Strauss.
Mi socio, el señor Perlovich, no podrá acompañarnos, lo siento.
¿Nos sentamos o esperamos a tu hijo?
Mucho me temo que mi hijo no va a venir.
La fortuna viene a veros
y tu hijo le da con la puerta en las narices.
Es a su hijo a quien venimos a ver.
Usted nos aseguró que podría convencerle.
Honestamente, creo que les hago mejor servicio
manteniendo a Fernando alejado de todo esto.
¿A qué se refiere?
Mi hijo es inteligente.
Tiene perspectiva y don de gentes.
Pero es demasiado cauto
para lo que ustedes proponen. No aceptará jamás.
Imagino, entonces, que podemos confiar en su discreción.
Eso está fuera de toda duda.
Más si me permiten unirme a ustedes en esta apasionante aventura.
¿Y qué puede hacer por nosotros, señor De la Torre?
Puedo indicarle las puertas correctas a las que llamar.
Puedo ponerles en contacto con personas que ya, en el pasado,
han aceptado negocios... arriesgados como el suyo.
Muy bien.
Le escucho.
Encontraremos la manera, ya verás.
¿Propones un plan para sacarlo de la cárcel?
Tendréis que salir del país. Yo puedo ayudar en eso.
# Si los curas y frailes supieran
# la paliza que les vamos a dar,
# subirían al coro cantando: "Libertad, libertad, libertad".
# Si los reyes... #
Ludi, ¿tú te has oído?
¡Ay! Dios mío.
Perdóname, Virgencita de Covadonga.
Tú sabes que no lo digo en serio.
La culpa es de Mateo.
Se pasa el día canturreando la cancioncita y se me pega.
Tú mucho criticas a mi Paco,
pero ser católica y echarse un novio anarquista...
Él es anarquista y se ha echado una novia católica. En paz.
Supongo, si no quieres formalizar...
Oye...
Que nuestra relación es formal.
Muy formal. -¿Sí?
¿Y para cuándo es la boda?
Ah, que de eso no te habla.
Claro, Ludi, porque los anarquistas no se casan.
Ah, bueno. -Y menos, por la iglesia.
Algunos sí.
Vamos a ver, alma cándida, si son anticlericales
y creen en el amor libre, ¿para qué pasar por el altar?
Ay... -¡La chaqueta!
¡Oh, no!
¿Se darán cuenta?
¿Cómo no se van a dar cuenta? Está para el arrastre.
¡Y todo por la dichosa cancioncita!
¿Qué hacemos? -¿Qué vamos a hacer? Cambiar...
Que, señora, hemos tenido un percance con la chaqueta,
pero le podemos cambiar el forro.
Sí, señora. -Sí.
He leído la noticia.
Lo siento.
¿Cómo está Alejandra?
¿No irá s a verla?
A veces, la mejor forma de ayudar a quien queremos es estar al margen.
Y, por desgracia, pronto va a necesitar que la consueles.
Sí, se está corriendo la voz.
He estado pensando...
No dejo de pensar en la propuesta de tu hermana.
Sí, bueno...
Dentro de un tiempo, cuando esto marche solo,
me encantaría, la verdad.
Voy a seguir. No tendría que haber dicho nada.
# (AMPARO) Banderas que tú,
# amante olvidado,
# hiciste ondear
# desde mi balcón.
# Marchitas caerán
# las flores de abril,
# perfume que ya
# no puedo sentir.
# Marchitas caerán
# las flores de abril, conmigo...
Perdón, señorita, ¿le importa?
No, no, por supuesto.
Hugo de Viana, encantado.
Natalia.
Natalia, un nombre muy bonito.
Disculpe.
Mi descanso ha terminado. -# Son almas
# gemelas.
# No mires atrás. -Natalia.
Supongo que es la amiga de Amparo.
La amiga o comoquiera que se llame.
¿No te ha hablado de mí? Porque ella y yo también somos muy amigos.
A mí también me ha dedicado algunos números que hace para los íntimos.
¿Sabes a qué me refiero?
Me preguntaba si podíamos olvidarnos de Amparo.
# ...junto a mí. #
(Aplausos)
Qué contento te veo.
¿Ha vuelto el rey y yo no me he enterado?
Todo llegará.
Por cierto, esa canción no es un canto revolucionario.
La Falange es un movimiento revolucionario.
Lo es. Eso y mucho más.
Le estaba proponiendo a Natalia
una fiesta privada.
Solo los tres.
¿Qué te parece?
Acabaríamos fatal.
No eres hombre para esas cosas.
¿Y Natalia qué dice?
¿También me va a rechazar?
Si vienes a hacerte el machito delante de tus cachorros,
solo tenías que decírmelo.
No tengo inconveniente en darles todo tipo de detalles.
Entiendo.
Pero, como defensor de la propiedad privada,
¿por qué no os invito a una copa? -No.
Para ti, se ha cerrado el grifo.
Tomo nota.
Adiós, Natalia.
Buenas noches, caballeros.
Acabas de pisarle el callo al cojo.
Irene...
Prima.
Siento muchísimo llegar a estas horas.
No había forma de saber a qué hora atracaría el barco.
No te preocupes.
Espero que hayas tenido buen viaje. -Largo, muy largo.
¿Cuántos años han pasado?
Más de 20.
La última vez que nos vimos fue en mi pedida.
Me imagino que estarás agotada.
Descansa cuanto quieras y mañana nos pondremos al día.
¿Ignacio está de viaje?
No. Está al norte de la isla, pero no de viaje.
Lleva meses ingresado en una clínica.
No sabíamos nada. ¿Es grave?
Supongo que sí. Tiene sífilis.
Como te decía, mañana podremos hablar de todo.
Estamos sin luz.
(Aplausos)
(PACO) Este desplante nos va a salir caro.
Sé lo que hago. -Ya.
Tienes visita.
No esperaba volver a verte por aquí.
Necesito que me hagas un favor muy importante.
¿Dónde podemos hablar?
Sígueme.
Necesito dos pasaportes.
Y los necesito lo más rápido posible.
¿Tienes problemas?
Son para dos amigos.
Gente muy importante para mí.
Palabras mayores. -Lo sé.
¿Puede ser?
¿De qué país necesitas los pasaportes?
(NATALIA)¿Quiénes son?
Nadie.
Un muerto y su viuda.
Lo ejecutarán mañana.
¿Por qué?
Porque lo primero que se aprende en una academia
es que un soldado debe obedecer sin dudarlo.
¿No nos enseñaron lo mismo a nosotras?
Día tras día.
Mi madre decía que era privilegiada por vivir en esa escuela.
La vanguardia de la revolución.
A costa de renunciar a todo lo demás.
¿Ha merecido la pena?
Hace años, creía que sí.
Hace mucho.
No puedo quitarme de la cabeza lo que me has contado.
Qué revolución es esa que convierte a todos en traidores.
Que necesita que vivamos con miedo.
Nos enseñaron a mentir.
De eso sí que pueden dar lecciones.
Pero también nos enseñaron a desaparecer sin dejar rastro.
Y eso es lo que voy a hacer.
Adiós a El Alemán, a la revolución, al partido...
A todo.
¿Qué dices? No te dejarán.
No les pienso pedir permiso.
Si Moscú quiere una España soviética, que la hagan ellos.
A partir de ahora, solo voy a luchar por mí misma.
Y por ti, si vienes conmigo.
¿Me llevarías?
Eres lo único a lo que no podría renunciar.
(Llaman a la puerta)
Ahora vuelvo.
¿Pasa algo?
Dime una cosa.
¿Los anarquistas se casan?
Acabáramos... -Explícamelo.
A mí, el amor libre me parece una excusa para ir de flor en flor.
Mujer, no es ir de flor en flor. -¿No?
No. -¿Qué es?
¿No será mejor
que dos personas estén juntas solo el tiempo que les parezca?
Y cuando sea vieja y fea, si te he visto, no me acuerdo.
Que no, mujer, que no es eso. Las relaciones de las personas...
¡Mira, me estás liando!
Esto es muy sencillo.
La ilusión de mi vida es casarme,
de blanco, para eso soy la novia.
En Asturias y en la iglesia donde hice la comunión.
¿Tú puedes darme eso, sí o no?
Ludi, por favor... -¿Sí o no?
No.
Por la iglesia, no.
Muy bien, ya está.
Buenos días.
¿Qué pasa?
De Acción Popular, ¿no?
¡Qué vergüenza!
Un hombre de principios, republicano hasta la médula,
ajusticiado para que lo tengan en cuenta los díscolos.
Cuánta cobardía...
Entiendo, pero...
mi posición no es la suya, señor De la Torre.
Yo estoy a las puertas
de terminar mi servicio.
Tengo una familia...
Entonces, todo se hará según usted desee.
(Música de suspense)
(Música melancólica)
Alfonso.
Bueno, hoy me ha tocado a mí elegir el lugar donde colocar la mesa,
así que he hecho trampa.
Y ha merecido la pena.
Tome, o mis compañeros descubrirán que les traje aquí por interés.
(IMITA UN BALIDO)
Sé que quiere decir algo, pero no entiendo el lenguaje de la CNT.
¿Van para casa? -Sí.
¿Vienes a comer cuando termines?
¡Únanse a la Falange, el único partido liderado por un primo!
Ya ven, ni Dios ni amo ni gracia.
Así les va...
Oye, muchacha, la pelirroja.
¡Eh, eh, chitón!
Vente con nosotros.
A estos solo se les pone tieso el brazo.
Se acabó.
Alfonso... ¡Alfonso, no!
Eso que le has dicho a la señorita me lo vas a repetir, venga.
¡Eh, eh! ¿Qué haces?
¿Dónde crees que vas?
¿Qué pasa, eh?
¡Corre, corre!
¡Dejadle!
Dejadle. Ahora, ya no es tan valiente.
Ya no es tan valiente.
Miserables...
¿Y esta chaqueta?
Esta chaqueta es de Fernando.
"Salamat".
Sabía que teníais problemas,
pero no imaginaba que la situación fuera tan desesperada.
Si no pagamos el crédito, la finca se la quedará el banco.
Perderemos un legado centenario.
Sois los únicos a los que pedir un préstamo para cubrir las deudas.
Es mucho dinero, lo sé.
Pero haremos lo que esté en nuestras manos
para devolvéroslo cuanto antes.
A Ignacio le encantaría oír esto.
La de veces que me ha repetido
que Agustín solo te traería desgracias.
No te haces idea.
Eso, y que deberías haberte casado con él.
Miles de veces.
Luego, cuando llegaban noticias de tus embarazos,
me echaba en cara que no me quedara encinta.
Daba igual lo que hiciera.
Siempre sería más vieja que tú,
menos educada,
menos elegante.
Irene, yo no sabía todo esto.
Este anillo
podría pagar tu préstamo.
Es lo más caro que Ignacio me ha regalado nunca.
Lo compró para ti, como bien sabes.
¿Por qué iba a cambiarlo? Total, yo era la sustituta.
Aquello pasó hace tantos años.
Yo jamás hubiera venido de haber sabido todo esto.
Tú rechazaste el anillo.
Y yo pagué las consecuencias con mi vida.
Siempre a tu sombra.
A la sombra de tu recuerdo.
Así que no siento pena por ti, Leocadia.
No soy capaz.
(NIEVES) Gracias.
¿Un robo? No.
No, no ha sucedido nada, gracias a Dios.
Gracias.
Eso sería una bendición.
Puede estar tranquila. Cada céntimo se destina a ayudar al necesitado.
La Iglesia no hace distinciones.
Señora De la Torre,
si a veces voy vestida de calle,
es porque en estos tiempos es más seguro ir sin hábito, se lo dije.
Y en cuanto al hombre con el que me vio,
tengo la conciencia tranquila.
Si lo es, necesita más ayuda y misericordia divina
que usted y yo juntas.
Y recuerde que ayudar al necesitado,
además de mi trabajo, es deber de todo buen cristiano.
Es imposible dialogar con esa gente.
Buenos días. -Buenos días.
Buenos días. -Buenos días.
Encantada. -Encantado.
Disculpen.
¿Es la monja a la que robaron los anarquistas?
¿Qué robo es ese?
Esta mañana, Alfonso se peleó con dos anarquistas
porque me dijeron una grosería.
Uno llevaba una chaqueta de Fernando que llevamos al convento.
Así que... han debido robar.
No eran más que unos alborotadores. -Bien hecho.
Es increíble que exista gente capaz de hacer daño a una monja.
Si no fuera por ellas...
(ALFONSO) Es inaceptable.
Yo pensaba pasarme por el convento para preguntar si necesitan ayuda.
Quizá podamos evitar más saqueos.
¿Qué le parece, coronel?
Bien, bien.
Siempre está bien ayudar a la Iglesia.
Si me permitís... -Claro.
(Música suave)
Qué sorpresa. (PILAR RÍE)
Hoy tenía excusa y me he escapado un rato.
Si llegas a venir un poco antes, te invito a chocolate,
pero ya la hora que es...
El chocolate te lo preparo yo en casa.
Es la primera vez que lo dices. -¿El qué, que te haré chocolate?
No. "En casa".
Normalmente, dices "tu casa".
¿Qué?
¿Empiezo a temer por mi independencia?
Eh...
Aún no ha nacido un hombre independiente.
¿Vas a venir esta noche a casa?
No puedo. -Sí puedes.
Mañana por la noche descanso. ¿Podrás esperar?
No. -¿No, independiente? (RÍE)
(Jadeos)
(Jadeos)
(Jadeos)
(Pasos)
(Música de suspense)
A ver, todos en una sola fila.
Sin discusiones, que hay de sobra.
# (CHICAS) Me pica de "madrugá".
# Pero por más que me rasco, no me deja de picar. #
Están bien.
Pero cambia de pegamento, este canta mucho.
(HOMBRE) ¡Quieto todo el mundo, esto es una redada!
Me cago en la leche...
Venga por aquí.
Mañana se lo pago.
¡A ver, todo el mundo con las manos en la pared y los papeles listos!
Señor comisario, ¿otra vez aquí? Le voy poniendo lo de siempre, ¿no?
Aquí tiene, los papeles, en regla, como siempre.
Estos señores no vienen buscando licencias ni a hurgar en retretes.
Así que te sugiero que te quedes detrás de la barra bien calladito.
Ni drogas ni armas.
¿Han mirado bien? -Sí.
Dobles fondos en los cajones, bajo los armarios y el escenario.
Todo. -Entonces, lo haré yo.
(COMISARIO) Coronel, esto no es de su incumbencia.
¡Aquí ya hemos terminado! ¡Venga, vámonos!
Buenas noches, señorita.
Buenas noches.
(Música de suspense)
Sigo con el sueño cambiado.
Ya he hecho el equipaje.
En cuanto amanezca, me marcho.
Voy a darte el dinero.
Irene...
Gracias.
No puedo ni imaginar lo que debiste pasar.
Sé que la distancia enfría las relaciones, pero...
debiste hablarme antes.
No te equivoques, Leocadia.
Si te doy el dinero, no es porque quiera que seamos amigas.
Y digo que te lo doy, no que te lo presto.
Así que no me lo devuelvas si te va bien
ni vengas a por más si te va mal.
Esto es todo lo que sacarás de mí.
Entonces, ¿por qué lo haces?
Considéralo...
un intercambio.
¿Intercambio, de qué?
Tú pagas tu crédito
y yo gano la satisfacción de verte humillada,
de saber que viniste a mí sin nada
y yo te salvé.
Ojalá Ignacio sanara para contárselo.
Su pobre Leocadia
suplicando...
(Música de piano)
Tenías razón con Hugo.
No imaginé que fuera a mover pieza tan pronto.
Tendremos que estar listos, porque va a volver.
Vamos a enfriarlo.
Ya se cansará de buscar sin encontrar nada.
Claro, no nos queda otra.
¿Qué te pasa últimamente, Amparo?
Tú me enseñaste a pensar antes de actuar.
Y tú me enseñaste que hay errores que te marcan de por vida.
Ya te he dicho que tenías razón. ¿Qué más quieres?
Esto es lo que me habías pedido, ¿no?
¿Esto es una boa? -Ah, sí.
Dicen que el lujo es poder viajar
con criados que te lleven cientos de maletas.
Pero no es verdad.
Ah, ¿no?
El auténtico lujo es poder viajar sin maletas.
Y eso vamos a hacer nosotras.
Esta noche, nos vamos directas a la estación.
¿Esta noche?
¿No volvemos a casa?
Nos vamos con lo puesto.
"Dasvidania".
(NIEVES) De harina vamos bien. El problema es el aceite.
Y no creo que los comerciantes de la zona nos den.
Almendras... -Nieves.
Que no salga nadie.
¿Qué pasa aquí, qué hacéis?
Lo nunca visto.
Una monja anarquista.
Así que no lo sabían.
Esto se pone mejor por momentos.
Es cierto.
Soy monja, pero antes de eso, soy cristiana como tú.
Yo ayudo a quien lo necesita, aquí o donde sea, ¿tú qué haces?
Evito que esta gentuza siga matando sacerdotes
y violando monjas mejores que usted.
Ninguno de los que está aquí ha hecho nada parecido.
Por eso les oculta que es monja,
porque son unos angelitos.
Tú no tienes autoridad para juzgarme.
Solo Dios tiene ese poder.
Para usted, hoy no hay Dios que valga.
Antes de lo que crees, volverás a ver a tu hermano.
Muy pronto volverás.
Pero serás dueña de tu destino, que es mucho mejor.
Vuelvo a Asturias hoy mismo.
La última vez que nos despedimos
yo empezaba una nueva vida.
Me sentía sola, pero no era verdad.
Muchos amigos os preocupabais por mí.
No nos olvides.
Suerte.
¿Estás herido?
Yo no.
Otra pelea.
Alguien necesitaba un escarmiento y se lo dimos.
Pero ¿tú estás bien?
Me gusta que te preocupes por mí.
Ven.
No puedes ir así por la calle.
(Música dramática)
Señorita... -Ludi.
Perdona que te llame a estas horas.
Necesito que limpies esto.
Y nadie puede saberlo.
Ni siquiera María del Pilar.
¿Es sangre?
¿Es del señorito Alfonso?
¿Le ha pasado algo? -No.
Es sangre de anarquista.
No te preocupes, él está bien.
Sangre de anarquista...
Lávala y plánchala.
Quiero dársela mañana como nueva.
Nos hacemos viejos para esto.
Yo por lo menos. -¿Sí?
Si pudieras, ¿lo dejarías? -No.
Pero... -¿Pero...?
Me arriesgaría menos.
El dinero no sirve de nada en la cárcel.
¿Y qué sería de María del Pilar? -¿Y qué sería de María del Pilar?
La pobre ya tiene bastante.
No la dejo dormir con mis horarios.
No te imagino trabajando de día.
Ni yo me imagino ya sin ella.
Me encanta verte enamorado.
Ya me lo has dicho antes, Amparo.
¿Qué hacéis aquí a estas horas?
¿Te lo cuento con detalles?
No, no. No.
Tengo que irme.
Adiós...,
Rubio.
Hasta mañana...,
Amparo.
(Música suave)
(Música de suspense)
(AMPARO) Una hora más y salimos.
No sé cómo puedes estar tan tranquila.
Yo me estoy agobiando aquí. -Espera en el cabaré.
No, prefiero...
Prefiero salir a tomar el aire.
¡Suéltame, hijo de puta, suéltame!
(Puerta abriéndose)
Pase lo que pase, tú solo me has visto a mí.
¿Estamos?
Puede marcharse, soldado.
¿Ya es la hora?
Estoy dispuesto.
¿Cómo?
Si se enteran, os fusilarán también.
No quiero más muertes sobre mi conciencia, vete.
Dile a Alejandra que...
¿Está aquí?
¿Está aquí?
La has puesto en peligro. ¡Marchaos!
¿Sabrá salir?
¿Quién va a hacer los honores?
Lo siento, amigo.
Lo siento. -Natalia...
Lo siento muchísimo, Sonia.
Mi padre sigue vivo. Me dijeron que si les ayudaba, le dejarían ir.
Si no sale pronto, morirá. Sonia, es mi padre...
Lo siento. Lo siento, de verdad.
Les has contado que quería dejarlo, ¿verdad?
(MUJER) ¿Cuántas veces te lo dije?
De esta vida, solo se sale con los pies por delante.
Madre...
(Música de suspense)
¿Nos hemos perdido?
¿Y si nos cogen antes?
(Alarma)
(Alarma)
¿Qué haces?
(Alarma)
No deberías estar aquí.
Sonia Ivanovna, tú naciste para servir al partido.
Fuiste educada para servir al partido.
Y lo hiciste bien...,
por un tiempo.
Fingiste tu muerte para ponerme a prueba.
Moscú ni olvida
ni perdona.
Tu debilidad nos ha llevado a las dos a una situación...
difícil.
Me he visto obligada a comprobar
si eres leal a los principios de la revolución.
Utilizar a Natalia para eso es miserable y repugnante,
incluso para ti.
Has fallado, Sonia Ivanovna.
Otra vez.
La última.
Madre, por favor.
Haga lo que deba hacer de una vez, pero déjese de ceremonias.
¿Algo que alegar en tu defensa?
No.
Un momento.
En la cabeza no.
Si es mi última función en este escenario,
no quiero que se me recuerde con...
Fuego.
(Disparo)
(Disparo)
¡Paco!
(Disparo)
Haces que todo parezca tan fácil...
Alejandra, no firmes.
No dejaré que renuncies a toda tu vida por un arrebato.
No, no es verdad.
Tú crees marchar al exilio con el hombre del que te enamoraste.
Pero ese hombre ya no existe.
No, Alejandra, no.
No pasará.
Lo sacrificarás todo por mí.
Y descubrirás demasiado tarde que fue un error.
Yo no quiero vivir con esa carga.
Sí lo es.
Llévala a casa.
Os debo la vida.
No lo olvidaré nunca.
(Música dramática)
(Motor en marcha)
No, no digas nada, no hagas esfuerzos.
Escúchame.
¿Por qué has vuelto, por qué?
Porque quería... quería despedirme, Amparo.
Qué frío...
Frío...
Dile... Dile...
Dile a María del Pilar que me olvide.
Que me olvide.
Que no...
Que me olvide.
Te lo prometo, te lo prometo, te lo prometo.
Gracias, Rubio, gracias.
A ver, Ludi, y si preguntan, ¿qué les digo?
Que me he quedado dormida.
O cualquier cosa, la verdad, me da igual.
Necesito saber si Mateo está bien. -Pero que es peligroso.
Habrá gente allí viendo quién ayuda a quién.
No me importa, María del Pilar. Déjame, por favor.
(Llaman a la puerta)
Pasa.
¡Ludi!
¡Mi amor!
Mi amor...
¿Estás bien?
¿Ya os habéis enterado?
¿Qué ha pasado, estabas allí?
No.
Yo no estaba.
Pero Nieves sí.
(ACENTO INGLÉS) Perdón. ¿Española? -Ajá.
Sé que a los españoles no les gusta compartir mesa con desconocidos.
Pero no va a encontrar una libre.
El restaurante se llena siempre antes del embarque.
¿Me haría el honor?
Si está al corriente de nuestras manías,
seguro que sabrá ponerle remedio.
Charles Benjamin Foster, a sus pies.
Encantada.
Por favor...
Gracias.
¿También va a embarcar?
Por supuesto.
Pero no sin haber almorzado.
¿Con una desconocida? Discúlpeme, todavía no me he presentado.
El viaje es largo. Ya tendremos tiempo de conocernos.
¡Fernando!
¿De dónde vienes?
¡Yo sé de dónde vienes! -¡Hugo!
¡Eres un traidor! -¡Basta ya!
¡Esta es mi casa, quietos!
Si tuviese la certeza, te mataría.
¡Eso es una confesión! -¡Quietos!
Haya pasado lo que haya pasado, sois familia.
Y no voy a consentir que os comportéis como animales.
¡Menos, bajo mi techo!
Un día,
entrará por esa puerta una horda de rojos.
Vendrán a saquear tu casa,
a matarte a ti y a toda tu familia.
Ese día sabrás que los traidores no somos nosotros,
que somos los únicos con cojones para defender lo que es nuestro.
Y ese día, lamentarás el error que has cometido.
(Música de suspense)
(Puerta abriéndose)
(Llama a la puerta)
Señorita Amparo, ¿está bien?
Pase, pero...
¿por qué no entra por la puerta principal?
¿Ha venido a ver al señor De Viana? -No.
He venido a verte a ti.
¿A mí?
María del Pilar, no sé qué ha pasado, pero el señorito...
Unos pistoleros comunistas han entrado en el local.
Paco estaba dentro y...
ha muerto.
He venido porque me ha pedido que te dijera...
que te dijera que te quiere.
Y que nadie le ha hecho tan feliz en su vida.
Eso me ha pedido que te dijera.
Alejandra está desesperada, el juicio a Alcázar ha resultado un completo fraude y la ejecución del militar es inminente. Por suerte ni Fernando ni Encarna se resignan a que Hugo se salga con la suya. Los tres amigos comprenden que tendrán que salirse del marco de la legalidad si quieren tener alguna posibilidad de sacar a Alcázar de su encierro antes de que sea demasiado tarde.