Del romanticismo al nacionalismo

A mediados del siglo XIX, el Romanticismo sigue dominando la escena musical, ya sabéis: la exaltación del mundo interior, la libertad para expresar emociones e identidades, el rescate de antiguas piezas populares, cantadas en idiomas autóctonos... claro, de ahí a comenzar a enarbolar la bandera de un pueblo y componer himnos había un pasito, sobre todo si llevas siglos viviendo bajo el mandato de un gran Imperio, ya fuera el austro-húngaro, el francés o el de la Rusia de los zares. Un pequeño paso nada más. Es la etapa en la que van a aflorar compositores nórdicos, rusos, checos y, atención, españoles, como Albéniz y Falla...