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Por eso, crece el malestar entre quienes se sienten excluidos por no haber apoyado al secretario general, Tomás Gómez, en las primarias que ganó a Trinidad Jiménez. Para presionarle, han convocado un acto el viernes.

La elaboración de la listas del Partido Socialista Madrileño para las elecciones municipales ha reabierto las tensiones que se vivieron hace cuatro meses durante el proceso de las primarias que ganó Tomás Gómez frente a Trinidad Jimenez. La dirección Federal ha dado de plazo hasta marzo al secretario regional Tomás Gómez y  a Jaime Lissavetzki para que se pongan de acuerdo.

La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha asegurado este jueves que no cree que el candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, Jaime Lissavetzky, vaya a dimitir después de haber manifestado su desacuerdo con la lista al Ayuntamiento propuesta por Tomás Gómez.

"Jaime Lissavetzky es un político con una gran experiencia y un gran sentido de su responsabilidad dentro del partido y ahora también dentro de la sociedad madrileña. Lo que va a hacer ahora es tratar de llegar a un acuerdo", ha vaticinado Jiménez en una entrevista en Los desayunos de TVE.

La que fuera rival de Gómez en las primarias del PSM ha destacado que "siempre que se elaboran listas existen tensiones" pero ha apostado por respetar a los candidatos para que juntos "puedan conformar sus listas, no sólo con su gente de confianza sino también con gente que represente al partido".

Y apoya su decisión de mantener como su número dos a Trinidad Rollán, condenada la semana pasada por prevaricación. El propio Tomás Gómez asegura que no ha recibido presiones y justifica su decisión porque no se trata, insiste, de un caso de corrupción.

La victoria de Tomás Gómez frente a Trinidad Jiménez, la candidata apoyada por Rodíguez Zapatero para la Comunidad de Madrid, ha ocupado esta semana buena parte de los análisis políticos. 558 votos de diferencia han dado la victoria a Tomás Gómez, el hombre que se negó a retirar su candidatura a pesar de las presiones de la ejecutiva federal y la decidida apuesta de Zapatero por Trinidad Jiménez. Las encuestas que le daban como mejor candidata para enfrentarse a Esperanza Aguirre no han sido argumento suficiente para las bases del socialismo madrileño. Para muchos analistas, el resultado supone un duro revés para Zapatero, el primero desde su propio partido. Los socialistas intentan ahora recuperar una imagen de unidad. Defienden que el proceso ha servido para movilizar a la militancia e impulsar a Tomás Gómez, pero muchos también reconocen que ha dejado heridas.