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El autodenominado Estado Islámico continúa destruyendo el patrimonio histórico y artístico en Siria. Los arqueólogos acaban de descubrir que incluso han arrasado una excavación que aún estaba siendo estudiada. Ha ocurrido en un yacimiento que guardaba vestigios asirios, en Tal Ajaja, la antigua Shadikanni.

La ciudad siria de Alepo está siendo el escenario de una de las mayores batallas, hasta la fecha, entre los rebeldes y el Ejército sirio. Los primeros lanzaron el domingo una amplia ofensiva para intentar romper el cerco de las Fuerzas Armadas entorno a sus feudos en esta ciudad del noroeste del país, capital de la provincia del mismo nombre. Los rebeldes intentan conectar los sectores que aún controlan en el este de la ciudad, donde viven unos 250.000 civiles, con sus posesiones en el oeste de Siria. El Ejército, con la ayuda de la aviación rusa, cortó la semana pasada la principal vía de comunicación de estas bolsas de combatientes rebeldes, y ahora intenta desbaratar la ofensiva. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH, con sede en Londres) ha asegurado que la ofensiva rebelde es la mayor hasta el momento, con combates en los principales frentes de la ciudad. Una fuente rebelde citada por Reuters asegura que los opositores han desplegado unos 10.000 combatientes y 95 tanques, además de cientos de vehículos con lanza-cohetes, para lo que ha llamado la "gran batalla épica de Alepo".

En Alepo hay un cuarto de millón de sirios atrapados y totalmente aislados en los barrios controlados por los rebeldes sirios. La apertura de corredores humanitarios, que niega la oposición, podría ser solo una estrategia.
 

Pikachu, uno de los personajes de Pokémon llorando al lado de un niño sirio que pide ayuda para que vayan a salvarles, les da su localización una zona rebelde constantemente bombardeada. Criaturas de ficción para llamar la atención sobre la cruda realidad, se trata de una campaña en las redes sociales promovida por opositores y activistas sirios aprovechando la locura mundial por el juego "Pokémon go". Hay otra particular versión del juego, en la que en vez de sus personajes aparece un peluche en una calle devastada o un libro en una casa derrumbada. Esta campaña se produce dos días después de que un niño de 12 años fuera, al parecer, decapitado por grupos rebeldes, cuyo vídeo fue después colgado en Internet. Ya son 57.000 los niños que han muerto en estos 5 años de guerra.
 

En Francia, el ministro de Defensa, Jean Yves Le Drian, acaba de anunciar que su país ha efectuado una nueva incursión contra el autodenominado Estado Islámico en Siria e Irak tras la masacre del pasado jueves en Niza en la que murieron 84 personas (18/07/16).

Setenta y dos horas para volver a jugar, para volver a ser niños. Solo son tres días de tregua, decretada por el gobierno sirio con motivo del fin del Ramadán, pero suficientes para que estos menores usen los columpios instalados en sus barrios donde ya casi nada queda en pie.

Cuando comenzó, hace ya más de 5 años, la revuelta popular contra el régimen sirio que ha derivado en una cruenta guerra civil, mucha gente que vivía en las zonas controladas por los rebeldes creyó que por fin se iba a librar de la brutal dictadura de Bashar al Assad. Pero la realidad es muy distinta. La guerra está enconada, y en las zonas del norte del país controladas por esos grupos armados de oposición, como Alepo o Idleb, también se vive bajo prácticas dictatoriales. Un informe publicado este martes por Amnistía Internacional documenta una aterradora oleada de secuestros, torturas y ejecuciones sumarias. Esos grupos, dice la organización, cometen con impunidad crímenes de guerra y otras violaciones del derecho internacional humanitario.