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Los últimos disturbios se han producido en la ciudad de Masaya, 35 kilometros al sur de Managua. El ejército ha emitido un comunicado asegurando que no reprimirá las protestas. La Iglesia, también factor clave en esta crisis, ha hecho un llamamiento al cese de la violencia.

Miles de personas en las calles de Nicaragua han pedido al Gobierno de Daniel Ortega que deje en paz a los estudiantes que desde hace seis días protestan y han sido reprimidos, según ellos, para evitar escuchar sus demandas.

La manifestación pacífica e histórica en Nicaragua, que abarcó unos siete kilómetros de calles de forma ininterrumpida, algo no visto en las últimas décadas, ha servido para que muchas personas expresaran todas sus quejas y descontentos contra el actual jefe de Gobierno y su esposa, Rosario Murillo.

"Es una oportunidad para nosotros para poder salir adelante, ya estamos hartos de esto. No queremos más dictadura ¡Nicaragua libre!", ha dicho a Efe el participante en la multitudinaria marcha Emerson Velázques, tras llegar a la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), lugar donde ha concluido la actividad.

En la marcha, que ha partido desde el centro moderno de Managua, los manifestantes, en su mayoría empleados e inversionistas, han acudido al llamamiento realizado por el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), para reclamar por "la paz y el diálogo".

La mayoría de personas, luciendo camisetas blancas y ondeando la bandera de Nicaragua, gritaban durante el trayecto "Pueblo únete" o "Aquí estamos los minúsculos", en alusión a los primeros discursos de la primera dama tras los enfrentamientos en donde calificó a quienes protestan de "grupos minúsculos y almas pequeñas" y "tóxicas".

El nicaragüense Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, ha dedicado su galardón a "la memoria de los nicaragüenses asesinados por reclamar justicia y democracia y a los jóvenes que siguen luchando por sus ideales para que Nicaragua vuelva a ser República".

Así ha arrancado el escritor su solemne discurso, tras recibir de manos del rey el máximo premio de las letras hispanas, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá. Unas palabras marcadas por la actualidad de las revueltas en Nicaragua, que han dejado una treintena de muertos. El novelista ha lucido en su atuendo un crespón negro en señal de luto por las personas fallecidas durante las protestas por la reforma de la seguridad social en su país.