En medio de las tumbas de piedra hay una zona de 20 metros sin inscripciones y sin nombres. En el cementerio de la pequeña localidad de Qutayfah, a 40 km de Damasco, solo unos palos marcan la sepultura de más de 100 de cuerpos. Nadie sabe quiénes son.
Sheigh Abdul, el encargado del cementerio, cuenta a TVE que se trata de una fosa común y que fue él mismo quien los enterró. Asegura que fue obligado a hacerlo por los militares del régimen de Bachar al Asad y dice que algunos de los hombres estaban desnudos y presentaban signos de tortura. "Los hombres de Al Asad trajeron los cuerpos de noche e hicieron un agujero. No querían testigos. Solo estaba yo. Tuve que enterrar a unos 60", recuerda.