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Hace 10 años la prensa internacional se hico eco de la muerte de Alexander Litvinenko. El exagente del KGB fue envenenado con polonio-210 en 2006. La historia tenía todos los ingredientes de la mejor novela negra, con espías y envenenamientos con sustancias radiactivas. Se investiga desde entonces y ahora un juez británico afirma que Putin ordenó "probablemente" su asesinato (21/01/16).

El juez británico Robert Owen está convencido de que fueron los espías rusos de la FSB (la antigua KGB) Andrei Lugoboi y Dimitri Kuvton los que administraron el polonio 210 que causó la muerte del espía Andrei Litvinenko. El envenenamiento se produjo mientras tomaba té con ellos en este hotel del Londres hace 10 años. Litvinenko, exagente también de la KGB, se había enfrentado años antes al entorno del propio Vladimir Putin, al que acusó de cometer asesinatos indiscriminados. Pidió asilo político al llegar a Londres en noviembre de 2000 y trabajó para los servicios secretos del MI6. Pocos días antes de morir dejó escrita una carta en la que responsabilizaba de su muerte al presidente ruso. Moscú dice que el informe que hoy se ha conocido carece de transparencia, que llega a conclusiones descabelladas y lo que es peor, que tiene una clara orientación política antirrusa.

El PSOE y Ciudadanos, entre otros, han pedido explicaciones a la CUP y a Podemos por un viaje en 2014 de algunos de sus dirigentes a Venezuela. Viajaron a bordo de un avión militar venezolano y fueron acogidos por el gobierno de Nicolás Maduro. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ve en ese viaje que "algunos partidos políticos" en España tienen "un origen clarísimamente vinculado" con "dictaduras".

La ciudad de Flint en EEUU está en estado de emergencia por agua contaminada; un problema que no tiene su origen en ningún desastre natural sino en una negligencia política. Sus habitantes llevan 18 meses bebiendo agua envenenada porque en abril de 2014 el alcalde republicano de la ciudad decidió ahorrar costes y coger el agua directamente del río; una auténtica cloaca en la que grandes fábricas como la de General Motors llevan un siglo vertiendo sus residuos tóxicos. Según un estudio de la Universidad de Virginia, el contenido en plomo del agua en Flint multiplica casi por 1000 el máximo permitido. La siempre crítica voz del cineasta Michael Moore, natural de ciudad, se ha alzado para preguntarse si el envenenamiento de Flint tiene algo que ver con el hecho de que sea la segunda ciudad más pobre de EEUU y con más del 50% de población negra.