El 23 de febrero de 1981 Tejero entró en el Congreso de los Diputados pistola en mano para dar un golpe de Estado que acabó en fracaso. El entonces presidente de Cataluña, Jordi Pujol, fue la única autoridad que, antes de que hablara el Rey, transmitió un mensaje de confianza y firmeza en la democracia, según el libro de Historia de Cataluña dirigido por Albert Balcells.
El jefe de la unidad de carros de combate quería salir desde San Boi de Llobregat hacia Barcelona, pero el capitán general de Cataluña no formaba parte de los golpistas.