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La tregua en Ucrania puede aliviar a la población civil, facilitar la entrega de ayuda humanitaria y dar un descanso a unas tropas agotadas después de tres años de combate sin pausa. La mayor dificultad es la desconfianza. Ni la población ucraniana ni las autoridades de Kiev se fían de Moscú, que a su vez también tiene reservas y exige que Ucrania no aproveche la pausa para rearmarse.

El reto operativo de la tregua es la supervisión: Ucrania y Rusia comparten más de 2000 kilómetros de frontera y unos mil de frente con combates activos. El Kremlin rechaza expresamente la presencia de tropas de países de la OTAN, mientras Kiev reclama garantías de seguridad por ahora no concretadas. Pero los acuerdos no son imposibles. En estos tres años de invasión, Rusia y Ucrania han pactado intercambios de prisioneros, la exportación de cereales por el mar Negro o evitar ataques cuando los inspectores de la ONU visitan la central nuclear de Zaporiyia.

En todos esos casos, Moscú y Kiev han pactado a través de mediadores. En la tregua, el intermediario es Estados Unidos, con un Donald Trump que ya va más allá del alto el fuego, y habla de que se negocie sobre instalaciones energéticas y tierras.

El papa Francisco ha pedido "desarmar las palabras, desarmar las mentes y desarmar la Tierra", en una carta enviada al diario italiano Corriere della Sera desde el hospital Gemelli de Roma, donde se encuentra ingresado desde el 14 de febrero por los problemas respiratorios y la neumonía bilateral que padece. En la misiva, publicada este martes en el periódico en respuesta a la invitación del periódico a que hiciera una reflexión sobre el panorama internacional tan complejo que tenemos, Francisco afirma que "en este momento de enfermedad" en el que se encuentra, como ha tenido ocasión de decir otras veces, "la guerra parece aún más absurda".

En medio de la incertidumbre sobre si se materializará y se consolidará un alto el fuego en Ucrania, el Ejército ucraniano sigue construyendo posiciones defensivas en los distintos frentes del Donbás. Fran Sevilla, enviado especial de RNE, se encuentra en la carretera entre Kostiantínivka y Kramatorsk: "Vemos cómo los ucranianos se repliegan cada vez más atrás de la línea del frente ante el avance de las fuerzas rusas", cuenta.

El martes 18 de marzo se producirá la esperada conversación telefónicase producirá la esperada conversación telefónica entre los presidentes estadounidense, Donald Trump, y ruso, Vladímir Putin. Trump ve más cerca el fin de la guerra que la propia Kiev, y pone el foco sobre un tema tan espinoso como es la posible cesión de tierras. La Administración estadounidense ha dado a entender que "no es realista" pretender que Rusia se vaya a retirar de todos los territorios, pese a que Ucrania tilda de "línea roja" este escenario. Ante la prensa, el ministro de Exteriores, Andrii Sibiha, ha hablado claro de lo que no es negociable para ellos, y que va desde renunciar a los territorios ocupados, pasando por desmilitarizar el país, hasta renunciar a sus aspiraciones de entrar en la OTAN.

Ante un hipotético fin del conflicto, Rusia podría quedarse con los territorios ucranianos que actualmente ocupa, tal y como exige de cara a una negociación de paz. Esto implicaría mantener el control de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y punto estratégico para la independencia energética de Ucrania. Sin embargo, Kiev no está dispuesto a aceptar este escenario. Ante la prensa ucraniana, el ministro de Exteriores, Andrii Sibiha, ha hablado de lo que no es negociable para ellos, y que va desde no ceder los territorios ocupados a desmilitarizar el país o renunciar a sus aspiraciones de entrar en la OTAN.

En resumen, Ucrania se ancla a sus posiciones iniciales, mientras que el frente continúa moviéndose. Las tropas rusas avanzan precisamente en la región de Zaporiyia y aseguran que han tomado el pequeño enclave de Stepove.

Los vecinos de Kochani, una pequeña ciudad de Macedonia del Norte, siguen sin dar crédito por lo ocurrido. Un incendio en una discoteca provocó la muerte de al menos 59 personas e hirió a más de 150. Más de un centenar siguen ingresados, algunos graves. A unos pocos les han trasladado a hospitales en Bulgaria o Turquía.

El incendio que comenzó por unos fuegos artificiales dentro de la discoteca. Hubo varias negligencias. El material del techo era inflamable y el local duplicaba su aforo, con hasta 500 personas dentro. También tenía una licencia falsificada, explica el primer ministro. El año pasado, sus dueños sobornaron a miembros del ministerio de Economía para que les concedieran un permiso. Hay 15 detenidos, entre ellos el gerente de la discoteca y varios funcionarios.

En una de las líneas del Frente del Donbás, en la provincia de Donetsk, vamos al interior de una de las casas de los soldados donde descansan y regresan tras estar en primera línea. Viven en condiciones muy precarias, con lo mínimo para sobrevivir y con mucho frío. Se encuentran lejos de sus familias y de sus lugares de origen, pero con la moral alta y la determinación de continuar defendiendo unos territorios que los rusos quieren arrebatarles. Informa el enviado especial Fran Sevilla.