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Estados Unidos apura hasta el último minuto para resolver su futuro presupuestario. Un acuerdo in extremis, alcanzado esta tarde entre democratas y republicanos en el Senado evitará la suspensión de pagos en la primera economía del mundo y tambien pone fin al cierre parcial del gobierno. Las Bolsas han saludado el acuerdo que llega tras semanas de desencuentros. El presidente Barack Obama libra una cruzada con el ala más conservadora de los republicanos contra su reforma sanitaria. El Tea party exige su retirada y recortes en el gasto público para dar su visto bueno a la ampliación del endeudamiento. Este bloqueo del Tea Party no solo ha hecho patente las divisiones dentro del partido republicano. También ha puesto contra las cuerdas al líder republicano John Boehner al no respaldar el plan inicial que permitiría aumentar el techo de deuda hasta febrero. El Presidente de la Cámara de Representantes lleva semanas haciendo equilibrios para evitar el colapso financiero sin perder el apoyo de los republicanos situados mas a la derecha. El siguente paso es que se apruebe en la Cámara de Representantes. Si no se alcanza, los 30.000 millones de euros que tiene ahora el gobierno federal, serán insuficientes, en unos días, para pagar salarios, facturas o intereses. Lo que según los expertos tendría, unas consecuencias devastadoras en la economía mundial.

El Senado de Estados Unidos ha llegado a un acuerdo para elevar el techo de la deuda, a menos de 24 horas de que se alcance el límite y poner fin así al cierre parcial de la Administración federal, según han informado fuentes legislativas. La propuesta del Senado eleva el techo de endeudamiento de Estados Unidos hasta mediados de febrero y desbloquea el presupuesto federal para reabrir la Administración -paralizada parcialmente desde el 1 de octubre- hasta el 15 de enero, dando tiempo a que el Congreso inicie un debate sobre el gasto y reducción del déficit. Un comité bipartidista y bicameral se encargaría de negociar un acuerdo presupuestario a largo plazo que debería ser presentado en diciembre. Esta propuesta todavía debe ser votada en la Cámara de Representantes.

Dicen los expertos que las repercusiones de una suspensión de pagos de Estados Unidos serían catastróficas, aunque no hay precedentes. Pero, precisamente por eso, todos coinciden en que no se llegará a esa situación.

En Estados Unidos cuenta atrás. Quedan menos de 24 horas para que demócratas y republicanos se pongan de acuerdo y eviten una suspensión de pagos histórica. La pugna política comienza a poner nerviosos a los mercados. La facción del Tea Party sigue intentando torpedear la reforma sanitaria de Obama y utiliza como arma el techo de deuda y el cierre de la Administración federal.

La urgencia empieza a pesar sobre el Congreso estadounidense según se acerca el límite del plazo para que la primera potencia mundial entre en riesgo de suspensión de pagos. Demócratas y republicanos negocian en el Senado de EE.UU. bajo presión para tratar de alcanzar un acuerdo que desactive -al menos, temporalmente- ese riesgo, una hipótesis que se haría realidad si no se amplía el máximo de endeudamiento autorizado, ya que la Administración federal va a alcanzar ese tope el próximo jueves.

La solución se acerca empujada por la cercanía del descalabro financiero de Estados Unidos y por las encuestas: el 74% de los estadounidenses desaprueban cómo los republicanos están gestionando esta situación, casi 20 puntos más que los que señalan a Obama. Es posible que el Senado anuncie este martes su propuesta, que ofrece subir su techo de deuda hasta principios de febrero y reabrir la administración federal hasta mediados de enero. A cambio, seguir negociando recortes presupuestarios y reformas de impuestos. Los demócratas podrían ceder en términos menores de la reforma sanitaria. Los republicanos de la Cámara de Representantes han presentado su propia propuesta este mismos martes que mantiene la fecha del Senado, pero introduce cambios importantes en la reforma sanitaria.

En Estados Unidos demócratas y republicanos podrían alcanzar un acuerdo temporal que evite la suspensión de pagos y acabe con dos semanas de cierre de la Administración.