En una cuadra del Bierzo, usada como abrevadero, se escondía un sarcófago de época medieval. Cuando su dueño Teófilo vio en el periódico que habían encontrado un sarcófago parecido al suyo en la casa de una vecina, llamó al museo y, pese a que por ley podría quedarse con él (lo denominado hallazgo fortuito), decidió entregarlo.
Los arqueólogos creen que pueden formar parte de una necrópolis medieval. Añaden que los sarcófagos pertenecerían a clases altas, pero todavía faltan estudios que reconstruyan esta historia.
Por las buenas
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