Cómo cuidar nuestras manos y uñas

• Una parte de nuestro cuerpo que sufre mucho con el uso y las condiciones ambientales
• En muchas ocasiones no tenemos claro cómo cuidarlas correctamente
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El cuidado de uñas y manos

No solamente son una de las partes de nuestro cuerpo que más utilizamos, sino que también son de las más expuestas a las inclemencias del tiempo: desde el calor abrasador y el sol del verano hasta el frío que nos reseca y hace que se nos agriete la piel en invierno. Dicen mucho de nosotros y debemos poner especial atención en tenerlas impecables pero, ¿sabemos cómo cuidar nuestras manos y uñas?

Por si hacía falta: no te las muerdas

Morderse las uñas es una costumbre muy habitual pero más peligrosa de lo que podríamos imaginar. No solamente hacemos que crezcan deformadas sino que además, a largo plazo, podemos hacernos heridas que se lleguen a infectar. Y con todas las cosas que tocamos con las manos a lo largo del día eso es bastante probable, por lo que recuerda: en la medida de lo posible evita morderte las uñas.

Utiliza la tijera para ajustar la longitud que quieras de las uñas pero tampoco te olvides de la lima para eliminar esos bordes cortantes tan molestos. Y respecto a cepillarlas, aunque es un método de higiene más, en el caso de hacerlo mejor que no sea un cepillado muy exhaustivo porque podríamos llegar a dañarlas. Una vez a la semana, por ejemplo, sería lo adecuado.

Mitos sobre las uñas

Seguro que, o bien tienes tú, o las has visto alguna vez. Esas “misteriosas” manchitas blancas que nos salen en las uñas y que, muy posiblemente, te hayan comentado que se deben a la falta de calcio. En realidad no tienen nada que ver con este mineral tan importante, de cuyas fuentes principales te hablamos en este artículo, sino que se deben a pequeños golpes y traumatismos. Desaparecerán por sí solas así que no deben preocuparte.

Y, ¿qué pasa cuando se nos rompen las uñas? ¿Se debe a la falta de hierro? No tiene por qué, de hecho el motivo más frecuente por el que se rompen las uñas es que nos lavamos las manos con demasiada frecuencia, no empleamos guantes cuando hacemos alguna tarea doméstica y sobre todo que no nos las hidratamos lo suficiente. ¡Así que ya sabes, mejor dejar la crema a mano!