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Gallus maximus

  • Las Islas Canarias y Andalucía son las únicas regiones donde las peleas de gallos son legales
  • Muchos colectivos animalistas critican la pervivencia de esta práctica que tildan de cruel
  • La Guardia Civil realiza numerosas actuaciones cada año contra el maltrato y las apuestas ilegales

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Repor - Gallus maximus

José Luis Martín preside la Federación Gallística Canaria, que reúne a 47 clubes de gallos de pelea: “Pelear es la única finalidad de estos animales. No sirven para carne, ni para huevos,…si no fuera por las peleas esta raza habría desaparecido”. Es uno de los argumentos, junto al de la tradición histórica, la que argumentan los defensores de las peleas de gallos, que nos enseñan cómo, con el simple hecho de verse, dos gallos se lanzan a enfrentarse…”los tenemos que separar a los pocos meses de nacer porque desde chicos se pelean a muerte”, remata José Luis.

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“Es una vergüenza que en pleno siglo XXI se permitan las peleas entre animales para disfrute de los humanos”. La que habla es Ana Belén Domínguez, portavoz de SARA, una entidad animalista de Lanzarote que ha planteado iniciativas políticas para que se prohíban las peleas de gallos en Canarias.

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Andalucía es la otra región donde la ley ampara esta actividad, aunque aquí se especifica que la riña debe ser para valorar el buen gallo y mejorar su raza, algo que abre un abanico de posibilidades a la irregularidad: “Encontramos gallos muertos, y eso no es mejora de la raza, y apuestas ilegales, que tampoco están permitidas”, nos confiesa José Antonio de la Torre, Teniente del Seprona en Cádiz, una de las provincias con mayor afición al gallo de pelea.

Repor - Gallus Maximus - Clip 1

“Los primeros que queremos que sea todo legal somos los galleros de verdad, y quitarnos la imagen de delincuentes que rodea al mundo del gallo”, afirma José Mª Lobo, presidente de la Unión Gallística Andaluza, quien remarca que tratan a sus gallos mejor que a ellos mismos, como si de gladiadores se tratase.

Es un reportaje de Carlos Enrique, Toni Mateo y Nacho Rodríguez

Edición: Antoni Tomàs

Sonorización: Fernando Pequeño

Ambientación Musical: Gerard Gual